Pon la mano en tú corazón y observa cuántos vacíos de amor hay
en el, reflexiona.
Aquél estima de ti mismo, aquél turbar por cada mínima contrariedad y los pequeños apegos que sientes a cosas y a personas; aquél cansancio en el bien, aquél fastidio que te causa lo que no te gusta, equivalen a otros tantos vacíos de amor en tú corazón.
Vacíos que parecidos a la fiebre te privan de la fuerza y el deseo de llenarte de voluntad Divina.
Oh, como sentirías también tú la virtud refrescante y conquistante en tus sacrificios, si llenas de amor estos vacíos tuyos.
Tú Madre Espiritual
La Madre de Jesucristo
María Santísima
Reina del Cielo y de la Divina Voluntad obrante en el Cielo cómo en la tierra.
FIAT, FIAT, FIAT
Nota: del libro Reina del Cielo, Luisa Picarreta