6 de Noviembre de 1978
ALMAS MALEFICIADAS
Escribe, hijo mío, soy Jesús.
Me propongo continuar con la conversación del mensaje anterior, en el que he querido aclararte algunos aspectos de "uno" de los tantos medios con los cuales las potencias oscuras del Infierno embaucan a las almas inexpertas, imprudentes, siempre deseosas de novedades, débiles o indefensas, por estar privadas de la asistencia espiritual, o por su negligencia, o por el incumplido deber de quienes por vocación habían sido designados para cuidar su vida religiosa, almas lisonjeadas por espejismos prohibidos, y casi siempre engañadas... Pero no intento incluir a todas las almas en las susodichas categorías, porque en efecto hay también almas buenas, santas, almas en serio camino hacia la perfección que por Voluntad permisiva de Dios son maleficiadas, en cuanto a que el sufrimiento que les procura el maleficio, para ellas se convierte en medio de expiación, de purificación, de santificación, de enriquecimiento y de redención; porque el sufrimiento, de cualquier parte que provenga, si es aceptado con fe y generosamente ofrecido, se cambia en santificación. - ¿Qué almas pueden ser maleficiadas? - Teóricamente todas. Unas directa o indirectamente por obra de las fuerzas del mal y otras por Voluntad Permisiva de Dios. Pero el maleficio lleva siempre en él el sello del Infierno, también cuando es provocado por los gregarios de la iglesia de Satanás, la masonería. - ¿Los maleficios son todos de la misma naturaleza? - En muchos aspectos sí, en cuanto a que todos llevan al maleficiado sufrimiento espiritual y físico. - ¿Los maleficios son todos iguales? - No, se diferencian mucho entre ellos; el maleficio producido por un Consagrado reviste siempre una mayor gravedad, sea por la intensidad de malicia o por el tiempo que se necesita para liberar a la persona afectada; quien además se hace culpable de maleficio evocando los Espíritus Malignos puede determinar la naturaleza, la gravedad, el grado y el número de las presencias de los espíritus, que generalmente son tres, pero también más; pero para cualquier maleficio, sus efectos dependerán siempre de la libre Voluntad Permisiva de Dios.
La acción pastoral más directa
Hijo mío, te dije en otra ocasión que el exorcista no debe esperar consuelos, sino sólo y siempre sufrimiento, y que raramente ve el resultado de su acción pastoral, la más directa pastoral, de la que Yo, Verbo eterno de Dios, he dado tantas veces ejemplo arrojando los Demonios y curando a los enfermos, pero para que este Ministerio Pastoral surta sus efectos debe ser ejercido por Santos Sacerdotes. Vendrá el día en el que Obispos verdaderamente santos se acordarán de la validez de Mi Mandamiento "Id y predicad el Evangelio a todas las gentes, bautizándolas, curando a los enfermos y arrojando a los demonios". El exorcista, además de ser santo, debe ser hombre de profunda oración, debe usar todos los medios consentidos como los Sacramentos, en los que hoy ya casi ninguno cree mientras su eficacia depende de la Fe y de la Gracia de quien los usa; impartirá también "las bendiciones", que si son en forma Privada no necesitan de ninguna licencia del Ordinario, pero si en cambio el exorcismo es público y hecho en nombre y en unión con la Iglesia, necesita el permiso del Ordinario del lugar en el que se realiza. Te he dicho además en otras ocasiones que la estrategia de Dios es la de dirigir hacia el bien todo el mal obrado por las fuerzas oscuras del Infierno y de sus gregarios, que se perpetúan en los siglos; mientras que la estrategia de las potencias oscuras del Infierno es la de "tratar" de dirigir hacia el mal todo el bien realizado en la tierra por los hombres de buena voluntad. ¿Qué medios se deben usar para liberar a las almas que son afectadas por él?
Monstruoso y culpable engaño
La hora de la liberación de un alma golpeada por un maleficio está siempre determinada por la Voluntad Divina y puede ser anticipada por la colaboración, la fe y el deseo de liberación del afectado, o puede ser prolongada por la falta de colaboración, de fe y del deseo de ser librado, o también por la acción maléfica aún en acto por parte de quien ha procurado el maleficio.
El maleficio también puede ser mantenido o prolongado por un Designio misterioso de Amor, dirigido a salvar almas relacionadas con el maleficiado en un plano particular de salvación. Hijo mío, los tiempos se abrevian y está muy cercana la hora en la que las cosas se podrán y deberán llamar con su verdadero nombre, porque deberá ser frustrado el plan diabólico destinado a enmascarar estas dolorosas y malvadas realidades, con las que se ha particularmente querido atacar a la Iglesia, sin suscitar la justa reacción, es más, sirviéndose de los hombres de la misma se ha querido convalidar el plan diabólico y defenderlo de todo contraataque que pudiera obstaculizar su evolución. Un engaño colosal y monstruoso del que son víctimas tantas almas que pagan con sus sufrimientos, sin recibir el mínimo auxilio o consuelo de aquellos que, en el designio de Dios, habrían debido ser sus naturales protectores y defensores. Hijo, por ahora basta, como siempre, te bendigo; ámame, reza y repara.
11 de Noviembre de 1978
EXORCISMO: EL APOSTOLADO MÁS DIRECTO
Escribe, hijo mío, soy Jesús, que desea reemprender la conversación interrumpida hace algunos días.
Quiénes son los que deben exorcizar. Por mandato divino, por deber de justicia y de caridad, son los Obispos quienes pueden ejercer este poder, directamente o indirectamente. El poder de exorcizar y el poder de liberar las almas de las que el demonio o más demonios se han apoderado y liberar las almas de las potencias oscuras del mal, es el apostolado más directo, porque, lo repito una vez más, la razón del Misterio del Mi Encarnación es precisamente sólo esto: o sea, el rescate de las almas de los demonios y de su feroz tiranía, con el precio de Mi preciosísima Sangre. Todos los bautizados de camino en la tierra ¿no deben amarse, y quererse más que hermanos? ¿No he dado a Mi Iglesia reglas bien precisas e indicaciones prácticas de cómo amar a los propios hermanos, indicando también el modo de concretar el amor cumpliendo las Obras de Misericordia Corporales y Espirituales? Ahora bien, ¿quién más enfermo y más necesitado que un maleficiado, que siempre sufre en el alma y en el cuerpo, quién más necesitado de comprensión y de ayuda? ¿Quién está en condiciones de ayudar, liberar y consolar a un maleficiado más que los Obispos, los cuales tienen la plenitud del Carisma Sacerdotal?
