2 de diciembre
Ageo 1 Y 2.
Dice Jesús:
«Siempre, cuando el hombre se ha separado de Dios y de lo sobrenatural para dedicarse
a su yo y a las cosas naturales, ha disminuido para sí mismo la felicidad de poseer también
lo natural.
El primero que muere es el gozo sobrenatural, esa seguridad y esa paz que nos hace
fuertes en las vicisitudes de la vida, porque el hombre no se siente solo, aunque esté en un
desierto, aunque sobreviva en un país destruido, porque siente sobre sí y a su alrededor el
amor de un Padre y la presencia de fuerzas inmateriales pero sensibles para sus sentidos
espirituales. ¡Bienaventurados quienes están en este gozo! Ésos poseen las riquezas
eternas.
El segundo que perece es el bienestar natural. No miréis con ojos de envidia a quien,
aunque viviente en oprobio a Dios, os parezca que tenga su plato lleno. No sabéis cuales y
cuantas otras cosas falten en su casa, ni cuanto le durará lleno ese plato.
En todo caso sabed que, cuanto más crece el bienestar actual
para el rebelde ante Dios, tanto más aumenta el rigor de su más allá. Los Epulones no
estarán en el seno de Abraham, sino los Lázaros que tienen el corazón rico de obras santas
y de obediencia a la santa Voluntad.
Los rebeldes, y también los que no se acuerdan del Señor, viven afanándose en aumentar
bolsa y granero, casas y poderes, cargos y honores. ¡Oh ilusos infelices, que cuanto más se
fatigan para saciarse más les roe el germen del pecado, como hace un roedor en un saco de
trigo que va siempre menguando aunque vuelva a llenarse, porque el castigo de Dios está
sobre su obra!
¿ Qué tenéis hoy que habéis convertido el presente, que muere, en finalidad de vuestro
vivir y ya no tenéis los ojos del espíritu para ver a Dios ni el latido del espíritu para pensar en
Dios? ¿Han triunfado vuestras empresas? ¿Han aumentado vuestras riquezas? ¿Ha crecido
vuestra felicidad? No. Éstas, como la llamarada de un henil, han tenido un rápido flamear que
sedujo a los simples (no de espíritu) pero que duró lo que dura un fuego de paja y pereció
dejando un poco de ceniza que el viento dispersaba y volvía amarga para el paladar y hostil
a la vista. Vuestro aparente triunfo se os deshace en derrota y dolor y os ha envuelto a
vosotros y a quienes habéis seducido.
Volved a Dios. Lo digo una vez más. Sobre los intereses particulares, e incluso nacionales,
hay un interés más elevado: el de Dios. y éste debería tener preferencia siempre. Si ocurriera
así, no caeríais en los errores y en los delitos, sean individuales o nacionales, en los que
caéis, porque el interés de Dios no está hecho de cosas malvadas sino santas. Y donde está
324 la santidad no hay error y delito.
Y no sólo esto, sino que obrando así como hacéis, empujáis a Dios a castigaros en
vuestros campos, en vuestros rebaños, dándoos hambre y sequía, e impedís que desde los
Cielos se efunda un rocío mucho más vivificador que el rocío de la noche que cubre de
perlas los brotes de los campos y hace crecer las mieses y el heno. Vosotros impedís que se
os dé el rocío de la gracia en los corazones. Cristo no puede obrar en vosotros.
Es inútil decir: "Que los cielos envíen al Justo a la tierra". Él ya descendió una vez, pero
vosotros habéis permanecido, y os habéis vuelto cada vez más, tierras estériles y áridos
adoquines. Estáis cerrados en vuestros espíritus ceñidos por carne y sangre, matados por la
carne y la sangre, y el Salvador no puede entrar para salvaros.
Y sin embargo vendré. Vendré incansablemente a tocar, individualmente, a las puertas de
los corazones, y donde encuentre quien me abre entraré para convertirlo en morada de paz.
Vendré, porque aún soy el Deseado por los justos de la Tierra y por los santos de la Tierra,
vendré para asumir mi Reino para mi segunda venida y para mi triunfo final.
