martes, 18 de noviembre de 2014

¿Cómo definen los ateos qué es bueno y qué es malo?

Los ateos pueden ser buena gente, pero…

Ateo bueno
Traduzco hoy para Espada de doble filo unos párrafos curiosos sobre el ateísmo que he leído en un blog norteamericano (Creative Minority Report). Aunque breves y con un lenguaje algo vago, resultan provocativos y creo que podrían ser un buen punto de partida para una interesante discusión sobre el ateísmo y la moralidad.
A mi entender, el punto más débil del pensamiento de los ateos modernos está en que su propio materialismo les lleva a posiciones contradictorias con todo aquello que hace humano al ser humano, tanto en general como en su caso particular, incluida la moral. Esta contradicción interna entre teoría y práctica, entre posturas intelectuales y vida concreta, entre ateos-que-no-creen-en-el-bien y ateos-que-se-comportan-bien (casi me atrevería a decir entre fe ateo-materialista y realidad) produce una curiosa tensión que, al menos desde fuera, resulta fascinante.
Yo no plantearía la cuestión como los párrafos traducidos, pero me parece muy curioso que precisamente lo que le llama la atención al bloguero norteamericano, hasta ahora, siempre se haya cumplido en este blog. Creo que sería interesante reflexionar sobre eso.
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No creo que los ateos no puedan ser gente buena. Lo que me llama la atención es que nunca he encontrado a un ateo que no creyera que era una buena persona. Porque, y aquí está el quid de la cuestión, ¿cómo definen lo que es bueno? Esa es la parte que siempre me confunde. Sin Dios, ¿cómo defines lo que es bueno? Si sólo somos un montón de formas de vida surgidas accidentalmente en una roca sin sentido, ¿cómo se puede definir el término “buena persona”?
Para muchos ateos, lo bueno es simplemente lo que ellos son. Su código de conducta es lo que piensan que es. Solamente significa que son buenos en ser lo que quiera que sean. Así que dan en la diana de “buena persona” un 100% de las veces. No pueden fallar.
Creo, sin embargo, que muchos ateos aceptan algunos presupuestos del cristianismo sin creer en Dios, pero otras reglas no les gustan, así que no las siguen. Así pues, según sus propias reglas, son gente buena, porque siguen las reglas que quieren seguir.