DRAMÁTICAS DECLARACIONES DE LOS MÁXIMOS EXPONENTES EN SEGURIDAD Y CLIMA ESPACIAL SOBRE UNA POSIBLE CATÁSTROFE PLANETARIA
La Santísima Virgen a Luz de María
23.06.2013
"Amados el sol causará un fatídico dolor a la
humanidad, el que cobijo al hombre con su calor se encuentra emanándolo
hacia la tierra, la energía nuclear será el peligro real más grande que
el hombre ha creado y que el sol puede detonar"
"SOLO UN ACTO DE LOCURA NOS SEPARA DEL MAYOR CATACLISMO SOCIAL QUE JAMÁS SE HAYA VISTO"
Las autoridades federales de EE UU siguen
visiblemente preocupadas por el riesgo que supondría para la nación un
ataque EMP, pulso electromagnético por sus siglas en inglés, con
independencia de que éste fuese desencadenado por una tormenta solar
extrema o por una detonación nuclear en atmosfera sobre su territorio,
cuyo radio podría alcanzar también a sus países vecinos, México y
Canadá. Según el Presidente del Comité de Defensa del Parlamento del
Reino Unido, James Arbuthnot, "tenemos que presentar a la atención
internacional el hecho de que, potencialmente, se trataría de la mayor
catástrofe que ha golpeado el mundo en siglos".
Así acaba de quedar de manifiesto nuevamente esta
semana en las sesiones del EIS Council, o Consejo para la Seguridad de
las Infraestructuras Eléctricas, que han tenido lugar en el Capitolio de
los Estados Unidos con asistencia de congresistas, responsables de
seguridad nacional, responsables de redes eléctricas o expertos tan
destacados como Tom Bogdam, Director del Centro de Predicción del Clima
Espacial de NOAA, o Jhon Kappenman, artífice de los principales estudios
sobre los riesgos de las tormentas solares para las redes eléctricas e
infraestructuras.
Así, intervenciones como la de Joe McClelland,
Director de la Oficina de Seguridad de las Infraestructuras Eléctricas
de la FERC, expresaban con toda claridad el sentir imperante de las
autoridades reunidas:
"Voy a decir lo que tengo que decir muy claramente:
una disrupción magnética solar, un ataque EMP sobre nuestra red
eléctrica, son eventos inevitables, es sólo una cuestión de tiempo, y
según nuestros estudios nuestra civilización está completamente
desprevenida ante esto", lo que la congresista Yvette Clarke, miembro
del Comité de Seguridad Nacional refrendaba con idéntica contundencia
"la probabilidad de que un evento geomagnético severo termine golpeando
nuestra red eléctrica es de un 100%".
Ello mientras otras intervinientes como Mikael
Odenberg, representante de la Red Eléctrica Nacional Sueca y asistente
esta semana en el Capitolio, alertaban de forma igualmente contundente
sobre los devastadores efectos: "No habría suministros, ni agua potable,
ni comida, ni gasolina, ni transporte, ni comunicaciones, ni asistencia
médica", sostenía.
"El EMP es una de entre un reducido número de
amenazas que sería capaz de poner en peligro la propia continuidad de la
existencia de la sociedad civil estadounidense", sostenía igualmente el
Dr. Robert Hermann, asesor científico de la comisión. Todo ello en la
línea de otras declaraciones previas como las del Presidente del EIS
Council de las que ya había venido informando nuevatribuna.es y en las
que se advertía que, en caso de producirse un evento EMP de alcance
continental, entre 7 y 9 personas de cada 10 “quedarían en una situación
insostenible para la vida".
Desde el Observatorio del Clima Espacial, que una vez
más ha divulgado los links y materiales del encuentro del Capitolio en
nuestro país a través de su página de divulgación, y lo ha remitido a
distintas instituciones españolas, reconocen la peligrosidad del EMP
como "evento de baja probabilidad pero de altísimo impacto".
