domingo, 1 de diciembre de 2019

Llenar el vacío creado por Dios


Llenar el vacío creado por Dios
Sabemos que dentro de la Divina Voluntad existe un enorme vacío, creado por Dios mismo, para ser llenado con los actos de sus criaturas actuando con su misma Voluntad. Inmenso AMOR Divino, que de esta manera asocia su misma Vida con la vida de ellas, convirtiéndose así en UNA SOLA "COSA" (CIC 521)
Pensando en este vacío, Luisa, se pregunta lo mismo que nosotros podríamos preguntar: “¿Cómo puede ser que este vacío será llenado por la correspondencia de los actos humanos hechos en esta adorable Voluntad Divina? Para hacer esto se deben quitar todas las barreras de la voluntad humana que impiden el paso para entrar en este ambiente eterno y celestial de la Voluntad Suprema, en la cual parece que Dios los espera, para hacer que el hombre regrese a su origen en el orden de la Creación, y sobre aquellos primeros pasos y camino en el cual había tenido su principio; sin embargo nada nuevo se ve en el mundo de bien; los pecados, como eran, tales son, más aún, son peores; y si algún despertar se oye de religión, de obras aun en círculos católicos, parecen verdaderas mascaradas de aquel bien, pero en el fondo, en la sustancia, están vicios que horrorizan más que antes; por tanto, ¿cómo podrá ser que el hombre dé la muerte como de un solo golpe a todos los vicios para dar vida a todas las virtudes, como se requiere para vivir en este ambiente de la Voluntad Suprema? Porque para vivir en Ella no hay términos medios, vidas a mitad de virtudes y vicios, sino que es necesario sacrificar todo para convertir todas las cosas en Voluntad de Dios; la voluntad humana y las cosas humanas no deben tener más vida, sino que deben existir para cumplir en ellas la Voluntad de Dios y para hacer desarrollar su Vida en nosotros... Nota.- Frases que pasan como el viento, en las que no reparamos ni tan siquiera un momento:
1.Porque para vivir en Ella no hay términos medios, vidas a mitad de virtudes y vicios, sino que es necesario sacrificar todo para convertir todas las cosas en Voluntad de Dios.
2.- Deben quitar todas las barreras de la voluntad humana. Éste es el punto neurálgico del intercambio de vidas. Sin ello todo queda en palabras. Y que difícil es que la criatura se decida a llevarlo a cabo; mil pretextos, incluso de apariencia santa se i nterponen, existiendo más vicio que virtud, pues cuantas veces el fondo del asunto es la ambición, el protagonismo.
A buen entendedor pocas palabras. ...Ahora, mientras esto y otras cosas pensaba, mi dulce Jesús interrumpiendo mi pensamiento me ha dicho:
“Hija mía, sin embargo será así, este vacío inmenso de mi Voluntad será llenado por los actos humanos hechos por las criaturas en mi Voluntad. Mi Voluntad Divina salió del seno eterno del Ente Supremo para bien del hombre; esta nuestra Voluntad mientras hizo un acto solo al salir de Nosotros para envolver al hombre, de manera que no encontrara el camino para salir de Ella, se multiplicó luego en tantos innumerables actos para circundarlo y decirle: ‘Mira, esta mi Voluntad no sólo te envuelve, sino que está en continua actitud de actos inmediatos para hacerse conocer por ti y recibir tu acto de correspondencia en mi Voluntad’. Todas las cosas tienen su correspondencia, y si no la tienen se pueden llamar obras inútiles y sin valor. La semilla arrojada bajo tierra por el sembrador quiere la correspondencia, que la semilla genere otras semillas, el diez, el veinte, el treinta por uno. El árbol plantado por el agricultor quiere la correspondencia de la generación y multiplicación de sus frutos. El agua sacada de la fuente da la correspondencia de quitar la sed, lavar y limpiar a quien la ha sacado. El fuego encendido da la correspondencia del calor, y así todas las demás cosas creadas por Dios, que tienen el poder de generar, contienen la virtud de la regeneración, se multiplican y dan su correspondencia. Ahora, ¿sólo esta Voluntad nuestra, salida de Nosotros con tanto amor, con tantas manifestaciones y con tantos actos continuados debe quedar sin su correspondencia de la regeneración de otras voluntades humanas en Divinas? La semilla da otra semilla, el fruto genera otro fruto, el hombre genera otro hombre, el maestro forma otro maestro y, ¿sólo nuestra Voluntad, por cuán potente Ella sea debe quedar aislada, sin correspondencia y sin generar la nuestra en la voluntad humana? ¡Ah no, esto es imposible! Nuestra Voluntad tendrá su correspondencia, tendrá su generación Divina en la voluntad humana, mucho más que esto fue nuestro primer acto por el cual todas las demás cosas fueron creadas, es decir, que nuestra Voluntad transforme y regenere la voluntad humana en Divina. Voluntad salió de Nosotros, voluntad queremos, todas las demás cosas fueron hechas en orden