domingo, 26 de octubre de 2014

UNO CON UNA PARA TODA LA VIDA.

Uno con una para toda la vida. 

El matrimonio es de uno con una para toda la vida, digan lo que digan quienes sean, porque nadie puede cambiar lo que Dios ha ordenado, ni siquiera el Papa puede cambiar ni una letra de lo que es la Ley de Dios.
Por eso estemos atentos a seguir sólo la voz de Dios, manifestada en la Tradición de la Iglesia y en el Magisterio, pero no sigamos a quienes sean, teólogos o sabios, que vayan contra las verdades reveladas.
Estamos en tiempos de mucha confusión, tiempo de preparación al reinado del Anticristo, y es lógico que veamos que hasta los sabios caen, pues son esas estrellas del cielo que arrastra el Dragón con su cola en el Apocalipsis, son las lumbreras de la Iglesia Católica, que seducidas por el marxismo y el ateísmo caen sobre la tierra, e incluso más abajo.
Es tiempo de mostrar la constancia porque la fe de los cristianos será duramente puesta a prueba, y si el tiempo no fuera abreviado, ninguno se salvaría, como lo ha dicho el Señor en el Evangelio.
El matrimonio es de un hombre con una mujer y para toda la vida. No hay términos medios ni otras variantes, ésa es la verdad, y todo lo que no encuadre en esa verdad es una aberración a los ojos de Dios, y Dios castiga a los que tergiversan todo y llevan la confusión a los hombres.

Mensaje de Jesús al Padre Michelini:

9 de Diciembre de 1976

CUANDO LOS CENTINELAS NO VIGILAN

Hijo mío, escribe:
Los Obispos, con el Papa, son los custodios de los va­lores inestimables de la verdad, es decir, de aquel patrimo­nio formado por mi doctrina y mi palabra.
Los Obispos con el Papa son los naturales custodios de los valores morales y espirituales gratuitamente dados a mi Iglesia.
Los Obispos con el Papa son los custodios de los va­lores inestimables de la fe, de mi doctrina y de la palabra viva porque es divina y eterna, y no cambia ni muda con el cambiar y mudar de los tiempos, como no pocos lo pien­san en Mi Iglesia, como los teólogos herejes, sí, herejes, por­que son soberbios y presuntuosos; los Obispos con el Papa son los naturales custodios de los valores espirituales de la Redención, de mi Ley que no muda ni puede mudar jamás, porque es eterna y divina y por tanto nadie, ninguno en la tierra ni siquiera Mi Vicario, tiene el poder de mani­pularla y ponerla al servicio del orgullo y del egoísmo hu­mano.
Los Obispos con el Papa tenían, tienen y tendrán el sagrado deber de una cuidadosa, cautelosa y perseveran­te vigilancia porque estos tesoros espirituales son gratuita­mente dados por Dios a la humanidad para que ésta se pue­da emancipar de la tiranía del príncipe de las tinieblas y así liberarse del mal y elevarse para unirse nuevamente a Dios Uno y Trino, Alfa y Omega. Creador y Señor de toda cosa.
Era y es tarea de los Obispos proteger la fe de los ataques de las fuerzas oscuras del mal, las que arreme­dando a Dios, se sirven en su acción demoledora exactamen­te de aquellos que, escogidos por Dios, deberían ser hijos devotos, fieles, amorosos y celosos de Su Gloria y del bien de las almas; pero por desgracia no pocos consagrados, oscurecidos por la soberbia, plaga terrible y profunda de Mi Cuerpo Místico, no se han dado cuenta de la obra satánica de destrucción y de ruina por parte de mis ene­migos, que son vuestros enemigos y de Mi Iglesia, y cuando han advertido el peligro no han reaccionado con la ener­gía y fuerza debida, porque tenían miedo de perder su prestigio, tenían y tienen miedo de perder su dignidad.

Si un ciego se hace guía...

¿Cómo se explica, hijo mío, la propagación del error, de la inmoralidad?
¿Cómo explicar el pulular de la herejía, cómo ex­plicar incluso la apología de leyes contra natura, como el aborto, el derecho a la prostitución, la apología del delito?
Es verdad, no han faltado voces de protesta por parte de pocos buenos, pero también es cierto que ha fal­tado aquella movilización en masa de Mi Iglesia, usando todos los medios lícitos y aceptados, sea espirituales, sea mate­riales, para la defensa de los derechos divinos de la verdad, y del bien de las almas. Gravísima culpa para Obispos y sa­cerdotes que no han reaccionado como habrían debido, por el contrario, muchas veces, por motivos que es mejor ca­llar, ellos mismos se han hecho indirectamente cómplices e instrumentos del mal.
Mira, hijo mío, las contradicciones reales y patentes de la pastoral moderna, tan es verdad que por esa necedad, las estructuras de la Iglesia están todas en vía de eliminación o cuando menos en crisis, mientras funcio­nan a toda vela las estructuras de Satanás que son las estructuras de la sociedad ateizada y materializada por Satanás para la divulgación de todos los males doctrinales, morales y a menudo aún físicos.
¡Oh, cuánta ceguera y debilidad en Mi Iglesia! Los Santos y los Mártires ¡no fueron, no son ahora, ni serán jamás unos miedosos!
Los enemigos de Dios y de la Iglesia se han unido para el mal; si en igual medida se hubieran unido para el bien mis Obispos y mis sacerdotes, ¡el rostro de Mi Iglesia no sería como es hoy!

¡Tremenda responsabilidad por las gravísimas omisiones!

Cierto que no valdrá la justificación ni la afirma­ción hecha ante Mí, Eterno Juez, de que los medios del progreso moderno, en particular los medios de comunica­ción son los responsables de los males existentes en el se­no de mi Iglesia... Soy Dios y conozco muy bien las raíces todas de la crisis presente, conozco muy bien sus diversos orígenes, por esto digo que las justificaciones aducidas, poco sirven ante mi justicia divina.
Los mismos medios y la misma tecnología podrían servir para el bien y podrían servir para contener el mal si una fe viva, despojada de apasionamientos racionalistas o marxis­tas, si una fe operante y pura hubiera sido opuesta a las fuerzas del mal.
¡Seré Yo, en mi juicio, quien valore el grado de respon­sabilidad colectiva y personal de mis sacerdotes y de mis Obispos!
Será inútil toda evasión, del juicio de Dios nadie puede ni podrá jamás escapar. Sobre la conciencia de mu­chos Pastores y sacerdotes, pesan tremendas responsabilida­des; cito las gravísimas omisiones que ha habido para contener las fuerzas del mal, que no sólo  debían ser contenidas sino contraatacadas con todos los medios que Yo, Jesús, y Mi Madre con el ejemplo, con la humildad, con la penitencia, insistentemente os hemos enseñado.
Repito una vez más que han tergiversado sustancial­mente la regla de vida cristiana; la vida es prueba; la vida es lucha contra las fuerzas oscuras del infierno que la in­sidian; alterar esto es tergiversar el cristianismo, es malinterpretar la Redención y resquebrajarla en su esencia.
No, hijo mío, será mucho mejor y más sabio no rebe­larse, sino arrepentirse humildemente de los errores come­tidos.
Te bendigo, ámame.

 
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EL PRAGMATISMO Y LA FALSA TEOLOGÍA



EL PRAGMATISMO Y LA FALSA TEOLOGÍA

Reciente escrito de un Sacerdote misionero

Se nota en algunos miembros de la jerarquía de la Iglesia una corriente pragmatista, entendiendo por pragmatismo aquello que pone como criterio de verdad la eficacia y el valor que se estima traer de algo. El pragmatismo como tal fue un movimiento filosófico iniciado en los Estados Unidos hacia fines de 1800. Lo que se está viendo es justamente eso: no son los principios los que cuentan sino la eficacia en los resultados inmediatos y estos resultados, a su vez, están subordinados al sentir de la mayoría sobre cuestiones, en este caso, de moral e implícitamente de fe. Uno de los criterios que sostienen el pragmatismo es que no conviene ir contra la opinión de la mayor parte de la gente porque es una batalla inútil, sobre todo porque esa opinión es la mayor de las veces originada y siempre alentada por los grandes medios de comunicación. En lugar de ello, para llegar y conquistar la adhesión de los alejados de la Iglesia hay que dejar de lado los principios, no hablar –por ejemplo- de principios no negociables, y sí adaptar el lenguaje a lo que la gente quiere escuchar. Para lograrlo hay que valerse no de definiciones inequívocas e inapelables sino de expresiones ambiguas, de modo que la interpretación la dé el consumidor. De ese modo, siempre según esta corriente pragmatista, se evita el rechazo inicial de la mayoría que bloquea luego toda posibilidad de evangelización. Lo importante es que de alguna manera las personas se acerquen a la Iglesia y luego ya el Señor obrará en ellas. Esta, en líneas generales, sería una de las posturas de corte ingenuamente pragmatista. Ya de entrada saltan a la evidencia los puntos débiles como la desorientación que se provoca a los creyentes, la confusión que genera en fieles y sacerdotes, la ruptura de diques de contención moral, el daño a la ortodoxia de la fe, la desautorización de aquellos pastores que se mantengan en la sana doctrina.