Sufrimiento: arma indispensable
Si el Obispo es verdaderamente santo no le faltará ni la sensibilidad de comprender, ni la Gracia de actuar eficazmente sobre quien sufre de maleficio, pero si no es santo, ni ve ni comprende; por lo que él mismo tendría necesidad de que se le ayudara con un exorcismo.
Hijo mío, para afrontar al Enemigo a cara descubierta se necesita fe, valor, fuerza y otros dones que no tienen sus raíces en la soberbia, sino sólo en la humildad; tú podrías buscar por todas partes, pero un bravo y fuerte exorcista lo encontrarás sólo entre los humildes, jamás entre los soberbios; un bravo exorcista jamás lo encontrarás entre los hambrientos de prestigio, de riquezas, de comodidades, sino sólo entre los pobres; porque quien ama el prestigio y las comodidades que ofrece el mundo no es nunca de Dios y no podrá nunca estar en grado de realizar un genuino apostolado todo dirigido a la Gloria de Dios y al bien de las almas. El exorcista verdadero, que verdaderamente puede obrar con éxito y que, como ha sido dicho en un mensaje anterior, casi nunca conoce los frutos de su obrar, es aquel que está dispuesto a aceptar, y gustoso acepta, el sufrimiento como don de Dios y como arma esencial e indispensable para su lucha, arma que atemoriza y espanta al Adversario, y esto es para el exorcista ya parte del éxito a que tiende. Hijo mío, en gran parte los capciosos pretextos por los que muchísimos Obispos ya no exorcizan encuentran en esto su explicación; he dicho que es tiempo de hablar sin velos y sin sobreentendidos, pues bien ¿qué éxito podría tener sobre el Enemigo uno que es ya presa del mismo y su prisionero? En mi Iglesia regenerada no quiero incrustaciones de ningún género; todo debe volverse puro y limpio, como era al principio. El Oficial que en guerra no precede a sus soldados no es un buen oficial y no puede aspirar a la victoria; la victoria no es de los viles sino de los valientes.
Exorcizar es la flor y nata de la pastoral
Muchas y muchas veces te he dicho que si se cree en mi Evangelio no es posible dar a mis palabras un sentido diferente de aquel que Yo le he dado, y Palabras relativas al Mandato confiado a los Apóstoles son claras, simples y precisas: "Id y predicad Mi Evangelio... curad a los enfermos y arrojad a los Demonios". Y estas Palabras mías, como todas las demás, son eternas e inmutables. ¿Se las cree o no se las cree?
Si se cree: ¿por qué no se ponen en práctica? Si no se cree: ¿por qué se aceptó hacerse en Pastor de almas, traicionando la finalidad primaria de la pastoral? Se excusan con el pretexto de que este deber se puede cumplir indirectamente a través de cualquier sacerdote, delegado "ad hoc"... ¡La hipocresía humana verdaderamente no tiene límites! Ya te he dicho, hijo mío, que no se ama por poderes; así el bien, cuando hay todas las posibilidades de hacerlo directamente se debe cumplir personalmente y no a través de terceros, y de este modo sólo si estuvieren condicionados por situaciones particulares, ahora ya, ¿qué mejor bien que exorcizar, pues ¡esto constituye la flor y nata de la pastoral!? Además de cuanto se ha dicho hay que agregar que el Obispo tiene el sacrosanto deber de preceder a los demás con el ejemplo y que teniendo el Obispo la plenitud del sacerdocio, tiene también la plenitud del Poder Sacerdotal, por lo cual el Obispo que ejerce este ministerio desprende una fuerza y una potencia muy particular, que es propia del Carácter Episcopal. Los Obispos que ejercen éste su principal poder de arrojar a los Demonios indirectamente delegando a uno o más Sacerdotes para su Diócesis a menudo demuestran escasez de fe, falta de sensibilidad pastoral y carencia absoluta de visión realista de una situación verdaderamente triste, porque hoy los maleficiados son muchísimos y muchísimos los que van implorando una ayuda, que no encuentran jamás en los Obispos y casi nunca en los sacerdotes que no creen, hasta el punto de hacer una trágica ironía con quien tiene necesidad de otra cosa que la estupidez de sacerdotes sin fe y sin amor. Hijo, por ahora basta, aunque no se ha agotado el discurso. Te bendigo y contigo bendigo a quienes te son queridos, ámame, reza y repara.
12 de Noviembre de 1978
QUIÉN PUEDE EXORCIZAR
Escribe, hijo mío, soy Jesús. Continuemos con el tema de ayer sobre el exorcismo.
¿Quién puede exorcizar? Además de los Obispos, naturalmente los Sacerdotes que tienen esa facultad delegada por el Obispo. En la consagración sacerdotal está incluida también la facultad de exorcizar, pero ahora hablo del exorcismo oficial que los obispos se han reservado para sí, porque el exorcismo privado es de todos los sacerdotes y aún de los seglares Como te dije en anteriores mensajes, el exorcista debe ser siempre persona de profunda vida interior, que viva intensamente la Vida de la Gracia, plenamente consciente y conocedor de lo que hace y, por lo tanto, que conozca a fondo la naturaleza de la trágica lucha que ha de sostenerse contra las misteriosas, pero reales, potencias del mal; que sepa de las astucias y de las insidias que ellas están siempre prontas a tender contra todos y de manera especial contra aquellos que les hacen frente sin temores y sin miedo, pero con la necesaria prudencia.
El primero y el más potente medio de ataque
Los sacerdotes, que después de los obispos son los que participan más íntimamente en el Real Sacerdocio de Cristo deben exorcizar por un primario deber de su estado, por un deber de justicia y también de caridad.