secundario, pero esto fue hecho, establecido en el orden primario de la Creación, a lo más podrá llevar tiempo, pero no terminarán los siglos, sin que mi Voluntad obtenga su finalidad. Si ha obtenido la finalidad de la regeneración en las cosas secundarias, mucho más lo debe obtener en su finalidad primaria. Jamás nuestra Voluntad habría partido de nuestro seno si hubiera sabido que no habría tenido sus efectos completos, esto es, que la voluntad humana quedase regenerada en la Voluntad Divina. ¿Crees tú que las cosas serán siempre como hoy? ¡Ah, no! Mi Voluntad arrollará todo, pondrá confusión por doquier, todas las cosas serán trastornadas, muchos fenómenos nuevos sucederán para confundir la soberbia del hombre, guerras, revoluciones, mortalidad de todas clases, nada será evitado para derribar por tierra al hombre y disponerlo a recibir la regeneración de la Voluntad Divina en la voluntad humana, y todo lo que te manifiesto sobre mi Voluntad, y todo lo que tú haces en Ella, no son otra cosa que preparar el camino, los medios, las enseñanzas, la luz, las gracias, para hacer que mi Voluntad quede regenerada en la voluntad humana. Si esto no debiera suceder, no te habría manifestado tanto, ni te habría tenido por tan largo tiempo sacrificada dentro de una cama para poner en ti los fundamentos de la regeneración de mi Voluntad en la tuya, y por tanto tenerte en continuo ejercicio en mi Voluntad. ¿Crees tú que sea nada este estarme continuamente en ti, ponerte en la boca mi oración, hacerte sentir mis penas, que junto Conmigo tienen otro valor, otros efectos, otro poder? Podría decir que estoy haciendo la primera estatua, la primera alma de la regeneración de mi Voluntad en ella, después, el hacer las copias resultará más fácil. Por eso te digo siempre: Sé atenta, porque se trata de mucho, y de la cosa más importante que existe en el Cielo y en la tierra, se trata de poner a salvo los derechos de nuestra Voluntad, de restituirnos la finalidad de la Creación, de volver a darnos toda la gloria por la cual todas las cosas fueron hechas, y de hacernos dar todas las gracias que nuestra Voluntad había establecido dar a las criaturas si hubieran cumplido en todo nuestra Voluntad”.

Exudación de óleo en imagen de Jesús - 28.11.2019

Creados a Imagen y Semejanza




No puertas, no llaves, no caminos


No puertas, no llaves, no caminos
Día con día son más las personas que se acercan a la Divina Voluntad, lo cual es un logro enorme para Jesús, quien se goza en repetir su Vida en aquella alma que posee su Querer.
De igual manera, son bastantes los Sacerdotes que también se ven atraídos por estas verdades reveladas por Jesús a través de su pequeña hija de la Divina Voluntad. Signos todos estos de la sobrenaturalidad de sus revelaciones, mostrando en ellas la manera de llegar a la santidad completa, aquella que fue creada en el primer hombre (Adán) y pedida por Jesús en el Evangelio: “Sean santos COMO mi Padre celestial es santo”.
Los signos de los tiempos actuales, son muy claros, y Jesús nos reclamará el no haberlos descubierto; de la misma manera que les reclamó a sus contemporáneos el no haber reconocido los signos de los tiempos cuando Él estuvo en esta tierra.
nota.- Tanto en su tiempo, como en el actual, los signos son Él mismo, su presencia y sus obras. En su tiempo es muy sencillo entenderlo; en la actualidad, su presencia a través de los escritos, y sus obras deberíamos reconocerlas en la manera tan explosiva de la difusión de estas verdades, y los milagros que realizan en las personas que tienen acceso a ellas, pues son cambios de vida tan radicales, que son verdaderos milagros.
Sin embargo, no todo es felicidad, alegría, pues como de costumbre en las obras de Dios, los obstáculos aparecen rápidamente, obstáculos que en muchas ocasiones son muy obvios, pero en otros son tan sutiles y atrayentes, que, incluso son tomados como cosas tan útiles e indispensables, que pensamos que son pedidas por Dios mismo. Son mentiras “santas” que contaminan y desnaturalizan la doctrina de la Divina Voluntad, desviando la atención (tan reclamada por Jesús en los escritos: “sé atenta”) que deberíamos poner en que todo fuera vida en la unión de esta Divina Voluntad, y fijándola en cosas, aún buenas, pero que no coinciden con lo dicho en los escritos.
Jesús nos menciona que para entrar en su Voluntad no hay puertas, no hay llaves, no caminos, lo cual nos indica que no se necesita NADA, solamente el conocimiento de estas verdades, y la disposición en seguirlas. Posteriormente vendrá la confianza en Él, ésta nos llevará al amor, y éste nos transformará en el Ser amado.
Ahora nos dicen que para entrar es necesario llevar a cabo un “taller” del perdón. Que es necesaria la “sanación”, la “liberación”, y en ocasiones hasta el efectuar “cortes generacionales”.
