martes, 8 de marzo de 2011

UN LLAMADO A LA HUMANIDAD.


Ustedes No Me Conocen
PC-75
28-Nov-96
El Señor
Hijos Míos, quiero ayudarlos, pero también quiero que ustedes cooperen en su sanación.
Si una persona se ve ahogándose en un lago, lo primero que hará será manotear y querer asirse a un algo seguro. Es así, quien desea socorro, debe comenzar ayudándose a sí mismo. No pueden pretender que Yo lo hago todo sin poner nada de su parte.
Quien ruega con firme intención de enmendarse, consigue Mi Misericordia.
Es que no Me conocen y por eso viven llenos de temores de la vida humana. Quiero darles una oración de un Santo Mío. El oraba así: Señor Jesús, yo Te adoro. En Ti yo espero, en Ti confío, en Ti pongo mi fe; porque es por Ti que todas las cosas son posibles y eres Tú nuestro Dios vivo.
Hijitos, Yo Soy el Buen Pastor, sé el número de Mis ovejas y encontraré a todas. Yo He elegido a Mis ovejas, ellas no Me han escogido a Mí.

UN LLAMADO A LA HUMANIDAD.


Textos para un Retiro Espiritual
PC-38
21-Sep-96
El Señor
Hija Mía, Mi pequeña Catalina, prepárate, voy a dictarte. No vamos a perder tiempo porque es bastante lo que tienes que escribir. Quiero que lleves todos estos papeles a Mis hijos. Diles que Mi voluntad de verlos caminar juntos se basta a sí misma. Mi deseo es que lean y mediten sobre estos últimos Mensajes que llevarás.
No quiero que, como en otras oportunidades, pases el día escribiendo. Quiero que compartas con tus hermanos, que les contagies tu amor por Mí, que se conozcan; que intercambien experiencias, inquietudes, forma de trabajo. No voy a tenerte el día escribiendo, por eso es necesario que aquí hagas tu trabajo como la eficiente Secretaria que eres. Es preciso que aclaren sus ideas, para de una vez empezar a poner orden en estos dos grupos, que de ninguna manera son sociales. Son Mis grupos elegidos, deseo el máximo rendimiento de parte de cada uno de sus miembros.
Voy a dictarte algunos temas que, aunque están separados, llevan al mismo fin: el conocerme mejor. El encuentro Conmigo a través de ti.
Catalina, empieza por decirles que Yo sé cuán imperfecto es el hombre, pero sé también cuántas ansias tengo de salvarlo. Pregúntales si quieren ayudarme en este empeño, si van a colaborar con Mi Madre en la obra de salvación.
El Respeto Humano
PC-38.1
22-Sep-96 (A media noche.)
El Señor
Quiero hablarles del respeto humano. Yo dije a Mis Apóstoles que permaneciesen fieles durante las persecuciones. Que llegaría un tiempo en que quien los mate, se persuadiría de hacer un obsequio a Dios. Así fue, los enemigos de la fe creían ofrecerme un gran regalo matando a los cristianos. Esto es también lo que hacen hoy día muchos que se llaman cristianos; matan sus almas, perdiendo la gracia del respeto humano por complacer de esta manera a los amigos del mundo. ¡A cuántos desventurados ha enviado al infierno el respeto humano, que es el mayor enemigo de su salvación! Por eso, ahora voy a instruirlos sobre lo mucho que les importará despreciar los respetos humanos y de cómo deben hacerse superiores a ellos.
Cuánto daño causan al mundo los escándalos, ¿verdad? ¡Ay del mundo por razón de los escándalos! Si bien Yo dije, que no por la malicia del hombre es forzoso que haya escándalo, entonces, ¿cómo será posible vivir en el mundo y evitar escándalos? Efectivamente, no es posible vivir en el mundo sin escándalos. Sin embargo, es posible evitar la familiaridad con los escandalosos para poder oponerse a sus malas costumbres y a sus depravados consejos. De lo contrario, por losrespetos humanos, no podrán contradecirlos e imitarán sus malos ejemplos.
Escuchen, hijitos. Estos amadores del mundo, no solamente hacen gala de su iniquidad, sino lo que es todavía peor, quieren tener compañeros y se burlan de cuantos viven como verdaderos cristianos, alejándose de los peligros de ofenderme. Este es un pecado que Me desagrada mucho y lo prohibo de un modo especial. En Eclesiástico 8, 6 encontrarán que les digo que no miren con desprecio al hombre que se aleja del pecado y no se lo eches en cara o te burles de él para arrastrarlo a que imite tu vida desordenada. Aparejados están los terribles juicios de Dios para castigar a los mofadores y los mazos para machacar los cuerpos de tales insensatos, en esta y en la otra vida. Ellos se burlan de Mis hijos y Yo Me burlaré de ellos por toda la eternidad en el infierno. Ellos tratan de avergonzar a los Santos ante los hombres mundanos y Yo los haré morir avergonzados y después los enviaré a vivir entre los condenados, cercados de eterna ignominia y de tormentos interminables.
Es una maldad muy grande la de aquellos que, no sólo no se contentan con ofenderme, sino que quieren también que Me ofendan los demás. Con mucha frecuencia consiguen sus malos designios, porque hallan gran número de almas flojas y débiles que abandonan el bien y abrazan el mal, por no ser objeto de burla a los malvados.
Cuántos de Mis hijos por no oír decir: "¡Mira ese santurrón!" y otras expresiones semejantes que los hagan objeto de burla entre sus malos amigos, imitan sus vicios y desórdenes. Cuántos también, si reciben alguna afrenta, deciden vengarse, no tanto por la pasión de la ira, sino por los respetos humanos; es decir, porque no los tengan por hombres menguados. Cuántos, después de que se les escapó de la boca algún comentario escandaloso, no se desdicen, como debieran, por no perder el prestigio que tienen entre los demás. Cuántos, por miedo a perder el favor de algún amigo, venden el alma al demonio —como lo hizo Pilato, que Me condenó a muerte por miedo de perder la amistad del Cesar.
Sepan, hijitos Míos, que si quieren salvarse, deben despreciar los respetos humanos y el rubor que puedan acarrearles las burlas que hagan de ustedes Mis enemigos. Porque, como digo en las Escrituras, hay vergüenza que conduce al pecado y hay también vergüenza que acarrea a gloria y la gracia. Lean Eclesiástico 4, 25. Si no quieren sufrir con paciencia esta última, los conducirá al abismo del pecado; pero si la sufren por Mí, merecerán por ella Mi divino amor y, después, una gloria eterna en el Paraíso.
Se preguntarán algunos ¿por qué han de perseguirme si yo quiero salvar mi alma? Mas Yo les respondo: que no hay remedio y que es imposible que deje de ser perseguido el que Me sirve, porque los impíos abominan a los que siguen el camino de la salvación. Los que llevan una vida licenciosa aborrecen a los que viven bien, porque la vida de éstos es una reprensión viva de la mala vida de ellos.
El soberbio que quiere vengarse del menor ultraje que recibe, desea que todos se venguen de las afrentas que les hacen; el avaro, que aumenta el dinero a costa de injusticias, quisiera que todos hicieran otro tanto; el bebedor, quisiera que todos se embriagarán como él; el lujurioso, que se jacta de sus obscenidades y cuyas palabras respiran inmundicia, quisiera que todos obrasen y hablasen como él. Todos esos hombres desordenados califican al que no obra como ellos, de hombre insociable, ruin y grosero, sin honor y sin crédito. Los hombres del mundo no saben hablar sino el lenguaje del mundo. Son unos pobres ciegos, obcecados por el pecado y el mal hábito que les hacen hablar el lenguaje de los demonios.
Así, no cabe forjarse ilusiones sobre el particular. Todos los que quieren vivir virtuosamente, han de padecer persecución del mundo; todos los santos fueron perseguidos.
Tal vez dirá alguno: Yo no hago mal a nadie, ¿por qué no han de dejarme en paz? ¿A quién incomodan los santos y mártires si estaban llenos de caridad y amaban a todos los hombres? Así es, a pesar de esto, nadie ignora cómo los trató el mundo: los destrozó con uñas de hierro, los maltrató con hierros candentes y, finalmente, los hizo perecer en los tormentos. Y Yo, ¿a quién hice mal? A pesar de consolar, de sanar, resucitar muertos y redimir a todos a costa de Mi sangre y de Mi vida, el mundo Me maltrató, Me calumnió, Me persiguió hasta hacerme morir entre agonías en el patíbulo más infame e ignominioso, propio solamente de esclavos y de los peores hombres.
Pequeña, aprende… Las máximas del mundo son enteramente opuestas a las Mías. Lo que el mundo aprecia, es necedad delante Mío; y el mundo llama necedad a lo que Yo creo digno de aprecio: los trabajos, las enfermedades, los desprecios, los sufrimientos, la ignominia. A quien se avergüense de Mí en el mundo, Yo le diré: ahora Me avergüenzo Yo, apártate de Mí, maldito, vete al infierno a juntarte con tus compañeros que se avergonzaron de seguir Mi doctrina. A esos hijos les digo: Tú que no quieres ser burla de tus amigos, ¿no te importa el ser odiado por Mí?