Atraeré hacia Mí al mundo de los vivientes en el espíritu y en Mí convergerán razas y
naciones para ver mi gloria que se corona con una cruz. Fluirá la Paz, porque soy el Señor
de la paz, fluirá como un río de leche sobre el mundo para volverlo virgen con el candor tras
tanta sangre que, desde todos los continentes, grita a Dios su dolor de haber sido extraída de
las venas por mano de los hermanos.
He lavado con mi Sangre la sangre de esta Tierra, desde Abel hasta el día de mi muerte.
Pero después, el delito del odio humano, que es furor satánico, ha ensuciado de nuevo la
Tierra, y no hay terrón de vuestro planeta que no haya conocido el sabor de la sangre. Desde
estos terrones empapados de sangre humana sube una miasma que os hace cada vez más
feroces. Sólo mi poder puede purificar lo que os rodea y cuanto tenéis en vuestro interior. Y
cuando llegue la hora vendré para limpiaros del odio humano a vosotros y a la Tierra, para
que con sus vivientes sea presentable a Dios.
La última lucha será de odio puramente satánico y entonces sólo odiarán Satanás y sus
hijos. Ahora odiáis todos. Incluso los santos de entre vosotros odian, más o menos, al
enemigo y al vecino. Y esto agiliza las obras de Satanás y obstaculiza las obras de Dios en
los individuos o en las naciones.
No tengáis movimiento de rencor o de desprecio, vosotros que sois los más queridos para
Mí, al menos vosotros. He muerto por todos, recordadlo. Italianos, franceses, ingleses,
españoles, alemanes o rumanos, están igualmente teñidos por mi Sangre. Con mi Sangre os
he unido a todos al cepo de la Vid divina. Entonces ¿por qué odiaros? Ni las divisiones de
raza, ni las divisiones de cultos justifican vuestro rencor.
Sólo Yo soy el juez. Quien se enfurece con un semejante en nombre de la Fe o de la
Patria es contrario a la Caridad y por ello a Dios. No maldeciré a los enviados a combatir
porque he enseñado la obediencia a la autoridad. Pero mi anatema ya está pronunciado, y
colmará de estruendo el firmamento en el día del Juicio, por aquellos que, bajo un fingido
manto de patriotismo y de defensa de la Fe, se arrogan el derecho de saquear y asesinar
para servirse a sí mismos.
No agitéis un estandarte en el que no creéis. No pronunciéis defensa de lo que
despreciáis en el corazón. No digáis: "Soy el defensor de Dios y de la Patria, de la causa de
Dios y de la Patria". Mentís. Vosotros sois los primeros que atentáis a ésta ya Aquél y que
perjudicáis no a Dios, superior a vuestros atentados, sino a la Patria. Comenzad a defender a
Dios en vosotros y a la Patria en vosotros, y no cambiéis la Fe y la Patria por un plato de
lentejas o por treinta malditas monedas.
Destructores y mentirosos. Adúlteros de la Fe y de la Patria. Escarnecedores de la
325 doctrina y de vuestra mente, porque decís una cosa y hacéis otra, porque sabéis que lo que
hacéis está mal, y de todas formas lo hacéis, porque adherís a una idea o a la Fe y después
la traicionáis por un amor bajo, porque os mentís a vosotros y a los demás, porque destruís
lo que otros han cultivado para dároslo en herencia.
¡Oh crueles, que también destruís la obra de Dios y matáis el templo de vuestro cuerpo,
en el que hay un alma muerta, y el templo de Dios, porque en las iglesias son muy escasos
los fieles y los ministros "vivos"!
¿Para qué sirven vuestros ritos hechos con el alma muerta? ¿No recordáis que a Dios se
le ofrendan hostias vivas, perfectas y primeras? ¿Y vosotros le ofrendáis los restos, los
estropeados, los muertos? Muertos porque matáis lo que tocáis con el alma muerta,
estropeados porque deformáis lo que dais a Dios con el alma enferma, restos porque le
reserváis a Él lo que os queda después de haberos enriquecido para vuestro gozar.
Volved a Dios. Volved a Cristo. Sacerdotes, volved para convertiros en "sacerdotes".
Necesitáis su consagración, el óleo que destila del Sacerdote eterno. Sois demasiados los
que habéis quedado reducidos a lámparas carentes de aceite, y los fieles se pierden porque
no tienen luz en las tinieblas. Llevadle a ellos la Luz. Yo soy la Luz del mundo. Pero no
podéis llevarme si no me tenéis en vosotros.
