lunes, 4 de octubre de 2021

NOS QUIEREN SACAR A JESUS

4-2 Septiembre 6, 1900 Estado de víctima. (1) Continúa viniendo mi dulcísimo Jesús. Esta mañana en cuanto ha venido quiso verter un poco sus amarguras en mí, y después me ha dicho: (2) “ Hija mía, Yo quiero dormir un poco, tú haz mi oficio de sufrir, rogar y aplacar la justicia”. (3) Así Él se ha dormido, y yo me he puesto a rezar junto a Jesús. Después, despertándose, hemos girado un poco entre las gentes, y me ha hecho ver diversos planes que están ideando para hacer revoluciones, y especialmente veía que estaban maquinando un ataque de improviso para tener mejor resultado en su propósito, y para hacer que ninguno se pueda defender ni prevenirse contra el enemigo. ¡Cuántos espectáculos funestos! Pero parece que el Señor aún no les da libertad para hacer eso, y no sabiendo ellos la razón se roen de rabia, porque a pesar de su perversa voluntad se ven impotentes para realizarlo. No se necesita otra cosa sino que el Señor les conceda esta libertad, porque todo está preparado. Después de esto hemos regresado, y Jesús se mostraba todo llagado y me ha dicho: (4) “ Mira cuántas llagas me han abierto y la necesidad del estado continuo de víctima, de tussufrimientos, porque no hay momento en que dejen de ofenderme, y siendo continuas las ofensas, continuos deben ser los sufrimientos y las plegarias para aliviarme en algo; y si te ves suspendido el sufrir, tiembla y teme, porque no viéndome aliviado en mis penas, no vaya a ser que les conceda a los enemigos esa libertad tan deseada por ellos”. (5) Al oír esto, me he puesto a rogarle que me hiciera sufrir a mí, y mientras estaba en esto veía al confesor que con sus intenciones forzaba a Jesús a hacerme sufrir. Entonces el bendito Señor me ha participado tales y tantas penas, que yo misma no sé cómo he quedado viva, pero el Señor en mis penas no me ha dejado sola, más bien parecía que no resistía su corazón el dejarme, y he pasado algunos días junto con Jesús, y me ha comunicado tantas gracias y me hacía comprender muchas cosas; pero, parte por el estado de sufrimiento, y parte porque no sé expresarme, paso adelante y hago silencio. + + + 12-87 “” Febrero 24, 1919 El hombre, obra maestra de la Potencia creadora. (1) Encontrándome en mi habitual estado, el bendito Jesús al venir me ha dicho: (2) “ Hija mía, nada has dicho de la creación del hombre, de la obra maestra de la potencia creadora, donde el Eterno, no a gotitas, sino a olas, a ríos ponía su amor, su belleza, su maestría, y llevado por el exceso de amor se ponía a Sí mismo como centro del hombre; pero Él quería al hombre como una digna habitación, ¿qué hace entonces esta Majestad increada? Crea al hombre a su imagen y semejanza, y desde el fondo de su amor hace salir un respiro, y con su aliento omnipotente le infunde la vida, dotando al hombre de todas sus cualidades, proporcionadas a criatura, haciéndolo un pequeño dios. Así que todo lo que ves en lo creado es nada en comparación a la creación del hombre; ¡oh! cuántos cielos, estrellas y soles mucho más bellos extendía en el alma creada, cuánta variedad de belleza, cuántas armonías, basta decir que miró al hombre creado y lo encontró tan bello, que se enamoró de él, y celoso de este su portento, Él mismo se hizo custodio y poseedor del hombre y dijo: “Todo lo he creado para ti, te doy el dominio de todo, todo es tuyo, y tú serás todo mío”. Tú no podrás comprender del todo los mares de amor, las relaciones íntimas y directas, la semejanza que corre entre Creador y criatura, ¡ah! hija de mi corazón, si la criatura conociera cuán bella es su alma, cuántas dotes divinas contiene, y cómo entre todas las cosas creadas sobrepasa a todo en belleza, en potencia, en luz, tanto, que se puede decir: “Es un pequeño dios y un pequeño mundo que todo en sí contiene”. ¡Oh! cómo ella misma se estimaría de más, y no ensuciaría con la más leve culpa una belleza tan singular, un prodigio tan portentoso de la potencia creadora. Pero la criatura, casi ciega en el conocerse a sí misma, y mucho más ciega en el conocer a su