Si el sacerdote en realidad está convencido, como de hecho lo debe, de ser "corredentor" con Cristo; si está convencido de que "redimir" quiere decir liberar a las almas hechas prisioneras por las potencias oscuras del mal, no se ve cómo pueda ignorar el primero y más potente medio de ataque contra sus adversarios que, fuertes por la superioridad de su naturaleza, no ahorran golpes de mano en perjuicio de las almas para hacerles daño, sobre todo cuando son invitadas por personas perversas para posesionarse de ellas y torturarlas de todas formas. ¡Sea dicho y afirmado una vez más, que es cosa absurda y paradójica que un Sacerdote ignore, o afirme que no cree en los Demonios ni en su odio por toda la humanidad, sin excepción alguna, pero especialmente por la humanidad mejor, porque eso equivale a afirmar que ignora el "porqué" del Sacerdocio y de su misión en medio del mundo! Estos sacerdotes pueden muy bien ser comparados con Oficiales de un Ejército que no creen que deben combatir contra el enemigo que los ataca, afirmando, que no existe, que sólo es una fábula de tiempos pasados, mientras que sus soldados caen numerosísimos ante sus ojos. Ésta, hijo mío, es la situación de muchísimos sacerdotes de esta generación loca e incrédula, que asiste impasible a la acción demoledora y disgregadora de las potencias demoníacas, sin pestañear, es más, ¡fingiendo asombro ante quien los acusa de complicidad con las adversarias fuerzas del mal!
Llamar a buenos seglares para sustituir a Sacerdotes
Por esto, hijo mío, una noche de 1974 te dije que te procuraras crucifijos para que los dieras a buenos seglares, animados de un espíritu de fe y de caridad, que no encuentro ya en mis sacerdotes, a fin de que esos seglares "bendigan", dado que los sacerdotes no sólo no bendicen ya, sino que se ríen de aquellos que animados por un verdadero espíritu sacerdotal lo hacen aún.
Desmayando los Sacerdotes en los fines primarios de su vocación, Yo Verbo eterno de Dios, te sugerí que llamaras a buenos seglares, temerosos de Dios, para sustituir a los Sacerdotes materializados, para bendecir sin miedos y sin temores, asegurándote la eficacia de sus bendiciones. Continúa, hijo mío, pues la necesidad es grande, de hecho, Mi Iglesia rebosa de fuerzas enemigas; está llena de ellas en su interior y cercada de asedio en el exterior, pero tú sabes de qué parte se inclinará la suerte favorable en este inmenso conflicto. No alimentes dudas, hijo mío, te confirmo que las fuerzas del Infierno se desencadenarán cada vez más contra ti, pero no temas; te he dicho que serás compensado con la abundancia de mi amor y que ninguno podrá nada contra ti. Ofréceme tus sufrimientos, que Yo transformaré en luz y gracias para tantas almas inmersas en lo oscuro de la incredulidad. Te bendigo, hijo, y contigo bendigo a la Comunidad, que me es querida porque es y será un "faro" de luz en las tinieblas. Ámame, reza y repara.
13 de Noviembre de 1978
TODO CONFIRMADO ES UN COMBATIENTE
Escribe, hijo mío, soy Jesús que quiero continuar la conversación acerca de los maleficios, que tan frecuentemente se llevan a cabo en Mi Iglesia.
Ayer te dije que ha de ser considerado como deber del propio estado exorcizar a aquellos que son golpeados por maleficio y te señalé también a los buenos seglares que pueden y deben exorcizar. Cierto no serán pocos los que manifestarán asombro mientras otros fingirán escandalizarse por estas afirmaciones, pero ni su asombro ni su escándalo pueden cambiar la naturaleza de los hechos. Todo Confirmado es insertado en el gran Ejército de la Iglesia, y, como todo cristiano es insertado naturalmente con el Bautismo y organizado en el Cuerpo Místico de Cristo, adquiriendo la Gracia que lo hace hijo de Dios, con todos los atributos relacionados a este gran y gratuito don hecho por Dios a todo bautizado, así todo Confirmado, en su papel de Soldado adquiere con el distintivo propio del soldado, distintivo y carácter invisible pero eterno, el derecho y el deber de participar en todas las actividades del Ejército del que forma parte y de las que la principal es combatir al común Enemigo. El Sacramento de la Confirmación, así como el del Orden, os hace mayormente participes del Real Sacerdocio de Cristo, Víctima por excelencia, es más, la sola gran Víctima verdaderamente agradable y acepta al Padre, por la cual las almas son redimidas; ahora bien, redimir quiere decir liberar a las almas tiranizadas por el Maligno. Además de este primario efecto, la Confirmación da al confirmado los Siete Santos Dones, por los que se inserta más establemente en el Cuerpo Místico, fortaleciendo todo el Cuerpo Social de Cristo, como por otra parte todo niño, llegado a la edad suficiente, es acoplado en la escuela para que con el estudio pueda mejor organizarse e insertarse en la Sociedad Civil en la que vive.
Ejército en desbandada... derrota inevitable
Hoy en la Iglesia no se comprenden ya estas cosas, que Por Sí mismas son muy sencillas, y por otra parte es gravísimo que por muchos Sacerdotes hoy no sean conocidas ni la naturaleza ni la finalidad de un Sacramento tan importante y que señala en la vida de los niños una etapa tan grande.
No creyendo ya en las potencias oscuras del mal, ¿cómo pueden explicar a los niños un Sacramento instituido por Mí, Verbo eterno de Dios, para que todo hombre que viene a este mundo Me escolte para combatir contra las fuerzas oscuras del Infierno? ¿Por qué te dije aquella noche que entregaras el crucifijo a "buenos" seglares y no a todos los seglares? La razón es evidente: porque no todos los cristianos son buenos, no todos viven la vida de gracia y son temerosos de Dios, y por esto muchísimos carecen de las cualidades esenciales para la eficacia de las bendiciones. Se te ha dicho que aquellos que son víctimas de los Demonios no pueden tener ningún poder sobre ellos, pues bien, hijo mío, si el mundo rebosa de mal es precisamente porque en el mundo y en mi misma Iglesia las potencias tenebrosas del Infierno no encuentran ya resistencia alguna, hechas naturalmente pocas excepciones; el Infierno hoy domina porque el gran ejército de mis soldados está en desbandada y desorganizado. ¡Oh, cuántos desertores en Mi Iglesia, y no sólo simples soldados, sino Oficiales, y altos Oficiales... y cuando en un ejército da comienzo la hemorragia de las deserciones, se acabó, la derrota es inevitable! Mi Iglesia sin embargo no perecerá, porque Yo, Dios Uno y Trino, no lo permitiré, pero Ella es ya prisionera de las fuerzas oscuras del mal... y tú sabes lo que ha sucedido, sucede y sucederá: cosas tremendas, en las que las almas buenas y sencillas no pueden creer, sino a duras penas.