Por otra parte, en este desolador panorama se unen pseudo criterios teológicos y así a la ortodoxia (que es la recta doctrina de la fe) se le suele acoplar, cuando no directamente oponer la llamada ortopraxis (o sea la práctica correcta de la fe). En todos los casos se esgrimen razones pastorales para justificar la oposición, que con apariencia teológica encierra una verdadera ideología. Ya no es la gracia la que convierte al hombre sino el hombre que transforma la realidad para su propio bien. Esa oposición es extraña a la verdad porque la recta doctrina y la correcta práctica deben estar mutuamente asociadas en tanto la fe se refleja en las obras y las obras que hacen a la salvación, las obras de amor, tienen como sustento la fe y como norma la Ley. En cambio, cuando se las opone, enfatizando, por ejemplo, en la ortopraxis imperativos sociales y políticos y despreciando por ello a la teología trascendental se desemboca en el ámbito de la ideología con una visión puesta sólo sobre el horizonte inmanente, de esta vida, en la que importan dar satisfacción a necesidades materiales, sociales y políticas excluyendo la dimensión trascendente que es la salvación de las almas y para la que el Hijo de Dios se hizo hombre y padeció y murió en la cruz.
Los que sostienen el primado de la acción es la acción correcta (en todo caso habría que evaluar su corrección en relación a los valores evangélicos) la que da lugar a nuevas reflexiones doctrinarias y de ese modo la doctrina no quedaría fija, inmutable, sino que estaría sujeta a adaptaciones de acuerdo al momento histórico que se vive. Queda claro que detrás de estos planteamientos se asoma la dialéctica materialista marxista. Claro está, toman algunos pasajes evangélicos como justificación teológica, entre ellos y en primer lugar el juicio escatológico que aparece en el Evangelio de san Mateo (“…tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; era forastero y me acogisteis…” (Cf Mt 25:31-46), pero se cuidan de mencionar otros pasajes como el tan exigente de la Ley del cap. 5 de san Mateo, donde el Señor no hace concesiones sea por “conveniencias pastorales” como por “nuevas realidades que llaman a la misericordia”.

Sugestivamente, sea en el aspecto ideológico como en el pragmatista desde esas corrientes nunca se oirán prédicas acerca de la necesidad de la salvación de las almas, de la obra redentora de nuestro Señor ni de su juicio al final de la vida terrena y de la historia.
Al quedar la verdad ofuscada y negada, las razones pastorales que se aducen carecen de fundamento y caen en el error. Entre tales razones pastorales la que ahora sobresale es el acceso a la comunión sacramental de los divorciados y vueltos a casar civilmente apelando a la misericordia.
En estos días está apareciendo un libro-entrevista[1] al Prefecto para la Doctrina de la Fe, el Cardenal Müller, en la que, entre otras cosas, dice al respecto:
“Una simple ‘adaptación’ de la realidad del matrimonio a lo que espera el mundo no da ningún fruto, más bien resulta contraproducente; la Iglesia no puede responder a los desafíos del mundo actual con una adaptación pragmática. Oponiéndose a una fácil adaptación pragmática, estamos llamados a elegir la audacia profética del martirio. Con ella podremos dar testimonio del Evangelio de la santidad del matrimonio. Un profeta tibio, mediante una adecuación al espíritu de la época, buscaría la propia salvación no la salvación que sólo Dios puede dar”.

En la misma entrevista, a propósito de la alegada misericordia, dice el Cardenal:
“Si abrimos el Evangelio encontramos que también Jesús, en diálogo con los fariseos a propósito del divorcio, alude al binomio `divorcio` y `misericordia`(Cfr. Mt 19:3-12). Acusa a los fariseos de no ser misericordiosos, dado que según su engañosa interpretación de la Ley habían concluido que Moisés habría concedido un supuesto permiso de repudiar a sus mujeres. Jesús les recuerda que la misericordia de Dios existe como remedio a nuestra debilidad humana. Dios nos da su gracia para que podamos serle fieles.
Esta es la verdadera dimensión de la misericordia de Dios. Dios perdona también un pecado tan grave como el adulterio; sin embargo, no permite otro matrimonio que pondría en duda un matrimonio sacramentalmente ya existente, matrimonio que expresa la fidelidad de Dios. Apelar a una presunta misericordia absoluta de Dios equivale a un juego de palabras que no ayuda a aclarar los términos del problema. En realidad, me parece que sea ése un modo para no percibir la profundidad de la auténtica misericordia divina.
Asisto con un cierto asombro al empleo, de parte de algunos teólogos, del mismo razonamiento sobre la misericordia como pretexto para favorecer la admisión de los sacramentos a los divorciados vueltos a casar civilmente. La premisa de partida es que, siendo que Jesús mismo ha tomado partido por los que sufren, ofreciéndoles su amor misericordioso, la misericordia es la señal que caracteriza todo seguimiento auténtico. Esto es verdad en parte. Sin embargo, una referencia equivocada a la misericordia comporta el grave riesgo de banalizar la imagen de Dios, según la cual Dios no sería libre, sino que estaría obligado a perdonar. Dios no se cansa nunca de ofrecernos su misericordia, el problema es que nosotros nos cansamos de pedirla, reconociendo con humildad nuestro pecado, como ha recordado con insistencia el papa Francisco en el primer año y medio de su pontificado.
Los datos de la Escritura revelan que, además de la misericordia, también la santidad y la justicia pertenecen al misterio de Dios. Si ocultásemos estos atributos divinos y si banalizáramos la realidad del pecado, no tendría ningún sentido implorar la misericordia de Dios sobre las personas. Por ello, se comprende que Jesús, después de haber tratado a la mujer adúltera con gran misericordia, haya agregado como expresión de su amor: “Vete y desde ahora no peques más” (Jn 8:11). La misericordia de Dios no es una dispensa de las mandamientos de Dios y de las enseñanzas de la Iglesia. Es todo lo contrario: Dios, por infinita misericordia, nos concede la fuerza de la gracia para un cumplimiento pleno de sus mandamientos y así restablecer en nosotros, tras la caída, su imagen perfecta de Padre del Cielo”.

Como dice el Cardenal Müller, no se puede desvincular la misericordia de los otros atributos divinos sin que ésta pierda el verdadero significado. No se puede separarla de la verdad y de la justicia, ni postergar la verdad por una pretendida misericordia, que no lo es. El Señor ejerce misericordia pero exige también el arrepentimiento y el abandono del pecado. Al Evangelio hay que tomarlo íntegramente y no de acuerdo a conveniencias. El Señor perdona a la adúltera pero le dice “no peques más”. El Señor premia las obras de misericordia con la justificación (Cf Mt 25:31-46 arriba citado) pero se muestra exigente en el cumplimiento de la Ley (“Habéis oído que se dijo…pero yo os digo” (Cf Mt 5:17ss)). Cuando la verdad es oscurecida –aún por las mejores razones pastorales que se quieran esgrimir- no es que por eso brille la misericordia, la consecuencia es que todo será tiniebla.
Tanto el pragmatismo como las llamadas teologías de la ortopraxis y entre ellas la de la liberación, niegan el Magisterio milenario de la Iglesia que tiene como base las enseñanzas del Señor y la doctrina firme de los Apóstoles. Según esas corrientes no es el Magisterio quien enseña la verdad sino que es el mundo o la ideología quienes determinan qué está bien y qué está mal según sus propios y cambiantes criterios.

El pragmatismo es una actitud humana, natural y totalmente ajena a las enseñanzas del Señor. “El cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán” (Mt 24:35). ¿En qué lugar de los Evangelios encontramos el pragmatismo, el acomodarse a una situación por alguna pretendida conveniencia? Alguien podría decir que fue la estrategia que Pablo utilizó en Atenas. Pero eso no es así porque si bien aprovechó una situación, la de la figura del dios ignoto del panteón, inmediatamente centró su discurso en el anuncio: “Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso vengo yo a anunciar” (Hch 17:23) y les habló de la necesidad de conversión y del juicio al mundo y de la resurrección. Sabemos cómo todo terminó. ¡Qué lejos entonces del pragmatismo! Cuando encontramos algo parecido es para ser reprochado. Tal el caso de Pedro, severamente regañado por Pablo cuando, por debilidad y temor a los judaizantes, finge hipócritamente no juntarse con los cristianos incircuncisos para no contaminarse (Cf Gal 2:11-14). Es de recordar que esto ocurre cuando Pedro ya había dejado de ser Simón y era la piedra fundamental puesta por Cristo para edificar su Iglesia. Ocurre también después que el Señor resucitado le había confirmado para pacer sus ovejas (Cf. Jn 1:42; Jn 21: 15-17), es decir cuando era ya el primer Papa de la historia de la Iglesia. Cuando Pablo ve que no “caminaban rectamente (se refiere a Pedro y a otros, entre ellos Bernabé que simulaban por temor a aquellos cristianos judaizantes) según la verdad del Evangelio” reprochó a Pedro su conducta (Cf. Gal 2:14).  Y ni qué hablar de los ejemplos que los evangelios nos ofrecen del Señor. Baste pensar al capítulo 6 del evangelio de san Juan, el discurso eucarístico, donde casi todos lo abandonan y las disputas con fariseos y saduceos.
No son las estrategias ni las conveniencias tácticas las que hacen eficaz el anuncio sino el Espíritu Santo como lo demuestra en forma inequívoca la vida de los santos de la Iglesia.