Todo esto es producto de un desconocimiento total de las verdades reveladas por nuestro Jesús, o por una falla en la comprensión de los mismos. Nos dicen los escritos que este vivir en la Divina Voluntad es un intercambio de vida con Jesús, que nosotros le daremos la nuestra y É nos dará la suya.
¿Qué querrá decir esto último? Simplemente que todo lo mío lo tomará Él y lo llevará al lugar indicado, o sea, a la cruz para depositarlo después en el sepulcro. Mientras que la criatura empezará a vivir de la Vida de Él, y ciertamente no se necesitará ninguna de las acciones anteriormente mencionadas. Además, se nos olvidan las palabras de Jesús:
12-16
…“Tú debes saber que el acto más noble, más sublime, más grande, más heroico, es hacer mi Voluntad y obrar en mi Querer, por eso, a este acto al que ningún otro podrá igualar, Yo le hago gala de todo mi amor y generosidad, y en cuanto el alma se decide a hacerlo, Yo, para darle el honor de tenerla en mi Querer, en el acto en el que los dos quereres se encuentran para fundirse el uno en el otro y hacerse uno solo, si está manchada la purifico, y si las espinas de la naturaleza humana la envuelven, las destrozo; si algún clavo la traspasa, esto es, el pecado, Yo lo pulverizo, porque nada puede entrar de mal en mi Voluntad; es más, todos mis atributos la invisten y le cambian la debilidad en fortaleza, la ignorancia en sabiduría, la miseria en riqueza, y así de todo lo demás. En los otros actos permanece siempre alguna cosa de sí, pero en éstos queda el alma despojada de toda sí misma, y Yo la lleno toda de Mí”.
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16-27
“…Mi Voluntad encierra todos los Sacramentos y los efectos de ellos; por eso abandónate del todo en mi Voluntad, hazla toda tuya y recibirás los efectos de la absolución o de alguna otra cosa que te fuera negada. Por eso te recomiendo que no pierdas tiempo, pues con perderlo vienes a obstaculizar mi Vida real que estoy formando en ti."
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33-51
“…En cuanto la criatura se decide verdaderamente a querer vivir en mi Divina Voluntad, y a cualquier costo no hacer jamás la suya, mi Fiat, con un amor indecible forma el germen de su Vida en el fondo del alma, esto tiene tal potencia, tal santidad, que no crece si primero no pone en su lugar al alma, liberándola de sus debilidades, miserias y manchas si las hay, se puede decir que forma el purgatorio anticipado, purgándola de todo lo que pudiera impedir que una Vida de Voluntad Divina se formara en ella, porque Voluntad mía y pecados no pueden coexistir, ni estar juntos, a lo más se podría dar alguna debilidad aparente, que con su luz y calor es rápidamente purificada”.
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Y podríamos seguir poniendo ejemplos, pero con lo mencionado pienso que es suficiente. Además, si fuera tan necesario como nos quieren hacer creer, ¿no piensan que Jesús se lo debería de haber mencionado a Luisa? Por supuesto. Sus enseñanzas llevan una pedagogía “divina”, y Luisa es de donde saldrán éstas para que todos, siguiendo sus pasos, podamos entrar en este reino:
17-1
“…Sé atenta en los ejercicios del vivir en mi Querer a fin de que de ti pueda salir el verdadero modo y las enseñanzas exactas y precisas, para que quien queriendo vivir en él pueda encontrar no sólo la sombra, sino la verdadera Santidad de la Vida Divina”.
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Además, el iniciar esta purificación ancestral está en contra de lo mencionado en Ezequiel 18, donde se nos asegura que nadie, así es, nadie, pagará o sufrirá por los pecados de los ancestros. Esta práctica la quieren validar basados en: Éxodo 6, 20; Deut 5:9, pero no se toma en cuenta el tiempo en que fue mencionado lo anterior.
Se han dado otras desviaciones menos importantes, pero que también entorpecen la vida de unión con Jesús, como podrían ser el usar determinado tipo de vestimenta, el hacer determinados actos, separarse de los demás que no pertenezcan a su grupo, etc.
La Divina Voluntad es UNIDAD y amor, por lo que todo aquél que intente separaciones, distinciones, segregación, etc., está fuera de Ella.
Seamos atentos, no se nos olvide que vivir en la Divina Voluntad NO ES UN CAMBIO DE ACCIONES, SINO UN CAMBIO DE INTENCIONES. No nos dejemos engañar, no importa quién lo mencione, viandante laico o consagrado, esta doctrina es la más pura, y el único que la conoce es Jesús, por eso es que también nos previene en contra de aquellos que intentan erigirse como maestros o guías, diciéndonos que solamente Él nos puede guiar en este mar inmenso de su Voluntad.