Deben saber que si no se desprecia al mundo, éste ha de despreciar y envilecer sus almas. Pero, ¿qué es el mundo y todos los bienes que él les ofrece? Todo lo que hay en el mundo, es concupiscencia de la carne y vanos deseos. ¿Qué son los vestidos ricos sino lodo? ¿Qué son los honores sino humo? ¿Qué son los deleites carnales sino inmundicia? Y después, ¿de qué les servirán todas esas cosas si se condenan? El que Me ama y quiere salvarse debe despreciar al mundo y todos los respetos humanos. Es preciso que cada uno se esfuerce cuanto pueda para conseguir este objeto. Muchos deben violentarse. María Magdalena, para vencer los respetos del mundo cuando se arrojó a Mis pies y en presencia de tanta gente, Me lavó los pies con sus lágrimas y Me los enjugó con sus cabellos. De este modo, se hizo santa y mereció que Yo le perdonara sus pecados y alabase además el gran amor que Me tenía (Lucas 7, 47).
Un gran santo, llevaba un día debajo de la capa una olla de comida para los pobres encarcelados; en el camino se encontró con su hijo, montado a caballo pomposamente en compañía de otros. El santo tuvo cierta vergüenza de que viesen lo que llevaba oculto, más ¿qué creen que hizo para vencer este respeto humano? Tomó la olla y se la puso sobre la cabeza para que todos la vieran, burlándose así del mundo. ¿Cuántas burlas recibí Yo? En la Cruz fui burlado por los soldados que decían: si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. Se burlaban también los Sacerdotes, que decían entre sí: a otros ha salvado y no puede salvarse a sí mismo. Pero a pesar de estas mofas y de que podía haberlos confundido haciendo un milagro, quise terminar Mi vida en la Cruz, enseñándoles a vencer los respetos humanos.
Hijos Míos, consuélense, porque cuando los hombres los maldicen y vituperan, entonces es cuando los alabo y bendigo Yo. ¿No les basta ser alabados por Mí, por la Reina del Cielo, por todos los ángeles, por los santos y los justos? Y si esto les basta, dejen que digan lo que quieran los mundanos y sigan dándome gusto, que Yo los premiaré, tanto más en la otra vida en la medida en que se hayan violentado para despreciar las burlas y contradicciones de los hombres. Cada cual debe portarse como si en el mundo no hubiera más espectadores que Yo y él. Cuando se burlen de ustedes los impíos, encomiéndenme a esos pobres ciegos que andan perdidos miserablemente y den gracias, que les doy aquella luz que niego a tales desterrados, para que sigan por el camino de la salvación.
Ahora, para vencer estos respetos, es necesario que tengan fija en su corazón la santa resolución de preferir Mi gracia a todos los bienes y favores del mundo; que digan, como San Pablo: ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados… ni otra criatura podrá jamás separarnos de la caridad de Dios. Yo los exhorto, a que nada teman de los que pueden quitarles la vida temporal, sino teman al que puede arrojar al infierno alma y cuerpo. O Me siguen o siguen al mundo. Si Me siguen a Mí, es preciso que abandonen el mundo y sus vanidades, que es lo que decía Elías al pueblo.
Mis verdaderos hijos reciben gran placer cuando se ven despreciados y maltratados por el amor que Me tienen. Piensa, bien podía Moisés haberse libertado de la ira del Faraón, dejando correr la fama esparcida de que él era su nieto; pero lo negó públicamente y escogió ser perseguido con los otros hebreos, juzgando que el oprobio por Mí era un tesoro más grande que todas las riquezas de Egipto.
Algunas veces se les presentarán los amigos de nombre y les dirán: ¿Qué extravagancias son esas tan ridículas? ¿Por qué no haces tú lo mismo que los demás? Entonces, deberán responderles: no todos hacen lo que la multitud; hay algunos que llevan una vida santa, pero esos son pocos y no ustedes. Repliquen con satisfacción: Yo quiero seguir a esos pocos, porque dice el Evangelio: muchos son los llamados, mas pocos los escogidos. También les dirán los falsos amigos: ¿No ves que todos murmuran y se burlan de ti? Entonces les responderán: Me contento con que Dios no se burle de Mí.
Cuando sea necesario reprender a esos satélites del demonio, conviene tener valor y reprenderlos sin miramiento alguno. Porque cuando se trata de Mi honor, no debe imponerse la calidad y categoría del que peca, sino que deben decirle con valor: eso es pecado y no debes decirlo.
Beneficios de las Tribulaciones
PC-38.2
22-Sep-96
El Señor
Yo enriquezco, en el tiempo de la tribulación, a las almas que amo, con Mis mayores gracias. Vean a Juan el Bautista que, entre las cadenas y estrecheces de la cárcel, conoce las obras que Yo hacía. Ustedes no lo entienden, pero es grande e inapreciable la utilidad que sacan de las tribulaciones. Yo no se las envío porque quiero su mal, sino porque anhelo su bien y, por lo mismo, deben recibirlas cuando las envío y darme también las gracias, no solo resignándose a cumplir Mi divina Voluntad, sino alegrándose de que los trate como antes Mi Padre Me trató a Mí, que Mi vida en la tierra fue un tejido de penas y dolores. Voy a detallarles:
Primero verán por qué son útiles las tribulaciones. El que no ha sido tentado, ¿qué es lo que puede saber? El que tiene mucha experiencia, será reflexivo y el que ha aprendido mucho, discurrirá con prudencia. El que siempre ha vivido en la prosperidad, en la comodidad, no sabe nada acerca del estado de su alma. El primer buen efecto de la tribulación es abrirles los ojos que la prosperidad les tiene cerrados. Ciego estaba San Pablo cuando Me aparecí a él y entonces conoció los errores en que vivía. Recurrió a Mí el Rey Manasés estando preso en Babilonia, conoció sus pecados e hizo penitencia de ellos. Piensa en el Hijo Pródigo… Es así, mientras viven en la prosperidad, solamente piensan en el mundo y en los vicios.
El segundo buen beneficio de la tribulación es separarlos del apego que tienen a las cosas de la tierra. Cuando la madre quiere destetar a su hijo de pecho, pone algo amargo en el pezón para que el niño se separe y se acostumbre a comer. Lo mismo hago Yo con ustedes para apartarlos de los bienes terrenales: pongo hiel en las cosas terrenas para que, hallándolas ustedes amargas, las aborrezcan y amen los bienes celestiales. Hago amargas las cosas terrenas para que busquen otra felicidad, cuya dulzura no los engañe.
El tercer buen beneficio consiste en que aquellos que viven en la prosperidad, estimulados de la soberbia, de la vanagloria, del orgullo, del deseo inmoderado de adquirir riquezas, honores y placeres, sean librados de todas estas tentaciones por medio de las tribulaciones; los vuelvan humildes para contentarse con el estado y condición en que Yo los He colocado. Envío tribulaciones para que no sean condenados juntamente con este mundo.
El cuarto beneficio es reparar por los pecados cometidos, mucho mejor que las penitencias que ustedes se imponen voluntariamente. ¡Qué remedio tan eficaz es el sufrimiento para curarles las llagas y heridas que les abrieron los pecados! ¿Por qué se quejan? La tribulación que sufren, lo dice San Agustín, es una medicina, no un castigo. Job llama dichoso al hombre a quien Yo mismo corrijo, porque Yo mismo hago la llaga y la sano: hiero y curo con Mis manos.
El quinto beneficio es que las penas hacen que ustedes se acuerden de Mí y los obliga a recurrir a Mi Misericordia, viendo que solamente Yo Soy el que puede aliviárselas, ayudándolos a sufrirlas (Mateo 11, 28).
El sexto beneficio es que las tribulaciones los hacen contraer grandes méritos ante Mí, dándoles ocasión de ejercitar las virtudes que más amo: la humildad, la paciencia y la conformidad con Mi Voluntad. No se olviden que más vale un "Bendito sea Dios" que mil acciones de gracias en la prosperidad.
Hijos Míos, qué tesoro de méritos consigue el cristiano sufriendo con paciencia los desprecios, la pobreza y las enfermedades. Los desprecios que se reciben de los hombres son los verdaderos deseos de los santos que anhelan ser despreciados por amor a Mí, para hacerse semejantes a Mí. ¡Cuánto ganan sufriendo las incomodidades de la pobreza! Si te crees infeliz porque vive junto a tí la pobreza, realmente eres infeliz y digno de compasión, no porque eres pobre, sino porque siéndolo no abrazas tu pobreza y te tienes por desdichado.
