martes, 8 de marzo de 2011

UN LLAMADO A LA HUMANIDAD.



Estoy Tan Solo en los Tabernaculos del Mundo
PC-20
26-Jul-96
El Señor
Hija Mía, no temas, aun sin Mis insignias, estoy contigo. Ora siempre, repara los pecados de Mis consagrados… Mira que los responsables de la pérdida de tantas almas, tendrán que darme cuenta muy pronto. Los Míos han perdido su inocencia, no son más niños, están contaminados por la locura del siglo y por los que los rodean.
Todos aquellos que no se atreven a hablar por temor a las represalias, no son Míos. Cada uno, cada hombre y mujer debe responder a la llamada que recibió, porque doy a cada uno la inteligencia del don al cual fue llamado, sólo eso.
Cuánto mérito has tenido ante Mis ojos, tu dolor, tu sonrisa dolorosa… Mi mayor consuelo hoy en día. ¿No Me has pedido tú que te regale siempre Mis llagas pero que no se vean? Sin embargo, ahora sufres más que si las vieras. ¡Cuánto te amo, hijita! ¿Cómo no amarte, si te alumbré en el dolor?
¿Por qué no están llamando a las puertas de quien no quiere oír? Deberían saber que la gravedad y el apremio del momento no da excusa a la inacción. Ninguno tiene el derecho de descansar porque pediré cuentas de la responsabilidad que doy.
Ten la absoluta seguridad de que a cualquier hora del día y de la noche, estoy cerca tuyo, acechando tus menores movimientos, escudriñando todos tus pensamientos para que sean un reflejo de tu Dios. Tú eres Mi refugio, Yo seguiré ocupando tu cuerpo pero no Me esperes sólo los viernes, sino cuando Yo crea conveniente. Estoy tan solo y afligido en los Tabernáculos del mundo… Acompáñame siempre en las noches, ¡Me gusta tanto verte allí!
Tu presencia callada, orando, es Tu intercesión hacia Mí por todos aquellos que quieres y debes encomendarme. Por eso es necesario que seas fiel a nuestra cita diaria.
Dí a Mis hijos que estoy escuchando sus plegarias, que ellos deben tener fe y entregarse a Mi Voluntad, que todo lo sufran por Mi amor, que en este momento está todo dicho; que comprueben el poder de la oración. En recompensa de todos sus limitados y míseros esfuerzos, hago Míos todos sus instantes y los alimento con Mi ternura paterna. Que esperen en fe. Les doy las tres virtudes necesarias para encontrar Mi paz: fe, esperanza y caridad. Sin ellas, el hombre es sólo una criatura primaria; con ellas, alcanzará todo cuanto Me pida, aunque las pruebas sean fuertes. Es que la prueba madura los corazones y Me demuestra el grado de su amor.

