jueves, 11 de octubre de 2012

LA PROFECÍA DEL PAPA LEÓN XIII

La Profecía del Papa León XIII y los 100 años de poder otorgados a satanás [2012-08-11]


La Oración de San Miguel, que se decía después de la misa hasta que las reformas del Concilio Vaticano II cambiaron la liturgia, fue instituida por el Papa León XIII, después de haber recibido una visión de un debate entre Nuestro Señor y Satanás, durante el cual a Satanás le fue otorgado más poder y autoridad por 100 años.

LA ORACIÓN DE SAN MIGUEL

San Miguel Arcángel, 
defiéndenos en la batalla;
 
Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.
 
Reprímale Dios, pedimos suplicantes:
 
y tu, ¡oh príncipe de milicia celestial,
 
arroja al infierno,
 con el divino poder,
a satanás y a todos los espíritus malignos 
que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
 
Amén

LA VERSION DE LA VISIÓN

La versión más ampliamente difundida de los hechos detrás de la profecía del Papa León XIII es la siguiente:
El 13 de octubre de 1884, después que el Papa León XIII había terminado de celebrar la Santa Misa en la Capilla del Vaticano, acompañado de unos pocos cardenales y miembros del personal del Vaticano, de repente se detuvo al pie del altar. Se quedó allí durante unos 10 minutos, como si estuviera en trance, con el rostro ceniciento y blanco. Entonces, va inmediatamente de la capilla a su oficina, y compuso la oración a San Miguel, con las instrucciones que se dijera después de las misas en todo el mundo. Cuando se le preguntó lo que había sucedido, explicó que, cuando estaba a punto de dejar el altar, de repente escuchó voces, dos voces, una suave y la otra gutural y áspera. Parecían venir de cerca del tabernáculo. Mientras escuchaba, oyó la siguiente conversación:
La voz gutural, la voz de satanás con su orgullo, jactándose a Nuestro Señor:
“Yo puedo destruir tu Iglesia”
La suave voz de Nuestro Señor: “¿Tu puedes? Entonces sigue adelante y hazlo”.
Satanás: “Para ello, necesito más tiempo y más poder”.
Nuestro Señor: “¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto poder?
Satanás: “75 años a 100, y un mayor poder sobre aquellos que se entregan a mi servicio”.
Nuestro Señor: “Tú tienes el tiempo, tú tendrás el poder. Has con ellos lo que quieras”.
La primera versión de esta historia apareció en la prensa en 1934, en un diario alemán del domingo. La forma en que se relató la profecía sugiere que originalmente circuló en forma oral, posiblemente entre el personal del Vaticano y la jerarquía. Como tal, es imposible rastrear una fuente original documentada. Sin embargo, podemos encontrar testimonios de testigos presenciales de los hechos detrás de la institución de la oración Leonina, citada en el diario romano Efemérides Liturgicae V. LXIX, pp 54-60.
En un artículo publicado en 1947, el Padre Domenico Pechenino, un sacerdote que trabajaba en el Vaticano durante la época de León XIII, ofrece un relato de primera mano de estos eventos:
No recuerdo el año exacto. Una mañana, el gran Papa León XIII había celebrado una misa y, como de costumbre, estaba asistiendo a una misa de acción de gracias. De repente, lo vi levantar la cabeza y mirar a algo por encima de la cabeza del celebrante. Él estaba mirando sin moverse, sin pestañear. Su expresión era de horror y asombro, el color y la expresión de su rostro cambiaba rápidamente. Algo inusual y grave estaba ocurriendo en él.
Por último, cuando recobró sus sentidos, suave pero firme tocó sus mano y se puso de pie. Se dirigió a su oficina privada. Su séquito lo siguió con ansiedad y solícito, susurrando: “Santo Padre, ¿no se siente bien? ¿Necesita algo?”. Él respondió: “Nada, nada”. Una media hora más tarde, llamó al Secretario de la Congregación de Ritos y, dándole una hoja de papel, pidió que se imprimiera y se enviara a todos los Ordinarios de todo el mundo. ¿Qué era ese papel? Era la oración que recitamos con el pueblo al final de cada Misa, es la súplica a María y la petición apasionada al Príncipe de la Milicia Celestial, (San Miguel: San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla) rogando a Dios que envíe de vuelta al infierno a satanás”.