¿Dónde vemos razones de tipo ideológico? En los zelotas que buscan la liberación de Israel por las armas, sin duda alguna, pero también en ese pasaje del capítulo 12 del evangelio joánico donde Judas reprocha el gesto de María de ungir con el precioso perfume de nardos los pies de Jesús diciendo que bien se habría podido vender el valioso perfume para dar lo obtenido a los pobres (Cf Jn 12:3-8).
La ideología es el falseamiento de la teología, la retorsión de la verdad para fines y medios que no son salvíficos. Jesucristo vino a enseñar y obró algo totalmente distinto.

El pragmatismo es tortuoso, no es recto. Se adapta a las circunstancias no se rige por la verdad. Jesús no buscó la complacencia ni la utilizó como instrumento para conseguir adeptos sino que vino a proclamar la verdad, vino –como le dijo a Pilato- a dar testimonio de la verdad, un testimonio que lo llevó a la muerte de cruz.  A partir de entonces el mayor testimonio es el del mártir, el que muere, como su Señor, por la verdad. Y no en vano la palabra martyr, que significa testigo, se convierte en quien da testimonio con su sangre de Cristo, que es la Verdad. Pero, eso no lo entiende Pilato. Pilato es un pragmatista, un político. ¡Cuán actual se nos hace aquel diálogo! Dice el Señor: “Nací y vine al mundo para dar testimonio de la verdad. Quien sea de la verdad escucha mi voz”. Pilato responde con el desdén propio de quien no le interesa la verdad sino el éxito, el poder de este mundo, “¿Qué es la verdad?” (Jn 18:37).
El pragmatismo es el antitestimonio. Con tal de adaptarse porque conviene, porque no se está dispuesto a ir contracorriente defendiendo la verdad, a ésta la hace a un lado. El pragmatismo va de la mano con el relativismo de este tiempo en el que no hay ninguna verdad absoluta, son todas verdades subjetivas y por tanto no hay verdad ni importa ella. Uno y otro destruyen a la verdad. ¡Y pensar que el Señor en la Última Cena rogó al Padre por sus discípulos y por los que vendrían detrás de ellos, sobre todo por los obispos, pastores de su Iglesia, para que ellos fueran santificados en la verdad! (Cf Jn 17:19).
Es la verdad la que nos hace verdaderamente libres, es en la verdad que nos santificamos. Fuera de ella no hay posibilidad ni de liberación ni de santificación sino de condena, aquí y en la otra vida.

En la adaptación al momento histórico, lo que equivale a negar implícitamente la objetividad de la verdad de la fe y su valor absoluto, se termina relativizando e incluso provocando la inversión moral de mal por bien. “Ay de aquellos que llamen bien al mal y mal al bien, que cambian las tinieblas en luz y la luz en tinieblas” (Is 5:20).
P. J.A.L.


[1] La esperanza de la familia. Diálogo con el Cardenal Gerhard-Ludwig Müller, BAC, Madrid, 2014, pp. 80




A.M.G.D   y la   B.V.M

EL MUNDO DE HOY Y LOS SIGNOS DEL FIN DE LOS TIEMPOS


NO SE TRATA DE QUERER ADAPTAR LAS COSAS DE DIOS AL MUNDO, SINO DE ELEVAR LAS COSAS DEL MUNDO A DIOS.
IMPORTANTES TEXTOS PARA MEDITAR EN ÉSTE TIEMPO ACTUAL:
EL 12 DE ABRIL DE 1970, LA HERMANA LUCIA (VIDENTE DE FÁTIMA) ESCRIBÍA A SU AMIGA DOÑA MARÍA TERESA DA CUNHA:
  "Las personas deben rezar el Rosario todos los días. Nuestra Señora repitió esto en todas Sus apariciones, como para armarnos anticipadamente en contra de estos tiempos de desorientación diabólica, para que no nos dejáramos ser engañados por doctrinas falsas, y que a través de la oración, la elevación de nuestra alma a Dios no podría ser disminuida... ¡Esta es una desorientación diabólica que invade al mundo y mal guía a las almas! Es necesario enfrentarse a él...”

 EL MISTERIO DE LA IGLESIA
  Fragmento muy actual del pensamiento del Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio:
 "Una primera definición de la Iglesia, es que la Iglesia tiene que ser el sacramento del Cristo Pascual.
¿Qué  exige de mí esto? De nuevo, que todos los días tengo que limpiarme la cara para que aparezca  transparente el rostro de Jesús. Que mi renovación, mi conversión y la renovación y la conversión de las comunidades y de las instituciones tiene que hacerse por una configuración a Cristo y no por una adaptación al mundo.
¡Cuántas veces nosotros pensamos que nuestras comunidades tienen que modernizarse! Está muy bien, tienen que adaptarse a los nuevos tiempos; pero no configurarse con el mundo. El mundo es superficialidad, el mundo es sensualidad, el mundo es división.
¿No será que nosotros estamos configurando nuestras comunidades cristianas a la división, a la sensualidad y a la superficialidad del mundo? ¿Acaso no ha entrado bastante en la Iglesia el espíritu de la división, el espíritu de la sensualidad, el espíritu de la superficialidad; hay poca profundidad, hay poca limpieza, hay poca unidad en nuestra Iglesia?
Nos hemos olvidado que la renovación que nos está pidiendo el Concilio Vaticano II y que ahora nos urge Pablo VI a través del Año Santo, es una renovación que exige en nosotros un entrar en el Cristo muerto y resucitado, un configurarnos a Él. No una adaptación superficial al mundo.
¡Ah..! Tengo que adaptar el lenguaje del mundo, las costumbres del mundo; todo eso muy bien. Las religiosas comprendieron que tenían que adaptar la Iglesia al mundo nuevo Entonces ¿cuál fue esa adaptación al mundo nuevo?: adoptar la superficialidad del mundo nuevo. Pensaron que conquistarían el mundo para Cristo, si se quitaban los hábitos, se pintaban los labios, se ponían polleritas cortas y fumaban. Entonces esa era una adaptación al mundo nuevo. ¿Qué se consiguió? Que el contenido esencial del Evangelio se perdiera y también ellas se superficializaron y no consiguieron absolutamente nada. Ustedes también han experimentado muy de cerca, cómo se han destruido y disgregado ciertas comunidades religiosas y cómo han muerto. Yo podría citar nombres y ustedes también conocen, de comunidades que han desaparecido, y han desaparecido por esto: porque querían cambiar y no se dieron cuenta que el cambio les exigía a ellas una incorporación más honda a Cristo muerto y resucitado, no una superficial adaptación al mundo.
……………………………………………………………………………………
El cambio no consiste  en la reforma puramente externa, de actos, de costumbres, de estructuras, ni tampoco pensar que la Iglesia se viene abajo si cambia…………………………………
Lo que me importa es algo mucho más serio, más profundo.
Lo que les quiero decir es que si la Iglesia tiene que renovarse, se renueva por una configuración a Cristo y no por una configuración al mundo. Eso es lo que quiero que quede muy claro. Y que si la Iglesia tiene que ser el sacramento del Cristo pascual, entonces hay que renovarse mediante esto”.
                  A las Misioneras de Jesucristo Sacerdote. (Retiro 10/2/1975)

"Acordaos de vuestros dirigentes, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas". (Hb 13,7-9a)

[VIDEO] Creía que ser atea era ser inteligente, pero la literatura católica la llevó a Dios

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Una nueva generación de matrimonios felices y santos para Escocia

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Niños tienen derecho a un padre y una madre, dice experto ante campaña del lobby gay en Chile

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Impresionante testimonio de un gay que encontró a Dios luego de una experiencia demoníaca

Pudo salir del estilo de vida gay en la Iglesia.
Un niño que comenzó con la pornografía y que el deseo de placer y de paz interior le llevaba a buscar sensaciones cada vez mas morbosas, se encontró en el hospital luego de una orgía, y sintió al demonio que lo venía a buscar.
Y el rosario de su madre y el encuentro con Jesús, le hizo cambiar de vida. Cuenta cosas impresionantes de lo que vivió dentro del mundo gay. Y sugiere la forma de tratar a los gays para sanar sus heridas.