Mi Luz Está Cerca
PC-21
26-Jul-96
El Señor
Hijita Mía, consuélame… Los Míos están trabajando para abolir el Santo Sacrificio de la Misa. Hoy me blasfeman, se burlan, me ofenden y condenan. El mundo es un sucio pantano y nunca ha tenido tanta necesidad de oraciones como en estos trágicos tiempos. Si no se hacen cadenas de oración y se ofrecen penitencias, las fuerzas del mal, ya desencadenadas, perderán trágicamente este mundo. Repara, hija Mía, implora Misericordia por los pecadores, enciérralos en tu corazón. Es tan grande Mi amor por la humanidad que Me siento obligado a caminar cabizbajo entre la multitud que Me golpea. Permanezco día y noche en el Tabernáculo y espero y llamo, para abrazar a todos Mis hijos. Queda poco tiempo para salvar almas. Tráemelas en tus oraciones. Ora por la infidelidad de Mis consagrados, a quienes tanto amo; no comprenden Mi verdadera presencia en medio de ellos…
Sean obedientes a Mis divinos mandatos. Yo les He enviado al Espíritu que cada día, por Mi gracia, avivará su conocimiento y dará sabiduría a su entendimiento para que logren unir, con verdadero amor, los puntos sueltos en el camino que Yo les He trazado. No se queden en lo pequeño y en ocasiones inútil; dejen obrar Mi Voluntad en ustedes, así podrán trabajar sin inquietudes ni sobresaltos, dejando su confianza en Mi Misericordia.
Dejen que Mi amorosa diestra los tiemple, como a hermosos instrumentos, para que por medio de sus cuerdas firmes y seguras pueda Yo hacer llegar a muchos Mi voz en armónica melodía, que eleve los corazones a Mi Padre y colme de amor a los desposeídos, y llene de paz a los violentos, y que con su dulce melodía devuelva la luz a los que han perdido la vista por sus errores y quieren reencontrar el camino.
Digan a todos los que Me aman, que Mi luz está cerca y que a muchos dejará ciegos, pero que a otros levantará y absorberá en la magnificencia de Mi verdad. Ya pronto Mis ángeles anunciarán el día, ya pronto verán en adoración ardiente Mi luz.
Es importante lo que voy a decirte. Busquen antes que la satisfacción de sus anhelos, el Reino de Dios y Su justicia. Lo demás ya lo dije, llegará a sus vidas con largueza. ¿No se dan cuenta de que allí, en los más pequeños detalles, está el sello de Mi amor y el cumplimiento de Mi Voluntad sobre sus vidas?
Hablen, hijos Míos, salgan a predicar a la gente. Esta es la única posibilidad que tienen los hombres para regresar. Imploro una vez más a los hombres que cambien de vida antes de que sea demasiado tarde. Si no vuelven a Mí, un terrible flagelo arderá y purificaré al mundo de los muchos pecados que lo envuelven.
Sin embargo, aquellos que son perseguidos por causa de la justicia y las almas justas, no tienen que temer porque Yo los salvaré. La humanidad está viviendo tiempos peores que aquellos del gran diluvio… Del cielo caerán llamas que destruirán a todos los pecadores, junto con la obra del maligno: terremotos, abismos, montañas de lava candente, tragarán a pueblos enteros. Habrán inundaciones, tormentas eléctricas, mares tempestuosos, suicidios y pestes. Mi mano izquierda indica el Aviso y Mi mano derecha indica el Milagro. Ora, pequeñita Mía, repara las heridas de Mi Sagrado Corazón.