Iglesia prisionera, pero "viva"
Hijo mío, sé lo que piensas: ¡Si la Iglesia está prisionera son inútiles los esfuerzos encaminados a liberar a las almas esclavas del Enemigo!
No, no es así. Te he dicho prisionera, pero aún "viva", y si está viva, como lo está, puede aún obrar, cierto con dificultad y sin poder contar con el éxito de sus esfuerzos, pero esto no importa, porque la actividad es señal de vida, así como en general el humo es señal de fuego, aunque no se le vea. Cuando un pueblo se encuentra en un estado de cautividad tiende a la libertad, se mueve hacia la libertad, pero se hace cauto y prudente... así debéis actuar también vosotros, puesto que, os repito, los militantes de la iglesia de Satanás os miran, os espían, os odian y no están nada de inertes, es más conjuran contra vosotros; por lo tanto, actuad, sí, pero prudentemente, cautos sobre todo en el hablar. El reino de Satanás, aun estando cercano a una gran derrota, ha alcanzado el máximo nivel de su potencia en la tierra y esto no se puede ni se debe ignorar. Hijo, Te bendigo y Conmigo te bendicen mi Madre Santísima y San José, quienes siguen de cerca las varias fases de vuestra lucha. Extiendo ésta mi bendición a todos aquellos que rezan, esperan y sufren por la Gloria de Mi Nombre y por la salvación de las almas. Ámame, reza y repara. (“Confidencias de Jesús a un Sacerdote” – Mons. Ottavio Michelini) |
Ser ignorante no es pecado, pero se puede volver, pues si uno puede salir de ello en lo que concierne al bien eterno y no lo hace, la persona puede morir eternamente. Pues hoy dia la gente se preocupa por no ser ignorante al mundo pero si a las cosas de Dios, y esta ignorancia no la va a justificar Dios el día de su juicio, por eso los Apóstoles decían que era mejor hacerse necios ante las cosas del mundo que pasan, para ser agradable a Dios.
sábado, 7 de febrero de 2015
ALMAS MALEFICIADAS
Las Almas del Purgatorio
Las Almas del Purgatorio
19 de julio de 1976
EL ÚNICO DESEO
Somos almas de la Iglesia Purgante en espera de nuestro encuentro con el eterno Juez divino.
Somos almas que esperamos el consuelo de la ayuda fraterna que apresure nuestra liberación. Consideramos superfluo intentar tratar de haceros comprender nuestra pena. Si una imagen pudiera servir para daros una idea de ello, entonces os decimos: intentad imaginar a un hombre que arde entre las llamas y el deseo que tiene de salir para sumergirse en aguas frescas y limpias. Es una pálida idea que puede haceros comprender el deseo ardiente de poner fin a la atormentada espera que nos impide unirnos al solo, único Bien por quien hemos sido creados. En la tierra, distraídos como estáis continuamente por mil intereses, influidos por los sentidos y distraídos en tantas exigencias de la vida material, vosotros no podéis comprendernos a nosotros, almas purgantes. Estamos abrasadas por la única necesidad, por la única aspiración, por el único e inmutable deseo: reunirnos con Aquel, que es Causa y Fin de nuestra existencia. No podéis comprendernos, porque vemos de manera diferente a vosotros. Hermano sacerdote, Don O., tú sabes que no podemos hacer nada por nosotras mismas; pero sabes bien que podemos rezar y obtener para vosotros, todavía militantes en la tierra. Esto sucede por un admirable designio de la Providencia que ha querido que circule en toda la Iglesia, como Cuerpo Místico, el amor que transcurre entre Jesús y los miembros entre ellos.
Llama vivísima
Ahora considera, que si te vas a comprometer a celebrar el Santo Sacrificio por el único fin por el que Él, el Verbo hecho Carne, lo hizo sobre el Calvario y lo continúa, por medio vuestro, en los altares y es decir por la remisión de los pecados y de las penas debidas por los pecados, tú puedes comprender, hermano nuestro, cuántos fermentos de reconocimiento y gratitud suscitarás en nosotras.
Nosotras nos sentiremos obligadas con relación a ti, intercederemos sin descanso, ofreceremos continuamente nuestro sufrimiento (podríamos llamarlo martirio) por ti y por tus necesidades espirituales, para estar a tu lado en la dura lucha contra las fuerzas del Infierno. Será, hermano, como si la llamita que actualmente arde en vosotros y en nosotras de improviso se transformase en una grande y vivísima llama. Habrá un aumento de calor, de dolor y de amor que nos unirá a Él y entre nosotros; "Caritas Christi urget nos” (El amor de Cristo nos apremia). Hermano sacerdote y ministro de Dios: ¿Por qué no hacemos nunca operantes estos misterios de gracia y de amor latentes en nosotros y en vosotros? ¿Por qué no hacemos saltar el resorte por ambas partes para abreviar en nosotros la pena debida a nuestras culpas, y en vosotros hacer brotar una fuente de tantas gracias insospechadas pero reales? Hermano Don O., esperamos con ansia que, llevados a término tus compromisos, tu propósito se haga realidad concreta para todo Cuerpo Místico. Te damos las gracias por el recuerdo cotidiano en espera de unas relaciones más eficaces entre nosotras y tú, que consigan hacer más fecundo el Dogma de la Comunión de los Santos. Hermano, la experiencia te confirmará la verdad de este mensaje y quisiéramos que muchos sacerdotes llegaran a conocerlo. Somos Almas purgantes
9 de Junio de 1978
EL DOGMA DE LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS NO BASTA CONOCERLO, SE NECESITA VIVIRLO
Somos las almas del Purgatorio, escribe, hermano.