Sufrir con paciencia los dolores y enfermedades es alcanzar de antemano una gran parte de la corona que les está preparada en el Cielo. Si se queja un enfermo de que por estar así no puede hacer nada, se equivoca; porque lo puede hacer todo, ofreciendo a Dios con paz y resignación cuanto padezca en su enfermedad. Yo castigo al que amo y pruebo con adversidades a los que recibo por hijos Míos (Hebreos 12, 6). Un día le dije a Santa Teresa: debes saber que las almas que más ama Mi Padre, son aquellas que padecen mayores tribulaciones. Aprende de Job, quien decía: "Si hemos recibido los bienes de la mano del Señor, ¿por qué no recibiremos también los males?" ¿Tú piensas que no es justo que quien recibió con alegría la vida, la salud, las riquezas temporales, reciba también los sufrimientos, los cuales les son más útiles y provechosos que la prosperidad? Hija Mía, un alma fortificada en el sufrimiento, se parece a una llama que el viento hace crecer.
Más tarde continuaremos… Gracias, pequeña.
        Mismo día, más tarde.
Las tribulaciones más temibles para un alma buena son las tentaciones con que el demonio los incita a ofender a Dios; pero quien las resiste y las sufre, implorando el auxilio divino, adquiere con ellas gran tesoro de méritos. En 1ª Cor 10, 13 lean: "Fiel es Dios, que no permitirá que seáis tentados sobre vuestras fuerzas, sino que de la misma tentación os hará sacar provecho para que podáis sosteneros." Y en las bienaventuranzas, que tanto te gustan, les digo que serán consolados cuantos lloran.
Si no sufren con paciencia las tribulaciones, no mejorarán su estado y será mayor el peligro. No hay remedio, si quieren salvarse, es preciso pasar por medio de muchos sufrimientos para entrar en Mi Reino. No olviden que el Paraíso es el lugar de los pobres, de los humildes y de los afligidos.
En suma, quiero que entiendan que las tribulaciones con las cuales Yo los pruebo o los corrijo no vienen para su perdición, sino para su provecho o su enmienda. Cuando se ve un pecador atribulado, es señal de que Yo quiero tener Misericordia de él en la otra vida. Al contrario, es desgraciado aquel que no es tocado por Mí en este mundo, porque es señal de que Estoy descontento con él y lo tengo reservado para el eterno castigo. El Profeta Jeremías preguntó: "Señor, ¿por qué motivo a los impíos todo les sale prósperamente en este mundo?" (Jeremías 12, 1).
Cuando se ven cercados de los sufrimientos que Yo les envío, oren como Job; oren como San Agustín, que decía: "Señor, quema, despedaza y no perdones en este mundo para que me perdones en el otro, que es eterno". Por eso, quien se ve afligido por Dios en esta vida, tiene una señal segura de que es Mi amado. El que quiera ser glorificado con los Santos, debe padecer en esta vida como los santos padecieron. Ninguno de ellos ha sido bien tratado ni querido del mundo, sino que todos fueron perseguidos.
Bien, ahora les diré como deben portarse en los sufrimientos: El que se vea combatido de penas en este mundo necesita, ante todas las cosas, alejarse del pecado y procurar ponerse en gracia de Dios. De otro modo, todo lo que padezca estando en pecado, será perdido para él. Es decir, sin la gracia, de nada les aprovecharía el sufrimiento. Al contrario, el que padece Conmigo y por Mí, con resignación, todos sus padecimientos se convierten en consuelo y alegría. Por eso Mis Apóstoles, después de haber sido injuriados y maltratados por los judíos, se retiraron de la presencia del concilio llenos de gozo, porque habían sido dignos de sufrir por Mi Nombre.
Así, cuando Yo les envío un sufrimiento, es preciso que digan como Yo. El cáliz, que Me Ha dado Mi Padre celestial, ¿He de dejar Yo de beberlo? Porque, además de que deben recibir la tribulación como venida de Mi mano, ¿cuál es el patrimonio del cristiano en este mundo, sino los padecimientos y las persecuciones? Yo He muerto en una Cruz y Mis Apóstoles sufrieron martirios crueles. ¿Se llamarán ustedes Mis imitadores, cuando ni saben sufrir las tribulaciones con paciencia y resignación?
Cuando se vean muy atribulados y no sepan qué hacer, vuélvanse a Mí, que Soy el único que puede consolarlos. Acudan a Mí con gran confianza en Mi Corazón que está lleno de Misericordia, y no hacer como algunos que se abaten si no los oigo en cuanto comienzan a suplicar. Para estos dije a Pedro: Hombre de poca fe, ¿por qué has desconfiado? Cuando las gracias que desean obtener son espirituales y pueden contribuir al bien de sus almas, deben estar seguros de que Yo los oiré siempre que Me supliquen con tesón y no pierdan la confianza. Es, por lo tanto, necesario que en los sufrimientos no desconfíen jamás de que la piedad divina los ha de consolar. Las almas que tienen poca fe, en vez de recurrir a Mí en el tiempo de la tribulación, recurren a los medios humanos, y aun satánicos como brujos y adivinos, olvidándose de acudir a Mí y no pueden verse socorridas en sus necesidades. Si Yo no Soy el que edifica la casa, en vano se fatigan los arquitectos. ¿Por qué los hombres Me provocaron la ira volviéndome la espalda y postrándose ante los ídolos que han invocado, y en quienes colocan su esperanza? ¿Por qué motivo dicen que ya no quieren acudir a Mí? ¿Por ventura He sido para ustedes tierra sombría que no da fruto? No saben el gran deseo que tengo de que acudan a Mí en busca de consuelo en las tribulaciones, para poder dispensarles Mis gracias y al mismo tiempo hacerles saber que, cuando Me suplican, no Me hago de rogar, sino que Estoy presto a socorrerlos y consolarlos, aunque muchas veces, no por el camino que ustedes desean.
Yo no duermo cuando ustedes recurren a Mí y Me piden algunas gracias útiles a sus almas, porque entonces los oigo cuidadoso de su bien. Estén seguros que cuando Me piden gracias temporales, o les daré lo que piden, o les daré otra cosa mejor; o les concederé la gracia pedida, siempre que les sea provechosa para el alma, o alguna otra más útil. Por ejemplo, la de acomodarse con resignación a Mi Voluntad y a sufrir con paciencia aquella pena. Todo ésto les aumenta los méritos para conseguir la vida eterna.
Hijos Míos, falta tan poco para Mi retorno. No desmayen en las persecuciones de todo tipo, agradezcan los sufrimientos temporales… ¡No saben cuánto los amo! ¡No quiero perderlos por toda la eternidad! Créanme que con cada pena de uno de Mis elegidos Yo también sufro, pero sufro con amor, sabiendo que los salvo…
La Necesidad de Orar.
PC-38.3
24-Sep-96
El Señor
Más adelante les hablaré de la necesidad que tienen de orar. La oración es omnipotente y, siendo una, todo lo alcanza. Yo dije: pedid y recibiréis. Sin embargo, no olviden que para ser oídos es necesario que pidan como es debido. Muchos piden, no todos reciben, porque no piden como deben hacerlo: Con humildad. Con confianza. Con perseverancia.
Yo no tolero a los soberbios; Me resisto a escuchar sus súplicas. Tengan presente aquellos hombres soberbios, que confían en sus propias fuerzas y se creen mejores que los demás; y sepan que sus oraciones no serán escuchadas.
Por el contrario, oigo las súplicas de los humildes. La oración del humilde traspasará las nubes y no reposará hasta acercarse a Mí. La oración de aquel que se humilla, sube al Cielo y no vuelve sin que Yo la escuche y la atienda. Sepan que cuando se humillan, Yo mismo voy a abrazarlos espontáneamente; pero si se ensoberbecen y se engríen de su sabiduría y de sus acciones, Yo Me aparto de ustedes y los dejo solos.
No desprecio, ni aun a los pecadores que han sido los más disolutos, cuando se arrepienten de corazón de sus pecados y se humillan en Mi presencia, confesando que son indignos de Mis gracias.
Vamos ahora otro punto, hijitos. Nadie que confía en Mí, queda burlado. Sépanlo todos los pecadores. Por muchas iniquidades que haya cometido un pecador, jamás ha habido uno que haya puesto su confianza en Mí y haya sido abandonado. Quien Me ruega con confianza, obtiene cuanto pidió. Cuando las gracias que piden son espirituales y útiles al alma, estén seguros de que las alcanzarán. Por esto Yo les enseñé que cuando pidan alguna gracia, Me llamen con el nombre de Padre, para que recurran a Mí con aquella confianza con la cual recurre un hijo a su padre que lo ama.
Si atienden a la promesa que le He hecho, de escuchar a quien ruega, ¿quién puede desconfiar de que Yo falte a Mi promesa? Yo no Soy semejante a los hombres que prometen y no cumplen, o porque mienten al prometer, o porque cambian de parecer después de haber prometido. Yo no puedo mentir porque Soy la Verdad; no puedo cambiar, porque Soy la justicia, la rectitud, y sé las consecuencias de cuanto dispongo. ¿Cómo He de dejar de cumplir lo que les prometí?