Quiero el Congreso Eucaristico Mariano
PC-22
08-Ago-96
El Señor
Hijita Mía, cuánto aprecio tus sacrificios porque el amor se alimenta de sacrificio y de renunciamiento. Cómo les falta comprender el verdadero valor del don de Dios y poder en las almas.
Quiero que sepas que en largos lustros, las armas del occidente siete veces fueron hacia Mi sepulcro buscándome. Si el éxito no coronó sus esfuerzos, no por ello dejaron de ser gigantescas las búsquedas. Mi luz se abrió paso a través de los nubarrones suscitados por las herejías que Me ofendieron en el siglo XVI. Luego la guillotina revolucionaria que cercenaba la cabeza de Mis Sacerdotes —heraldos de la fe y Ministros de los Sacramentos— fue impotente para acabar con el prestigio y soberanía de quien ellos llamaban el infame:Yo.
Pero, ¿dónde vivo? En el Santísimo Sacramento. Así He venido instruyendo a Mi Iglesia y por ello no es extraño que al rededor de este Sacramento de Amor gire todo el culto católico, para glorificación de Mi Padre y de Su Hijo, el Dios-Hombre.
Decir que los Congresos Eucarísticos son reuniones religiosas que se efectúan para tratar cuanto se relaciona con el culto de la Eucaristía, ya lo saben. Debes saber que fue una mujer la que en 1881 inició la idea y la propagó en Francia, auxiliada poderosamente por Mi Obispo Segur. La Sra. Tamisier fue un apóstol infatigable de la obra del culto público al Santísimo. Una mujer, como otra mujer que fue la primera que Me vio Resucitado; como otra mujer que ahora He elegido para incentivar al Pueblo de Mi amor y enseñarles que allí estoy, amándolos y esperándolos…
Los principales actos de estos Congresos son el Santo Sacrificio de la Misa, concelebrada por las altas dignidades del clero; las comuniones generales de niños, que ofrecen bellos espectáculos puesto que parecen blancas nubecitas esparcidas por el valle —son como coros angélicos que revolotean junto al Sagrario, como palomas inmaculadas junto al palomar; las comuniones generales de hombres, que parecen aguerridos militares, rindiendo homenaje a su Señor, a quien han brindado hospedaje en lo más recóndito de sus almas. En estas escenas de tanta piedad se recuerda el pasaje de la Multiplicación de los panes… Las asambleas generales, cuando renombrados oradores sagrados y conferencistas laicos exponen magistralmente la doctrina eucarística y las maneras de fomentar la devoción a Mi Majestad, incitan poderosamente la atención y el fervor…
Enseñen, hijos Míos, hablen a los hombres de Mi presencia en los Altares, cuéntenles de Mi infinito amor y díganles cuánto se están perdiendo al no recibir a su Dios como alimento seguro… Al mismo tiempo de desagraviarme, los Congresos Eucarísticos reciben una lluvia de favores del alma, del cuerpo, del tiempo, de la eternidad…
Tengan cuidado, van a hacer lo imposible por suspender el Congreso, hagan mucha oración, que se instruya en los Conventos la oración contínua por el éxito del mismo. Felices las personas que promueven este culto soberano; felices las personas que se afanan por darle esplendor; felices las que asisten al lugar de la cita y ven y sienten estas maravillas. Den ejemplo, hijos Míos, evangelicen con sus vidas, den testimonio… Para el hombre de fe, Mi forma Eucarística es un portal de Belén y allí Me adora, como los ángeles, los pastores y los reyes magos; para los alumbrados con los fulgores de la fe, en cada altar donde se alza el sacrificio se yergue un nuevo Calvario en el cual se repiten con sentimiento de adoración profunda, aquellas palabras: "Verdaderamente, aquí está el Hijo de Dios".
El abandono de las visitas a Mi Sacramento de amor, la escasez de comuniones, el respeto humano por el cual muchos se avergüenzan de acercarse a la mesa de los ángeles, proviene de la falta de fe. Porque si se dieran cuenta, si les dijeran con convicción que la infinita Majestad de su Dios —con sus cortesanos excelsos— reside en sus templos, estarían ansiosos los hombres, afanados, solícitos por merecer la honra y la dicha de hablar, de recibir, de vivir con su Señor.
¿Dónde encontrar el remedio para esta fe vacilante o tibia? En la misma Forma, porque ella sostiene y aumenta la fe. Es virtud infusa la fe sobrenatural, gracia que es raíz y fundamento de la justificación; gracia que traen consigo los sacramentos y se aumenta con la recepción de ellos. Sin embargo, si los fieles observan que el Sacerdote es un celebrante rutinario, si no notan verdadero fervor y humildad en el momento de la consagración, difícilmente van a creer que ello aumentará su fe.
Hablen del ciego de Jericó, quien no sólo recibió la facultad de ver, sino que Me tuvo por primer objeto de su visión. Y en la curación de otro ciego, hagan notar que paulatinamente se le aumentaba la fuerza visiva a medida que aumentaba su fe. De modo parecido, a medida que el hombre comulga, Me conoce más íntimamente y escucha en lo interior del corazón Mis enseñanzas soberanas. Siendo Yo el Maestro, aumento la luz a las mentes de quienes Me reciben, para que puedan penetrar más en las profundidades de Mi doctrina. Y esta doctrina, simiente del cielo, puede caer —como lo indiqué— unas veces en tierra fértil y producir el ciento por uno, otras en el camino; otras entre zarzales y espinas… De modo que este crecimiento de la fe —unas veces subjetivo, otras objetivo— depende en gran parte de su cooperación a la gracia.
Felices Mis Apóstoles que, después de la primera comunión en el Cenáculo, decían: Ahora comprendemos todo lo que nos dices… Feliz Tomás, el incrédulo, quien al contacto de Mis llagas prorrumpió en un acto de fe y amor intenso. Felices los discípulos de Emaús, quienes me reconocieron en el peregrino que les había encendido el corazón… Felices tanto pobres e ignorantes, según el mundo, que con el trato continuo Conmigo han aprendido la sabiduría celestial, la que comunica la fe, avivada con la recepción del sagrado banquete. Estos seres privilegiados no solamente tienen fe, sino que viven como justos, prácticamente conformes con Mis prescripciones. ¡Benditos sean! Y mucho más benditos todavía, los que han visto premiada con milagros su fe en Mi Sacramento.