Creador, se va ensuciando con mil suciedades, de desfigurar la obra del Creador, tanto, que difícilmente se reconoce. Piensa tú misma cuál es nuestro dolor; por eso ven en mi Querer, y junto Conmigo ven a sustituir por nuestros hermanos delante al trono del Eterno, por todos los actos que deberían hacer por haberlos creado como un prodigio de amor de su omnipotencia, y sin embargo tan ingratos”. (3) En un instante nos hemos encontrado ante esta Majestad Suprema, y a nombre de todos hemos expresado nuestro amor, el agradecimiento, la adoración por habernos creado con tanto exceso de amor y dotado de tantas bellas cualidades. + + + + 28-23 Agosto 24, 1930 La Divina Voluntad toma todas las formas para darse a la criatura. La creación del hombre, instalación del centro del amor y del Fiat Divino. (1) Mi abandono en el Querer Divino continúa, siento que su potencia invencible me absorbe hacia Sí, y en tantos modos que no puedo hacer menos que seguir sus actos. Ahora, mientras seguía los actos de la Divina Voluntad hechos en la Creación, mi amable Jesús me ha dicho: (2) “ Hija mía, es tanto el amor de mi Fiat Divino hacia las criaturas, que toma todas las formas para darse a la criatura: Toma la forma de cielo para permanecer extendido sobre su cabeza, y con el permanecer ahí perennemente distendido, la abraza por todos lados, la guía, la protege, la defiende, sin retirarse jamás, permaneciendo siempre cielo, para formar su cielo en el corazón de la criatura; toma forma de estrellas y dulcemente hace descender su apacible centelleo sobre la criatura, para acariciarla con su beso de luz y dulcemente insinuarse, para que forme las estrellas de las más bellas virtudes en el cielo de su alma; toma forma de sol para irradiarla de luz, y con su calor vibrante descender en el fondo del alma, y con la fuerza de su luz y calor forma las tintas de los más bellos colores para formar el Sol de su Fiat en la criatura; toma la forma de viento para purificarla, y con su imperio, soplando, mantiene encendida la Vida Divina, y conforme sopla así la hace crecer en el corazón de la criatura. Mi Divina Voluntad se abaja a todo, y es tanto su amor, que de todo aquello que puede servir a la criatura se constituye vida, y llega a tomar forma de aire para hacerse respirar, de alimento para alimentarla, de agua para quitarle la sed, en suma, no hay cosa de la que la criatura se sirva, que mi Querer no corra junto para darse incesantemente a la criatura, pero ¿cómo corresponde a los tantos múltiples modos que mi Fiat toma para asediar a la criatura, a las tantas formas amorosas a fin de que si no la reconoce en un modo la reconozca en el otro; si no le hace brecha una forma, le haga brecha otra, para recibir al menos una mirada, una sonrisa de complacencia, una invitación para hacerla descender en su alma para reinar, un gracias de reconocimiento a sus tantas locuras de amor? ¡Ah, cuántas veces mi DivinaVoluntad queda sin que la criatura le preste ninguna atención! ¡Qué dolor, cómo queda traspasada! Pero con todo esto no se detiene, continúa incesantemente con su firmeza toda divina a hacer correr su Vida Divina en todas las cosas creadas, para llevar bajo el velo de ellas su Vida a todos, esperando con paciencia invencible a quien la debe reconocer y recibir, para formar su Vida dentro de las apariencias y forma humana, y así reinar completamente en todas las cosas creadas por Nosotros”. (3) Después de esto seguía a la Divina Voluntad en los actos de la Creación, y habiendo llegado al Edén donde fue creado el hombre, mi siempre amable Jesús ha agregado: (4) “ Hija mía, la creación del hombre fue el centro donde nuestro Fiat y nuestro amor se instalaron para tener ahí su sede perenne. Nuestro Ser Divino tenía todo dentro de Nosotros, el centro de nuestro amor y el desarrollo de la Vida de nuestro Querer; con crear al hombre quiso formar el segundo centro de nuestro amor, para hacer que nuestro Fiat pudiese desarrollar las vidas humanas con su imperio y dominio, como hacía en nuestro Ser Supremo. Por eso tú debes saber que en el acto de