El EMP es algo que ha pasado desapercibido durante
largos años pero que está ahí desde antes de lo que pensamos" sostienen,
"ya en plena crisis de los misiles de Cuba, y como parte de su
escalada, el 22 de Octubre de 1962 la Unión Soviética llevó a cabo su
primera prueba de EMP controlado sobre una apartada región rural de
Kazajistán, la prueba K, arrasando colateralmente la tecnología, redes
eléctricas y comunicaciones de cientos de kilómetros cuadrados de
territorio; pocos meses antes, el 9 de julio de 1962, Estados Unidos
había llevado a cabo, igualmente, su propia prueba EMP "Starfish Prime",
en este caso detonando en altura sobre alejadas zonas del Océano
Pacífico", explican.
"Lo que sucede ahora es que tras el fin de la guerra
fría y su extraño orden internacional el EMP se ha convertido en la
carta equilibradora de la nueva lógica asimétrica, la que todo el mundo
quiere tener, incluido determinados grupos terroristas internacionales
para los que un EMP sería su sueño hecho realidad, como quedó de
manifiesto en los trabajos de la Comisión para la amenaza EMP del
Parlamento Británico el año pasado. Y junto a ello está la probabilidad
recientemente estimada de en torno a un 5% de repetición de un Evento
Carrington lo que supondría una suerte de EMP natural, aunque con sus
propias particularidades", "Hay preocupaciones reales a tomar en
consideración en Europa y Norte América en su justa medida", concluyen.
Una de las figuras políticas más destacadas en
materia de EMP en Estados Unidos, el congresista Trent Frank, advertía
ésta semana en el Capitolio que nuestras instituciones continúan sin
estar preparadas para el EMP y que por ello "sólo un acto de locura nos
separa del mayor cataclismo social que jamás se haya visto", ¿puede
nuestra sociedad tecnológicamente dependiente haber subestimado la
amenaza del EMP en la elaboración de los planes de seguridad de nuestras
redes, satélites e infraestructuras?.
Mikael Odenberg, representante de la Red
Eléctrica Nacional Sueca y asistente esta semana en el Capitolio,
alertaban de forma igualmente contundente sobre los devastadores
efectos: "No habría suministros, ni agua potable, ni comida, ni
gasolina, ni transporte, ni comunicaciones, ni asistencia médica",
sostenía
"Tenemos que presentar a la atención internacional el
hecho de que, potencialmente, se trataría de la mayor catástrofe que ha
golpeado el mundo en siglos", dijo James Arbuthnot Presidente del
Comité de Defensa del Parlamento del Reino Unido.
EEUU ADVIERTE QUE UNA TORMENTA SOLAR PODRÍA CAUSAR UN HOLOCAUSTO NUCLEAR
Las tormentas solares que golpean nuestro planeta no
representan sólo un peligro para redes eléctricas, electrodomésticos y
sistemas electrónicos. Dentro de esas fallas que podría causar un evento
solar también se incluye la posibilidad de que centrales nucleares de
todo el mundo comiencen a fallar. Así lo prevé un preocupante informe
emitido por USA.
Se ha registrado una enorme explosión en el Sol. A pesar de la potencia del fenómeno, no hay amenaza de perturbación magnética en la Tierra, informa un representante del instituto ruso de geofísica aplicada Fedorov.
El Sol pasa por ciclos regulares de actividad y cada once años aproximadamente se producen inflexiones en las que suelen producirse erupciones solares que pueden deformar y alterar considerablemente el campo magnético de la Tierra.