Si No Tienes Fe, No Me Ves
PC-23
10-Ago-96 (En un retiro de los Talleres de Oración.)
El Señor
Nadie puede ver Mi rostro si no es en el camino de la fe. Parece contradictorio: si no tienes fe no Me ves, y si no Me ves, no avanzará tu fe. ¿Por qué te hablo, por qué Me encuentras cuando quieres hacerlo? Porque tuviste fe, porque —no importa lo que pase— tu fe persevera. Sabes que aquí Estoy, esperando por tí, para alargar Mi diestra, asir tu pequeña mano y, apretándola, transmitirte todo Mi amor. La seguridad de que Estoy aquí, vivo, palpitante, esperando por Mis hijos, por aquellos por quienes Mi corazón rebosa de piedad y Misericordia…
Búscame en tu silencio, encuéntrame. Soy Yo quien los ha traído aquí para enseñarles a buscarme, a encontrarme. Asimilen todo lo que puedan, no se distraigan, ya que este momento es muy importante en el camino de su formación. Yo Soy quien mueve los hilos, una vez más, ahora que la gran función del mundo está casi al terminar.
Pequeña Mía, te espero allí, junto a tu pieza, en el pequeño espacio que se inunda con Mi presencia.
¡Cuántos hijos podrían verme! Todos, siempre que de verdad lo quisieran y pidieran con fe…

(9:45 — El conferencista dijo que Jesús reprochó a sus padres, al decirles que estaba en las cosas de Su Padre…)



El Señor
No es verdad, no fue un reproche el Mío. Quise decirles con mucho respeto, humildad y amor, que no se preocuparan ni sufrieran cuando no Me encuentren porque, siendo Hijo de Dios, debía tener Mis momentos para encontrarme con Aquel que era más que nadie y que nada…
(Habló de cuando Jesús dijo que eran su madre y hermanos quienes cumplían sus mandatos.)



El Señor
Yo dije que todo aquel que cumpliera la Voluntad del Padre era Mi Madre, Mi hermano. Porque Mi Madre criaba Mi ser. Todos pueden ser Mi Madre y Mis hermanos, todos ustedes son el vientre fecundo de Mi Madre.



Relato
Empezando el almuerzo veo en la ventana del comedor algo que se mueve o que oscurece. Me quedo helada. Es San Miguel, el Arcángel; no me lo dice pero yo lo sé. Miro a todos y nadie parece advertirlo. Entonces me quedo mirando; aparece y desaparece, como si fuera de ventana en ventana. Es muy alto; se parece al P. Marcos pero es más rubio y con el pelo largo y crespo hasta los hombros. Me mira y sonríe, lleva en la mano izquierda una lanza o sable, algo que brilla mucho. El está vestido todo de blanco, con una falda corta y sandalias o botas con tiros hasta las rodillas. Todo su pecho es brillante, como con rayos; su ropa blanca, pero fosforescente, como el velo de la Virgen. Tiene un cinturón o cinta verde con dorado (no distinguí si era hebilla u otra cosa). Es hermoso, majestuoso. Voy a hablar y me atoro. Levanta la mano derecha (que hasta aquí estaba sobre su corazón), me hace una señal como de silencio ¡shhh! Me pareció un gesto de muy buen humor. Sus alas son inmensas, no sé cómo es que no escuchaban las alas cuando se movían. Se lo escribí a Hugo y Neiza cuando se fue. Me miraban entre incrédulos y burlones. Me dije: mejor me callo y ya no les digo nada.
Entré al Oratorio después del almuerzo y pregunté al Señor por qué vi yo sola aquello. Silencio, no me dice nada…

El Amor de Mi Padre se Da Gratuitamente
PC-24
10-Ago-96
El Señor
(El conferencista decía que cuando Jesús era adolescente, fue comprendiendo y captando lo que veía de Su Padre.)
Esa verdad no fue descubierta en Mi adolescencia. Lo fui comprendiendo y aceptando desde el momento el en cual Mi Padre decidió dejarme ir de Sí para ser Hijo del Hombre… el Dios-Hombre…
Y el Amor de Mi Padre no se merece, se da gratuitamente.
(El conferencista repite al momento que escribo estas mismas palabras… ¡Gracias, Señor!)




No hay comentarios:

Publicar un comentario