crear a Adán, todas las criaturas venían creadas en él, todas estuvieron presentes, ninguna faltó; amábamos como él y en él a todas las criaturas. Y cuando con tanto amor formábamos su humanidad, plasmándola y modelándola con nuestras manos creadoras, formando los huesos, extendiendo los nervios, cubriéndolos de carne, formando todas las armonías de la vida humana, en Adán venían plasmadas, manejadas todas las criaturas, en todas formábamos los huesos, extendíamos los nervios y cubriéndolos de carne dejábamos el toque de nuestras manos creadoras, la marca de nuestro amor, la virtud vivificadora de nuestro Querer, e infundiéndole el alma con la potencia de nuestro aliento omnipotente, venían formadas las almas en todos los cuerpos con la misma potencia con la que venía formada el alma de Adán. Mira entonces cómo cada criatura es una nueva creación, como si hubiésemos creado al nuevo Adán, porque en cada una de ellas queríamos renovar el gran prodigio de la creación, la instalación del centro de nuestro amor, el desarrollo de la Vida de nuestro Fiat. Fue tanto el exceso de nuestro amor al crear al hombre, que hasta en tanto no venga la última criatura sobre la tierra estaremos en continuo acto de creación, para dar a cada uno lo que fue dado al primer hombre creado, nuestro amor desbordante, el toque de nuestras manos creadoras por la formación de cada una de ellas. Por eso hija mía, te recomiendo que sepas reconocer y conservar en ti la instalación de nuestro amor y la Vida obrante de nuestro Fiat, y sentirás los prodigios de la continua creación y nuestro amor desbordante, que ahogándote de amor no sentirás otra cosa que amor y Voluntad mía”. + + + + 29-31 Agosto 3, 1931 Cada acto hecho en el Querer Divino forma el alimento para hacer crecer la Vida Divina en la criatura. El don más grande que hace Dios: “La verdad.” (1) Estoy siempre ahí, en el centro del Fiat Divino, si bien bajo la opresión de la privación de mi dulce Jesús, ¡oh! cómo es doloroso sentirse huir a aquel Jesús que me ama y amo, y que formando mi vida de fuerza, de amor, de luz, huye de dentro de mi vida su Vida de amor, de fuerza, de luz. ¡Oh Dios, qué pena, sentir la vida, pero la verdadera Vida no está, qué tortura, qué tormento! ¡Oh, cómo siento el deseo de repetir: “No hay dolor similar a mi dolor, cielo y tierra lloren conmigo, y todos imploren el regreso de aquel Jesús que me ama y amo!” Entonces me abandonaba más que nunca en aquel Fiat Divino que ninguno me puede quitar, ni siquiera el mismo Jesús; si Él se esconde, se me escapa, pero su Querer Divino jamás me deja, está siempre conmigo, y mi pobre mente gira entorno a todo lo que el Fiat Divino ha hecho y hace por amor nuestro, y como pensaba en su gran amor al crearnos, mi amado Jesús saliendo de su escondite me ha dicho: (2) “ Hija mía, la creación del hombre fue el centro donde nuestra Divinidad concentraba todos los bienes que debían surgir en la criatura, poníamos en ella Vida Divina y Voluntad Divina, vida humana y voluntad humana; la vida humana debía servirnos de habitación, y las dos Voluntades fundidas juntasdebían hacer vida en común, con sumo acuerdo, más bien la voluntad humana debía tomar de la nuestra para formar sus actos, y la nuestra debía estar en acto continuo de dar de lo suyo para hacer que la voluntad humana quedase modelada y toda uniformada en la Divina Voluntad. Ahora, no hay vida, tanto humana, espiritual y Divina, que no tenga necesidad de alimento para crecer, para fortalecerse, embellecerse y felicitarse. Nosotros poníamos nuestra Vida Divina en el hombre porque era incapaz de recibir toda la plenitud de nuestro Ser Divino, pusimos en él cuanto podía contener de nuestra Vida, dándole libertad de hacerla crecer cuanto más pudiera y quisiera, pero nuestra Vida en el hombre, para crecer, tenía necesidad de alimento, he aquí la necesidad de poner en él una Voluntad Divina; nuestra Vida Divina no se habría adaptado a alimentos de voluntad humana. Por esto todos los actos de la criatura hechos en virtud, y en nuestra Voluntad Divina, servirían para alimentar