Por lo mismo que deseo su bien, los exhorto e incito a que Me pidan las gracias que necesitan. Por eso les digo: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá." ¿Cómo voy a exhortarlos a que Me pidan gracias, si no tuviese voluntad de dárselas? Deben estar tanto más confiados en que les daré lo que Me piden, en cuanto Yo mismo Me obligué a oír sus súplicas.
Dirá alguno: Yo tengo poca confianza en Dios porque Soy pecador, le he sido ingrato y conozco que no merezco ser oído. Sus súplicas no se apoyan en sus méritos, sino en Mi Divina Misericordia. Siempre que piden cosas útiles a su eterna salvación y Me suplican con confianza, Yo los escucho. He dicho cosas útiles, porque si son cosas nocivas a sus almas, Yo no puedo oírlos. Por ejemplo: si alguno piensa vengarse de una injuria o llevar a cabo una ofensa y pidiese Mi auxilio con este fin, no lo oiría porque Me ofende quien pide cosas malas o injustas.
Del mismo modo, si imploran el auxilio divino y quieren que Yo los ayude, es preciso que no pongan ningún impedimento que los haga indignos de ser oídos. Por ejemplo: si piden que les de fuerzas para no reincidir en el pecado y no quieren evitar las ocasiones de pecar, Yo no los escucharé porque ponen un impedimento para que oiga su plegaria. Si después pecan, no deben quejarse de Mí, diciendo: he pedido que el Señor me diera fuerzas para no recaer en el pecado, más no me ha oído. Porque esto sería desconocer que ustedes pusieron impedimento, no quitando la ocasión, inutilizando de este modo su súplica y haciendo que Yo no la oyera.
Es preciso también advertirles que la promesa que hice de oír al que suplica respecto de gracias temporales que piden, tal como: ganar un pleito, tener una buena cosecha, librarlos de alguna enfermedad o persecución, solamente las concedo cuando son útiles a su salud espiritual pues de otro modo se las niego porque los amo, sabiendo que tales gracias serían desgracias para ustedes y dañarían su alma. Yo niego algunas gracias por Misericordia, lo que concedo a otros por castigo.Es decir que, cuando no consiguen las gracias que piden, deben alegrarse, porque es mejor para ustedes que tales gracias les sean negadas, que concedidas… Sucede que muchas veces piden el veneno que los va a matar. ¡Cuántos se hubieran salvado, si hubiesen muerto durante el estado de aquella enfermedad o pobreza que sufrían! Pero, porque recobraron la salud, o porque consiguieron grandes honores y dignidades, se aumentó su soberbia, se olvidaron de Mí y se condenaron. Por eso deben dejar a Mi Voluntad que les conceda lo que Me piden, si es que les conviene.
Veamos el otro lado. Las gracias espirituales como: el perdón de los pecados, la perseverancia en la virtud, su amor por Mí, deben pedirlas absolutamente y sin condición, con firme esperanza de obtenerlas.
Cuando se Me pide, no atiendo a si es justo o pecador el que Me ruega por las gracias espirituales. Pecadores: si ustedes no merecen obtener las gracias, Yo tengo grandes méritos ante Mi Padre; pidan en Mi nombre, es decir, por Mis méritos, y Yo les prometo que obtendré cuanto pidan.
Pidan con perseverancia, sobre todo, sin cansarse de hacerlo. Esto les da a entender por qué les He dicho: oren sin cesar, hagan de su vida entera una oración. Que nada los detenga de orar siempre que puedan porque, dejando de orar, se privan de los auxilios divinos y quedan vencidos en las tentaciones. La perseverancia en la gracia es un don absolutamente gratuito que no pueden merecer ustedes, pero este don puede obtenerse por medio de la oración. Pidan por esta gracia diariamente.
Su perseverancia hasta la muerte, no solamente depende de un auxilio, sino de muchos; todos los que esperan alcanzar durante toda la vida, para conservarse en Mi Santa Gracia. Entonces, a esta cadena de los auxilios divinos debe corresponder la cadena de sus súplicas, sin la cual Yo pocas veces dispenso las gracias. Y si ustedes interrumpen la cadena de las súplicas y dejan de pedir, Yo también interrumpiré la cadena de auxilios y perderán la perseverancia. Lean Lucas 11, 5-8.
Los hombres se incomodan cuando se les importuna pidiéndoles alguna cosa, mas Yo los exhorto a que Me pidan repetidamente y no Me incomodo, al contrario, Me complace ver que son perseverantes. Al decirles "buscad, llamad", quise darles a entender que deben ser como los pobres mendigos cuando piden limosna y que, aunque se les despida, no dejan por eso de pedir y de insistir hasta que se les da.
Pidan por la Perseverancia.
PC-38.4
26-Sep-96
El Señor
Pidan por la perseverancia en todo momento: al levantarse, cuando oran, en la Santa Misa, en la visita a Mi Santísimo Sacramento, cuando se acuestan y, especialmente, cuando les induce el demonio a cometer algún pecado. De manera que deben estar siempre diciendo: ayúdame, asísteme, alúmbrame, dame fuerza, no me abandones. Y esta importunidad con que Me suplican, no Me incomoda, Me mueve a concederles cuanto suplican. Pídanme la gracia por medio de Mi Madre, porque no puedo negarle nada ya que es consuelo de los pecadores, auxilio de los afligidos y fuente de toda gracia.
La Voluntad del Señor
PC-39
29-Sep-96
El Señor
Amor de Mi Pasión, ¡felicidades! (Jesús comparte una alegría personal y familiar.) Vamos a trabajar otro poco, porque luego tendrás otras actividades.
Si Mis hijos aceptan hacer Mi Voluntad, es cuando aceptan sus afanes día a día, tal como les llegan, porque seguir Mi Voluntad implica dar lo mejor de sí mismo, con entusiasmo, a su diario vivir. Si Mis hijos ponen poca atención a las cosas, a la rutina de cada día, impiden el cumplimiento de Mi Voluntad.
Algunos hijos dicen: Yo haré lo que Dios me pida, sea lo que sea… Mi voluntad está frente a ellos en sus actividades, en sus luchas de cada día, y cuando hay algo especial que Yo deseo, es Mi Espíritu quien los inspira y motiva de otra manera. Pero, en primer lugar, está aquello que requiere de cuidado en su vida: la familia, la casa, el orden en su dedicación a lo que les fue regalado en la tierra; a las responsabilidades que asumieron frente a Mi Altar.
No pocos tienen diferentes opiniones sobre lo que es la Voluntad de Mi Padre. Tratan de buscar logros más allá de sus simples funciones diarias "en mérito a seguir a Cristo". Como tienen dificultades o el tiempo los absorbe sin que hagan lo que pensaban, entran en crisis, se fatigan y descorazonan… Es que no saben realmente ver Mi Voluntad. No se dan cuenta de que si Yo deseo que vayan por una senda distinta a la cual caminan, se los hago saber. ¿Cómo lo hago? Se les presentan oportunidades y opciones diferentes; su elección se ve centrada alrededor de aquello que los lleve más a una vida de oración, de paz, completamente abandonada a Mis manos…
El camino para hacer Mi Voluntad es un camino simple; no siempre fácil pero satisfactorio; con valores y virtudes reales, permanentes. Entonces, no traten de desarrollar su vida creyendo que determinado camino Me sería más agradable. Lo que es agradable para Mí es cuando viven día a día con sus retos y oportunidades que se les presentan para vivir Mi Voluntad con aceptación, entusiasmo y paz de corazón, sin evitar las responsabilidades que como a seres humanos les He asignado: si son hombres o mujeres capaces, a vivir de su trabajo; si esposas que no trabajan fuera, dedicándose a sus labores domésticas, a la supervisión de sus hijos, de sus hogares.
Cuánto daño se hacen y Me hacen aquellos padres que dedican sus horas libres a las distracciones mundanas: a los lugares nocturnos, al juego, a la televisión, al teléfono. Sí, al teléfono, has escuchado bien. No está mal que lo utilicen, inclusive que conversen un poco. Pero si el teléfono les quita horas de tranquilidad, de oración, de encuentro Conmigo, si les roba paz en el hogar, aléjense de él. Empleen ese tiempo en hablar con su familia, en saber las inquietudes y problemas de cada uno de los miembros de su familia.
Comprendan que Mi deseo es que Me encuentren en todo lo que hacen normalmente y no en lugares diferentes a los cuales les presento diariamente, como su lucha, como el pan de cada día que los alimentará para la vida eterna. Hacer Mi Voluntad es asumir todos los compromisos que les ofrece la vida y responsabilizarse por ellos, sean de orden moral, familiar, económico o social.

