9 de noviembre 1943
4 Reyes 9,22 177 .
Dice Jesús:
«"¿Qué paz? Aún duran las fornicaciones de tu madre Jezabel y sus muchas hechicerías"
.
Ya había dicho 178 que para obtener la paz verdadera, y no una tregua en la guerra, había
que quitar de vosotros cuanto constituye fornicación con Satanás. Lo he dicho por boca de
mis santos y lo he hecho decir a mi Madre. Hace decenios que repito esto y hace decenios
que vosotros insistís en aquello. Os lo he 'dicho con palabra apremiante en estos últimos
tiempos. Pero no habéis cambiado. Al contrario, de la fornicación con Satanás habéis hecho
vuestra forma de vida cada vez más.
Lo habéis antepuesto todo a Dios. Y este Dios que invocáis en la hora de temor para
vosotros es un Ente tan lejano, desconocido, que si fuerais coherentes no deberíais ni
siquiera invocarlo ni blasfemar contra Él, tanto os habéis alejado. Incluso vuestras
4 Reyes está citado según la Vulgata y corresponde, en la neo-Vulgata vigente, a 2 R, porque los dos primeros libros han tomado el
nombre de Libro primero de Samuel (1 S) Y Libro segundo de Samuel (2 S), Y los dos sucesivos han tomado el número de orden Libro
primero de los Reyes (1 R) Y Libro segundo de los Reyes (2 R)
También en el dictado del 15 de agosto
invocaciones se hacen blasfemias, porque le llamáis con los labios manchados de suciedad,
porque le invocáis mientras que permanecéis aún unidos con Satanás, porque osáis mezclar
su Nombre santo con vuestros planes de delito.
La Paz fue prometida a los hombres de buena voluntad. Cristo ha venido para traer la Paz.
Pero si echáis a Cristo y vuestra voluntad no es buena ¿cómo podéis tener la paz? Tenéis
treguas. Pero éstas sólo serán pausas entre una y otra matanza, a fin de dar tiempo para que
vuestros espíritus vendidos a Satanás aprendan de él nuevas doctrinas de muerte y nuevas
instrumentos de destrucción.
Muerte para las almas y muerte para las carnes. Destrucciones de los espíritus y
destrucciones de las cosas. Vuestro crecimiento en Satanás es impresionante. Dentro de
poco habréis alcanzado la plenitud de edad en la que no tendrá ya más que enseñaros, y
entonces el Infierno podrá alumbrar a su hijo: el Anticristo, porque los tiempos estarán
maduros y los hombres habrán merecido conocer el horror que precede al fin».
Fuente; Evangelio como me ha sido revelado por Marìa Valtorta, año 1943