Riesgo nuclear
Las autoridades federales de USA siguen desplegando sus esfuerzos para prevenir el riesgo de la que comienza a denominarse como “tormenta solar del siglo” o “tormenta solar nuclear”, en caso de que se cumpliese el 12% de probabilidades de repetición de un nuevo evento Carrington como el de 1859 en los próximos diez años, pero del que ahora cabría esperar peores consecuencias en lo nuclear, al estar en funcionamiento, hoy en día, más de cien reactores por todo el país. (casi 500 en el mundo)
Por esa razón la Comisión de Regulación Nuclear norteamericana, su máxima autoridad de seguridad en la materia, ha venido realizando un amplio proceso de estudio de esta cuestión durante los años 2011 y 2012 queha concluido ahora con el reconocimiento de que el clima espacial representa un riesgo real para la seguridad nuclear del país.
Así, la propia Comisión Nuclear norteamericana reconoce ahora en las conclusiones de su estudio que no existe una normativa de seguridad nuclear adecuada para prevenir este tipo de fenómenos solares, de modo que ante un colapso por tormenta solar extrema que pudiese golpear al país y generar un escenario de crisis de larga duración “por semanas o meses”, las centrales nucleares norteamericanas, por contra, no estarían actualmente en posición de poder garantizar por si mismas la refrigeración “más allá de los primeros 7 días”.
En particular, y junto a los propios reactores nucleares, uno de los principales aspectos de preocupación para la Comisión de Regulación Nuclear ante un tal escenario solar sería el del mantenimiento del delicado equilibrio necesario para la refrigeración de las grandes cantidades de combustible gastado temporalmente almacenado en las piscinas de las centrales.
Razones éstas por las cuales la propia Comisión Nuclear habría decidido abrir otro nuevo periodo de estudio en 2013, en este caso ya respecto la elaboración de nuevos requisitos de seguridad con los que dotar a las instalaciones nucleares frente el clima espacial, de modo que cada central de aquel país fuese provista con una refrigeración y funcionamiento automáticamente garantizado para “2 años”, en forma completamente autónoma e independiente de lo que pudiese suceder con medios e infraestructuras fuera de las propias instalaciones durante ese tiempo y ante la posibilidad de que no fuese posible recibir ayuda ni comunicación con el exterior.
El informe íntegro ha sido hecho público por el Observatorio del Clima Espacial cuyo trabajo preventivo ha sido pionero en esta materia en España y fue ya reconocido en 2012 por el Parlamento llevando igualmente varios años tratando de promover una mejora de los estándares de prevención nuclear, españoles y europeos, ante los riesgos del clima espacial.
Esta nueva documentación habría sido ahora igualmente remitida al Gobierno de España y al Consejo de Seguridad Nuclear, acompañándola de otros informes que recogerían también la confirmación fehaciente de hasta tres tormentas solares severas distintas que, en los últimos dos ciclos solares, el 22 y el 23, habrían ocasionado distintos incidentes nucleares “moderados” en centrales nucleares de Europa y USA, y ello aún tratándose, todas ellas, de tres tormentas solares “muy inferiores” a un evento Carrington.
Se conoce como Evento Carrington a una fuerte tormenta solar que en 1859 dejó sin comunicaciones y sin parte de la poca energía eléctrica que se usaba en aquel entonces a buena parte de USA y Canadá.
Según señalan: “Hasta tres tormentas solares severas, pero muy inferiores a un Carrington, han demostrado ser capaces de afectar la seguridad de varias de nuestras centrales nucleares occidentales en los últimos dos ciclos solares; en términos de seguridad nuclear esto representa ya un hecho objetivo de la máxima relevancia y algo directamente desencadenado por el clima espacial; un hecho que, por tanto, no puede seguir siendo desatendido más tiempo. Esa es la importancia fundamental de toda esta documentación”, concluyen.
Se ha registrado una enorme explosión en el Sol. A pesar de la potencia del fenómeno, no hay amenaza de perturbación magnética en la Tierra, informa un representante del instituto ruso de geofísica aplicada Fedorov.
El Sol pasa por ciclos regulares de actividad y cada once años aproximadamente se producen inflexiones en las que suelen producirse erupciones solares que pueden deformar y alterar considerablemente el campo magnético de la Tierra.
