Ser ignorante no es pecado, pero se puede volver, pues si uno puede salir de ello en lo que concierne al bien eterno y no lo hace, la persona puede morir eternamente. Pues hoy dia la gente se preocupa por no ser ignorante al mundo pero si a las cosas de Dios, y esta ignorancia no la va a justificar Dios el día de su juicio, por eso los Apóstoles decían que era mejor hacerse necios ante las cosas del mundo que pasan, para ser agradable a Dios.
sábado, 14 de febrero de 2015
Instituto del Verbo Encarnado: ¿Seremos capaces?
Instituto del Verbo Encarnado: ¿Seremos capaces?: Publicado el 09/02/2015 de Instituto del Verbo Encarnado Como prenda de afecto y apoyo nuestros cristianos recibieron cientos de cartas, esc...
EL ALMA
COMPARTIENDO SOBRE EL TEMA DEL “ALMA”
Por Luz de María
Primera Parte
31 DE ENERO DEL 2015
Por Luz de María
Primera Parte
31 DE ENERO DEL 2015
El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es
totalmente capaz de relacionarse con Él. (Gen 1, 26). Le puede amar y
conocer. Somos Sus hijos y podemos surcar las profundidades Divinas que
se mantienen abiertas para los seres humanos, en donde nuestra
humanidad penetrará sin detentes ya que sólo se necesita el “SÍ” del
hombre mediante la voluntad humana, el elevarse sobre el querer humano
para unirse al Querer Divino. No es una utopía sino el infinito e
incomparable Amor Divino hacia Sus hijos.
El hombre posee dignidad al mantener la supremacía
sobre las creaturas que en la Tierra cohabitan con él. Dignidad como
persona, ya que el hombre no es “algo” sino “alguien”. Y esa es la
consciencia que debe existir en todos, para despegar de la Tierra y
entrar en comunión con otras criaturas humanas, al ser todos llamados a
la Gracia, a dar una respuesta de Fe y Amor, que sólo y sólo cada uno,
de manera personal lo puede hacer. Ninguna criatura humana puede dar
la respuesta por otra.
Citando a San Agustín, expongo su sentir:
"'Dentro de esa respuesta, la humanidad se puede
dividir en dos grupos: los que aman a Dios, se someten a Su Palabra y
buscan la Paz Eterna, y los que quieren los bienes materiales y
temporales y se prefieren a sí mismos antes que a Dios. Aunque estos dos
grupos están mezclados desde el principio de la historia, en cierto
modo pertenecen a dos pueblos o ciudades distintas: los primeros
pertenecen al territorio místico de la Ciudad de Dios (Jerusalén), y
los segundos a la Ciudad temporal o terrena (Babilonia). Desde el
principio del mundo están enfrentados, pero con el juicio final se
separarán definitivamente''.
En esta división existente entre los dos grupos,
todos quieren tener derecho a ser felices. Para esto nos creó nuestro
Dios, para ser felices y para ser santos como Cristo es Santo, teniendo
presente que en Su Segunda Venida, Cristo viene por Su Iglesia Santa.
Pero para que el hombre surque hacia la Santidad debe ser semejanza del
Obrar y Actuar Divinos. Aquí entramos en la Misericordia Divina que no
se opaca ante el pecador, si éste demuestra no sólo el deseo, sino la
disposición y lucha contra sí mismo por vencer lo que le lleva a
decrecer, ya que pocos voluntariamente se han permitido ser penetrados
por esa lanza que no sólo quema, ni sólo hiere, sino que imanta el alma
de la criatura humana con esa Sed Divina en la que esas pocas
criaturas humanas han sabido gustar del Cielo por adelantado: los
Santos. El hombre, como parte de esa Iglesia, debe ser santo como
Cristo es Santo. Todo hombre es llamado a dirigir su obrar y actuar
para ser copia del obrar y actuar de Cristo, como preparación a la
Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo.
CUANDO EL HOMBRE DA, POR MÁS QUE OFREZCA, SI
NO PURIFICA SU VOLUNTAD, LA DONACIÓN NO ES COMO DIOS LO DESEA. POR
TANTO, AUNQUE SE DESEE SER ÁGUILA Y SURCAR LAS ALTURAS, SI LAS ALAS
CONTIENEN TRAZAS DE QUERER HUMANO, ÉSTAS NO LOGRAN ELEVAR AL HOMBRE, Y
ÉSTE QUEDA POSTRADO EN TIERRA MIRÁNDOSE A SÍ MISMO Y LAMENTANDO SUS
MISERIAS.