13-37
Continuando mi habitual estado, me he encontrado en un mar inmenso de luz, no se veía ni donde terminaba ni donde comenzaba, había una barquita, pero formada también ella de luz, de luz era el fondo de la barca, de luz las velas, en suma toda era luz, sin embargo las diversas partes que se necesitaban para formar la barca se distinguían entre ellas por la diversidad de la luz, una más resplandeciente que la otra; esta barquita navegaba este mar de luz con una velocidad increíble. Yo he quedado encantada, y mucho más al ver que la barquita ahora se perdía en el mar y no aparecía más, ahora salía y mientras estaba lejana, sumergiéndose en el mar se encontraba en el mismo punto donde había salido antes. Por esto mi siempre amable Jesús se divertía mucho al ver a esta barquita, y llamándome me ha dicho:
“Hija mía, el mar que tú ves es mi Voluntad, Ella es luz y nadie puede navegar este mar sino quien quiere vivir de luz. La barca que ves con tanta gracia navegar este mar es el alma que vive en mi Querer; con su continuo vivir en mi Querer ha respirado el aire de mi Voluntad y mi Voluntad la ha vaciado de la madera, de las velas, del ancla, del mástil y la ha convertido toda en luz, así que el alma, conforme va haciendo sus actos en mi Querer, se vacía de sí y se llena de luz. El capitán de esta barca soy Yo, Yo la guío de acuerdo a su velocidad, Yo la sumerjo para darle reposo y tener tiempo para confiarle los secretos de mi Querer, ninguno podría ser hábil en guiarla, porque no conociendo el mar no pueden conocer el modo como guiarla, ni Yo me fiaría de ninguno, a lo más escojo una guía como espectador y oyente de los grandes prodigios que hace mi Querer. ¿Quién puede ser hábil para guiar la carrera en mi Querer? En cambio Yo, en un solo instante la hago hacer la carrera que otro guía la haría hacer en un siglo”.
Luego agregó: “Mira como es bella, corre, se sumerge y se encuentra al principio, es el ámbito de la eternidad que la envuelve, siempre detenida en un punto solo; es mi Voluntad inmutable la que la hace correr en su ámbito que no tiene principio ni fin, que mientras corre se encuentra en aquel punto fijo de mi inmutabilidad. Mira el sol, está fijo, no se mueve, pero su luz en un instante recorre toda la tierra, así esta barca, ella es inmutable Conmigo, no se mueve de aquel punto de donde mi Querer la sacó, de un punto eterno salió y ahí está fija, y si se le ve correr, son sus actos los que corren, que como luz solar corren por todas partes y dondequiera, esta es la maravilla, correr y estar fija, así soy Yo y así debo volver a quien vive en mi Querer, ¿pero quieres saber quién es esta barca? Es el alma que vive en mi Querer, ella conforme hace sus actos en mi Querer hace sus carreras, da la ocasión a mi Voluntad de hacer salir de dentro de su centro tantos otros actos vitales de gracia, de amor, de gloria, y Yo, su capitán, guío ese acto, corro junto a fin de que sea un acto al cual nada le falte y que sea digno de mi Querer; en estas cosas Yo me divierto mucho, veo a la pequeña hija de mi Querer que junto Conmigo corre y está detenida, no tiene pies pero es el paso de todos, no tiene manos y es el movimiento de todas las obras, no tiene ojos y en la luz de mi Querer es más que ojo y luz de todo. ¡Oh, cómo imita bien a su Creador! ¡Cómo se hace semejante a Mí! Sólo en mi Querer puede haber verdadera imitación, siento resonar en mi oído mi voz dulcísima y creadora: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Y con gozo interminable exclamo: “He aquí a mis imágenes, los derechos de la Creación me son dados nuevamente, la finalidad para la que he creado al hombre está cumplida”. Cómo estoy contento, y llamo a todo el Cielo a hacer fiesta”.
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No nos dejemos desviar. Seamos fieles a las enseñanzas de Jesús.
Fiat

Divina Voluntad; Gnosticismo o Revelación


Divina Voluntad: Gnosticismo o Revelación
Los escritos de la Divina Voluntad que Jesús nos entrega a través de Luisa Piccarreta encierran el gran “Don” de su Voluntad obrante en la criatura.