Y no maltratéis a mi portavoz si os dice esto. Bendecidlo en cambio, porque os hace
conocer la verdad y os da la manera de miraros entre las llagas del alma y quitaros tanto
polvo que os la ensucia. Si la verdad es amarga y os disgusta, pensad que si se os dice es
por vuestra culpa. Esta verdad no había que merecerla. Era mejor. Pero dado que la habéis
merecido, no os soliviantéis con mi portavoz que os la dice con lágrimas. Que si Yo le he
elegido para hacer esto, es porque le amo y veo en su espíritu una morada en la que soy
siempre bien recibido con el respeto del súbdito al Rey y con la sencillez del niño hacia el
padre.
Yo lo he dicho: "Quien me ama hace las mismas obras que Yo hago". Porque Yo vivo en
mis amantes, víctimas que se aniquilan en el amor hasta morir, y en ellos obro las maravillas
de mi poder».
Inmediatamente después a mí. Dice Jesús:
«Te he tomado como a un niño pequeño y te he puesto en medio de ellos porque Dios
tiene preferencia en hablar a los niños. Niños de años o niños de espíritu, porque en ellos
hay sencillez y pureza para acoger las revelaciones de Dios.
Pero el día en que tú quisieras hacerte "grande" y semejante a ellos, Yo dejaría de llevarte
de la mano e instruirte. Los adultos no necesitan ser conducidos, a no ser que sean ciegos,
ni instruidos, porque "saben" y se jactan de ello.
¿Qué saben? Dice el Predilecto que amo y que te ama como tú le amas, su pequeña
hermana, que si se escribieran todos los prodigios realizados por Cristo la tierra no bastaría
para contener los volúmenes. Si es grande la hipérbole, no es menos cierto que si, desde
que vine al mundo hasta ahora y desde ahora hasta el fin del mundo, se tuvieran que escribir
los prodigios que realizo, los libros serían tan numerosos como las estrellas en el cielo, y
también es cierto que lo que saben quienes creen saberlo todo es un puño de arena
comparado con la arena de la orilla.
Las luces de Dios no están agotadas y son inagotables, y no hay ni una inútil o inexacta.
Por eso quienes "saben" son semianalfabetos, de los que no puedo ser Maestro, porque en
su necia soberbia creen que no necesitan un maestro y se permiten juzgar la obra de Dios
que toma a un niño para instruir a los sabios.
Si te fastidian con sus farisaicas críticas y reprobaciones, responde con mi respuesta:
326"¿No sabéis que debo ocuparme de los intereses de mi Padre?" y no te turbes.
Antes estabas en mis brazos. Ahora te tienen también el Padre y la Madre. Estás más
segura que un niño en el seno de la madre y que un pajarillo bajo el ala materna. Pero
permanece "pequeña". Siempre tendrás nuestra leche para tu nutrición.
Y los ciegos de buena voluntad, poniendo su mano en tu manita, lo que no humilla porque
la ayuda de un niño nunca humilla, podrán tener guía en el camino de la Vida.
Ve en paz, descansa. Te bendigo».
He escrito este primer fragmento desde la 1 hasta las 2 de la mañana. Después me había
recostado para descansar. Pero pasados pocos minutos Jesús ha vuelto a hablar. Le
confieso que me resistía a salir de entre las mantas ahora que comenzaba a calentarme.
Pero fue talla insistencia que me decidí y, helándome de nuevo, he escrito el segundo
dictado, dedicado a mí.
Ahora son las 10 de la mañana y abriendo el periódico veo el decreto sobre los hebreos.
¿No le parece que tenga que ver con la página 6! y 7! del dictado del 2? (He puesto una
señal roja en el texto que me parece que sea la respuesta divina a este decreto humano) 200 .
Habrá notado que ayer era feliz... La voz de María me cantaba en el corazón y me
colmaba de beatitud. Habría querido comunicarle inmediatamente esta alegría. Pero no
podía. Sin embargo creo que mirándome usted ha debido entender que me encontraba in-
mersa en un gozo nuevo.
¡Verdaderamente el Señor es demasiado bueno conmigo!