UN LLAMADO A LA HUMANIDAD.



Ustedes Son Instrumentos de Amor y Misericordia
PC-32
24-Ago-96
El Señor
(Mensaje personal para R., un miembro del Grupo de Oración.)
La paz y Mi gratitud estén contigo…
¿Te das cuenta, hijo Mío, que tú eres el instrumento por el que Yo haré reconocer Mi Mensaje de Amor y Misericordia? Con el trabajo que acabas de hacer y que Yo He puesto en tus manos amorosamente, a través de esta pequeña hija, lograrás mover las conciencias agrietadas de muchos hijos Míos… Te He buscado y te He esperado por mucho tiempo. Eres sensible, amante, y te necesitaba para luchar contra el desamor. Eres generoso y te necesitaba para luchar contra el egoísmo. Eres confiado y te necesitaba para luchar contra el pesimismo. Eres alma ardiente y te necesitaba para luchar contra la tibieza y cobardía. Me fuiste muy querido.
Yo Me complazco en colmar a Mi manera cualquier vacío aparente. Si en los últimos días tu cuerpo ha sido un foco de sufrimiento, tu alma ha sido un foco radiante de Mi presencia amorosa en tí… Hijo amado, bendigo tu pan, bendigo a tu familia, bendigo el fuego que alimenta el hogar de los tuyos. Bendigo tu diario camino, el trabajo para tu sustento y el de otros hijos. Bendigo los anhelos, deseos y esperanzas de tu corazón en favor de Mi Gloria… Si tu Me amas en lo pequeño, Yo te amaré y colmaré en lo grande. No temas hacerte pequeño en cada momento, porque en la humildad está la santificación del justo.
Hoy tengo un regalo especial: Un maravilloso programa de vida para tu espíritu evangélico y el completo abandono a Mi Voluntad… Pronto van a llegar los días predichos y pondrán en Mi lugar una sucia imitación que nada vale. El Espíritu de amor, de verdad, de Misericordia dirá la última palabra y por Mi bendita Cruz y Mis dolorosas llagas, unirá a los hombres en un sólo cuerpo glorioso cerca a Mis Sagrarios. Para ello necesito de muchos hijos que Me ayuden a reencontrar y unir a Mis corderos, pero son pocos los corazones como el tuyo, que se decidan a hacerlo.
He querido que seas testigo del dolor que Me agobia día a día, así poco a poco He ido tejiendo este momento en que saldrán Mis verdaderos soldados a hacer frente en la lucha contra el poder de las tinieblas. Tú has visto Mi dolor, has visto Mi rostro y Mis llagas; ello te compromete a mayores luchas por Mi causa; mas no temas, Yo te sostendré, levantaré tu espíritu cuando el maligno te maltrate. Yo te cubriré, enviaré Mis ángeles para cubrirte. No te faltará Mi auxilio aunque, a veces, las apariencias demostraran lo contrario.
Vota por la confianza, nunca te defraudaré. No temas ser engañado si pones tu confianza amorosa en Mi Corazón. El está abierto siempre para tí. Pide a Mi Espíritu discernimiento y, como hasta hoy, no te faltará este don tan preciado; él te cubrirá; sabrás seguir Mis pasos en la verdad. Confía en la Divina Voluntad de Mi Padre, alábalo al comenzar el día y déjame tus fatigas diarias, que Yo, como Su Hijo, haré que el trabajo rinda su fruto.
Habla al mundo de la confesión Sacramental, esa fuente de agua salvífica que espera por todos y en la cual, quien se sumerja, será preservado de los enemigos del alma. Yo te prometo, solemnemente, que tu voz, como centella de fuego irá cumpliendo su misión en medio de la cruel batalla. Tu guía, la Estrella matutina, irá delante tuyo iluminando los senderos, cortando las tinieblas, que se disiparán porque no soportan la fuerza de la Luz Divina.
Habla de Mi presencia en la Eucaristía… El hombre sabe que es ciego para resolver tantos problemas, sabe por experiencia su habilidad para caer y hundirse; su ineptitud para levantarse. Sabe que si la débil fortaleza humana opone a tantos enemigos como le rodean, será vencido en el mortal combate. Pero lo que no quiere saber el hombre es que en Dios está su auxilio, no quiere aceptar que Estoy en el Tabernáculo y que ansío ir a morar en el corazón de todos Mis hijos; por eso rehuyen comulgar. Si actuara racionalmente, se apresuraría en buscarme, en unirse a Mí en el camino, la verdad y la vida que Soy Yo mismo. Por desgracia, inventa una multitud de pretextos elaborados para alejarse del altar, pero en el fondo repite las mismas sinrazones de aquellos invitados a la cena grande de que hablo en Mi Evangelio.
Entre los hombres pecadores y Yo en mi Sagrado Sacramento, media un mar oscuro con el humo de la soberbia, que desde el infierno mismo les envía el padre de la soberbia. Un mar de cieno, como el que arrojan los placeres del sentido; un mar de oro derretido, formado por la avaricia idólatra del becerro de oro; un mar de sangre, como el que vierte el odio en el alma vengativa. ¿Cómo ha de poder unirse Mi corazón a los corazones de los hombres tan mal dispuestos? A pesar de todo, es forzoso que intenten recibirme para no hacerse sordos a las voces de su conciencia, que les dice que sin Mí no pueden vivir.
Di que Yo los llamo: Vengan, coman, porque el que no come, Mi cuerpo no vive en él… ¡Si comprendieran los hombres quién es el que los invita y manda! Si cayeran en cuenta al espléndido palacio a que se los invita, si probaran la suavidad de la vianda que se les ofrece, encontrarían que encierra todas las delicias y que es más dulce que la miel, más blanca que la leche, más generosa que el vino y más delicada que el pan de trigo. Y con todo, los hombres siguen clamando que se mueren de hambre, teniendo tan a mano el pan bajado del cielo.
Habla de la necesidad de penitencia que hay hoy en día, el mundo la necesita más que nunca. Mas, la penitencia que se requiere hoy en día es la de los afectos, que es la penitencia de los grandes: amor a la humanidad es la penitencia impuesta para este siglo de maldad.
Mi Corazón vive mil muertes, pues a cada minuto revive en Mí el cruento martirio al que Me condujeron los pecados de desamor e infidelidad. Mi Espíritu padece porque aun hoy no han comprendido los hombres por qué Me sacrifiqué y Me entregué al martirio de la Cruz… Díselo al mundo, los Míos se niegan a hablar de ello.
Pequeño, Yo estoy contigo, como lo estoy con los sencillos de corazón, con los que asumen Mi mansedumbre, con los que silencian su corazón a las críticas y no se convierten en eco de las calumnias con las que se destrozan las vidas… Tu camino es duro, que no se quebrante tu corazón, no decaigas en el fervor y en el entusiasmo de tus obras. No alcanzas siquiera a imaginar la maravilla de tu recompensa. Parte de ella te la concedo en la vida terrena para animarte a continuar la lucha con mayor ahínco… Si todo lo has puesto en Mis manos, todo será elaborado y terminado por Mí.
Gracias, hijo Mío. Tu Señor te agradece y derrama una lluvia copiosa de gracias sobre tí y los tuyos. Las gracias especiales que reciben quienes dejan las carreras y afanes del mundo, como algo secundario, por amarme, por trabajar en Mi Viña.
Con los ojos cerrados, por un momento concéntrate y contémplate a tí mismo, mira a lo profundo de tu corazón y allí verás brillar la radiante luz que te sostiene, la luz de Dios que te Ha comunicado energía y vida, que es la razón de la propia existencia. Alaba y contempla la belleza, la claridad, la luz interna de Mi amor, la profundidad de Mi Espíritu en tí. La superioridad de un alma se afirma por su discreción, comprensión, mansedumbre, sus incitaciones al bien y a la lealtad activa de Mis enseñanzas. Cuando el mundo quiera seducir tu alma con los atractivos del placer y de la gloria, coloca Mi Corazón como sello sobre tu corazón…
Ayuda a Mi elegida en el camino que le He señalado (no quise escribir esta parte y volvió a repetirme dos veces más lo mismo). Deseo que lleve al mundo el sublime testimonio de Mi amor por él. Mi presencia se hará cada vez más notable a las humanidades de ambos, inundándolos por completo. Me toca a Mí ayudar, apoyar sus trabajos. Los vínculos contraídos en las amistades espirituales son indestructibles.
Sólo el trabajo de los laicos podrá unir a los consagrados, hoy que la mezquindad, la desconfianza, la susceptibilidad y la comodidad se pasean por los pasillos de los Conventos, los Seminarios, las Ordenes Religiosas… Han endurecido sus corazones hasta volverlos como rocas… He pedido al grupo que organice la Gran Cruzada del Amor. Para ello les He dado un tratado de Amor y Misericordia. Una vez más, la irresponsabilidad ha amordazado Mis deseos, y Mis planes se han visto postergados… Por favor, ¿quieres encargarte tú?
No pierdas la Gracia, porque quiero pulir tu alma para confirmarla en el libro de oro de Mis almas bienaventuradas. Prometo a quien Me de su fidelidad, comunicarle una aspiración cada vez más elevada hacia la vida espiritual. Yo manejo con pericia los instrumentos que elijo… Entra en Mi Corazón, saca de él todas sus angustias con tu trabajo decidido y deja que sus llamas envuelvan tu espíritu uniéndolo en un todo al Mío.


