8 de octubre de 1944
Hechos 17, 27-28.
Dice Jesús
<<En verdad, no estoy lejos de ninguno de vosotros. Basta que me busquéis –y, para encontrarme, ni siquiera es necesario ir a tientas como pobres ciegos- y me encontraréis. ¿Dónde estoy? ¿Dónde está ese Dios eterno? ¿Dónde está ese Señor del cielo y de la tierra, ese Creador de todos los hombres, derivados de aquel Hombre que fue la obra maestra de la creación y que ahora es la
119 Mateo 15, 32; Marcos 8, 1-3.
La escritora rectifica y añade en el renglón: que luego resulta ser el Padre.
piedra de toque de su bondad? ¿A caso es necesario recorrer montes y valles, navegar por los mares, enfrentar los desiertos o, simplemente, salir de las casas y de las ciudades, para encontrarle en ciertos lugares especiales? No es así. Es verdad que hay templos e iglesias elevados al nombre y al culto del Dios omnipotente y que en ellos está el sol sin ocaso de la Eucaristía, que convoca a los hombres para inflamarles, para nutrirles, para purificarles, para hacerles una sola cosa con la Carne eucarística, o sea, con mi Amado y Dilecto. Mas, ¿sólo allí tenéis a Dios? No: Dios está en vosotros: regocijado en sus santos, paternal en sus hijos, severo en sus enemigos. Yo estoy en vosotros. Vivo con mi Gracia, torrente de gozo y de paz, fuente de continuos favores, caminando con el único poder de la mirada, que no puede rehuirse y que es palabra y trueno de recriminación (en caso de que no basten mi palabra y el centelleo de mi mirada para incitar la conciencia a su deber) y estoy en el espíritu de cada hombree. Estoy Yo, que soy el Rey y Creador del hombre. Quisiera estar dentro de cada espíritu. Estoy en el de los justos como está la Sagrada forma en el ostensorio. En cambio, estoy como Ostensorio que resplandece en lo alto pidiendo adoración, sobre los fieles de temerosa voluntad. Estoy entre relámpagos y truenos y airado resentimiento en lo alto de mi Gloria y les digo a los rebeldes: “No vayáis más allá de los límites de vuestro mal; retroceded, purificaos, tomad la senda de la santidad si no queréis que os haga morir”. Mas, para buscarme, no es necesario ir a tientas. Yo estoy junto a vosotros y vosotros vivís, os movéis y estáis siempre en el ámbito de mi luz. ¡Ay de los que llevan la contaminación de almas pecaminosas dentro de los límites santos! Con la palabra divina, que no miente, Ya os digo que seré benigno con quien, aun ignorando al Dios verdadero, lo sirven igualmente según su instinto espiritual al servir a la bondad y a la moral. Mas mi juicio será muy diferente hacia los que, aun conociendo mi Nombre y mi Ley, destronan a Dios para dejar lugar a vicios e idolatrías. Los primeros sirven al “Dios ignoto”121. Los segundos abandonan la mansión y la milicia del Dios conocido parta servir a infinitos dioses, a ídolos de muchos nombres y de un solo resultado: la ruina. Y el Hijo, que murió para que todos amaran al Dios verdadero; el Hijo, que fue elegido por el Padre como Juez así como fue designado como Hostia del mundo, ¿puede ser magnánimo hacia los que, con obstinada maldad, permanecieron en sus idolatrías? ¿Acaso al crearos, os negué algo que puede justificar vuestra necedad? No, os di inteligencia y voluntad y habrían sido suficientes, porque os las di como Dios, es decir, aptas para manteneros en el bien. Y no me limité solamente a ellas. Os di también sabiduría y doctrina. Se ha dicho todo lo que el hombre debe hacer para ser mi hijo. El que no lo hace, es porque no quiere serlo. Por lo tanto, no debe murmurar si Dios es para con él severo como un juez indignado, en lugar de ser amoroso como un padre hacia sus hijos>>.