Somos nosotras almas Purgantes y esperábamos este encuentro que indudablemente traerá bien a ti y a nosotras, el amor que une a los hijos de Dios, estén en el tiempo o fuera del tiempo como estamos nosotras, es siempre útil y fecundo de bien. El Dogma de la Comunión de los Santos, para quien cree en él y se esfuerza en vivirlo, lleva siempre frutos santos para ambas partes, ciertamente hermano Don Octavio, para nosotras ningún esfuerzo, ninguna fatiga sea para creer ni para vivir la sublime y estupenda realidad del Dogma que tratamos, en cambio para vosotros que estáis peregrinando en la tierra, se requiere el ejercicio de la vida divina de la Gracia, se requiere el ejercicio de las facultades de vuestra alma, ante todo, el ejercicio de vuestra inteligencia, que debe buscar conocer la existencia del Dogma, conocer el origen, esto es, de dónde y cómo ha nacido, conocer los efectos que produce en quien lo conoce, y en quien lo vive, se requiere además el ejercicio de vuestra voluntad, quererlo aceptar y quererlo vivir es acto de la voluntad, se necesita aún el ejercicio de la memoria, la que siempre debe tenerlo presente a la inteligencia y a la voluntad para que ellas puedan recordarlo y quererlo. Hermano Don Octavio, no es todo, el Dogma de la Comunión de los Santos, como por otra parte se debe decir de tantas otras realidades sobrenaturales, exige, sí, el ejercicio natural del alma, pero sobre todo el ejercicio de la Vida divina de la Gracia introducida en el alma y, por lo tanto: ejercicio de la Fe, para que el Dogma se haga operante se necesita creer firme y fuertemente, sin velos ni sobrentendidas limitaciones, requiere además el ejercicio de la Caridad, del amor, amor verdadero, no ficticio, no ilusorio, amor real acompañado de obras, y tú, vosotros, sabéis qué obras exige la naturaleza de este Dogma, requiere el ejercicio de la Esperanza, la que como luz transparente os haga vislumbrar y desear los benéficos efectos que el Dogma visto, querido y amado lleva a vosotros y a nosotras.
Cuántos tesoros aún por descubrir y valorar
Hermano Don Octavio, hemos hablado de realidades maravillosas, o mejor estupendas, si tuviéramos otros vocablos más eficaces los usaríamos para haceros comprender cuántos tesoros hay aún por descubrir y valorar por parte de muchísimos cristianos que ignoran, que no ven y por lo tanto no obran, para su perjuicio y en este caso también en daño nuestro; Don Octavio, no basta el don de la vida, aun la física, intelectual, espiritual se necesita vivirla, ¿para qué serviría una vida no vivida? Cuánto bien no hecho, cuánto bien descuidado por la superficialidad de fe, de esperanza y de caridad, dones maravillosos, pero muchas veces casi desperdiciados en una tibieza y negligencia incomprensibles
Vosotros deberíais saber muy bien que vuestras posibilidades de bien con relación a nosotras constituyen una reserva potencial casi inagotable, cualquier cosa que hagáis bastaría transportarla del plano natural al plano sobrenatural de la gracia añadiéndole la intención: "por las almas Santas del Purgatorio", y si son ya cosas de orden sobrenatural, como la Santa Misa celebrada o escuchada, basta sólo con añadir la intención dicha; si salís para un paseo, para una compra o cualquier otra cosa que hagáis o penséis, hacedlo por amor al Señor y en sufragio de nuestras almas.
A vosotros, hombres toca dar el "ya"
Tú sabes, hermano, que por parte nuestra la respuesta sería, es inmediata, para nosotras no podemos hacer "nada", pero para vosotros podemos hacer "mucho", pero sois vosotros, quienes vivís en la fe y en la prueba, quienes debéis, por así decirlo, dar el "ya" para volver operante este Dogma de la Comunión de los Santos.
Don Octavio, es cierto que las necesidades materiales y sobre todo espirituales son para vosotros muchas, pero ¿por qué no tener en cuenta que también nosotras, Almas Purgantes, podemos ayudaros mucho para resolver todos vuestros problemas personales y sociales? ¡Si supieras lo que quiere decir Purgatorio!!! ¡Si lo supieran los cristianos, que tan rápidamente se olvidan de nosotras, que tan fácilmente se olvidan de sus promesas, que tan mal viven su fe, que más que en nosotras, piensan en la podredumbre y cenizas de nuestros cuerpos!!!
Hermano nuestro Don Octavio, cuánto se podría y se debería hacer por Caridad y por Justicia con respecto a nosotras... intensifiquemos en mucho nuestra comunión y los benéficos efectos y las bendiciones de Dios serán abundantes.
A la espera… Las Almas del Purgatorio
(“Confidencias de Jesús a un Sacerdote” – Mons. Ottavio Michelini)
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GENERACION DE HOY LES HABLA DIOS PADRE
Habla Dios Padre
Habla el Padre Santísimo:
“Os parece dura la palabra que expresa la verdad. Querríais solamente palabras misericordiosas. ¿Podéis reconocer que merecéis misericordia? ¿Acaso no es misericordia también la Voz severa que os habla de castigo y os incita a arrepentiros? ¿Acaso os arrepentís?
Este deseo de oír solamente promesas de bondad, esta manía de recibir de Dios solo caricias, es la desviación de la Religión. Habéis convertido en epicureismo también este principio sublime que es la Religión referida al Dios verdadero. Pretendéis deleite de ella pero no queréis dedicarle esfuerzo. Queréis descansar en la cómoda transacción entre lo que os ordena la Religión y lo que os place. Y pretendéis que Dios se avenga a esta adaptación. En otras épocas, este vicio espiritual se llamaba “quietismo” y aún lo llaman así los doctores del espíritu. Yo soy más severo y lo llamo epicureismo del espíritu.
Querríais recibir de la Religión, de Dios, de su Palabra, sólo lo que acaricia los sentidos, porque os habéis rebajado tanto que habéis convertido en sensual hasta el espíritu. Por eso queréis ofrecerle sensaciones y estremecimientos completamente humanos. Parecéis los enajenados de otras religiones que, con oportunas ceremonias, provocan un estado psíquico anormal para gozar de los falsos éxtasis de sus paraísos.
Ya no comprendéis la grande, la mayor misericordia de Dios. Y llamáis dureza, espanto, amenaza, lo que es amor, consejo, invitación al arrepentimiento para obtener gracias. Queréis palabras misericordiosas. ¿Decís que las queréis para que os den las fuerzas para resurgir? No mintáis. Os gustarían porque son dulces. Pero igualmente, para los labios de Dios, vuestro sabor sería amargo como el veneno.