Joseph Sciambra

Joseph Sciambra, de 44 años, ex actor porno gay, ha descrito su propio viaje hacia el núcleo más oscuro del infierno gay en el distrito Castro de San Francisco a principios de los años 90 como siendo “Tragado por Satanás“, que es el título de su libro, en el que relata sus experiencias. 
Joseph, que abandonó la escena gay hace trece años después de una dramática reconversión a la fe católica, dice que su búsqueda de amor y aceptación a través del sexo comenzó con la pornografía. A la edad de ocho años, un día él ingenuamente hojeó una revista porno dejada por un hermano mayor. Esto fue seguido por revistas porno más gráficas. Luego vino la masturbación y la necesidad de actuar con los demás lo que veía en las revistas.
Joseph dice que lo que él ansiaba experimentar era un nirvana sexual profundo y satisfactorio. Amplió sus aventuras sexuales. Nuevas experiencias sexuales con nuevas parejas fue el único estímulo que parecía ofrecer emoción, que buscaba desesperadamente. Los burdeles y prostitutas se convirtieron en parte de su rutina sexual.
Joseph se aburrió del porno femenino y se trasladó a la pornografía gay. Entonces se dio cuenta de que debía estar con los hombres gays para satisfacer sus crecientes deseos sexuales.
Hombres gay mayores iniciaron a Joseph de 19 años en el sexo gay en el ambiente gay de Castro. Él comenzó a visitar las casas de baños y salas de juego de vídeo para adultos de sexo gay anónimo. En su búsqueda de amor y compañía Joseph se sumergió profundamente en la escena gay. Lo que tan desesperadamente buscada constantemente se le escapaba. 
Las llamadas “cabinas gloria” (un lugar para el sexo oral anónimo) ofrecieron la siguiente forma de excitación. Fue en uno de esos lugares que Joseph dice que se entregó sexualmente a satanás, quien se presentó en forma de una boca abierta con una larga lengua. A partir de ese momento en adelante Joseph comenzó a escuchar voces dentro de su cabeza.
Buscando nuevas estimulaciones, Joseph se convirtió en un actor porno amateur y extra.
Joseph finalmente se encontró viajando hacia abajo en la oscuridad del sadomasoquismo. Allí infligió y recibió dolor y tortura sexualizada. Esto incluye prácticas horrendas demasiado gráficas para describir aquí. La mayor parte de esto fue filmado para la industria del porno gay. El nirvana sexual de Joseph podía ahora sólo obtenerse con la violencia, la dominación y la agresión.
Ahora, a sus treinta años, Joseph dice que lo único que experimentó en su interior fue odio: odio por otros hombres, odio por su vida, y odio por el mundo. A esas alturas ya había experimentado el sexo con más de 1.000 hombres. Abrazó todo lo que era sexualmente espantoso y horrible.
Una orgía diabólica muy violenta puso a Joseph en el hospital. Allí tuvo una experiencia de la muerte y de su alma desciendo a la boca abierta y salivante, que él dice que supo que era el infierno. 
Pero la madre católica de Joseph estuvo al lado de su cama, rezando fervientemente. El miedo se apoderó del corazón de Joseph. No quería entrar en la boca eterna que se había abierto para recibirlo a causa de escoger el pecado para su vida. Dice que pidió la ayuda de Dios y la liberación. En ese momento, sintió que lo trajo de vuelta a su cuerpo.
Joseph redescubrió su fe católica que había abandonado en su infancia. Él experimentó el perdón de Dios por sus años de pecado sexual en el sacramento de la confesión. Los demonios fueron echados de él en un exorcismo realizado por un sacerdote católico. Él dice que encontró la fuerza para continuar su camino de fe con la recepción de la Eucaristía en la Misa, y encontró ayuda y el consuelo de María, la Madre de Dios.
Joseph admite que todavía lucha con la atracción hacia otros hombres y con la tentación de masturbarse, pero él dice que ha llegado a saber que el amor, la aceptación y la paz que tan ardientemente buscaba al tener sexo con otros hombres, Jesús se la da ahora en abundancia a través de una vida espiritual.
Para Joseph, la atracción entre personas del mismo sexo es una cruz que Dios ha pedido soportar a algunas personas por la redención del mundo. Ahora lleva adelante una tienda religiosa católica en Napa, California; Joseph dice que existe un auténtico gozo en llevar la cruz. Al unir sus sufrimientos a los de Jesús sufriente, Joseph cree que está ayudando a salvar a sus amigos gays de una suerte endiablada de la que apenas escapó.
Según Joseph, muchos hombres gay han llegado a él, diciéndole de su infelicidad y sus propias experiencias similares en el estilo de vida gay. Joseph dice que va a hablar en primer lugar de su amor por ellos. Luego hablará de cómo su encuentro y aceptación del amor de Dios lo salvó de ser “tragado por satanás.” Él les dirá que el éxtasis sexual gay es momentáneo e ilusorio, pero el amor de Dios es duradero, satisfactorio y real. 

