jueves, 20 de mayo de 2021

24 DE MAYO DÍA DE LA ADVOCACION DE LA VIRGEN AUXILIADORA

Se derrumbaran los muros de Jericó.

Josué 6: 1-5

Salmo 74 ;7y8

Apocalipsis 18:4

Daniel 2:34

Mateo 24:6

Aviso, Milagro, Gran Tribulación, dominio del anticristo, 3 días de oscuridad. Luego el inmaculado corazon de María triunfará.


Rezar:

BAJO TÚ PROTECCIÓN

+Bajo tú amparo nos acogemos,

Santa Madre de Dios;

No deseches las súplicas

que dirigimos ven nuestras necesidades;

antes bien, líbranos siempre 

de todo peligro,

¡Oh Virgen Gloriosa y Bendita!


SUB TUUM PRAESIDIUM 

Sin tuum praesidium confugimus,

Santa Dei Genetrix;

nostras deprecationes me despicias

un necesitatibus;

sed a periculis cunctis

libera nos Semper,

Virgo Gloriosa et Benedicta.









… ¡SE DERRUMBARÁN LOS MUROS DE JERICÓ! 
 Dijo el Señor a Josué: «Ves, Yo pongo en tus manos a Jericó y su rey. 
Todos vosotros, valientes guerreros, preparados a la guerra, dareis vueltas en torno a la ciudad, haciendo el recorrido una vez cada día, y eso por seis días… el séptimo día dareis la vuelta en torno a la ciudad siete veces… entonces las murallas de la ciudad se derrumbarán y el pueblo entrará en ella, cada uno por frente a sí.» (Josué 6,1-5)  Este mes de mayo la Santísima Virgen nos ha hecho comprender algo muy importante, respecto a la gran batalla que se está librando en este tiempo, acerca de la situación de la Iglesia, en particular, y del mundo, en general. 
Un concepto que se podría muy bien expresar con las palabras del Salmo 74,7-8: “No del oriente, ni del occidente, no del desierto, ni de las montañas, sino de Dios viene el juício: El es el que derriba a uno y levanta a otro.” Por tanto, querer resolver nosotros la situación sería como querer detener un tsunami con las manos. Entonces, en un “callejón sin salida” como es este en que estamos metidos, el único camino para salir es hacia lo alto: “¡levantemos el corazón!” ¡No es posible vencer esta guerra de espíritus con nuestras fuerzas humanas, sino sólo con la Fuerza de Dios! 
“Los guerreros lucharán, pero Dios dará la victoria”, dijo Santa Juana de Arco, ¡El dará la orden! Sólo entonces lanzaremos el grito de guerra y saldremos afuera (a menos que a alguien el Señor mismo no se lo haya pedido, como un gesto profético), hacerlo antes resultaría inutil: sería sólo hacer una guerra personal y, en definitiva, tal vez sería seguir el juego del enemigo… Por lo que nos atañe: “debemos completar las siete vueltas del séptimo día en silencio, siguiendo a nuestra Arca de la Alianza” – nuestra dulcísima Madre, nuestra Suprema Capitana, la Mujer vestida de Sol – en torno a la Jericó enemiga, y entonces… sí, ¡sus murallas caerán! 
Pero entre tanto – aunque nuestro corazón sienta el disgusto y la impaciencia por tantas cosas – debemos dominarnos y no mostrarnos a los ojos del enemigo, porque enseguida nos eliminaría (sirviendose de quien tiene alguna autoridad en el mundo o en la Iglesia). Pues no serán los de Babilonia los que se irán de la Iglesia (que de hecho es como si se hubieran apoderado de sus “especies sacramentales”), sino que seremos nosotros los que saldremos de la que se ha vuelto una Babilonia para no contaminarnos con sus pecados y recibir parte de sus castigos (Apocalipsis 18,4), y así daremos la cara. Se hará entonces la separación del buen trigo de la cizaña, pero primero tenemos que separarla del todo dentro de nosotros mismos… Y la orden de salir la dará Dios mismo, con hechos que obligarán a todos a una abierta decisión: o con la Verdad o con el propio “yo”. 
Recordemos así mismo que “Dios se entiende con los pequeños” y que el Señor se vale de lo que no cuenta a los ojos de los hombres: un pequeño guijarro anónimo, en la honda de David, apoyandose en su confianza y en suo celo… una piedrecilla que se separa del monte, pero no por mano humana, será la que golpee los pies de la soberbia estatua y la destruirá! (Daniel 2,34) Por eso queremos lanzar una pequeña iniciativa de oración, con la pretensión sin embargo de extenderla por todo el mundo (y así, todo el que la conozca, a su vez la difunda), una pequeña gran propuesta, dirigida a todas las personas de buena voluntad, sirviendonos como medios virtuales, de todos los blog católicos que quieran hacer de “megáfonos”, ara difundir lo que hemos oido en secreto, “al oído de la Fe”. 