Éste es el punto máximo de la relación de Dios con su criatura, se ha llegado ya al culmen en la relación con Él, donde ya no puede pedir más a la criatura, y Él ya no puede darle más a ella; es la total entrega de ambas partes para lograr una unión tan estrecha, que no se pueda distinguir quién es quién, es llegar a ser “UNA SOLA COSA CON JESÚS”: (CIC 521. Todo lo que Cristo vivió hace que podamos vivirlo en El y que El lo viva en nosotros. “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre”(GS 22, 2). Estamos llamados a no ser más que una sola cosa con él; nos hace comulgar en cuanto miembros de su Cuerpo en lo que él vivió en su carne por nosotros y como modelo nuestro)
Esta doctrina es la más excelsa:
“La doctrina sobre mi Voluntad es la más pura, la más bella, no sujeta a sombra de materia o de interés, tanto en el orden sobrenatural como en el orden natural, por eso será a manera de sol, la más penetrante, la más fecunda y la más bienvenida y acogida. Y como es Luz, por sí misma se hará entender y se abrirá camino; no estará sujeta a dudas, a sospechas de error, y si alguna palabra no se entenderá, será la demasiada luz que eclipsando la inteligencia humana no podrán comprender toda la plenitud de la verdad, pero no encontrarán una palabra que no sea verdad, a lo más, no podrán del todo comprenderla. Por eso, en vista del bien que veo, te incito a que nada dejes de escribir, un dicho, un efecto, una semejanza sobre mi Voluntad, puede ser como un rocío benéfico sobre las almas, como es benéfico el rocío sobre las plantas después de un día de sol ardiente, como una lluvia abundante después de largos meses de sequía. Tú no puedes entender todo el bien, la luz, la fuerza que hay dentro de una palabra, pero tu Jesús lo sabe, y sabe a quién debe servir y el bien que debe hacer”. (16-46)
“Ahora, no te asombres si ves que no comprenden, para entender deberían disponerse al más grande de los sacrificios, cual es el de no dar vida, aun en las cosas santas a la propia voluntad, sólo entonces sentirían la posesión de la mía y tocarían con la mano qué significa vivir en mi Querer. Tú sé atenta y no te fastidies de las dificultades que te ponen, y Yo poco a poco me haré camino para hacer comprender el vivir en mi Voluntad”. (17-14)
“Pues debes saber que se necesitan grandes gracias para poder formar en el alma la santidad del vivir en mi Querer, las demás santidades con pequeñas gracias se forman, porque no es una Voluntad inmensa y eterna que deben abrazar y poseer, sino sus pequeñas partículas, sus mandatos, su sombra, en cambio en ésta deben poseer como vida propia mi Voluntad, deben cortejarla y hacer de sus actos, actos propios, así que se necesitan mares de gracia para formar esta santidad; mi Voluntad debe bilocarse para extender su mar en el fondo del alma, y después extender el otro mar de Sí misma para poder recibir lo que le conviene a su santidad, a su luz interminable, a su inmensidad sin confines. Y la buena voluntad del alma no es otra cosa que el fondo del mar, que formando la playa rodea a las aguas para formar el mar. Hija mía, para sostener y conservar una Voluntad Divina en el alma, se necesita demasiado, y la Divinidad, sabiendo que la criatura no tiene cosas equivalentes para una Voluntad tan santa, no ahorra nada, todo es puesto en ella a su disposición para formar la santidad del vivir en mi Querer”. (20-24)
Nadie hasta el día de hoy ha poseído este Don, exceptuando a nuestra Madre Santísima y a nuestro Jesús; en Ella por Don perfectísimo por ser Inmaculada, y en Él por naturaleza, pero nadie más, ningún santo lo ha poseído y la razón es que el Reino no había sido establecido, se esperaba a la criatura que tomando lo que Adán dejó inconcluso, hiciera realidad este Reino en la tierra, así que debe de existir una sola persona que sea la encargada de llevarlo todo a pleno cumplimiento.
Y esa criatura es Luisa Piccarreta, “la pequeña recién nacida en su Voluntad”:
“Ahora el tiempo ha llegado de que la criatura entre en este plano y haga también el suyo en el mío; ¿qué maravilla que te haya llamado a ti por primera? Además, es tan cierto que te he llamado a ti por primera, que a ninguna otra alma, por cuan querida por Mí le he manifestado el modo de vivir en mi Querer, los efectos de Él, las maravillas, los bienes que recibe la criatura obrante en mi Querer Supremo, que busca en cuantas vidas de santos quieras, o en libros de doctrina, y en ninguno encontrarás los prodigios de mi Querer obrante en la criatura y la criatura obrante en el mío, a lo más encontrarás la resignación, la unión de los quereres, pero el Querer Divino obrante en la criatura y ella en el mío, en ninguno lo encontrarás, esto significa que no había llegado el tiempo en que mi bondad debía llamar a la criatura a vivir en este estado sublime. Aun el mismo modo como te hago rezar no se encuentra en ningún otro”. (14-65)
“En todas las santidades ha habido siempre los santos que han dado inicio a las diferentes especies de santidad, así que hubo el santo que inicio la santidad de los penitentes, otro que inició la santidad de la obediencia, otro la de la humildad y así de todas las otras santidades. AHORA, EL INICIO DE LA SANTIDAD DEL VIVIR EN MI QUERER QUIERO QUE SEAS TÚ”. (12-27)
Bueno, como vamos viendo, Jesús nos habla de una santidad a la cual nadie había llegado, y no lo habían logrado porque faltaba quién diera comienzo a ella (palabras de Jesús), o sea, según los dictados puestos arriba, se esperaba a Luisa.
Y si se esperaba que ella diera inicio a dicha santidad, lógico pensar que será a través de ella que nuestro Señor nos dará las directrices para alcanzarla, pues es un “Don” para todo aquel que lo quiera. Sin éstas no sólo no se podrá alcanzar, sino que ni siquiera conocer, y nadie, nadie anhela o ama lo que no se conoce.