ENTREVISTA CON JOSÉ SCIAMBRA

Joseph compartió con LifeSiteNews (LSN) su experiencia en el estilo de vida gay y su relación con los temas candentes de la actualidad sobre la homosexualidad.
LSN: En su libro “Tragado por satanás”, Playboy fue la puerta de entrada al infierno, la pornografía que llevó a la homosexualidad. ¿Cuáles son sus pensamientos sobre la lógica detrás de esta progresión?
Joseph Sciambra: Los niños son naturalmente curiosos sobre el sexo opuesto y el sexo en general. Antes incluso de ver una revista pornográfica, ya había sido introducido a la idea de la sexualidad femenina a través de estos programas más populares de la época, como “Los ángeles de Charlie” y “Apartamento para tres”. Cuando tuve la oportunidad de ver a mujeres desnudas en Playboy o Penthouse, por supuesto lo tomé. Después de todo, muchos de los padres de mis amigos coleccionaban Playboy, al igual que mi hermano mayor, por lo que fue visto como una especie de rito de pasaje masculino.
Después de esa primera introducción a la pornografía, Ud. se engancha. Entonces comienza un deseo de más pornografía y las formas variantes del porno, es decir, diferentes modelos femeninos, material más explícito, la incapacidad para excitarse por formas suaves de porno. Es un ciclo de adicción que a menudo se refleja en el abuso de drogas y alcohol. Cuando sucede la exposición a la pornografía en la infancia, toda la estructura del deseo en la mente se vuelve dependiente de un flujo constante de estímulos visuales. Más tarde, en la edad adulta, la idea de estar con una sola mujer, a menudo deja la sensación al adicto a la pornografía, de insuficiente.
LSN: Su experiencia con la homosexualidad es absolutamente aterradora, especialmente cuando se relaciona con el tipo de actos sexuales a los que se vio obligado y que impone a los demás. Lo que usted relata de su experiencia parece bastante ajeno a todo lo que tenga que ver con el impulso político para el “matrimonio” gay. Desde su experiencia en la escena gay durante diez años en los años 90, ¿qué cree que hay realmente detrás del empuje para el “matrimonio” gay?
Sciambra: En el fondo, creo que el impulso para el matrimonio gay es una artimaña política impuesta sobre la comunidad gay por los demócratas y algunos dentro del movimiento gay de la elite liberal. De vuelta en la década de 1990, cuando yo era cabo y era un hombre gay orgulloso, vi que esto mismo sucedía con el DADT [la política no preguntar, no decir] en el ejército. Se convirtió en un grito de guerra política en la comunidad gay, a pesar de que esta política afectó relativamente a pocos hombres o mujeres homosexuales.
Ahora bien, el concepto de matrimonio gay se ha fusionado con éxito con el de la igualdad homosexual. Esto crea una dinámica en la que todos los gays se sienten obligados a apoyar el matrimonio gay – incluso si no tienen ningún interés en el matrimonio por sí mismos – porque tiene que ver con la liberación homosexual. Y, el punto de la liberación homosexual es crear inevitablemente algún tipo de alivio dentro de la mente gay, porque cada persona gay, una vez que han abrazado su homosexualidad, quiere el final [de no tener paz] después de tanto sufrimiento, persecución y lucha. El entrar en el estilo de vida es un intento de tener paz e integridad. Pero, es un engaño. Y la paz que anhelan nunca sucede.
LSN: En base a lo que se refieren, en su libro sobre las relaciones homosexuales, parece que los medios de comunicación han presentado los Estados Unidos con una versión aséptica de la forma de vida gay, como se puede ver en una película como “Brokeback Mountain”, que glorifica una relación homosexual entre dos cowboys. ¿Qué le dirías a la gente de lo que la homosexualidad es en realidad?
Sciambra: Debido a que la corriente principal de los medios de comunicación está colaborando con los de la elite gay, se ha producido una imagen muy sesgada y falsa del estilo de vida homosexual para el pueblo estadounidense. En un momento, he comprado eso también, aunque las imágenes eran muy diferentes cuando yo era un niño. En ese momento, The Village People y The Castro, en San Francisco se presentaban como una gran fiesta.
En el momento en que entré en el estilo de vida, el estado de ánimo había cambiado con la aparición del SIDA. Tuve que ver como hermosos jóvenes de todas partes de los Estados Unidos, que llegaban a San Francisco buscando un puerto seguro de aceptación, sucumbían a la enfermedad. Me rompió el corazón. Pero en los años 90, las cosas empezaron a volver a lo de siempre: la pornografía gay se convirtió en un producto de moda y una nueva generación de niños fue atraída a la muerte por las promesas de placer sin riesgo.
En mi libro, mi intención no es simplemente que gente se disguste o se salga, sino revelar un lado muy importante de la forma de vida gay, que rara vez se investiga. La última exploración seria fue probablemente la película tan denostada “Cruising”, dirigida por William Friedkin. Pero esa película hizo bien. Porque, si bien, los hombres gay pueden un día asentarse y entrar en la monogamia, la gran mayoría, de antemano, tienen que viajar a través de un terreno de la perversidad y la promiscuidad. Porque, cada joven, que acaba de entrar en el estilo de vida, se ajusta rápidamente a una tropa de hombres mayores entusiastas y listos para explotar nuevos reclutas. Esto te prepara para una vida de amargura y decepción. Algunos sobreviven y siguen adelante, muchos no lo hacen.Sin embargo, todos ellos reaparecen dañados y desconfiados.
Tu eres muy agudo y astuto como para darte cuenta de que el estilo de vida gay se ha “saneado” por los medios de comunicación, y eso era precisamente contra lo que yo quería pelear [escribiendo mi libro], para mostrar lo feo, sucio del estilo de vida gay, sino también la forma en última instancia, triste y trágica que parece terminar para casi todos los involucrados. En especial quería llegar a los padres modernos que están tan dispuestos a ofrecer a sus hijos a este horror – para explicar lo que le espera a sus hijos, y también para dar un poco de dignidad a los que cayeron en esa vida debido a causas ajenas a ellos.
LSN: Buenos cristianos que hablan en contra de la homosexualidad son acusados de intolerancia y homofobia. Tales cristianos responden que no están hablando en contra de las personas que se identifican como gay per se, sino en contra de sus acciones que son perjudiciales para todos los involucrados. Muchos cristianos simplemente están motivados por el amor al prójimo al hablar de esta manera. (Pero, por supuesto, por desgracia, algunos no lo están). Cuando alguien ha descendido hasta el fondo del estilo de vida homosexual, ¿qué mensaje cree usted que los cristianos deben dar a los homosexuales que más les ayudaría? ¿Cómo deben los cristianos entregar el mensaje para que sea más eficaz y para que eviten llegar a ser tan intolerantes?
Sciambra: He visto a muchos hombres gay infelices y mujeres alejados del cristianismo a causa de un exceso de celo cristiano, que les mostró condena, pero no amor. He descubierto, que cuando una persona gay está contemplando dejar el estilo de vida, a menudo sólo quiere un amigo desinteresado, es decir, alguien que no quiera o no le pida algo a ellos. Esto puede ser una cuestión de simplemente escuchar, realmente no ofrecer mucho de catequesis o dogma, sino simplemente hacerles saber que te importan. Una vez establecida la relación, usted tiene que decidir cuándo y cómo la verdad del plan de Jesucristo para cada uno de nosotros se va a entregar.Una vez más, siempre hay que recordar que ellos están profundamente heridos y las personas que sufren, necesitan su simpatía, compasión y oraciones.
LSN: Usted se encontró con la oscuridad del mal espiritual durante su espiral descendente sexual ¿Existe alguna relación entre el movimiento homosexual y las fuerzas espirituales del mal?
Sciambra: Creo que hay una conexión entre el movimiento homosexual y las fuerzas del mal, porque el estilo de vida gay es esencialmente una mentira y una herramienta de engaño. Los que abogan por ella prometen mucho, pero rara vez lo entregan.
Ahora, uno de los principales dispositivos de reclutamiento es el porno. Se da una visión completamente falsa de las relaciones homosexuales y el sexo gay. En el porno, todo el mundo es hermoso, feliz y saludable. Sus temas, a menudo enfatizan la suprema masculinidad y las relaciones padre-hijo sexualizadas apuntan a las mismas heridas que se encuentran en el centro del sentido incorrecto de cada hombre gay sobre la masculinidad. Sus deseos son presos del porno. Lo que se obtiene, es una solución rápida. Eso, más tarde, te deja más dañado que antes.
Sé que el cielo lloraba cuando tuve que ver a tantos jóvenes enterrados debido a la enfermedad y al suicidio. Fue una pérdida. Y eso es malo.
LSN: Hay un movimiento para aplastar a los que ofrecen servicios de terapia a las personas que luchan con la atracción no deseada hacia el mismo sexo. ¿Cuáles son sus pensamientos sobre por qué hay tanta oposición a este tipo de terapia?
Sciambra: Hay oposición a la terapia reparativa gay porque los defensores de los gays saben profundamente que funciona. Una muy buena terapia reparativa excava las causas que llevaron a los deseos homosexuales en la persona. En su mayor parte, estos incidentes se incrustan en traumas en la infancia temprana. Cuando un terapeuta es capaz de excavar y revelar estos traumas, ya no tienen el mismo poder sobre la persona que tenían antes. En ese momento, las relaciones se pueden reparar y nuevas amistades sanas se pueden fomentar.
LSN: El porno te condujo por una pendiente resbaladiza. ¿Qué consejo tienes para ofrecer a alguien que está luchando con la adicción a la pornografía?
Sciambra: El consejo que le daría a alguien que está luchando con la pornografía es que la curación es posible, pero que se necesita tiempo, paciencia, y ser valiente de corazón. Lo más importante, es que esto sólo es posible por la gracia de Dios y nuestra plena cooperación en Su amor por nosotros.
La persona tiene que pasar mucho tiempo en oración, participar en los sacramentos (la misa diaria y confesión semanal) con el fin de entender por qué tiene esa necesidad de ver pornografía. Qué espacio vacío se llena. Una gran parte de este esfuerzo es tener un muy buen confesor y director espiritual. Y, en este desanimo hombres vagando de confesor en confesor, porque les da vergüenza, se han convertido en pecadores habituales. Cuando usted encuentra un director espiritual cualificado, quédese con él. Hay que empezar desde el lugar de la honestidad: con uno mismo, con los demás y con Dios.
LSN: Cualquiera podría retroceder ante la idea de ver a alguien pasar por lo que experimentó de la homosexualidad como describe en su libro. ¿Qué consejo le daría a alguien que está luchando con la atracción por el mismo sexo?
Sciambra: Para aquellos que luchan con la atracción hacia el mismo sexo, me gustaría animarlos a desarrollar su vida de oración, su relación con Dios. Tienen que pasar mucho tiempo en oración, ir a misa todos los días, y hacer una confesión semanal.
También tienen que tener un muy buen confesor y / o director espiritual.
En lugar de actuar sobre esos deseos, ya que implica la actividad sexual con otra persona o ver pornografía, tienen que excavar sus sentimientos y recuerdos, con el fin de descubrir por qué tienen estos deseos homosexuales. Este es un proceso muy difícil y doloroso, pero debe llevarse a cabo. A continuación, deben desnudarse completamente a sí mismos de su falso orgullo y ponerse de pie completamente sin vergüenza ante el Señor. Porque, sin excepción, todos los hombres gay y las mujeres que he conocido, de mala gana a veces, podían rastrear su homosexualidad volviendo a algo de su experiencia de la niñez.
LSN: Las personas que ven a sus seres queridos en el estilo de vida gay menudo no están preparados para decir o hacer algo al respecto. Se quedan en silencio. ¿Qué consejo le daría a alguien que está preocupado por un ser querido que está jugando con el estilo de vida gay?
Sciambra: Cuando alguien está preocupado por una persona que conocen, que pueda estar experimentando con la homosexualidad, primero tiene que tener en cuenta que Dios es amor. No tener sorpresa, ni horror, ni ira. Por lo tanto, la manera de acercarse a esa persona no es de preocupación o de cuestionamiento, sino con el resaseguramiento del amor.
Toda persona que se adentra en el estilo de vida gay es una persona que ha sido herida. Como resultado, a menudo pueden ser recelosa, desconfiada, y demasiado sensible.
Esto debe considerarse en todo momento.
Con esto en mente, la mejor difusión es ser amable, paciente y comprensivo. Esto no quiere decir capitular, por el contrario, usted debe tener una fuerza interior basada en la verdad de Cristo, pero también debe ser guiada y abierta a las obras del Espíritu Santo. Usted debe evitar ser emocional, porque la verdad sólo puede ser transmitida y aceptada cuando se ofrece en la bondad y comprensión.
La página web de Joseph está disponible aquí.
Fuentes: Life Site News, Signos de estos Tiempos

CONFESIÒN ¿EN EL CONFESIONARIO?

Confesión ¿en el confesionario?
Autor: Padre Alejandro Cortés González-Báez  



Resulta frecuente durante el tiempo de Cuaresma que se pongan de acuerdo varios sacerdotes para llevar a cabo tandas de confesiones de manera que, reuniéndose varios en una iglesia, se anime a los fieles a confesarse un día determinado aclarando que se administrará este Sacramento a todos los que se acerquen. Lo cual resulta bastante positivo sobre todo para quienes se supone que nunca encuentran tiempo para confesarse.

Cuando este año hicimos lo propio en uno de tantos templos, llamó nuestra atención un fenómeno que podría parecer curioso, pero que tiene fácil explicación: El sacerdote que tuvo más éxito, es decir, mayor número de gente, fue el que estaba administrando el sacramento en el confesionario que tiene paredes normales, y una rejilla que impide ver a quien se está confesando.

En los documentos de ACEPRENSA me encontré una síntesis de un artículo publicado por el teólogo y psiquiatra Juan Bautista Torelló donde hace una defensa de ese mueble que en los últimos años ha ido desapareciendo de algunas iglesias: el confesionario. Supongo que puede resultar extravagante, atreverse en estos tiempos -cuando los pecados se presumen por televisión- a defender la existencia de aquel utensilio concebido no para hacer más cómoda una habitación, sino para convertirse él mismo en la casa de los que habían perdido el hogar divino-paterno.

