lunes, 3 de septiembre de 2012

MARIA DE LA DIVINA MISERICORDIA

El odio es la causa de todo el mal en el mundo y éste toma muchas formas

Domingo, 26 de agosto del 2012, a las 18:30 hrs. 

Mi muy querida y amada hija, el odio es la causa de todo el mal en el mundo y éste toma muchas formas.

La hostilidad en contra de otra persona brota del miedo, el miedo de que esa persona pueda herirte de alguna manera.

Los desacuerdos con otra persona, pueden ocurrir por el pecado del orgullo. Esto es cuando sientes que debes probar tu valor, a toda costa, incluso si estás equivocada.

Los celos se convierten muy pronto en odio, aunque pueden ser leves al comienzo.

El desagrado de uno mismo, comienza porque comparas tu vida con la de otros, que sientes que han tenido mejor fortuna que tú.

Muy pronto, este desagrado se desarrolla en odio de sí mismo y del propio cuerpo. Esto entonces lleva a los pecados de la carne.

El odio puede también desarrollarse por el pecado de codiciar las riquezas de otros.

Esto puede conducir a la guerra, cuando un país codicia las riquezas de otros.

O puede significar el permitir la codicia de consumir tu alma, cuando apeteces las mismas riquezas mundanas de tu prójimo.

La envidia también se convierte en una forma de odio, especialmente cuando, no importa cuán fuerte trates de emular a otros, fallas en alcanzar lo que te propusiste hacer.

Todos los pecados, si se les permite persistir, pueden conducirte hacia el odio.

Cuando tú sientes odio, debes saber que Satán ha logrado invadir tu espíritu.

Cuando esto suceda, él te sostendrá en un control férreo y no te dejará en paz.

No importa cuánto trates de soltarte de su control, él te sostendrá toda la vida. Tu única arma es la oración.

Reza, reza, reza cuando el odio surge en ti, porque hasta que éste te deje, nunca podrás sentir paz, amor o alegría de nuevo.

Cuando el odio se apodera de tu corazón y de tu alma, llegas a estar un paso más alejado de Mí, tu Jesús.

Tú sufres terriblemente y sientes una ira e impotencia que no puedes controlar.

Nunca creas la mentira final que Satán plantará en tu alma, cuando él haya echado su manto de odio sobre ti.

La mentira es ésta: tu odio solo puede ser disipado cuando busques la venganza final sobre el blanco de tu odio.

¿Qué hacer cuando el odio te envuelva? El poder del amor puede evaporar el odio, instantáneamente.

Cuando reces y Me pidas que te ayude, Mi respuesta será ésta: perdona a tus adversarios y a aquellos que crees son la causa de tu odio.

Pero para perdonar debes humillarte ante Mí y pedirme que te perdone primero.

Una vez que perdones a aquellos que odias, debes entonces reparar por tu pecado.

Muestra amor a tus adversarios. Combate el odio, una perversa y peligrosa enfermedad del alma, con amor.

El amor es la cura para liberar tu alma de esta infestación.

Cuando puedas hacer esto, tu habrás vencido a Satán y él te dejará en paz.

Nunca tengas miedo de combatir el odio en tu alma, aunque lo encuentres muy difícil.

Si el odio puede ser diluido de esta forma, por la humildad del pecador, la paz reinará en el mundo.
Tu Jesús

MARIA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Virgen María: Abracen el Don de Inmunidad, hijos! Aprécienlo porque es un Don excepcional del Cielo.

Sábado, 25 de agosto del 2012, a las 12:00 hrs.

Mi niña, el Cielo se regocija. El Coro de los Angeles está cantando en voz alta en alabanza de Mi Padre.

Su Gloriosa Misericordia, otorgada por El, a través de la Gracia de Inmunidad especial, está siendo aclamada con gran amor y alegría, por todos los Ángeles y Santos del Cielo.

Mis hijos no entienden todavía el significado de este gran Don de Misericordia, dado por el Padre, Dios el Altísimo.

Ustedes, hijos Míos, ahora tienen el poder de salvar a los otros, las almas perdidas.

Esto significa que el poder del maligno, puede ser conquistado de una manera que no era posible hasta ahora.

Las mentiras, el engaño y el odio, que el maligno planta en las mentes de los hijos de Dios, pueden ser inutilizadas, si las oraciones dadas a aquellos que aman a Mi Hijo, son presentadas delante del Trono de Mi Padre.