El hombre actual se mueve como los hombres de pasadas
generaciones, nadando en medio de la corriente del mundo, la cual
adormece la mente humana para llevarla a alejarse del verdadero camino
en donde encontrará la Vida Eterna. Como en pasadas generaciones,
sobreabundan aquellos que son oscuridad, disfrazados de lámparas,
hurgando en la luz la obscuridad que no encontrarán, y mirando luz
donde hay oscuridad, burlándose de la Palabra Divina y proclamando a
viva voz que Dios no explicita Su Palabra. Necios aquellos que con una
leve sombra de amor hacia Dios, juzgan y culpan a la Voluntad Divina de
continuar alertando a Su Pueblo, al cual le prometió que no estará
solo.
El hombre se mueve entre el “ya” y el “todavía no”;
un todavía no de Misericordia, pero esta generación, según la
revelación que el Cielo me ha dado, deberá enfrentar la Purificación,
ya que ha ofendido a Su Creador más que otras generaciones.
Dentro de la ceguera humana, bastantes dicen:
“actuamos bien, continuemos negando el pecado porque no pecamos. Somos
libres, somos salvos, actuemos con libre albedrío, todo se nos ha
perdonado, no temamos a nada porque Cristo es Misericordia y todo lo
perdona...” SÓLO QUE LA MISERICORDIA ES JUSTICIA PARA QUE EL JUSTO VIVA Y EL PECADOR SE ARREPIENTA.
El Cielo ante Su Misericordia Infinita, nos devela Su
Justicia, esa que esta generación debe enfrentar. En ese ardiente y
profundo deseo Divino nos alerta de cuanto se acerca, para que el
pecador cambie el pecado por el amor hacia su Señor y Dios y así el
hombre salve su alma. Temor, terror, miedo, impotencia son sentimientos
que la criatura humana permite que salgan cuando se le anuncian los
Designios del Cielo, ante la desobediencia de la humanidad.
EL CIELO REVELA SUS DESIGNIOS, EN CAMBIO EL HOMBRE NIEGA ESOS DESIGNIOS.
El temor le lleva a la negación de la Omnipotencia Divina para actuar
sobre la finita criatura humana. Dios no atemoriza, sino habla con la
Verdad, esa que desconoce el hombre al vivir superfluamente sin conocer
ni reconocer a Su Creador, y lo que no se conoce, causa temor.
SALVAR EL ALMA... ¿DE QUÉ?
Salvar el alma del mismo “ego” humano, que,
desconociendo al alma misma, la arroja fuera de la Voluntad Divina,
entregándola a continuos tropiezos en la obscuridad.
Culpable o no culpable, el hombre, criatura de Dios y
sumido en el letargo de la afanosa comodidad del mundo, no ha
apresurado el paso para adelantar lo que quizá la misma Iglesia no le
ha enfatizado, y la criatura humana se ha sentido cómoda en esa ligera
vida espiritual que no le exige más para llegar lejos. La Fe se ha
debilitado, la mente del hombre ha tomado preferencias por lo nuevo en
la tecnología y hasta las novedades de ideologías liberales que no
exigen un obrar y actuar Divinos, sino cada uno según su querer humano.
Por un lado tenemos la tibieza de algunos Jerarcas de
nuestra Iglesia que no predican cuanto se acerca para no perder
fieles. Contrasta con aquellos Sacerdotes que predican la Verdad de lo
venidero pero son alejados de las comunidades urbanas para que no
atemoricen a los fieles. Pero, ¿qué será de todas esas almas que
desconocen o niegan las profecías de la Madre Santísima, la cual por
Amor a Sus hijos, ha revelado por adelantado los lúgubres y
acrisoladores caminos por donde pasará la humanidad si no se convierte?
Por eso es necesario predicar de Dios “a tiempo y a destiempo” como
dice San Pablo.
¿SALVAR EL ALMA?
LA MADRE SANTÍSIMA HA INSISTIDO ÚLTIMAMENTE CON MAYOR VEHEMENCIA EN LA SALVACIÓN DEL ALMA.
Debemos ampliar el concepto de alma, si es que lo poseemos.