Es razonable que la experiencia pastoral haya sugerido la creación de un ambiente específico, diseñado para proteger tanto la dignidad del acto sacramental, como la libertad y la buena fama del sacerdote y del penitente. Porque lo que aquí está en juego es lo más íntimo y personalísimo en la vida de un cristiano: la culpa y el arrepentimiento que, a fin de cuentas, sólo interesan a Dios: “Contra ti solo he pecado”.

Todo ello sin perder de vista lo que hace pocos días se leía en el Evangelio de la Misa cuando Jesús estaba rodeado exclusivamente de sus Apóstoles: “Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les son perdonados; a quienes se los retengáis, les son retenidos” (S. Juan. 20. 22-23). Esto resulta patente cada vez que el confesor, haciendo las veces de Cristo, pronuncia las palabras de la absolución en primera persona: “Yo te absuelvo de tus pecados”. Pero en fin, volvamos al tema del confesionario.

La confesión como Sacramento y como juicio explica la acusación verbal de los pecados, y las palabras de la absolución, que son directamente perceptibles. Sin embargo, ello no exige que sean visibles ni el sacerdote, ni el penitente entre si. Un confesionario construido de ese modo que, según las leyes vigentes, debe hallarse en todas las iglesias y oratorios, en un lugar abierto y accesible a todos. (Código de Derecho Canónico, canon: 964).

Resulta curioso, por otro lado, comprobar que incluso Freud excluyó el “cara a cara” en sus prácticas de psicoanálisis, con el fin de favorecer la libertad y la espontaneidad del paciente. Ningún confesor, ningún obispo, y ni siquiera el Papa puede obligar al penitente que se identifique, como condición para absolverle. Por otra parte, el sacerdote también tiene el mismo derecho a escoger el lugar de la administración de la confesión. Y en muchos casos puede decidir él oír la confesión sólo en el confesionario, concretamente cuando esté convencido de que debe defender la dignidad del sacramento, el bien espiritual del penitente, y el suyo propio.

La confesión cara a cara trae consigo el peligro de comprometer emocional y afectivamente a las personas, lo cual puede enturbiar y debilitar la seriedad y el carácter sobrenatural de algo que en si, es sagrado. Es necesario reconocer que la pared divisoria y la rejilla fija dificultan la mirada, protegen el pudor y garantizan una prudente distancia entre el confesor y el penitente, mientras que la confesión a cara descubierta levanta toda protección y hace más difícil, en muchos sentidos, el descubrir lo más íntimo de la historia personal.

Pienso que es válido por lo tanto, hacer esta apología del confesionario, pues la experiencia demuestra que cuando hay un sacerdote en el confesionario, los fieles suelen acudir más al Sacramento de la Reconciliación.

Jesús hombre del trabajo

259 En su predicación, Jesús enseña a apreciar el trabajo. Él mismo « se hizo semejante a nosotros en todo, dedicó la mayor parte de los años de su vida terrena al trabajo manual junto al banco del carpintero »,573 en el taller de José (cf. Mt 13,55; Mc 6,3), al cual estaba sometido (cf. Lc 2,51). Jesús condena el comportamiento del siervo perezoso, que esconde bajo tierra el talento (cf. Mt 25,14-30) y alaba al siervo fiel y prudente a quien el patrón encuentra realizando las tareas que se le han confiado (cf. Mt 24,46). Él describe su misma misión como un trabajar: « Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo » (Jn 5,17); y a sus discípulos como obreros en la mies del Señor, que representa a la humanidad por evangelizar (cf. Mt 9,37-38). Para estos obreros vale el principio general según el cual « el obrero tiene derecho a su salario » (Lc 10,7); están autorizados a hospedarse en las casas donde los reciban, a comer y beber lo que les ofrezcan (cf. ibídem).
260 En su predicación, Jesús enseña a los hombres a no dejarse dominar por el trabajo. Deben, ante todo, preocuparse por su alma; ganar el mundo entero no es el objetivo de su vida (cf. Mc 8,36). Los tesoros de la tierra se consumen, mientras los del cielo son imperecederos: a estos debe apegar el hombre su corazón (cf. Mt 6,19-21). El trabajo no debe afanar (cf. Mt 6,25.31.34): el hombre preocupado y agitado por muchas cosas, corre el peligro de descuidar el Reino de Dios y su justicia (cf. Mt 6,33), del que tiene verdadera necesidad; todo lo demás, incluido el trabajo, encuentra su lugar, su sentido y su valor, sólo si está orientado a la única cosa necesaria, que no se le arrebatará jamás (cf. Lc 10,40-42).
261 Durante su ministerio terreno, Jesús trabaja incansablemente, realizando obras poderosas para liberar al hombre de la enfermedad, del sufrimiento y de la muerte. El sábado, que el Antiguo Testamento había puesto como día de liberación y que, observado sólo formalmente, se había vaciado de su significado auténtico, es reafirmado por Jesús en su valor originario: « ¡El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado! » (Mc 2,27). Con las curaciones, realizadas en este día de descanso (cf. Mt 12,9-14; Mc 3,1-6; Lc 6,6-11; 13,10-17; 14,1-6), Jesús quiere demostrar que es Señor del sábado, porque Él es verdaderamente el Hijo de Dios, y que es el día en que el hombre debe dedicarse a Dios y a los demás. Liberar del mal, practicar la fraternidad y compartir, significa conferir al trabajo su significado más noble, es decir, lo que permite a la humanidad encaminarse hacia el Sábado eterno, en el cual, el descanso se transforma en la fiesta a la que el hombre aspira interiormente. Precisamente, en la medida en que orienta la humanidad a la experiencia del sábado de Dios y de su vida de comunión, el trabajo inaugura sobre la tierra la nueva creación.
262 La actividad humana de enriquecimiento y de transformación del universo puede y debe manifestar las perfecciones escondidas en él, que tienen en el Verbo increado su principio y su modelo. Los escritos paulinos y joánicos destacan la dimensión trinitaria de la creación y, en particular, la unión entre el Hijo-Verbo, el « Logos », y la creación (cf. Jn 1,3; 1 Co 8,6; Col 1,15-17). Creado en Él y por medio de Él, redimido por Él, el universo no es una masa casual, sino un « cosmos »,574 cuyo orden el hombre debe descubrir, secundar y llevar a cumplimiento. « En Jesucristo, el mundo visible, creado por Dios para el hombre —el mundo que, entrando el pecado, está sujeto a la vanidad (Rm 8,20; cf. ibíd., 8,19-22)— adquiere nuevamente el vínculo original con la misma fuente divina de la Sabiduría y del Amor ».575 De esta manera, es decir, esclareciendo en progresión ascendente, « la inescrutable riqueza de Cristo » (Ef 3,8) en la creación, el trabajo humano se transforma en un servicio a la grandeza de Dios.
263 El trabajo representa una dimensión fundamental de la existencia humana no sólo como participación en la obra de la creación, sino también de la redención. Quien soporta la penosa fatiga del trabajo en unión con Jesús coopera, en cierto sentido, con el Hijo de Dios en su obra redentora y se muestra como discípulo de Cristo llevando la Cruz cada día, en la actividad que está llamado a cumplir. Desde esta perspectiva, el trabajo puede ser considerado como un medio de santificación y una animación de las realidades terrenas en el Espíritu de Cristo.576 El trabajo, así presentado, es expresión de la plena humanidad del hombre, en su condición histórica y en su orientación escatológica: su acción libre y responsable muestra su íntima relación con el Creador y su potencial creativo, mientras combate día a día la deformación del pecado, también al ganarse el pan con el sudor de su frente.
NOTAS para esta sección
573Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 6: AAS 73 (1981) 591.
574Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 1: AAS 71 (1979) 257.
575Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 8: AAS 71 (1979) 270.
576Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2427; Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 27: AAS 73 (1981) 644-647.
Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.
Fr. Nelson M.
amigos@fraynelson.com

Mensajes a Sor Josefa Menéndez 2 DE ABRIL DE 1922

Otra alma más dice a Sor Josefa:

“No saben cuán diferentes se ven las cosas de la tierra, cuando se ha pasado a la eternidad.  Los cargos no son nada delante de Dios, tan sólo la pureza de intención con que se ejercen aun las más pequeñas acciones.  ¡Qué poca cosa es la tierra y todo lo que ella encierra!  Y a pesar de esto, ¡cuánto se la ama!  ¡Ah, la vida, por larga que sea, es nada en comparación de la eternidad!  No pueden figurarse los hombres lo que es un solo momento de purgatorio y cómo el alma se consume y se derrite en deseos de ver a Dios Nuestro Señor”. 