“Hija mía, el vivir en mi Querer es muy diferente de las otras santidades, y por eso hasta ahora no se ha encontrado el modo ni las verdaderas enseñanzas del vivir en Él, se puede decir que las demás santidades son las sombras de mi Vida Divina, en cambio ésta es la fuente de la Vida Divina, POR ESO SÉ ATENTA EN LOS EJERCICIOS DEL VIVIR EN MI QUERER, A FIN DE QUE DE TI PUEDA SALIR EL VERDADERO MODO Y LAS ENSEÑANZAS EXACTAS Y PRECISAS, PARA QUE QUIEN QUERIENDO VIVIR EN ÉL PUEDA ENCONTRAR NO LA SOMBRA, SINO LA VERDADERA SANTIDAD DE LA VIDA DIVINA”. (17-1)
¿A que viene todo esto?
Existe una herejía que fue condenada en el pasado, conocida con el nombre de Gnosticismo, que proclamaba tener conocimientos secretos obtenidos de los apóstoles y no revelados sino a su grupo elite, los iluminados capaces de entender esas cosas. Enseñaban conocimientos secretos de lo divino mientras que la doctrina del cristianismo ortodoxo era asequible a todos.
Muchos grupos gnósticos se tenían por cristianos, por lo que causaban una enorme confusión. Es por eso que la Iglesia tuvo que confrontar los errores del gnosticismo y diferenciarlos del cristianismo auténtico. Desde sus orígenes, las creencias gnósticas fueron rechazadas por los cristianos por ser una peligrosa falsificación del Evangelio. Entre los numerosos escritores cristianos de los primeros siglos que combatieron el gnosticismo están: San Ireneo, Orígenes, Justino, Hipólito y San Agustín.
Los "evangelios" gnósticos más tarde se llamaron “evangelios apócrifos”. Entre ellos: el “Protoevangelio, de Santiago", “Evangelio de primera infancia, de Tomás", que contiene las supuestos milagros de Jesús en su infancia. Estos textos tienen algunos relatos semejantes a los cristianos pero suelen contener fantasías que no concuerdan con la fe cristiana. Tienen poca o ninguna narrativa sobre la vida de Jesús. No fueron aceptados por la Iglesia como parte de las Sagradas Escrituras.
Y ahora se intenta poner a la revelación de Jesús sobre su Voluntad, como un “revivir” de esta falsedad, anulando con esto su Palabra, situando a la “Santidad Divina” como una santidad más, a la cual se puede acceder sin las enseñanzas confiadas a Luisa.
Se confunde el conocimiento logrado por una enfermiza imaginación o ficción humana con intención de sectarismo, de aparecer como superiores tratando de llamar a los demás a su seguimiento, con la REVELACIÓN que el Verbo eterno nos da para cumplir lo prometido en la última cena:
Todavía tengo mucho que decirles, pero ahora no podéis con ello, cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará hasta la verdad plena; no hablará de lo suyo, sino que dirá de lo mío, y digo mío, porque todo lo del Padre es mío. (Jn 16-12 ss)
Y otras muchas revelaciones del Evangelio: “Nos llama a la santidad, pero a una SANTIDAD “COMO” LA DEL PADRE”. (Mt 5-48)
En verdad, en verdad os digo, que quien cree en mí, ése hará también las obras que yo hago, y las hará todavía mayores. (Jn 14-12)
Lo dejamos a su consideración.

Reina del Cielo

María en el plan de Dios.
Antes del principio de todas las cosas que conocemos..., era Dios, Uno y Trino, cuyo misterio no alcanzamos a entender, pero cuya Esencia nos ha sido revelada por San Juan Evangelista: “Dios es Amor.”[1]
No conocemos a Dios cara a cara, pero hemos visto su rostro..., el rostro de Jesús. No hemos oído su voz, pero conocemos su Palabra..., conocemos a Jesús, Nunca hemos caminado junto a Él, pero sus pasos nos siguen a todas partes que vamos..., en los pasos de Jesús. Nunca hemos estado en sus rodillas paternas, sin embargo, nos ha tenido estrechados a Él..., en Jesús Sacramentado. Así podríamos seguir enumerando hasta el infinito todas nuestras obras, y veríamos que siempre, siempre nos ha acompañado..., en Jesús. Pero, ¿quién es Jesús?
En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Todo se hizo por Ella, y sin Ella no se hizo nada de cuanto existe.
En Ella estaba la Vida, y la Vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron. [2]
La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba y el mundo fue hecho por Ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron, pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre. La cual no nació de sangre ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único. Lleno de Gracia y de verdad. [3]
Juan da testimonio de Él y clama: Éste era Aquél del que yo dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. [4]
De su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia, porque la ley fue dada por medio de Moisés. La Gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. [5]
A Dios nadie le ha visto jamás; el Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado. [6]
¡...Maravillosa realidad! Dios mismo viene al mundo para estar con sus hijos, para instruirlos, para enseñarles el camino del amor, para enternecerse de ellos, para sanarlos en el cuerpo y en el alma, para romper las cadenas de la esclavitud del pecado, para redimirlos y para darles nuevamente la posibilidad de llegar a ser hijos de Dios. Jesús nos viene dado por el Padre, con la participación activa del Espíritu Santo, y todo a través de María.