¿De qué sirven las palabras misericordiosas, las visiones plenas de amor que se os brindan desde hace un año como última prueba de elevación hacia Dios de vuestras almas paganizantes? A muchos les sirve para deleite, a algunos para su ruina y a un pequeño número tremendamente exiguo para la santificación. De este modo, continúa el destino de Cristo: el de ser un signo de contradicción para muchos.
Hoy hablo Yo ¡Oh culpables más culpables que los sodomitas! (Gén 19, 24-25), hablo para demostrar que mi misericordia aún es infinita, visto que no os sepulta bajo una granizada de fuego.
Se ha dicho: “Castigas a los descarriados poco por vez, les reprendes por sus faltas y les atormentas para que se aparten de la perfidia y crean en Ti” (Sb 12, 1-2) ¿No han ido aumentando poco a poco estos periodos tremendos? ¿Os he dejado azotar de un modo infernal en una sola vez? No es así. Hace decenas y decenas de años que el castigo va aumentando en cuanto al modo y la duración, dándoos de tanto en tanto una milagrosa ayuda que os liberaba de él y que usabais para preparar por vuestra misma voluntad, un flagelo aún más cruel.
No mejorasteis nunca. ¡Oh, vosotros que escarnecéis a Dios!, siempre ha aumentado vuestra maldad y vuestra falta de fe. ¿Y ahora qué he de hacer? Si no supiera cómo os he creado, ahora me preguntaría si tenéis un alma, porque vuestras obras son peores que las de seres bestiales. ¿Os disgusta oíroslo decir? ¡Pues no obréis de modo tal de merecer estas palabras!
En el Libro de la Sabiduría se leen estas palabras dirigidas a los Cananeos: “Aborrecías a los antiguos habitantes de tu tierra santa porque sus obras, cumplidas con prácticas mágicas y ritos sacrílegos, eran abominables ante Ti. Mataban sin piedad a sus pequeños, comían las entrañas de los hombres y bebían la sangre en tu sacra tierra. Quisiste destruir a estos padres, verdugos de almas indefensas...” (Sb 12, 3-7).
¡Oh generación de hombres de esta época! ¿no os reconocéis en estos antepasados vuestros? Yo sí que os reconozco. Respecto a ellos, vuestra perfidia ha aumentado, se ha hecho más satánica. Pero seguís perteneciendo a esa ralea que detesto. El satanismo se ha difundido tanto hasta convertirse casi en religión de los estados. Ya sea entre los grandes o entre los modestos, entre los cultos o entre los ignorantes, y hasta en la casa de los ministros de Dios, se quiere conocer y se cree conocer a través de magias que tienen un sello inconfundible: el sello de Satanás.
¿No realizáis los sacrificios de los cananeos? ¡Los hacéis aún peores! No inmoláis las carnes sino vuestras almas y la de vuestros semejantes, conculcando el derecho de Dios y la libertad del hombre. En efecto, habéis llegado hasta tal punto que, con la burla o con la fuerza, quebrantáis las conciencias que aún saben mantenérseme fieles, las arrojáis del trono de su fe, que las eleva a Mí, y las corrompéis con doctrinas malditas o las matáis, porque haciéndolo creéis despojarlas de la fe. No; por el contrario, de este modo las ataviáis con una fe incorruptible. Mas, que la maldición recaiga sobre vosotros porque sembráis la corrupción para arrebatar fieles a Dios.
¿Y no os reconocéis en esos antepasados vosotras, generaciones de padres que sin piedad matáis moralmente a vuestros hijos al comunicar a esos inocentes vuestra incredulidad, vuestra sensualidad, toda la cohorte de racionalismo y de bestialidad de que estáis saturados y que ahora, ahora, ahora que estos hijos ya no están sostenidos por ninguna columna espiritual, termináis de matarle en lo que les queda, es decir, en la carne, pues permitís que de esa carne hagan mercancía como bestias lujuriosas, y es más, aprobáis satisfechos porque ese mercado os permite satisfaceros y gozar con el sacrificio de vuestros hijos?
¡No, no exagera el Libro de la Sabiduría cuando os llama verdugos de almas indefensas! Cuidáis más a la bestia que criáis para venderla y a la planta que cultiváis para obtener los frutos, que a vuestros hijos. Ellos son débiles mas no los fortificáis, pues no les dais ni la religión de Dios ni, al menos, la de la honestidad cívica y del amor familiar.
Padres, ya no sois los tutores de los menores. Madres, para vuestras criaturas no sois ángeles, sois ídolos. No cumplís el fin al que os he destinado. Abdicáis de vuestros deberes y de vuestros derechos. Me causáis horror. Sois ídolos idólatras: sois ídolos, porque carecéis de espíritu. Sois idólatras, porque adoráis lo que es todo menos espíritu. Habéis adorado al hombre; habéis permitido que se llegara al culto del cuerpo, que se volviera al culto del cuerpo, tal como lo practicaban los paganos cuando Cristo les encontró, o los neo paganos, que son culpables de paganismo doblemente, porque lo eran y porque siguieron siéndolo aún después de haber recibido la verdaderareligión.
Y además, en los lutos, en las alegrías, ¿qué hacéis? Practicáis la idolatría. Veneráis, adoráis lo que es perecedero. No pensáis en el espíritu y en El que lo creó. Y eso “es un engaño para la vida humana, pues los hombres, secundando la afición o la tiranía, dan a la piedra o al leño o a la tela pintada el Nombre incomunicable”. (Sb 14, 21). Yo, sólo Yo, soy Dios.
¿Os parece que os fustigo? Y entonces oíd: “Ni les bastó haber errado en el conocimiento de Dios sino que, viviendo en la dura guerra de la ignorancia, llaman paz a tan graves males. Ya inmolan a los hijos, ya hacen misteriosos sacrificios, ya transcurren las noches en orgías infames. No conservan puros ni la vida ni los matrimonios. Por el contrario, uno mata al otro por envidia o le humilla con adulterios. Todo es un caos de sangre, homicidios, robos, fraudes, corrupción, deslealtad, desorden, perjurio, vejación de los buenos, olvido de Dios, contaminación de las almas, inversión de los sexos, inconstancia en los matrimonios, adulterios, libertinaje, porque al abominable culto a los ídolos es causa, principio y fin de todos los males. O se dan a frenéticas juergas o vaticinan falsedades o viven en la injusticia y perjuran sin vacilar pues, dado que confían en ídolos inanimados, no temen que el jurar en falso pueda perjudicarles” (Sb 14, 22-29).