Invitación a dar más y mejor

¿No sientes unas ganas locas de hacer más completa, más "irremediable" tu entrega?
¡Qué ridícula actitud la de los pobrecitos hombres, cuando negamos una y otra vez pequeñeces al Señor! Pasa el tiempo, las cosas se van viendo con su verdadero relieve,... y nacen la vergüenza y el dolor.
«Aure audietis, et non intelligetis: et videntes videbitis, et non perspicietis». Palabras claras del Espíritu Santo: oyen con sus propios oídos, y no entienden; miran con sus ojos, pero no perciben. ¿Por qué te inquietas si algunos, "viendo" el apostolado y conociendo su grandeza, no se entregan? Reza tranquilo, y persevera en tu camino: si ésos no se lanzan, ¡otros vendrán!
La Virgen Santa María, Maestra de entrega sin límites. -¿Te acuerdas?: con alabanza dirigida a Ella, afirma Jesucristo: "¡el que cumple la Voluntad de mi Padre, ése -ésa- es mi madre!..." Pídele a esta Madre buena que en tu alma cobre fuerza -fuerza de amor y de liberación- su respuesta de generosidad ejemplar: «ecce ancilla Domini!» -he aquí la esclava del Señor.
Más pensamientos de San Josemaría.
Fr. Nelson M.
amigos@fraynelson.com

La visión de un pastor sobre el infierno

Hay un muro de fuego con el exterior.
Este es un testimonio de un pastor evangélico, Lorne F. Fox, que fue llevado al infierno mientras estaba enfermo y yacía en la cama, y los enviados de Dios le mostraron las secciones del mismo y los castigos que recibían las almas.



Algunas personas no creen que haya un infierno literal pero otros si, como el pastor de este caso, que creen en primer lugar, porque la Biblia enseña enfáticamente que existe, y, en segundo lugar, a causa de la experiencia milagrosa que Dios le envió, y que no puede negar.
Este material es para su discernimiento.

SU ESTADO DE TRANCE

Mientras yacía postrado sobre mi espalda por más de tres horas, una tarde, el Señor me dio una visión. Me sacudió para ver algunas de las glorias del cielo, y entonces Él me permitió ver algunos de los horrores y lo terrible del infierno.
Yo no morí, quiero que entiendan claramente. Yo simplemente caí en un trance, como lo hizo el apóstol Pedro (Hechos 10:10). Yo no soy una persona dada a los sueños y visiones, pero ese día Dios retrató la terrible realidad del infierno en mi mente de tal manera que no puedo olvidar.

EL DESCENSO

Vi la foto delante de mí el alma de un hombre no salvo para la eternidad, al mismo tiempo de su muerte física. Esa alma dejó su tabernáculo mortal, el cuerpo terrenal, y salió de la habitación de enfermo, al espacio. Comenzó a descender. Abajo, abajo, abajo, yendo a las regiones inferiores y todo se oscureció. Pronto fue tan negro que no se podía ver una pulgada de distancia de los ojos, aunque tenía la vista más aguda. Pero, aún así, el movimiento o la sensación de descenso continuó, y después de un tiempo comenzaron a aparecer, débilmente al principio, luces y sombras extrañas y fantásticas. Era como una luz del fuego parpadeante, que fue creciendo más y más brillante.
La atmósfera, que había sido tibia, de repente se convirtió en un calor sofocante y casi insoportable, y el descenso cesó por un poco de tiempo. Desde las regiones más bajas subió una criatura de aspecto extraño que había sido enviada, evidentemente, para guiar a aquella alma perdida en el resto del viaje al reino más bajo. Juntos, el alma perdida y la extraña criatura continuaron el descenso, y en una distancia corta se me permitió, en la visión, descender y ver de nuevo.

UNA ESFERA DE FUEGO

Muy por debajo de nosotros, por este tiempo, las cosas comenzaron a tomar forma definida. Apareció, muy por debajo, una gran esfera brillante. Esa fue la fuente de la luz del fuego parpadeante que había visto. Se hizo más y más grande, mientras que se acercaba, hasta que finalmente fue muy grande, una persona no podría ver a su alrededor. Todo lo que podía ver era una pequeña porción situada en su visión. Quiero decir esto: el gran astro estaba cubierto de llamas de fuego literal – no, yo creo que sería más exacto si dijera fuego líquido, porque así es como apareció.
Las lenguas de fuego líquido cubrieron cada parte de este astro, y lamían a la lengua de fuego en su parte superior. Por último, el descenso cesó, mientras vinimos a la derecha en contra de este gran orbe. Había evidencia de una lucha feroz contra el conductor que había llegado. Entonces, de repente, con un grito salvaje, el alma se cayó de cabeza en el muro de llamas. Luego todo quedó en silencio, excepto por el lamido de las llamas del fuego.
De repente, una extraña sensación me invadió. Un mensajero enviado por el Señor estuvo a mi lado y dijo: “No tengas miedo. He sido enviado por el Señor para sostenerte y fortalecerte.”

DENTRO DE LA ESFERA

A continuación, una sensación rara y extraña pasó a través de mi propio ser, y de repente sentí que me caí de cabeza hacia ese fuego. No me quemó o lastimó. En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, me encontraba en otro reino. Era como estar en otro mundo. Y en ese mundo oí los gritos y gemidos de las almas contadas por miles.
Oí una risa irónica y sarcástica. Oí llantos y lamentos, oí gritos y maldiciones. Instintivamente, el conductor celestial me dijo, que yo estaba en las regiones de los perdidos, el lugar de la que se habla como el infierno. Permítanme detenerme un momento decir esto: yo creo en el infierno de fuego literal, porque la Biblia dice que es literal, y también porque lo he visto.
Yo sé que existe. No sólo las almas de los hombres y mujeres perdidos serán atormentadas eternamente por fuego literal, sino que también serán atormentados por los pecados y los vicios que causaron al ser perdidas. Para mi descubrimiento, ya que mi guía conductor me llevó el a través de diversas cavernas y corredores, el infierno se divide en secciones.

EL LUGAR DE LOS JUEGOS DE AZAR

Más allá, vi a los mejores juegos de azar que jamás se podría imaginar. Me estremecí. Había dispositivos de juego que estoy seguro nunca han sido perpetrados en la faz de la tierra. Había grandes montones de oro y plata y piedras preciosas, y estas almas perdidas jugaban con ellos. Jugaban con furia. Cada vez que tocaban los dispositivos, cada vez que tocaban el dinero, se quemaban, y se echaban hacia atrás y, sin embargo una fuerza irresistible les llevaba a jugar de nuevo. Lo odiaban, lo odiaban, querían alejarse de él, pero no podían. Ellos eran llevados al lugar como por una fuerza magnética.
No hace mucho, cuando me dirigían a Boise, Idaho, tuve una experiencia extraña. Leímos los carteles de publicidad a lo largo de la carretera de un lugar de juego en Reno, Nevada. Nos detuvimos en Reno por sólo unos instantes, y yo dije: “Yo quiero ir a ese lugar de juegos de azar y ver lo que pasa.” Ya era la hora de la tarde. Nosotros entramos y caminamos a través de algunos de los corredores. Cientos de personas participaban en los juegos de azar de todas las formas. De repente, mi sangre se heló. Me volví hacia mi esposa y le dije: “Oh, por favor, vamos a salir de aquí. He visto este lugar antes, y yo no me quiero quedar por aquí.” Fuimos al aire libre, y fue muy bueno obtener una bocanada de aire fresco de nuevo. Yo había visto algo como eso, sólo que peor, en el reino de los perdidos.

UNA DANZA ETERNA

En otra sección del infierno vi un una danza eterna llevándose a cabo. A medida que me acercaba, y miraba los rostros de aquellas almas perdidas, mi corazón se compadecía de ellos con una gran lástima, porque estaban completamente fatigados y cansados. Y decían: “¿Oh, no podemos dejar por un momento?” Pero no había ninguna parada. La eterna danza seguía y seguía, al igual que un gran caldero hirviendo.
Yo nunca pasé mucho tiempo predicando en contra de las diversiones mundanas, porque creo que, cuando la gente realmente consigue salvarse, el Señor va a quitar el deseo de estas cosas fuera de sus corazones. Pero me voy a detener el tiempo suficiente para decir lo siguiente: el salón de baile moderno es una de las puertas de la mayor trampa del diablo que conduce directamente al infierno.

LA BEBIDA

En otro lugar una fiesta de eterno beberaje estaba sucediendo. He sido testigo de algunas escenas de libertinaje por ebriedad en esta vida que han sido horrible, pero nada es comparable a las orgías salvajes, borracheras que suceden eternamente en el infierno.
Y ellos no lo pueden detener. Esa cosa, que los llevó al infierno, los atormenta continuamente a través de toda la eternidad.

EL LUGAR DEL MIEDO A CONFESAR A JESUCRISTO

En otro lugar en el infierno, vi la forma más cruda de miedo que jamás haya existido. Nunca hemos visto nada parecido sobre la faz de la tierra. A cada rato se oía un grito, un alarido, un gemido, o cualquier otro sonido, en cualquier momento podría oírse el crujido de las llamas del infierno; estas pobres personas, abyectamente temerosas, se lanzaban de nuevo a las sombras, temblando, horrorizadas. Y vi a más gente en esta sección que en todas las otras secciones combinadas.  Estos, dijo el mensajero  que estaba conmigo, fueron los millones de personas que tenían demasiado miedo de confesar abierta y públicamente a Jesucristo. Sus temores les habían llevado al infierno, miedo de sus familias, miedo de sus padres, miedo de la esposa o el marido, miedo de los amigos o colegas de trabajo, etc.  Allí ellos estaban perdidos, llenos de un miedo abyecto que les atormentaba, como las llamas del infierno que quemaban sin cesar.