Ahora bien, caben las siguientes preguntas: ¿Era éste el plan de Dios? ¿En caso de que el hombre no hubiera pecado, qué habría pasado con Jesús? ¿Fue María solamente un instrumento para llevar a cabo la Redención? Y en tal caso, si no hubiera habido pecado, ¿qué habría sido de María? ¿Dónde estaría Ella? ¿Realmente el demonio pudo echar por tierra el plan de Dios? ¿Por qué el hombre, a pesar de todo lo que Dios ha hecho por él sigue siendo el mismo? ¿Por qué Dios tiene tanto interés en el hombre y no lo deja a pesar de todas sus rebeliones? Etc.
Ustedes preguntarán: ¿Qué tiene que ver todo esto con María? Pues bien, si no tenemos claro el panorama de lo que Dios planeó para nosotros y cuáles fueron sus motivaciones, nunca podremos tener claro el papel de María, el papel de Hija del Padre, el papel de Madre del Dios Hombre, el papel de Esposa del Espíritu Santo, el papel de Madre de todos nosotros, el papel de Reina y Soberana de Cielo y tierra.
Dios tiene dos tipos de actos, el primero son las acciones ‘ad intra’, o sea, dentro de su Trinidad Sacrosanta, a saber: La Generación eterna de la Segunda Persona de la Trinidad, y la Procedencia del Espíritu Santo, también eterna. Estas acciones son como el respiro y el latido de Dios. El Padre Genera continuamente al Hijo, y de entre los Dos procede el Espíritu Santo. Relaciones de amor, de íntimo coloquio entre las Divinas Personas, de gozos y felicidad inmensas. El verdadero Amor, cuando es perfecto, comienza en Sí mismo, el modelo es la Trinidad Sacrosanta: El Padre Celestial se amó a Sí mismo, y en su amor Generó a su Hijo cuando se amó a Sí mismo en el Hijo. El Hijo, se amó a Sí mismo en el Padre, y de este amor mutuo procedió el Espíritu Santo. En este amarse a Sí mismo, el Padre Celestial generó un solo amor, una sola potencia y santidad, y así de todo lo demás, vinculó la unión inseparable de las Tres Divinas Personas. Estas relaciones entre Ellos lo vuelven inmensamente feliz, pero como su esencia misma es Amor, y la naturaleza del Amor es darse a Sí mismo para amar y ser amado, podríamos decir que es una “necesidad” de su propia naturaleza el comunicarse, para dar lo que es, y generar seres semejantes a Sí mismo, con los cuales podrá continuar, ahora ad extra de Él, con sus relaciones amorosas. Es por esto por lo que decide actuar fuera de su Trinidad. Cuando Dios (Trino) crea la Creación se ama a Sí mismo, así que se amaron a Sí mismos en el extender el cielo, en el crear el sol, fue el amor de Ellos mismos lo que los impulsó a crear tantas cosas bellas dignas de Ellos e inseparables de Ellos.
Y cuando crearon al hombre, el amor de Ellos mismos se hizo más intenso, y amándose a Ellos mismos en él, su amor reprodujo su Vida y semejanza en el fondo del alma del hombre. No se puede dar sino lo que se tiene, y como el amor de Ellos era perfecto, amándose a Ellos mismos no se podían separar de lo que salía de Ellos. Ahora, su Voluntad, con el querer a la criatura para que viva en Ella para formar su reino, se ama a Sí misma, y amándose a Sí misma quiere dar lo que posee, y sólo está contenta cuando forma la repetición de su Vida, cuando obra en los actos de la criatura, y triunfante y victoriosa, con suma gloria y honor de la Divinidad, la lleva a su seno divino para hacer que Ellos reconozcan su propia Vida en el obrar de quien vive en su Querer. Es propiamente esto lo que significa amarse a Sí misma en lo que quiere hacer y producir: Darse a Sí misma para poder formar otro ser similar a Ella. La Divina Voluntad es la fecundadora y seminadora de la Vida Divina, y donde encuentra almas dispuestas se ama a Sí misma, con su amor las fecunda y siembra en ellas sus actos divinos, los cuales, unidos juntos forman el gran prodigio de la Vida Divina en la criatura.
Así que en esta comunicación ‘ad extra’, esto es, fuera de su Ser, participa su Divinidad y sus perfecciones a las criaturas.
Dios decreta que para poder comunicarse ‘ad extra’ en forma total, sin reservas, y por ello poder amar y ser amado como Él ha establecido, debe ser en Él mismo, por eso decreta la Encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad (Verbo Eterno), y después, que otros seres fueran creados a imagen y semejanza del Verbo Encarnado, y deberían todos formar la unidad.