UN LLAMADO A LA HUMANIDAD.



Existe un Cielo, un Purgatorio y un Infierno
PC-25
10-Ago-96 (En Retiro de encuentro.)
El Señor
Esas palabras que te han lastimado hoy, son las que están en boca de la mayoría de Mis hijos. Yo te hablé del Cielo, déjalos con su error y su ceguera (dijeron que el Cielo es Dios, no es un lugar). No es malo que lo digan, pero no es la forma de atraer a la gente a quien le duele aun dejar el mundo. Existe un Cielo, un Purgatorio y un Infierno. ¿No lo digo Yo en los Evangelios? ¡Qué gusto en cambiar Mis palabras!
No reniegues contra los Teólogos. La Teología es necesaria… Sin embargo, el corazón vive y se expande en el sentimiento, en su divina posesión, sin buscar un por qué ama.
Para todos Mis hijos que trabajan por Mi Reino y la Gloria del Padre, diles que Yo, su Dios, les agradezco, que necesito de ellos, de todos ustedes. Sean como Yo: todo amor para todos.
Hijos Míos, deseen con toda su fe poseer más amor, mayor generosidad hacia su Dios; así recibirán estas valiosas gracias para la salvación de las almas. No tengo por qué negar lo que Me piden fervorosamente.


UN LLAMADO A LA HUMANIDAD.



Estoy Tan Solo en los Tabernaculos del Mundo
PC-20
26-Jul-96
El Señor
Hija Mía, no temas, aun sin Mis insignias, estoy contigo. Ora siempre, repara los pecados de Mis consagrados… Mira que los responsables de la pérdida de tantas almas, tendrán que darme cuenta muy pronto. Los Míos han perdido su inocencia, no son más niños, están contaminados por la locura del siglo y por los que los rodean.
Todos aquellos que no se atreven a hablar por temor a las represalias, no son Míos. Cada uno, cada hombre y mujer debe responder a la llamada que recibió, porque doy a cada uno la inteligencia del don al cual fue llamado, sólo eso.
Cuánto mérito has tenido ante Mis ojos, tu dolor, tu sonrisa dolorosa… Mi mayor consuelo hoy en día. ¿No Me has pedido tú que te regale siempre Mis llagas pero que no se vean? Sin embargo, ahora sufres más que si las vieras. ¡Cuánto te amo, hijita! ¿Cómo no amarte, si te alumbré en el dolor?
¿Por qué no están llamando a las puertas de quien no quiere oír? Deberían saber que la gravedad y el apremio del momento no da excusa a la inacción. Ninguno tiene el derecho de descansar porque pediré cuentas de la responsabilidad que doy.
Ten la absoluta seguridad de que a cualquier hora del día y de la noche, estoy cerca tuyo, acechando tus menores movimientos, escudriñando todos tus pensamientos para que sean un reflejo de tu Dios. Tú eres Mi refugio, Yo seguiré ocupando tu cuerpo pero no Me esperes sólo los viernes, sino cuando Yo crea conveniente. Estoy tan solo y afligido en los Tabernáculos del mundo… Acompáñame siempre en las noches, ¡Me gusta tanto verte allí!
Tu presencia callada, orando, es Tu intercesión hacia Mí por todos aquellos que quieres y debes encomendarme. Por eso es necesario que seas fiel a nuestra cita diaria.
Dí a Mis hijos que estoy escuchando sus plegarias, que ellos deben tener fe y entregarse a Mi Voluntad, que todo lo sufran por Mi amor, que en este momento está todo dicho; que comprueben el poder de la oración. En recompensa de todos sus limitados y míseros esfuerzos, hago Míos todos sus instantes y los alimento con Mi ternura paterna. Que esperen en fe. Les doy las tres virtudes necesarias para encontrar Mi paz: fe, esperanza y caridad. Sin ellas, el hombre es sólo una criatura primaria; con ellas, alcanzará todo cuanto Me pida, aunque las pruebas sean fuertes. Es que la prueba madura los corazones y Me demuestra el grado de su amor.

Mi Luz Está Cerca
PC-21
26-Jul-96
El Señor
Hijita Mía, consuélame… Los Míos están trabajando para abolir el Santo Sacrificio de la Misa. Hoy me blasfeman, se burlan, me ofenden y condenan. El mundo es un sucio pantano y nunca ha tenido tanta necesidad de oraciones como en estos trágicos tiempos. Si no se hacen cadenas de oración y se ofrecen penitencias, las fuerzas del mal, ya desencadenadas, perderán trágicamente este mundo. Repara, hija Mía, implora Misericordia por los pecadores, enciérralos en tu corazón. Es tan grande Mi amor por la humanidad que Me siento obligado a caminar cabizbajo entre la multitud que Me golpea. Permanezco día y noche en el Tabernáculo y espero y llamo, para abrazar a todos Mis hijos. Queda poco tiempo para salvar almas. Tráemelas en tus oraciones. Ora por la infidelidad de Mis consagrados, a quienes tanto amo; no comprenden Mi verdadera presencia en medio de ellos…
Sean obedientes a Mis divinos mandatos. Yo les He enviado al Espíritu que cada día, por Mi gracia, avivará su conocimiento y dará sabiduría a su entendimiento para que logren unir, con verdadero amor, los puntos sueltos en el camino que Yo les He trazado. No se queden en lo pequeño y en ocasiones inútil; dejen obrar Mi Voluntad en ustedes, así podrán trabajar sin inquietudes ni sobresaltos, dejando su confianza en Mi Misericordia.
Dejen que Mi amorosa diestra los tiemple, como a hermosos instrumentos, para que por medio de sus cuerdas firmes y seguras pueda Yo hacer llegar a muchos Mi voz en armónica melodía, que eleve los corazones a Mi Padre y colme de amor a los desposeídos, y llene de paz a los violentos, y que con su dulce melodía devuelva la luz a los que han perdido la vista por sus errores y quieren reencontrar el camino.
Digan a todos los que Me aman, que Mi luz está cerca y que a muchos dejará ciegos, pero que a otros levantará y absorberá en la magnificencia de Mi verdad. Ya pronto Mis ángeles anunciarán el día, ya pronto verán en adoración ardiente Mi luz.
Es importante lo que voy a decirte. Busquen antes que la satisfacción de sus anhelos, el Reino de Dios y Su justicia. Lo demás ya lo dije, llegará a sus vidas con largueza. ¿No se dan cuenta de que allí, en los más pequeños detalles, está el sello de Mi amor y el cumplimiento de Mi Voluntad sobre sus vidas?
Hablen, hijos Míos, salgan a predicar a la gente. Esta es la única posibilidad que tienen los hombres para regresar. Imploro una vez más a los hombres que cambien de vida antes de que sea demasiado tarde. Si no vuelven a Mí, un terrible flagelo arderá y purificaré al mundo de los muchos pecados que lo envuelven.
Sin embargo, aquellos que son perseguidos por causa de la justicia y las almas justas, no tienen que temer porque Yo los salvaré. La humanidad está viviendo tiempos peores que aquellos del gran diluvio… Del cielo caerán llamas que destruirán a todos los pecadores, junto con la obra del maligno: terremotos, abismos, montañas de lava candente, tragarán a pueblos enteros. Habrán inundaciones, tormentas eléctricas, mares tempestuosos, suicidios y pestes. Mi mano izquierda indica el Aviso y Mi mano derecha indica el Milagro. Ora, pequeñita Mía, repara las heridas de Mi Sagrado Corazón.