UNA RELIGIÓN INFERNAL

Por último, usted puede quedar sorprendido cuando le diga que también fui testigo de una forma de religión en el infierno. La música que iba con ella era suficiente para que a un se le pararan los pelos. Usted ha sentido la música menor, pero que nunca había oído nada como esto. Es la peor clase de canto fúnebre que se va incrustando en los huesos, y dentro de la médula interior de los huesos.
No adoración de Dios, sino una forma de religión. Y, mientras miraba a esas multitudes, me dijo mi mensajero que eran los que alguna vez tuvieron una forma de religión, pero que negaron el poder del evangelio.

UN MURO DE FUEGO

La gente en el infierno estaba pidiendo a gritos la liberación en todas partes, pero no había ninguna ayuda, porque habían hecho caso omiso de la sangre que es el único poder para salvar. Ninguno escapó.
Ese muro de fuego que cubría la gran esfera parecía ser una barrera a través de la cual un alma perdida nunca podría pasar, una vez que habían penetrado las llamas en el momento de la muerte física.
Oh, me gustaría tener el poder de hacer el infierno real para ustedes como Dios lo hizo para mí. Daría cualquier cosa si yo pudiera ayudarles a darse cuenta de lo horrible que es. Es diez mil veces más horrible de lo que puedo describir.
Fuentes: Lorne F. Fox para The Gospel Tract Society, Signos de estos Tiempos

Algunos se cansaron

Es un poco triste reconocerlo pero hay que ser honestos: algunos se cansaron de batallar contra la corriente. Un día se sintieron sin fuerzas, y casi sin darse cuenta, empezaron a dejarse llevar por el fluido suave y el ritmo arrullador de las aguas que iban corriente abajo.
Poco importó en un primer momento que fueran aguas venenosas. Poco importó que hubiera un penetrante hedor que se pegaba a todo: sus palabras, sus ropas, sus casas. La comodidad de dejarse llevar parecía buena razón, y al fin y al cabo, a los malos olores uno termina por acostumbrarse.
Se cansaron de decir que la paga del pecado es la muerte; su discurso cambió, y empezaron a decir que ante todo hay que ser humanos, y que Dios es tan misericordioso que en realidad no importa que pequemos, porque--ya revolcados bien abajo en esas aguas inmundas--les parecía imposible que hubiera condenación. Admitir que puede haber infierno y condenación Cansado?eterna es admitir que uno puede llegar allá si enseña lo que es falso aunque sea seductor. Así que cerraron los ojos y dijeron mirando a las cámaras que Dios no podía ser tan terrible.
Algunos se cansaron de pelear. Entregaron sus armas. Ya no soportaron más que la sociedad los excluyera, que la opinión pública los lastimara, que los medios de comunicación los ignoraran, que los parlamentos aprobaran leyes en contra de lo que siempre se enseñó. Se cansaron de ser sal que fastidia y dejaron de salar. Insípidos, con una sonrisa inocua, con un discurso debidamente censurado y autorizado por el "Nuevo Desorden Mundial" salieron a los púlpitos y a las cámaras y proclamaron que la Iglesia había cambiado. En realidad sólo ellos habían cambiado pero usurparon el nombre de la Esposa de Cristo.
Se cansaron de ser vituperados y maltratados. Cambiaron entonces su enseñanza y la acomodaron a los oídos adúlteros del mundo. Un aplauso sonoro fue la respuesta de parte de ese mundo, que de tiempo atrás esperaba tal cansancio. Los de las tinieblas se miraron y sonrieron con gesto de victoria. El rostro de los enemigos de la Iglesia brillaba con entusiasmo: "¡La hemos derribado!," se dijeron al ver caer algunas de las altas torres de la Esposa, la Casa de Dios, la Católica.
Y los que se cansaron, y ahora enseñan otra cosa, al oír el estrépito de semejante derrumbe, creyeron que los estaban aplaudiendo. Ya sabes: un derrumbe suena como un aplauso.
Algunos se cansaron. Pero no todos. Hay quien siente dolor y celo. Hay quien hace penitencia y reza. Hay quien predica, así parezca que su voz se pierde en el desierto. Hay quien llora y ora. Y esa oración atraviesa las nubes.
Fr. Nelson M.
ami...@fraynelson.com

5 cosas que debe saber sobre la Guerra Espiritual


La verdadera batalla ‘no es contra la carne’.
Habitualmente informamos sobre las batallas que se suceden en el mundo a nivel de guerras, delitos, conflictos étnicos, políticos, religiosos, batallas legales, etc., pero no hay que perder de vista que todos tienen una base común, una batalla a nivel espiritual en los invisible, entre el mal y el bien, que se reproduce inclusive dentro de nosotros mismos.

san miguel arcangel pisando a satanas

Aquí traemos 5 cosas principales que todo cristiano debe saber sobre la guerra espiritual.
  1. La guerra espiritual se refiere a la lucha espiritual diaria entre el bien y el mal.
Satanás existe:
“el mal no es una abstracción, sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El “diablo” (diá-bolos) es aquél que “se atraviesa” en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo”. (Catecismo 2851)
Existen espíritus malignos:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6: 11-12).
En la guerra espiritual, el campo de batalla es el terreno de nuestras almas. Tener un conocimiento básico de la guerra espiritual es una parte importante de conocer nuestra fe católica.
  1. Jesús ganó la victoria sobre satanás, pero nuestra lucha no ha terminado. 
Satanás ha sido derrotado pero no destruido. El enemigo ya no es una amenaza para Jesús, pero sigue siendo una amenaza para nosotros:
“La victoria sobre el “príncipe de este mundo” (Jn 14, 30) se adquirió de una vez por todas en la Hora en que Jesús se entregó libremente a la muerte para darnos su Vida. Es el juicio de este mundo, y el príncipe de este mundo está “echado abajo” (Jn 12, 31; Ap 12, 11). “Él se lanza en persecución de la Mujer” (cf Ap 12, 13-16), pero no consigue alcanzarla: la nueva Eva, “llena de gracia” del Espíritu Santo es preservada del pecado y de la corrupción de la muerte (Concepción inmaculada y Asunción de la santísima Madre de Dios, María, siempre virgen). “Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos” (Ap 12, 17). Por eso, el Espíritu y la Iglesia oran: “Ven, Señor Jesús” (Ap 22, 17. 20) ya que su Venida nos librará del Maligno” (Catecismo 2853)
  1. El poder de satán no es infinito como el de Dios.
Dios creó a todos los ángeles, incluyendo al ángel lucifer, quien se convirtió en satanás después de rebelarse contra Dios. Satanás es poderoso, pero sigue siendo una criatura:
“Satanás, el seductor del mundo entero” (Ap 12, 9), es aquél por medio del cual el pecado y la muerte entraron en el mundo y, por cuya definitiva derrota toda la creación entera será “liberada del pecado y de la muerte” (Plegaria Eucarística IV, 123: Misal Romano). “Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Engendrado de Dios le guarda y el Maligno no llega a tocarle. Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del Maligno”. (Catecismo 2852)
El poder de Satán no es infinito, no es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura. Él no puede impedir la edificación del Reino de Dios.
  1. No estamos solos; Dios está con nosotros cuando soportamos las pruebas que vienen con la guerra espiritual.
Dios Padre está con nosotros. Jesucristo está con nosotros: “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).
El Espíritu Santo está con nosotros. María, los ángeles, los santos y nuestros compañeros miembros vivos del Cuerpo de Cristo están con nosotros.
El Señor ofrece la gracia y la armadura espiritual:
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que seáis capaces de estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6: 11) “Somos más que vencedores en Cristo” (Romanos 8: 37).
Debido al poder de Jesús, no debemos que tener miedo, pero debemos estar atentos:
“Sed sobrios y velad; vuestro adversario el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar; resistirle, firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en la fe en todo el mundo sufren los mismos sufrimientos” (1 Pedro 5: 6-11).
  1. La oración, los sacramentos y sacramentales son medios eficaces de permanecer íntimamente unidos a Dios y resistir la tentación, que es la táctica más común utilizada por el enemigo en la guerra espiritual.
““No entrar en la tentación” implica una decisión del corazón: “Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón [...] Nadie puede servir a dos señores” (Mt 6, 21-24). “Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu” (Ga 5, 25). El Padre nos da la fuerza para este “dejarnos conducir” por el Espíritu Santo. “No habéis sufrido tentación superior a la medida humana. Y fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados sobre vuestras fuerzas. Antes bien, con la tentación os dará modo de poderla resistir con éxito” (1 Co 10, 13). Pues bien, este combate y esta victoria sólo son posibles con la oración. Por medio de su oración, Jesús es vencedor del Tentador, desde el principio (cf Mt 4, 11) y en el último combate de su agonía (cf Mt 26, 36-44)”. (Catecismo  2848-2489)
“Los siete sacramentos corresponden todas las etapas y todos los momentos importantes de la vida cristiana: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos” (Catecismo 1210)
“Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con a ella. “La liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los fieles bien dispuestos, casi todos los acontecimientos de la vida [...] sean santificados por la gracia divina que emana del misterio Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, de quien reciben su poder todos los sacramentos y sacramentales, y que todo uso honesto de las cosas materiales pueda estar ordenado a la santificación del hombre y a la alabanza de Dios” (SC61)” (Catecismo  1670)
Fuentes: Foundation For Priests, Signos de estos Tiempos