Dice María:
«No debes entristecerte demasiado pensando en cuando me amabas poco. No eres la
única. Pero yo soy la Madre y entiendo y perdono. Son las lagunas de los que aún son
imperfectos. No les amo menos aunque sea poco amada. Me basta con que al menos améis
a mi Hijo, y tú le amabas mucho cuando todavía me amabas poco.
En mi vida de Madre de Dios te hago observar un hecho que pasa desapercibido para
muchos y que también es un índice seguro de las futuras relaciones de los redimidos de mi
Jesús conmigo.
Cuando los pastores vinieron a la gruta, sólo tuvieron ojos y expresiones de amor para mi
Niño. José y yo éramos figuras secundarias para ellos. Depusieron sus dones y sus ternuras
a los pies del humilde lecho donde Él dormía, cuando no lo hacía sobre mi seno. Ni tampoco
yo me lamentaba de que no se me alabara como a la planta que había dado al mundo la Flor
del Cielo. Me bastaba con que amasen a mi Criatura y que la amasen tanto. ¡Habrían sido
tantos los que después la odiarían!
De los presentes en el rito siempre nuevo de una presentación en el Templo, ninguno tuvo
un gesto hacia mí. Miraban a mi Tesoro y le alababan por su belleza sobrehumana. Pero a
su Madre no le daban más que alabanzas humanas. Sólo los santos reconocieron lo que era,
e Isabel, Simeón y Ana vieron en mí a la Madre del Salvador, dándome con este
reconocimiento la alabanza más sublime. Los primeros eran "buenos", éstos tres "santos".
El Espíritu Santo obra en el corazón de los redimidos y les da luces de conocimiento
sobrenatural. El Espíritu Santo ilumina el corazón de los santos para hacerles verme. Verme
en la luz de Dios quiere decir amarme en verdad. Mi Hijo santísimo obra por su parte para
atraeros a su amor. Yo os amo y espero orando por vosotros.
Soy la Virgen de la espera. Desde la más tierna edad he esperado al Esperado de las
200
En el cuaderno autógrafo no encontramos alguna «señal roja», por eso la escritora podría haberla hecho sobre una de las copias
mecanografiadas
327 gentes. Soy la Corredentora que espera la hora de morir al pie de la Cruz para daros la Vida.
Soy la Madre que espera vuestro verdadero amor, no el culto superficial que se limita a
muchas palabras. Orar no significa decir muchas oraciones. Quiere decir amar. Quiere decir
hacer hablar al propio corazón.
Yo soy la Silenciosa. Nueva Eva, os enseño el silencio. Con el hablar entró en Eva la
Seducción. Con mi callar entró en el mundo la Redención. Aprended de mí la virtud del
silencio, porque en el silencio interior el corazón habla a Dios y Dios al corazón. Mi silencio
no era el silencio inerte de un alma muerta. Al contrario, era obrar activísimo en lo espiritual.
Cuando mi Niño estuvo en mis brazos, yo, por El que no sabía hablar porque no era más
que un pequeño que sólo sabía dar vagidos -mi Hijo Dios, la Voz del Padre, la Palabra del
Padre habiéndose, por amor, anientado en un niño que vage con voz de corderito- yo he
pronunciado por Él la ofrenda al Padre. El primer "Pater noster" lo he dicho yo en la fría gruta
de Belén manteniendo alzado entre los brazos a mi Cordero venido al mundo para ser
matado y para dar vida a los muertos en el alma. El "Fiat voluntas tua" lo he dicho yo,
llorando; la primera. ¿Y sabes qué quiere decir para la Madre estas palabras al Eterno?
Ahora, cuando veo que por amor a mi Hijo una criatura cumple la Voluntad divina, que
sobre todo es voluntad de amor, anulo su deuda hacia mí y aumento mi amor por ella.
Después Jesús me la trae. Dejo a mi Jesús el cuidado de hacerme amar. Donde está Él está
también el Espíritu de Dios. Y donde está el Espíritu hay Ciencia y Luz. Por tanto es
inevitable que os instruyáis también en el amor hacia mí.
Cuando después llegáis a amarme, en verdad, entonces yo vengo. y mi venida siempre es
alegría y salvación».
Fuente: Cuaderno del año 1943 de Marìa Valtorta.
Jesucristo le dijo al padre Michellini; Estos Evangelios seràn para Mi Iglesia regenerada.....