Mas, ¿se trata de la Sabiduría dictada un siglo antes de Cristo o de algo dictado en los momentos actuales? ¿Y aún pretendéis palabras de misericordia?
¿No habéis visto nunca a un pueblo que huye bajo una colosal granizada? Huye veloz pero igualmente el granizo le azota porque los gruesos granos les persiguen por doquier. Si tuviera que hablar según lo merecéis y os hablara como quien soy, como Dios Padre, seríais como esas gentes azotadas por una colosal granizada.
Habla la Bondad y no entendéis. Habla la Justicia y la consideráis injusta. Tenéis miedo y no os corregís. ¿Sois tontos o criminales? ¿Sois locos o endemoniados? Que cada uno se examine. ¿Y por gentes como éstas se mandó a morir al Hijo del Padre?
En verdad, si fuera posible encontrar un error en Dios, se diría que ese Sacrificio fue un error, porque su infinito valor es nulo para demasiada gente. Sí, digo que fue un error. Un error que es testimonio de mi Naturaleza. Sí, ¡oh, hombres que, a pesar de ser tan culpables, juzgáis que Yo no os trato con misericordia!, porque si Yo no fuera Amor, no os habría concedido la Redención. Sí, porque si en verdad hubiera tenido que obrar como vosotros, que pretendéis el 100 por 100 y hasta el 1000 por 100 cuando hacéis aun el mínimo bien, Yo no habría tenido que concederos la gracia jamás. Porque desatendéis, burláis, convertís en desgracias, todas las formas de gracia, empezando por la de la Sangre derramada por vosotros.
Hoy Jesús no habla y el pequeño Juan no ve. Hoy hablo Yo para deciros que hoy, como hace dos años, mi Pensamiento es el mismo; para deciros que si callo es porque sé que hablar es inútil; para deciros que la palabra es amor, que el silencio es amor, que la severidad es amor. Sólo vosotros sois desamor, en medio del amor soberano que conforma todo lo que proviene de Dios. Y ésta es vuestra condena”.
(“Los Cuadernos 1945-1950” – 20 de marzo de 1945 - María Valtorta)
“Os parece dura la palabra que expresa la verdad. Querríais solamente palabras misericordiosas. ¿Podéis reconocer que merecéis misericordia? ¿Acaso no es misericordia también la Voz severa que os habla de castigo y os incita a arrepentiros? ¿Acaso os arrepentís?
Este deseo de oír solamente promesas de bondad, esta manía de recibir de Dios solo caricias, es la desviación de la Religión. Habéis convertido en epicureismo también este principio sublime que es la Religión referida al Dios verdadero. Pretendéis deleite de ella pero no queréis dedicarle esfuerzo. Queréis descansar en la cómoda transacción entre lo que os ordena la Religión y lo que os place. Y pretendéis que Dios se avenga a esta adaptación. En otras épocas, este vicio espiritual se llamaba “quietismo” y aún lo llaman así los doctores del espíritu. Yo soy más severo y lo llamo epicureismo del espíritu.
Querríais recibir de la Religión, de Dios, de su Palabra, sólo lo que acaricia los sentidos, porque os habéis rebajado tanto que habéis convertido en sensual hasta el espíritu. Por eso queréis ofrecerle sensaciones y estremecimientos completamente humanos. Parecéis los enajenados de otras religiones que, con oportunas ceremonias, provocan un estado psíquico anormal para gozar de los falsos éxtasis de sus paraísos.
Ya no comprendéis la grande, la mayor misericordia de Dios. Y llamáis dureza, espanto, amenaza, lo que es amor, consejo, invitación al arrepentimiento para obtener gracias. Queréis palabras misericordiosas. ¿Decís que las queréis para que os den las fuerzas para resurgir? No mintáis. Os gustarían porque son dulces. Pero igualmente, para los labios de Dios, vuestro sabor sería amargo como el veneno.
¿De qué sirven las palabras misericordiosas, las visiones plenas de amor que se os brindan desde hace un año como última prueba de elevación hacia Dios de vuestras almas paganizantes? A muchos les sirve para deleite, a algunos para su ruina y a un pequeño número tremendamente exiguo para la santificación. De este modo, continúa el destino de Cristo: el de ser un signo de contradicción para muchos.
Hoy hablo Yo ¡Oh culpables más culpables que los sodomitas! (Gén 19, 24-25), hablo para demostrar que mi misericordia aún es infinita, visto que no os sepulta bajo una granizada de fuego.
Se ha dicho: “Castigas a los descarriados poco por vez, les reprendes por sus faltas y les atormentas para que se aparten de la perfidia y crean en Ti” (Sb 12, 1-2) ¿No han ido aumentando poco a poco estos periodos tremendos? ¿Os he dejado azotar de un modo infernal en una sola vez? No es así. Hace decenas y decenas de años que el castigo va aumentando en cuanto al modo y la duración, dándoos de tanto en tanto una milagrosa ayuda que os liberaba de él y que usabais para preparar por vuestra misma voluntad, un flagelo aún más cruel.
No mejorasteis nunca. ¡Oh, vosotros que escarnecéis a Dios!, siempre ha aumentado vuestra maldad y vuestra falta de fe. ¿Y ahora qué he de hacer? Si no supiera cómo os he creado, ahora me preguntaría si tenéis un alma, porque vuestras obras son peores que las de seres bestiales. ¿Os disgusta oíroslo decir? ¡Pues no obréis de modo tal de merecer estas palabras!
En el Libro de la Sabiduría se leen estas palabras dirigidas a los Cananeos: “Aborrecías a los antiguos habitantes de tu tierra santa porque sus obras, cumplidas con prácticas mágicas y ritos sacrílegos, eran abominables ante Ti. Mataban sin piedad a sus pequeños, comían las entrañas de los hombres y bebían la sangre en tu sacra tierra. Quisiste destruir a estos padres, verdugos de almas indefensas...” (Sb 12, 3-7).