Quiero el Congreso Eucaristico Mariano
PC-22
08-Ago-96
El Señor
Hijita Mía, cuánto aprecio tus sacrificios porque el amor se alimenta de sacrificio y de renunciamiento. Cómo les falta comprender el verdadero valor del don de Dios y poder en las almas.
Quiero que sepas que en largos lustros, las armas del occidente siete veces fueron hacia Mi sepulcro buscándome. Si el éxito no coronó sus esfuerzos, no por ello dejaron de ser gigantescas las búsquedas. Mi luz se abrió paso a través de los nubarrones suscitados por las herejías que Me ofendieron en el siglo XVI. Luego la guillotina revolucionaria que cercenaba la cabeza de Mis Sacerdotes —heraldos de la fe y Ministros de los Sacramentos— fue impotente para acabar con el prestigio y soberanía de quien ellos llamaban el infame:Yo.
Pero, ¿dónde vivo? En el Santísimo Sacramento. Así He venido instruyendo a Mi Iglesia y por ello no es extraño que al rededor de este Sacramento de Amor gire todo el culto católico, para glorificación de Mi Padre y de Su Hijo, el Dios-Hombre.
Decir que los Congresos Eucarísticos son reuniones religiosas que se efectúan para tratar cuanto se relaciona con el culto de la Eucaristía, ya lo saben. Debes saber que fue una mujer la que en 1881 inició la idea y la propagó en Francia, auxiliada poderosamente por Mi Obispo Segur. La Sra. Tamisier fue un apóstol infatigable de la obra del culto público al Santísimo. Una mujer, como otra mujer que fue la primera que Me vio Resucitado; como otra mujer que ahora He elegido para incentivar al Pueblo de Mi amor y enseñarles que allí estoy, amándolos y esperándolos…
Los principales actos de estos Congresos son el Santo Sacrificio de la Misa, concelebrada por las altas dignidades del clero; las comuniones generales de niños, que ofrecen bellos espectáculos puesto que parecen blancas nubecitas esparcidas por el valle —son como coros angélicos que revolotean junto al Sagrario, como palomas inmaculadas junto al palomar; las comuniones generales de hombres, que parecen aguerridos militares, rindiendo homenaje a su Señor, a quien han brindado hospedaje en lo más recóndito de sus almas. En estas escenas de tanta piedad se recuerda el pasaje de la Multiplicación de los panes… Las asambleas generales, cuando renombrados oradores sagrados y conferencistas laicos exponen magistralmente la doctrina eucarística y las maneras de fomentar la devoción a Mi Majestad, incitan poderosamente la atención y el fervor…
Enseñen, hijos Míos, hablen a los hombres de Mi presencia en los Altares, cuéntenles de Mi infinito amor y díganles cuánto se están perdiendo al no recibir a su Dios como alimento seguro… Al mismo tiempo de desagraviarme, los Congresos Eucarísticos reciben una lluvia de favores del alma, del cuerpo, del tiempo, de la eternidad…
Tengan cuidado, van a hacer lo imposible por suspender el Congreso, hagan mucha oración, que se instruya en los Conventos la oración contínua por el éxito del mismo. Felices las personas que promueven este culto soberano; felices las personas que se afanan por darle esplendor; felices las que asisten al lugar de la cita y ven y sienten estas maravillas. Den ejemplo, hijos Míos, evangelicen con sus vidas, den testimonio… Para el hombre de fe, Mi forma Eucarística es un portal de Belén y allí Me adora, como los ángeles, los pastores y los reyes magos; para los alumbrados con los fulgores de la fe, en cada altar donde se alza el sacrificio se yergue un nuevo Calvario en el cual se repiten con sentimiento de adoración profunda, aquellas palabras: "Verdaderamente, aquí está el Hijo de Dios".
El abandono de las visitas a Mi Sacramento de amor, la escasez de comuniones, el respeto humano por el cual muchos se avergüenzan de acercarse a la mesa de los ángeles, proviene de la falta de fe. Porque si se dieran cuenta, si les dijeran con convicción que la infinita Majestad de su Dios —con sus cortesanos excelsos— reside en sus templos, estarían ansiosos los hombres, afanados, solícitos por merecer la honra y la dicha de hablar, de recibir, de vivir con su Señor.
¿Dónde encontrar el remedio para esta fe vacilante o tibia? En la misma Forma, porque ella sostiene y aumenta la fe. Es virtud infusa la fe sobrenatural, gracia que es raíz y fundamento de la justificación; gracia que traen consigo los sacramentos y se aumenta con la recepción de ellos. Sin embargo, si los fieles observan que el Sacerdote es un celebrante rutinario, si no notan verdadero fervor y humildad en el momento de la consagración, difícilmente van a creer que ello aumentará su fe.
Hablen del ciego de Jericó, quien no sólo recibió la facultad de ver, sino que Me tuvo por primer objeto de su visión. Y en la curación de otro ciego, hagan notar que paulatinamente se le aumentaba la fuerza visiva a medida que aumentaba su fe. De modo parecido, a medida que el hombre comulga, Me conoce más íntimamente y escucha en lo interior del corazón Mis enseñanzas soberanas. Siendo Yo el Maestro, aumento la luz a las mentes de quienes Me reciben, para que puedan penetrar más en las profundidades de Mi doctrina. Y esta doctrina, simiente del cielo, puede caer —como lo indiqué— unas veces en tierra fértil y producir el ciento por uno, otras en el camino; otras entre zarzales y espinas… De modo que este crecimiento de la fe —unas veces subjetivo, otras objetivo— depende en gran parte de su cooperación a la gracia.
Felices Mis Apóstoles que, después de la primera comunión en el Cenáculo, decían: Ahora comprendemos todo lo que nos dices… Feliz Tomás, el incrédulo, quien al contacto de Mis llagas prorrumpió en un acto de fe y amor intenso. Felices los discípulos de Emaús, quienes me reconocieron en el peregrino que les había encendido el corazón… Felices tanto pobres e ignorantes, según el mundo, que con el trato continuo Conmigo han aprendido la sabiduría celestial, la que comunica la fe, avivada con la recepción del sagrado banquete. Estos seres privilegiados no solamente tienen fe, sino que viven como justos, prácticamente conformes con Mis prescripciones. ¡Benditos sean! Y mucho más benditos todavía, los que han visto premiada con milagros su fe en Mi Sacramento.

Si No Tienes Fe, No Me Ves
PC-23
10-Ago-96 (En un retiro de los Talleres de Oración.)
El Señor
Nadie puede ver Mi rostro si no es en el camino de la fe. Parece contradictorio: si no tienes fe no Me ves, y si no Me ves, no avanzará tu fe. ¿Por qué te hablo, por qué Me encuentras cuando quieres hacerlo? Porque tuviste fe, porque —no importa lo que pase— tu fe persevera. Sabes que aquí Estoy, esperando por tí, para alargar Mi diestra, asir tu pequeña mano y, apretándola, transmitirte todo Mi amor. La seguridad de que Estoy aquí, vivo, palpitante, esperando por Mis hijos, por aquellos por quienes Mi corazón rebosa de piedad y Misericordia…
Búscame en tu silencio, encuéntrame. Soy Yo quien los ha traído aquí para enseñarles a buscarme, a encontrarme. Asimilen todo lo que puedan, no se distraigan, ya que este momento es muy importante en el camino de su formación. Yo Soy quien mueve los hilos, una vez más, ahora que la gran función del mundo está casi al terminar.
Pequeña Mía, te espero allí, junto a tu pieza, en el pequeño espacio que se inunda con Mi presencia.
¡Cuántos hijos podrían verme! Todos, siempre que de verdad lo quisieran y pidieran con fe…

(9:45 — El conferencista dijo que Jesús reprochó a sus padres, al decirles que estaba en las cosas de Su Padre…)



El Señor
No es verdad, no fue un reproche el Mío. Quise decirles con mucho respeto, humildad y amor, que no se preocuparan ni sufrieran cuando no Me encuentren porque, siendo Hijo de Dios, debía tener Mis momentos para encontrarme con Aquel que era más que nadie y que nada…
(Habló de cuando Jesús dijo que eran su madre y hermanos quienes cumplían sus mandatos.)