SOBRE LOS 100 AÑOS DE SATANAS

Kevin Symonds, un advocatus diaboli y crítico de Medjugorje, cuya investigación llevó estos hallazgos a la luz, cree que lo que cuenta el P. Pechenino de estos eventos (que carece del elemento de los 100 años de la profecía), sugiere que el componente profético de esta historia es un elemento decorativo agregado más tarde. Symonds pone de relieve un artículo escrito por el cardenal Giovanni Nasalli Rocca di Corneliano que afirma que el Papa León tuvo una visión de los demonios que convergen en la ciudad de Roma durante esta visión. Symonds cree que este aspecto visionario fue el único contenido del mensaje dado al Papa en esta ocasión.
Pero mientras el testimonio del P. Pechenino no detalla lo que el Papa León vio o escuchó en su visión, el hecho de que fue escrito trece años después de la versión original, de que esta primera profecía apareciera en la prensa, sugiere que el P. Pechenino supone que los lectores ya son conscientes de los contenidos de la profecía, y está escribiendo para confirmar lo que él vio ese día.
La razón por la que deja sin mención el elemento 100 años de esta visión, parece deberse al hecho de que él no sabía el contenido de la visión, hasta que después de estos acontecimientos hubieron pasado, y que está relatando sus experiencias como ellas pasaron. Así que el relato anterior parece ser una confirmación de primera mano que la profecía es de hecho verdadero.
Si comparamos los dos textos más arriba, podemos ver que el testimonio de don Pechenino coincide casi exactamente con la versión original de la historia detrás de la profecía. A juzgar por los dos relatos anteriores, el Papa sin duda vio algo en esta visión, tuvo una audición, así como un mensaje divino que le inspiró escribir la oración de San Miguel.
El hecho de que el Papa compuso la oración a San Miguel encaja bien con la profecía de 100 años. Como se describe en Apocalipsis 12, San Miguel es el vencedor del demonio, que arroja a la serpiente antigua de la corte celestial en el final de los tiempos. El Papa León debe de haber invocado el nombre de Miguel, para solicitar su asistencia al final de este período de 100 años, cuando la presencia de Satanás en la sala de corte celestial ya no se tolerara más. La profecía implica que San Miguel echaría a satanás del cielo al final de los 100 años, restringiendo su existencia al reino terrenal – como está profetizado en Apocalipsis 12.

¿DESDE CUANDO SE CUENTAN LOS 100 ANOS?

Pero ¿a partir de cuándo debe este período de 100 años ser calculado? La mayoría de los intérpretes piensan que los 100 años se refieren al siglo XX, y algunas versiones posteriores de esta profecía adoptan explícitamente este punto de vista.
Mientras que la versión original no menciona específicamente un punto de partida, sólo hay dos opciones reales – ya sea el año en que se recibió la primera visión (que según el primer relato sería en 1884), o el cambio de siglo. Parece que la última posición es la más probable, ya que en lo que él mismo describió como el mayor acto de su pontificado, el Papa León consagró el mundo al Sagrado Corazón de Jesús el 11 de junio de 1899, según lo solicitado por la Beata María del Divino Corazón. Como se trataba, obviamente, de una fecha de suma importancia para el pontífice, y fue en un punto de inflexión significativo (al final del siglo), sería lógico suponer que este punto fue el comienzo de los 100 años asignados a satanás.
Fuentes: Unveiling the Apocalypse, Signos de estos Tiempos

Los nombres de los demonios

Los nombres de los demonios


La gente suele creer que las palabras diablo y demonio son sinónimos, y como tales los usa. Pero la Sagrada Escritura no usa la palabra estas dos palabras como sinónimos. Por lo que dice la Biblia del Diablo, éste es un espíritu muy superior al resto de jerarquías demoníacas. La palabra Diablo o Satán o Beelzebub siempre son usadas en singular, así como sus otras denominaciones equivalentes (la Serpiente, el Dragón, etc). Mientras que la palabra demonio aparece unas veces en singular y otras en plural.
La palabra hebrea Satán significa adversario, su traducción al griego es la palabra Diabolos, de la raíz dia-ballo, dividir, el significado de Diablo sería quien pone división, y su sentido derivado sería calumniador. En árabe la palabra Satán significa macho cabrío.
Belial o Beliar, de la raíz Baal que significa el señor, es otra forma de nombrar a Satanás en el Nuevo Testamento. El símbolo de Baal es el toro, frente a la ferocidad del toro, o de la cabra, se contrapone la mansedumbre del cordero, símbolo de Jesucristo
Beelzebul (o Beelzebub) significaría príncipe del estiércol, o príncipe de las moscas. Si mezclamos la palabra aramea be´el (que significa señor) con la palabra hebrea zebul (que significa casa) sería entonces señor de la casa.
El Diablo aparece en la Sagrada Escritura con las siguientes denominaciones además de las ya dichas antes:
el Acusador ,
el Enemigo,
el Tentador,
el Maligno,
el Asesino desde el principio,
el Padre de las mentiras,
el Príncipe de este mundo,
la Serpiente,