y hacer crecer nuestra Vida Divina en ella, de modo que conforme iba haciendo sus actos en nuestro Fiat, ahora tomaba nuestro amor y nos alimentaba, ahora tomaba nuestra fuerza, ahora nuestra dulzura infinita, ahora nuestras alegrías divinas para alimentarnos. Qué orden, qué armonía poníamos al crear al hombre entre él y Nosotros, hasta pedirle nuestros mismos alimentos por medio suyo, no porque tuviéramos necesidad, no, sino para mantener el ímpetu de amor, la correspondencia, la unión inseparable entre él y Nosotros; y mientras él se ocupaba de Nosotros, Nosotros nos ocupábamos de alimentarlo a él y de conservar nuestra amada habitación, y no sólo eso, sino que le dábamos otros dones más bellos para hacerlo más feliz, amarlo de más y hacernos amar más. ¿Pero quieres saber tú cuáles son nuestros dones más bellos que dimos a la criatura? Manifestarle un conocimiento de nuestro Ser Supremo, una verdad que nos pertenece, un secreto nuestro, esto es el don más bello que les hacemos; cada uno de estos dones es un vínculo de más que ponemos entre ella y Nosotros, cada verdad nuestra es una propiedad que ponemos en su alma. Es por esto que en el alma donde reina nuestra Voluntad, encontramos nuestros alimentos divinos, nuestras propiedades por cuanto a criatura es posible, nuestra habitación, por tanto nos encontramos en nuestra casa, en nuestro centro, en medio de nuestras propiedades. Mira entonces qué significa hacer reinar nuestra Voluntad y el gran bien de hacerte conocer nuestras verdades, cada conocimiento nuestro lleva cada uno un don distinto: Quién lleva la luz, quién la fuerza, quién la bondad, quién la sabiduría, quién el amor, y así de lo demás, cada uno de ellos vincula a la criatura en modo especial a Dios, y Dios a ella. Por eso debes saber corresponder a los tantos dones que tu Jesús te ha hecho, y vive siempre en nuestro Querer”. + + + + 32-15 Junio 25, 1933 Si reina la Divina Voluntad, Dios se busca a Sí mismo y se encuentra en la criatura; la criatura se busca en Dios y se encuentra en su centro divino. (1) Mi pobre y pequeña inteligencia la sentía llena por tantos pensamientos respecto a la Divina Voluntad, y pensaba entre mí: “¿Y por qué Jesús tienen tanto interés, insiste, suspira, pide y quiere que se pida que venga a reinar su Divina Voluntad? Es verdad que para la criatura será la adquisición más grande, tener un su poder un Querer inmenso, una potencia que no se agota jamás, un amor que siempre arde, una luz que no se extingue jamás, una santidad que da en lo increíble y siempre crece, se puede decir que no le queda otra cosa qué desear, ni poseer, porque todo lo posee, pero para Dios, ¿cuál puede ser su ganancia, su gloria, su honor?” Así, mientras esto y otras cosas pensaba, mi soberano Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me ha dicho: (2) “ Hija mía, hija amadísima de mi Voluntad, la razón, la causa, la finalidad por la que tanto suspiro que mi Divina Voluntad tome su puesto, su dominio y la haga de soberano en la criatura, es porque nuestro Ente Supremo va en busca de encontrarse a Sí mismo en la pequeñez humana. Piensa bien qué significa un Dios que va en busca de Sí mismo, pero, ¿dónde? ¿Tal vez en la extensión de los cielos? No. ¿En la inmensidad de la luz que llena toda la tierra? No. ¿Acaso en la multiplicidad de las aguas del mar? No. Sino en el pequeño corazón humano, queremos esconder nuestra inmensidad, nuestra potencia, nuestra sabiduría y todo nuestro Ser Divino en la criatura; escondernos en las cosas grandes no es una gran cosa, pero en las pequeñas desahogamos más en amor, potencia, etc., y como podemos todo y hacer todo, nos deleita más y tomamos más gusto en el escondernos en la pequeñez humana que en las cosas grandes, y si no encontramos nuestra Voluntad en la criatura, no podemos ni buscarnos ni encontrarnos en ella, nos faltaría el lugar dónde poner todos nuestros atributos divinos, y se sentirían impotentes para esconder nuestra Vida Divina donde no está nuestra Voluntad. Mira entonces la razón por la que queremos, suspiramos que la criatura