Imaginemos el Universo... así pensemos en el cuerpo
humano: un universo conformado por fuera de la carne que miramos a
simple vista, pero ¿por dentro? ¿Qué sucede en el interior del cuerpo
humano?
Universo que pende de Dios, universo de nuestro
cuerpo, que no sólo posee esa carne que miramos, ni posee sólo el
sistema respiratorio, ni el digestivo, ni los restantes sistemas, sino
posee un organismo espiritual. SOMOS CUERPO, ALMA Y ESPÍRITU: UNA TRILOGÍA.
Nos hablan tanto del alma. ¿Por qué será que nos
hablan tanto de cuidar el alma?, ¿por qué será? Porque el alma está más
cercana a nosotros, porque está dentro de nosotros.
SI YO TE DIGO: ‘ALMA’, ¿QUÉ PIENSAS QUE ES EL ALMA?
El alma nos cubre por dentro para darse “ad extra”.
Si yo digo por dentro, vislumbro algo real que posee vida, que tiene
peso, energía y que circula por todo nuestro cuerpo como circula la
sangre. El alma circula protegiendo y abarcando todo nuestro organismo
espiritual, para que nosotros, dependiendo del trato que le demos
dentro de nosotros mismos y luego hacia los hermanos, seamos un reflejo
de ella.
Podemos ser criaturas de bien o criaturas de mal; el
alma enfrenta algo muy complejo que nosotros mismos le colocamos: el
bien y el mal, la luz o la oscuridad, y nosotros mediante nuestro libre
albedrío, elegimos lo que nuestra alma, que es creación de Dios, va a
enfrentar.
El alma es creación de Dios, y es buena, porque todo
lo creado por Dios es bueno. Es el hombre, que provocado por el demonio
a través de sus malas pasiones, del mundo y de la carne, secunda el
mal que le viene propuesto como bien.
EL ALMA AL SER SEMEJANZA DE DIOS, POSEE TRES FACULTADES: MEMORIA, ENTENDIMIENTO Y VOLUNTAD.
Al permanecer el alma unida al cuerpo, esa memoria y
ese entendimiento dependen de algo muy importante a lo que nos están
llamando: LA RAZÓN. DEL USO QUE NOSOTROS LE DEMOS A LA RAZÓN, DEPENDE NUESTRA SALVACIÓN.
Por eso somos llamados a escudriñar, a leer, a
crecer, para que fortifiquemos la razón y por ende la inteligencia,
y ésta, nos lleve a tener una apertura hacia lo que no conocemos, hacia
lo que no se nos ha dicho pero que es una verdad.
Cristo nos lleva de novedad en novedad, Su Amor está
en constante movimiento, nos lleva de conocimiento en conocimiento en
la novedad de novedades, para que nuestra inteligencia y nuestro
comportamiento nos lleven a gustar de esa SED DE ALMAS, A SEMEJANZA DEL
QUERER DIVINO.
Si yo me limito y me coloco voluntariamente como si
estuviera dentro de cuatro paredes para no comprender nada más que lo
que se me ha dicho con anterioridad, entonces estoy limitando a mi
inteligencia para que no surque más allá de los límites que me he
impuesto.
Tuvieron que venir criaturas como los santos -y
menciono mis preferidos-: Santa Teresita, Padre Pío, San Francisco de
Asís, Ana Catalina E., María Valtorta, San Agustín, y tantos más que
supieron que por medio del Amor y de la razón, tenían que tener una
forma de vida diferente para penetrar y salirse de ese primer nivel en
donde Cristo habla y la criatura no sabe quién le habla, y por eso
dice: no lo veo, no lo veo y lo busca por todas partes y no lo
encuentra. Ellos, los santos, tuvieron solitos que entregarse y
acercarse a Dios para que Dios les revelara y les quitara el velo que
tenían puesto y ser criaturas santas y diferentes, colmadas de los
dones del Espíritu Santo.
TODOS NOSOTROS SOMOS APTOS PARA POSEER LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO,
pero no hemos querido cultivar una apertura en la inteligencia
espiritual que nos permita decir: ¡sí, sí!, porque cuando nos llega una
novedad, decimos: ¡no, no! Y Cristo desea que digamos ¡sí, sí!