Riesgo nuclear
Las autoridades federales de USA siguen desplegando sus esfuerzos para prevenir el riesgo de la que comienza a denominarse como “tormenta solar del siglo” o “tormenta solar nuclear”, en caso de que se cumpliese el 12% de probabilidades de repetición de un nuevo evento Carrington como el de 1859 en los próximos diez años, pero del que ahora cabría esperar peores consecuencias en lo nuclear, al estar en funcionamiento, hoy en día, más de cien reactores por todo el país. (casi 500 en el mundo)
Por esa razón la Comisión de Regulación Nuclear norteamericana, su máxima autoridad de seguridad en la materia, ha venido realizando un amplio proceso de estudio de esta cuestión durante los años 2011 y 2012 queha concluido ahora con el reconocimiento de que el clima espacial representa un riesgo real para la seguridad nuclear del país.
Así, la propia Comisión Nuclear norteamericana reconoce ahora en las conclusiones de su estudio que no existe una normativa de seguridad nuclear adecuada para prevenir este tipo de fenómenos solares, de modo que ante un colapso por tormenta solar extrema que pudiese golpear al país y generar un escenario de crisis de larga duración “por semanas o meses”, las centrales nucleares norteamericanas, por contra, no estarían actualmente en posición de poder garantizar por si mismas la refrigeración “más allá de los primeros 7 días”.
En particular, y junto a los propios reactores nucleares, uno de los principales aspectos de preocupación para la Comisión de Regulación Nuclear ante un tal escenario solar sería el del mantenimiento del delicado equilibrio necesario para la refrigeración de las grandes cantidades de combustible gastado temporalmente almacenado en las piscinas de las centrales.
Razones éstas por las cuales la propia Comisión Nuclear habría decidido abrir otro nuevo periodo de estudio en 2013, en este caso ya respecto la elaboración de nuevos requisitos de seguridad con los que dotar a las instalaciones nucleares frente el clima espacial, de modo que cada central de aquel país fuese provista con una refrigeración y funcionamiento automáticamente garantizado para “2 años”, en forma completamente autónoma e independiente de lo que pudiese suceder con medios e infraestructuras fuera de las propias instalaciones durante ese tiempo y ante la posibilidad de que no fuese posible recibir ayuda ni comunicación con el exterior.
El informe íntegro ha sido hecho público por el Observatorio del Clima Espacial cuyo trabajo preventivo ha sido pionero en esta materia en España y fue ya reconocido en 2012 por el Parlamento llevando igualmente varios años tratando de promover una mejora de los estándares de prevención nuclear, españoles y europeos, ante los riesgos del clima espacial.
Esta nueva documentación habría sido ahora igualmente remitida al Gobierno de España y al Consejo de Seguridad Nuclear, acompañándola de otros informes que recogerían también la confirmación fehaciente de hasta tres tormentas solares severas distintas que, en los últimos dos ciclos solares, el 22 y el 23, habrían ocasionado distintos incidentes nucleares “moderados” en centrales nucleares de Europa y USA, y ello aún tratándose, todas ellas, de tres tormentas solares “muy inferiores” a un evento Carrington.
Se conoce como Evento Carrington a una fuerte tormenta solar que en 1859 dejó sin comunicaciones y sin parte de la poca energía eléctrica que se usaba en aquel entonces a buena parte de USA y Canadá.
Según señalan: “Hasta tres tormentas solares severas, pero muy inferiores a un Carrington, han demostrado ser capaces de afectar la seguridad de varias de nuestras centrales nucleares occidentales en los últimos dos ciclos solares; en términos de seguridad nuclear esto representa ya un hecho objetivo de la máxima relevancia y algo directamente desencadenado por el clima espacial; un hecho que, por tanto, no puede seguir siendo desatendido más tiempo. Esa es la importancia fundamental de toda esta documentación”, concluyen.