Por consiguiente, quien quiera y pueda tome el compromiso mínimo (a cualquier hora, en cualquier lugar o circunstancia, no tiene importancia) de hacer la Señal de la Cruz, amplia, solemne, devota… y luego decir cada día esta oración que muchos ya conocen: 
 Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: 
no desoigas nuestras súplicas en todas nuestras necesidades, sino antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. 
 Por supuesto que el modo por excelencia de dar vueltas en torno a la Jericó enemiga es haciendo girar en nuestras manos el Santo Rosario. Terminando con esta particular invocación: 
«¡Oh María, Madre de Jesús, de todas nuestras necesidades, Mamá, encárgate Tú!»  Deseamos proponer este proyecto, a partir del día en que la Virgen María es invocada como la potente e imprescindible “Auxiliadora de los Cristianos”, estando ABSOLUTAMENTE SEGUROS de que Ella, que jamás ha rechazado a nadie “que ha recurrido a Su protección o implorado Su ayuda o invocado Su defensa”, intervendrá como nunca para salvar a sus hijos. 
 Y los “muros de Jericó” caerán sin duda, dentro de poco, aunque somos perfectamente conscientes de que grandes eventos escatológicos se han de cumplir necesariamente («Es necesario que todo eso suceda, pero aún no es el fin.» cfr Mt 24,6): el Aviso anunciado (o iluminación de las conciencias), el gran Milagro, la gran Tribulación, el dominio del anticristo, los tres días de oscuridad, pasados los cuales, sin la menor duda… “¡su Corazón Inmaculado triunfará!”  Las seis vueltas (cada día dieron una vuelta) en torno a los “muros de Jericó” harán que se derrumben como un mísero castillo de cartas: 
- los medios de comunicación de masa, “falsos y mentirosos” en su mayor parte, en poder del pensamiento único dominante; 
- el régimen terrorístico-sanitario, que ayer se servía del “covid”, hoy se vale de la así llamada “vacuna”, y mañana se servirá de múltiples y desconocidas “variantes”; 
- los gobiernos, junto con sus gobernantes, fraudulentos y opresivos, que – como denunció ya en su tiempo San Juan Pablo II – son la expresión de “una nueva forma de totalitarismo, disfrazado de democracia”; 
- la falsa ciencia, que hoy día se ha convertido en la única y verdadera religión mundial, con sus propios sacerdotes y consagrados – los científicos e investigadores – dedicados a distribuir otro peculiar “sacramento”, la vacuna, al servicio del nuevo ídolo: la salud física del cuerpo; 
- la falsa iglesia, en cuyo vértice actúa el falso profeta, y que se ha vuelto a los ojos del Señor – ¡y de tantos fieles! – sal insípida, luz que no ilumina; 
- la élite mundialista, que tiene como ejército las logias masónicas, presentes acá y allá por todas partes en el mundo, y cuyos jefes supremos son ciertos individuos, pocos y escogidos, a menudo ocultos y secretos, que tienen como propia doctrina la Cábala hebraica pervertida y que, precisamente en este tiempo realizarán (y sin saberlo) esa profecía evangélica de Ntro. Señor Jesucristo: «Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; pero cuando otro vendrá en su propio nombre, lo recibireis.» Y cuando en el séptimo día se completen las últimas siete vueltas, surgirá nuestra sublime Capitana: triunfará el Corazón Inmaculado de la Mujer vestida de Sol que, como “terrible ejército desplegado para la batalla”, por medio de esta sencilla y humilde oración, que es sin embargo sobrenatural “piedrecilla”, desintegrará la actual estatua del hombre “que se hace dios”, estatua compuesta de oro, que es el relucir de su saber; de plata, el brillo de sus proyectos; de bronce, el resonar de sus conquistas; de hierro, la severidad de su dureza; de arcilla, la fragilidad de sus contradicciones. 
Debemos urgentemente darnos cuenta de que “los Angeles ya estan tocando sus trompetas”, por tanto “¡levantemos la cabeza, porque se acerca nuestra liberación!” (Lc 21,28)  Un grupo de fieles del Pequeño Resto en la fiesta de María Auxiliadora, 24 de mayo 2021