Por eso el comportamiento humano hace crecer el alma y
el comportamiento no es “sentarme bien”, o no sentarme bien, tener
“etiquette cristiana” o no tenerla. EL COMPORTAMIENTO ES LA
DISPOSICIÓN INTERIOR DE CADA UNO PARA ABRIRSE A ESAS NOVEDADES A LAS
QUE CRISTO SIEMPRE HA DESEADO LLEVAR A SU PUEBLO. Quizás en
ocasiones hasta nos parecerán contradictorias pero yendo a la sustancia
de la Palabra de Cristo, veremos que Él nos quiso decir cosas más allá
de lo que se puede llegar a conocer comúnmente.
LA MADRE DIJO: “DONDE RECEN EL SANTO ROSARIO, MIS LEGIONES LLEGARÁN A BENDECIR”, y
¿en cuántas casas se reza el Santo Rosario? Hay algunas en las que ni
siquiera se reza, porque se vive una espiritualidad “light”. Se vive
una sociabilidad, no se vive una espiritualidad. Por eso lo espiritual
tiene que irse apartando de lo mundano y tiene que aprender a obedecer a
Cristo, Su Voluntad y el Llamado de la Madre.
LOS ESTADOS ANÍMICOS REPERCUTEN SOBRE EL ALMA: el
enfadarse, la ira, la envidia, la venganza, las malas palabras, el
ofenderse, logran que el alma se oprima porque la estoy amordazando con
mis acciones y mis reacciones, no la estoy llevando a evolucionar,
sino la estoy llevando a retroceder.
EL ENOJARSE, EL TENER TEMORES, EL TENER
MIEDOS, TODO ESO VA EN CONTRA DEL ALMA PORQUE TODOS LOS SENTIMIENTOS
QUE NOSOTROS TENGAMOS, RECAEN SOBRE EL ALMA.
Dice San Agustín que nosotros podemos dividir a los
seres humanos en dos grupos: los que aman a Dios y se someten a su
Palabra y buscan la Paz Eterna, y los que quieren los bienes materiales
y temporales y se prefieren a sí mismos antes que a Dios. Y estamos
mezclados. Por eso la Palabra dice que está mezclado el trigo con la
cizaña (Mt, 13, 24), pero nadie quiere ser cizaña, y quizás sí seamos
parte de la cizaña.
Desde el principio de la historia de la humanidad
estamos mezclados y hemos vivido en este complejo razonamiento de darle
una definición al alma y al espíritu en lugar de accionar nosotros de
modo diferente, más acorde al obrar y actuar de Dios.
Pero sí, es necesario saber qué es el alma, y ahora sabemos que el alma no es una invención sino ES
UNA MANIFESTACIÓN DE NUESTRO ORGANISMO ESPIRITUAL, QUE SIENTE, CRECE O
DECRECE, Y TIENE ENERGÍA, UNA SUSTANCIA DIVINA CREADA A SEMEJANZA DE
DIOS, QUE OCUPA NUESTRO CUERPO Y LO RECORRE.
Por eso hay que pensar que los sentimientos, los
deseos, las reacciones recaen sobre el alma y que los que escogen vivir
y llevar su alma de acuerdo a los Preceptos Divinos van a estar
presentes en la Mística ciudad de Dios y los que no obedecen y llevan
su alma fuera de la razón, lejos de la Inteligencia Espiritual Divina,
son aquellos que irán al fuego eterno o a la Babilonia, como lo
queramos llamar.
SEAMOS ASTUTOS, TODO SE NOS HA REVELADO EN
LA SAGRADA ESCRITURA, O EN REVELACIONES PRIVADAS O PÚBLICAS DE LA
MADRE, COMO EN FÁTIMA.
¿Qué nadie está obligado a creer en las revelaciones?
Sí, pero la Palabra dice: “examinad todo y quedaos con lo bueno”. (I
Tes 5, 20). No desechemos la Divina Palabra, que vendrán instantes
en que la sed de esa Palabra sea muy fuerte, y ya será difícil
escucharla.
La comprensión de todo va formando a la creatura en
una persona sabia, y el negarse a ir más allá de escuchar una palabra,
lleva al hombre a ser ese que ha tenido frente a sí un tesoro y por
temor a abrirlo lo desprecia y luego cuando lo desea abrir, ya el
tesoro se ha enmohecido.
Las pruebas de cada día fortalecen la Fe, si esta Fe
se encuentra fundamentada en una correcta comprensión y donación de la
creatura hacia Dios. De lo contrario la criatura seguirá siendo
criatura solamente, y mirará a Dios como el desconocido que se
encuentra lejos de ella.
Amén.
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