El Señor
Yo dije que todo aquel que cumpliera la Voluntad del Padre era Mi Madre, Mi hermano. Porque Mi Madre criaba Mi ser. Todos pueden ser Mi Madre y Mis hermanos, todos ustedes son el vientre fecundo de Mi Madre.



Relato
Empezando el almuerzo veo en la ventana del comedor algo que se mueve o que oscurece. Me quedo helada. Es San Miguel, el Arcángel; no me lo dice pero yo lo sé. Miro a todos y nadie parece advertirlo. Entonces me quedo mirando; aparece y desaparece, como si fuera de ventana en ventana. Es muy alto; se parece al P. Marcos pero es más rubio y con el pelo largo y crespo hasta los hombros. Me mira y sonríe, lleva en la mano izquierda una lanza o sable, algo que brilla mucho. El está vestido todo de blanco, con una falda corta y sandalias o botas con tiros hasta las rodillas. Todo su pecho es brillante, como con rayos; su ropa blanca, pero fosforescente, como el velo de la Virgen. Tiene un cinturón o cinta verde con dorado (no distinguí si era hebilla u otra cosa). Es hermoso, majestuoso. Voy a hablar y me atoro. Levanta la mano derecha (que hasta aquí estaba sobre su corazón), me hace una señal como de silencio ¡shhh! Me pareció un gesto de muy buen humor. Sus alas son inmensas, no sé cómo es que no escuchaban las alas cuando se movían. Se lo escribí a Hugo y Neiza cuando se fue. Me miraban entre incrédulos y burlones. Me dije: mejor me callo y ya no les digo nada.
Entré al Oratorio después del almuerzo y pregunté al Señor por qué vi yo sola aquello. Silencio, no me dice nada…

El Amor de Mi Padre se Da Gratuitamente
PC-24
10-Ago-96
El Señor
(El conferencista decía que cuando Jesús era adolescente, fue comprendiendo y captando lo que veía de Su Padre.)
Esa verdad no fue descubierta en Mi adolescencia. Lo fui comprendiendo y aceptando desde el momento el en cual Mi Padre decidió dejarme ir de Sí para ser Hijo del Hombre… el Dios-Hombre…
Y el Amor de Mi Padre no se merece, se da gratuitamente.
(El conferencista repite al momento que escribo estas mismas palabras… ¡Gracias, Señor!)




VIENTOS DE CAMBIO: PUERTA DEL CIELO -DE JESUCRISTO A CATALINA RIVAS.

VIENTOS DE CAMBIO: PUERTA DEL CIELO -DE JESUCRISTO A CATALINA RIVAS.: "Empiecen a Evangelizar
PC-16 06-Jul-96 La Virgen María
Pequeña hija Mía, este mensaje es completamente ..."

PUERTA DEL CIELO -DE JESUCRISTO A CATALINA RIVAS.


Empiecen a Evangelizar
PC-16
06-Jul-96
La Virgen María
Pequeña hija Mía, este mensaje es completamente distinto a los anteriores. A esta altura, el crecimiento suyo debería estar muy desarrollado. Sin embargo, en muchas de ustedes este crecimiento no ha evolucionado, no han estudiado lo que tenían, como debieron hacerlo.
Es tiempo de dejarlos andar solos. Todo lo que tienen será su alimento y, como todo alimento, deberá ser consumido frecuentemente para no debilitarse. Su bebida será la fe que se nutrirá de todo lo hasta hoy recibido.
Ustedes se preocupan demasiado por el futuro. Hoy quiero darles unas lecturas que habrán de estudiar detenidamente, porque de allí depende que sepan afrontar el futuro y lo que venga. Todo está en el Libro Sagrado… Ustedes no saben leerlo.
Es hora de que empiecen a Evangelizar. No teman hacerlo. La Santísima Trinidad estará en sus bocas, en sus actos, cuando sea sobre Dios lo que hagan. En su trabajo y estudios, Dios pondrá Su mano para iluminar sus caminos.
En cuanto al castigo tan temido, del mundo depende que éste sea tan fuerte como el dolor que siente Mi Hijo o se aplaque… Con la oración, penitencia y ayuno, hacen que no se determine la 3ª Guerra Mundial. Lean 2ª Corintios 12, 14. No se preocupen de aumentar y formar cosas materiales, admirables por los hombres. Lean Isaías. 5, 8-10 y 2ª Pedro 3, 10. Cambien, hijos Míos, preocúpense por salvar sus almas y ayudar a salvar almas en el mundo, porque el tiempo es corto. Lean Romanos 13, 11-14. Permanezcan en gracia en estos últimos tiempos, porque aquellos que hayan oído Mis llamados a la conversión, serán protegidos. Lean Mateo 13, 13-18.
Hijitos, piensen que una piedra, para ser hermosa, necesita ser pulida; y el hombre, para ser puro, necesita tribulación. Lean Juan 15, 1-2 y Romanos 11, 16-24.
Unanse, amen a sus hermanos, cumplan con las obras de Misericordia, Mis pequeños, quiten de sus mentes los malos pensamientos. Lean 2ª Corintios 9, 7.
Pidan rosarios, llévenlos siempre puestos y pongan a los demás, para protegerlos del mal. Lean Proverbios 31, 12-25 y Cantar 8, 6-7.
Pequeña Mía, no debes temer porque será tan claro el camino que debes tomar, que no debes preguntarte nada sino confiar en Mí. Yo pido al Padre que, de Su Gloria y Riqueza, les de a ustedes interiormente Poder y Fuerza por medio del Espíritu Santo, que es el Espíritu de Dios y que Mi Hijo viva en sus corazones por la fe. Lean Efesios 6, 10-13.
Ahora, más que nunca, sienten temor por los problemas que se avecinan; pero deben ser fuertes, deben amar, deben perdonar, deben ser justos con todos, orar por todos los enfermos. Desechen el vivir cerca a las montañas, porque lo dice el Señor: "todo cerro será aplanado"… Esperen con fe, con confianza en Su Madre, Yo no los abandono. Trabajen arduamente por Jesús y Yo trabajaré por ustedes. Aprendan a ser sensibles a los avisos y alertas que se les dan. ¿Esperan ver todo derrumbado?… No salgan de sus casas por ahora. Yo se los haré saber oportunamente, cuando y hacia dónde deberán partir.
Hijitos, el tiempo es corto y Yo ya debo retirarme. Van a encontrar el obstáculo más grande que la humanidad pudiese tener; sin embargo, esa será la prueba de su fe. Lean Mateo 24, 15-25.
Hija Mía, gracias por tu fidelidad y obediencia. Esa será la forma de comunicarnos a partir de ahora. Con las lecturas Bíblicas que te iré indicando. Mantén tu docilidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.
No provoquen al Señor con su descuido (respecto del libro). Los libros que te llegarán serán su formación definitiva. Estúdienlos y trabajen con ellos… Yo te bendigo, hija amada, y a través tuyo a todos Mis hijos… Estudien:
Deuteronomio 30, 19
Deuteronomio 13,2-5
Job 5,17-27
Salmos 41,2
Salmos 119,11-12
Proverbios 17,5
Mateo 6,33-34
Mateo 10,7
Mateo 10,32-33
Mateo 11,28-30
Mateo 16,24-25
Mateo 18,19-20
Mateo 24,21-22
Marcos 16,15-18
Hechos 2,42-47
Romanos 5,1-5
Romanos 12,9-13
2nd Corintios 3,4-6
2nd Corintios 4,1
2nd Corintios 9,1-3
Colosenses 3,5
Colosenses 4,17
Tito 2,6-7
Hebreos 13,3
Santiago 3,4-6
Santiago 5,19-20
1ª Pedro 3,7-9
1ª Pedro 4,10
Apocalipsis 3,7-13


Debo retirarme al desierto, siempre estaré con ustedes…