suspire y ruegue vivir del Querer Divino, es porque andamos en busca de Nosotros mismos en ella, y queremos encontrarnos como en nuestro propio centro. ¿Y te parece poco la gran ganancia que hacemos, la gloria, el honor que recibimos, que el pequeño corazón humano esconda nuestra Voluntad y a nuestra misma Vida para darnos duplicado amor, doble potencia, sabiduría, bondad, para ponerse en competencia con Nosotros mismos? Si esto no comprendes significa que aún eres ciega en los caminos interminables de mi Divina Voluntad. Ahora, si Nosotros con querer que nuestro Fiat reine en las criaturas, buscamos y encontramos a Nosotros mismos en ella, la criatura con quererla, se busca a sí misma en Dios y en Él se encuentra. Mira entonces qué intercambio, qué trabajo de ambas partes, qué estratagemas e ingenios amorosos, Dios que continuamente se busca en la criatura, ¿pero dónde se encuentra? En el centro de ella, así que se busca, se llama en donde su mismo amor lo llama, donde su misma Vida reside; y la criatura imita a su Dios, gira y vuelve a girar, se busca y se vuelve a buscar, se llama y se vuelve a llamar, pero ¿dónde se encuentra? En el centro Divino. Esto muestra el intercambio de vida entre la una y el otro, la misma Voluntad que domina a la criatura y a Dios, el mismo amor con el cual son animados, así que no es maravilla que lo que hace uno hace el otro, y sólo nuestra Voluntad sabe hacer estos prodigios, sin Ella todo es estéril, todo es obstáculo por parte de Dios y por parte de las criaturas, sentimos que somos prisioneros de Nosotros mismos, y ella se siente aprisionada por su voluntad humana, sin vuelo y toda obstaculizada en sí misma y sin Vida Divina. Ahora, estando todo esto, ¿no es justo que no queramos otra cosa sino que nuestra Voluntad domine y reine?” + + + +

LA NUEVA EVANGELIZACION

la voluntad humana separada de la Voluntad Divina, se convierte en la fuente de todas nuestras miserias. ¿Que se necesita,y còmo de hace para vivir en la voluntad de Dios? Jesùs le dice a Luisa Picarreta en los libros de Cielo, dictados por nuestro Señor Jesucristo. "Para entrar en Mi Querer, hoy hay puertas, no hay caminos, no hay llaves, no hay habitaciones. -Si no hay caminos, no hay nada que hacer antes de llegar, simplemente es Dios mismo, queien nos pondrà en èsta Santidad Divina de Su Reino dentro de El mismo. Al no haber caminos, no habrà la necesidad de haber hecho nada, no se necesita el camino de las virtudes humanas y ni las devociones. - Mi Querer se encuentra en todas partes, se respira, para entrar solo hay que quitar la piedrecilla de nuetra voluntad humana que es como un tapòn; aunque estamos sumergidos en la voluntad de Dios,con nuestra voluntad humana tapona la entrada o el desahogo de esa voluntad Divina. Hay que dejar nuestro querer humano, porque impide el correr de la Divina voluntad obrante. -Se requiere el conocimiento que la Divina Voluntad existe que Dios nos quiere dar y que lo puedo adquirir. Porque si no es conocido, ¿podrìa amar o querer algo que no conozco? o vivir en un ambiente en una vida tan Santa como es la misma Santidad de Dios. Primer requisito es CONOCER -Si queremos, èsta es la segunda condiciòn porque si no se està dispuesto y llen las verdades, no entenderan nada, quedaràn confundidos y deslumbrados por la luz de Mis verdades, para los dispuestos serà luz que los iluminaràn y agua que quitandole la sed, no querrran jamàs separados de estos canales por el gran bien que sienten y por la nueva vida que corre en ellos es condiciòn necesaria estar dispuestos. - Y la pregunta es ¿dispuestos a que?; ¿cuàl serà esa disposiciòn? Quien no està vacìo del todo de su querer humano, no puede tener un cierto conocimiento del Mio, porque el querer humano forman las nuves entre Mi Querer y el suyo y impide el conocimiento del valor y efectos que Mi Querer contiene. -Estar vacios de nuestro querer; de nuestro actos, formas de ser, de pernsar, de actuar, incluso de mi forma de acercarme a Dios, definitivamente no voy a poder entender mi acceder èsta Santidad a la que Dios nos llama.