Lucifer es una denominación que no se haya en la Biblia, y significa estrella de la mañana. La simbología sería que las estrellas representan a las naturalezas angélicas, la luna a la Virgen María, y el sol -el astro rey- representaría a Dios. El día primero de la creación, en que se separa la luz de las tinieblas, la luz representaría la creación de los ángeles bienaventurados, mientras que la noche la defección de los ángeles rebeldes, Satanás sería el lucifer, es decir la estrella primera que anuncia la noche, la primera defección que apareció en el cielo crepuscular. De ahí que el nombre de Lucifer le conviene por la belleza de la estrella que corresponde a su naturaleza angélica superior a las otras, y por ser la primera estrella del crepúsculo. Algunos traducen erróneamente la palabra latina lucifer como el que lleva la luz, pero eso es un error ya que ese significado corresponde a la palabra luciferarius.
Este nombre de Lucifer se le aplicó a Satanás cuando algunos Santos Padres se dieron cuenta de que las palabras del profeta Isaías sobre el gran príncipe babilónico convenían perfectamente al Diablo, la estrella de la mañana que cae desde los cielos por su orgullo.
¿Cómo has caído del cielo
astro rutilante,
hijo de la aurora,
has sido arrojado a tierra,
tú que vencías a las naciones?
tú dijiste en tu corazón: el cielo escalaré,
por encima de las estrellas de Dios elevaré mi trono. (…)
Por el contrario, al seol has sido precipitado.
Is 14, 12-15
Aquí, en esta obra, hago uso de la palabra Lucifer como sinónimo del Diablo. Sin embargo algunos, entre ellos Don Gabriele Amorth, consideran que Lucifer es un demonio distinto de Satanás, Lucifer sería el segundo en dignidad dentro de los ángeles caídos. No obstante, la tradición no ha distinguido entre estos dos términos. Ya Orígenes en el siglo III los usa como sinónimos y, francamente, yo pienso que no hay sólidas razones para considerar que son dos espíritus y no uno.
En el libro de Tobías aparece el nombre de un demonio: Asmodeo (del persa Aaesma daeva) que significaría “espíritu de cólera”.
El nombre de Lilith (Is 34,14) es un hapax  que siempre ha sido considerado como una figura demoníaca. En la mitología mesopotámica ese nombre corresponde a un genio con cabeza y cuerpo de mujer, pero con alas y extremidades inferiores de pájaro. Su nombre es muy probable que esté relacionado con “lylh” que significa “noche”.
En Is 13, 21 y Bar 4, 35 aparecen los “seirim” que se podría traducir como los “peludos”, deriva del hebreo “sa´ir” “peludo” o “macho cabrio”), San Jerónimo optó por traducir esa palabra como “sátiros”, traducción sumamente acertada pues esa palabra hebrea se consideraba que designaba a algo así como demonios en forma de machos cabríos. Esta palabra designaría antiguas entidades demoníacas a las que se tributaría culto, “no sacrificarán más sus sacrificios a los sátiros, tras los cuales se prostituían” (Lev 17,7).
En Ap 9,11 se nos dice Ael ángel de abismo, cuyo nombre es en hebreo Abaddón y en griego tiene por nombre Apolyon.. El nombre de Abaddón significa “perdición, destrucción”. Apollyón significa “destructor”.
La palabra griega daimon significa genio (bueno o malo), si bien en el Nuevo Testamento se utiliza sólo para designar espíritus malignos. Con la excepción de He 17, 18, en que tiene el significado genérico de “divinidades”. En el ambiente pagano de la época clásica, los puntos de referencia al hablar del concepto demonio son muy diversos pues consideraban que existían fantasmas, eones, espíritus de la naturaleza, mediadores, almas de ciertos difuntos, genios buenos y genios malos, etc.
La palabra espíritu inmundo y demonio se usan indistintamente, así la mujer sirofenicia dice que su hija está poseída del demonio en Mateo, y en Marcos dice que tenía un espíritu inmundo
Los distintos nombres con que se designa a los demonios son:
-espíritu sordo; Mc 9,25
-espíritu mudo; Mc 9,17
-espíritu impuro; Mc 1,23
-espíritu maligno; Lc 7,21
-demonio impuro; Lc 4,33

En el Evangelio aparece una vez la palabra lunático (Mt 17,14). Esta palabra en la antigüedad podía referirse tanto a la epilepsia como a la posesión, y deriva de la creencia de la influencia de la luna sobre los estados de crisis de estas personas.
Energúmeno es otra forma de designar a los poseídos, viene de la palabra energía, por la fuerza que desplegaban en los estados de crisis.
Luzbel es otra forma extra bíblica de denominar al Diablo.
Mefistófeles es el nombre del demonio que aparece en la obra Fausto de Goethe. En las antiguas leyendas germanas aparece este personaje infernal como compañero del doctor Fausto y con el nombre Mefostofies, cuya antigüedad data del año 1587. La forma actual y corriente de este nombre se ha generalizado por la influencia de Goethe. Su etimología más probable es la que se origina de Megistophiel, Ophiel (del griego Aophis@, serpiente) era un sobrenombre de Hermes Trismegisto que en la antigüedad era el patrono de los hechiceros, resucitado en la literatura del s. XVI y clasificado por ésta entre los siete grandes príncipes infernales.
Fuentes: padre Fortea en Posesión y Exorcismo