¡Oh generación de hombres de esta época! ¿no os reconocéis en estos antepasados vuestros? Yo sí que os reconozco. Respecto a ellos, vuestra perfidia ha aumentado, se ha hecho más satánica. Pero seguís perteneciendo a esa ralea que detesto. El satanismo se ha difundido tanto hasta convertirse casi en religión de los estados. Ya sea entre los grandes o entre los modestos, entre los cultos o entre los ignorantes, y hasta en la casa de los ministros de Dios, se quiere conocer y se cree conocer a través de magias que tienen un sello inconfundible: el sello de Satanás.
¿No realizáis los sacrificios de los cananeos? ¡Los hacéis aún peores! No inmoláis las carnes sino vuestras almas y la de vuestros semejantes, conculcando el derecho de Dios y la libertad del hombre. En efecto, habéis llegado hasta tal punto que, con la burla o con la fuerza, quebrantáis las conciencias que aún saben mantenérseme fieles, las arrojáis del trono de su fe, que las eleva a Mí, y las corrompéis con doctrinas malditas o las matáis, porque haciéndolo creéis despojarlas de la fe. No; por el contrario, de este modo las ataviáis con una fe incorruptible. Mas, que la maldición recaiga sobre vosotros porque sembráis la corrupción para arrebatar fieles a Dios.
¿Y no os reconocéis en esos antepasados vosotras, generaciones de padres que sin piedad matáis moralmente a vuestros hijos al comunicar a esos inocentes vuestra incredulidad, vuestra sensualidad, toda la cohorte de racionalismo y de bestialidad de que estáis saturados y que ahora, ahora, ahora que estos hijos ya no están sostenidos por ninguna columna espiritual, termináis de matarle en lo que les queda, es decir, en la carne, pues permitís que de esa carne hagan mercancía como bestias lujuriosas, y es más, aprobáis satisfechos porque ese mercado os permite satisfaceros y gozar con el sacrificio de vuestros hijos?
¡No, no exagera el Libro de la Sabiduría cuando os llama verdugos de almas indefensas! Cuidáis más a la bestia que criáis para venderla y a la planta que cultiváis para obtener los frutos, que a vuestros hijos. Ellos son débiles mas no los fortificáis, pues no les dais ni la religión de Dios ni, al menos, la de la honestidad cívica y del amor familiar.
Padres, ya no sois los tutores de los menores. Madres, para vuestras criaturas no sois ángeles, sois ídolos. No cumplís el fin al que os he destinado. Abdicáis de vuestros deberes y de vuestros derechos. Me causáis horror. Sois ídolos idólatras: sois ídolos, porque carecéis de espíritu. Sois idólatras, porque adoráis lo que es todo menos espíritu. Habéis adorado al hombre; habéis permitido que se llegara al culto del cuerpo, que se volviera al culto del cuerpo, tal como lo practicaban los paganos cuando Cristo les encontró, o los neo paganos, que son culpables de paganismo doblemente, porque lo eran y porque siguieron siéndolo aún después de haber recibido la verdaderareligión.
Y además, en los lutos, en las alegrías, ¿qué hacéis? Practicáis la idolatría. Veneráis, adoráis lo que es perecedero. No pensáis en el espíritu y en El que lo creó. Y eso “es un engaño para la vida humana, pues los hombres, secundando la afición o la tiranía, dan a la piedra o al leño o a la tela pintada el Nombre incomunicable”. (Sb 14, 21). Yo, sólo Yo, soy Dios.
¿Os parece que os fustigo? Y entonces oíd: “Ni les bastó haber errado en el conocimiento de Dios sino que, viviendo en la dura guerra de la ignorancia, llaman paz a tan graves males. Ya inmolan a los hijos, ya hacen misteriosos sacrificios, ya transcurren las noches en orgías infames. No conservan puros ni la vida ni los matrimonios. Por el contrario, uno mata al otro por envidia o le humilla con adulterios. Todo es un caos de sangre, homicidios, robos, fraudes, corrupción, deslealtad, desorden, perjurio, vejación de los buenos, olvido de Dios, contaminación de las almas, inversión de los sexos, inconstancia en los matrimonios, adulterios, libertinaje, porque al abominable culto a los ídolos es causa, principio y fin de todos los males. O se dan a frenéticas juergas o vaticinan falsedades o viven en la injusticia y perjuran sin vacilar pues, dado que confían en ídolos inanimados, no temen que el jurar en falso pueda perjudicarles” (Sb 14, 22-29).
Mas, ¿se trata de la Sabiduría dictada un siglo antes de Cristo o de algo dictado en los momentos actuales? ¿Y aún pretendéis palabras de misericordia?
¿No habéis visto nunca a un pueblo que huye bajo una colosal granizada? Huye veloz pero igualmente el granizo le azota porque los gruesos granos les persiguen por doquier. Si tuviera que hablar según lo merecéis y os hablara como quien soy, como Dios Padre, seríais como esas gentes azotadas por una colosal granizada.
Habla la Bondad y no entendéis. Habla la Justicia y la consideráis injusta. Tenéis miedo y no os corregís. ¿Sois tontos o criminales? ¿Sois locos o endemoniados? Que cada uno se examine. ¿Y por gentes como éstas se mandó a morir al Hijo del Padre?
En verdad, si fuera posible encontrar un error en Dios, se diría que ese Sacrificio fue un error, porque su infinito valor es nulo para demasiada gente. Sí, digo que fue un error. Un error que es testimonio de mi Naturaleza. Sí, ¡oh, hombres que, a pesar de ser tan culpables, juzgáis que Yo no os trato con misericordia!, porque si Yo no fuera Amor, no os habría concedido la Redención. Sí, porque si en verdad hubiera tenido que obrar como vosotros, que pretendéis el 100 por 100 y hasta el 1000 por 100 cuando hacéis aun el mínimo bien, Yo no habría tenido que concederos la gracia jamás. Porque desatendéis, burláis, convertís en desgracias, todas las formas de gracia, empezando por la de la Sangre derramada por vosotros.
Hoy Jesús no habla y el pequeño Juan no ve. Hoy hablo Yo para deciros que hoy, como hace dos años, mi Pensamiento es el mismo; para deciros que si callo es porque sé que hablar es inútil; para deciros que la palabra es amor, que el silencio es amor, que la severidad es amor. Sólo vosotros sois desamor, en medio del amor soberano que conforma todo lo que proviene de Dios. Y ésta es vuestra condena”.
(“Los Cuadernos 1945-1950” – 20 de marzo de 1945 - María Valtorta)
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