¡Abracen el Don de la Gracia de Inmunidad hijos!

Aprécienlo, porque es un Don excepcional del Cielo.

Este les prueba a ustedes el Amor de su Padre por cada uno de Sus amados hijos.

Este es uno de los grandes milagros, presentados a todos los hijos de Dios, en los Tiempos del Fin.

Gracias por responder a Mi llamado.

María, Reina del Cielo, Madre de la Salvación

MARIA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Den gracias a Mi Padre por el Don de Su Gracia de Inmunidad del Fuego del Infierno

Viernes, 24 de agosto del 2012, a las 3:15 hrs.

Mi muy querida y amada hija, Yo quiero que le pidas a Mis discípulos que empiecen a rezar, diariamente, las Letanías de “Jesús a la Humanidad”, desde ahora en adelante.

Estas oraciones traerán grandes Gracias y salvarán a todos aquellos, por los que pongan entre sus intenciones especiales, para la salvación de sus almas.

La segunda, es en honor de Mi Padre Eterno, que ama a todos Sus queridos hijos.

Yo recuesto Mi Cabeza en Su Hombro, Mis Brazos alrededor de El todos los días, para darle consuelo mientras El se preocupa por todas aquellas pobres almas que están perdidas para El.

Vengan a El, Mis amados discípulos y den a Mi Padre las gracias por el Don de Su Gracia de Inmunidad del Fuego del Infierno, a aquellos que respondan a Su Llamado.

Letanía de Jesús a la Humanidad (2): Para la Gracia de Inmunidad

Oh Altísimo Padre Celestial,
Te amo.
Te honro.
Señor ten Misericordia.
Señor perdona nuestras ofensas.
Te adoro.
Te alabo.
Te doy las gracias por Tus Gracias especiales.
Te suplico por la Gracia de Inmunidad para mis amados:
(Nombrar a todos en una lista para la salvación de las almas)
Te ofrezco mi lealtad en todo momento.
Tu, Oh Padre Celestial,
Creador de todas las cosas,
Creador del Universo,
Creador de la Humanidad,
Tú eres la fuente de todas las cosas.
Tú eres la fuente del Amor.
Tú eres el Amor.
Te amo.
Te honro.
Me pongo delante de Ti.
Te suplico misericordia para todas las almas que no Te conocen,
que no te honran,
que rechazan Tu Mano Misericordiosa.
Me doy a Ti en mente, cuerpo y alma,
para que puedas tomarlos entre Tus Brazos, a salvo del mal.
Te pido que abras la Puerta del Paraíso,
para que todos Tus hijos puedan unirse,
al fin, en la heredad que has creado para todos nosotros. Amén.


Quiero que todos ustedes sepan esto:

El amor que Mi Padre Eterno tiene por cada uno de Sus hijos, está más allá de su capacidad de conocimiento.

Este es cien veces, o más, más fuerte que ese que un padre sostiene en su corazón por sus propios hijos en la Tierra.

Tan fuerte es el amor que Mi Padre tiene por Sus hijos, que ha hecho muchos sacrificios de los que ustedes no están consientes.

Su Mano ha sido apartada de infligir muchos castigos, que El planeó, con el fin de castigar a Sus hijos.

Su paciencia ha sido probada más allá de la resistencia.

Los insultos lanzados a El, han sido ignorados por El.

En cambio, quiere traer a Sus hijos de vuelta a El, no a través del miedo, sino a través del amor de aquellos hijos Suyos, que Lo aman más.

El se apoya en aquellos de ustedes con un profundo y perdurable amor por El y por Mí, Su Hijo, para reunir a Sus hijos perdidos para que pueda llevarlos a El.  

Traigan a todos aquellas almas cercanas a su corazón y pónganlas delante del Trono de Mi Padre y, en Su Misericordia, les dará a ustedes el Mayor Don de todos: El les concederá la salvación a ellos.

Traigan los nombres de almas en tinieblas, incluyendo una lista de aquellas desconocidas para ustedes y supliquen misericordia por esas almas.

Mi Padre espera, con amor en Su Corazón, por su generosa respuesta.

¡Vengan! No duden, porque este es el más extraordinario Don de su especie, del Cielo.

Ustedes, los de esta generación, están, de hecho, bendecidos.

Su Jesús