Por lo que, la primera obra ‘ad extra’ de Dios es la unión hipostática de la Segunda Persona de la Trinidad con la naturaleza humana. Así que la Encarnación del Verbo fue la primera obra ad extra. El Verbo humanado debía ser la cabeza de todas las criaturas, y éstas, por medio de Él, habrían llegado a su Creador.
Unido a este decreto se encuentra la creación de la Madre del Verbo Encarnado. Así que María fue concebida en la mente de Dios como la primera de todas las criaturas del orden natural, para ser su propia Madre, y como partícipe en forma excelsa de sus dotes y dones, sobre todo, debe ser dotada de la Paternidad Divina, para que en Ella se convierta en Maternidad Divina, con la cual se hace capaz de ser la Madre de Dios. Después de esto, se establece la creación de otras criaturas que formarán la familia del Verbo Humanado y su Madre, y de todas las cosas materiales y los mismos ángeles.
Enorme responsabilidad el tratar de hablar de María, pues necesitamos remontarnos a este momento eterno en la mente de Dios, pero sobre todo, necesitamos interiorizarnos en Dios para conocer de qué está llena María.
Conocer a María. ¿Será posible llegar a conocerla? ¿Qué quiere decir conocer? Veamos:
Conocer, del latín cognoscere: Averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la:
1. Naturaleza
2. Cualidades
3. Relaciones de las cosas.
Así que para hablar de María y llegar a conocerla, debemos conocer su naturaleza, sus cualidades y su relación tanto con la familia humana como con la Divina, o sea con Dios.
Tratemos de profundizar un poco recurriendo a los dogmas de la Iglesia católica acerca de la Virgen María.
Ø María, Madre de Dios: El Concilio de Éfeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) lo define solemnemente.
Ø La Inmaculada Concepción: El Papa Pío IX, en la Bula Ineffabilis Deus, del 8 de Diciembre de 1854 definió solemnemente este dogma.
Ø La Asunción de María: El Papa Pío XII en la Bula Munificentissimus, del 1° de Noviembre de 1950, proclamó solemnemente el dogma de la Asunción de María al Cielo.
Por lo anterior vemos que sus cualidades, sus dotes, su misma naturaleza no son fáciles de poder conocer, pues son dotes dadas a Ella en exclusiva, por lo tanto no tenemos forma de verlas en otras criaturas, ni estudiarlas con detenimiento; y por si fuera poco, recordemos el anuncio del ángel Gabriel: “Llena de Gracia”, o sea llena de Dios, así que necesitamos entonces conocer primero a Dios, para saber de qué estaba “Llena” la Virgen María.
Recordemos que para llegar a conocer algo, en el sentido estricto de la palabra, tenemos que llegar a poseerlo, pues ¿cómo puedo llegar a conocerlo si no me pertenece? Esto no es en el sentido genérico de poseer y conocer, pues ciertamente puedo conocer sin poseer, pero este conocimiento se quedará en la superficie, pues lo obtengo por medio del estudio de las características externas, conozco los efectos, en menor detalle las causas, pero no me es dado conocer la esencia del ser. Pongamos un ejemplo:
Dos personas se conocen, se tratan, congenian, salen juntos, llegan a vivir juntos, quizá por toda la vida, pero ¿esto es suficiente para conocerse en toda la extensión de la palabra? ¿Podrán saber qué piensan, qué sienten, cómo van a reaccionar ante una determinada situación? La experiencia diaria nos confirma que no es así.
Un médico ha estudiado por años, ha tratado a un gran número de mujeres embarazadas, ha atendido un sinnúmero de partos, pero ¿sabrá describir con exactitud los cambios del organismo materno? ¿Los asombrosos cambios y transformaciones que impulsan a aquél nuevo ser para crecer hasta llegar a ser un individuo completo? ¿Conocerá los pensamientos de éste nuevo ser, o sabrá si es que no piensa? ¿Sabrá decir algo acerca de las relaciones íntimas entre una mujer embarazada y el hijo que lleva en su seno? ¿Sabrá decir acaso qué se siente estar embarazada? ¿Sabrá valorar realmente el dolor de la mujer a la hora de dar a luz a su hijo? La respuesta es obvia.. ¡No!
En la Iglesia Católica, uno de los hombres que más ha llegado a conocer a Dios por medio de la inteligencia ha sido sin duda Santo Tomás de Aquino, el cual compuso, por medio de su brillantísima inteligencia la Suma Teológica, que aún en la actualidad es el fundamento principal de la Iglesia. ¿Pero habrá por esto conocido a Dios? Veamos:
El 6 de diciembre de 1273, fiesta de San Nicolás, tiene un éxtasis, y desde ahí hasta el 6 de enero de 1274 Santo Tomás se niega a seguir escribiendo la suma y a decir lo qué lo había llevado a tomar esta decisión. Por fin, fray Reginaldo, su compañero, conjurándolo en nombre de Dios le pregunta el por qué de su actitud, y él le contesta que después de lo que Dios le reveló el día de San Nicolás, todo lo que ha escrito le parece paja, y muere pocos días después (60), el 7 de marzo de 1274, sin volver a escribir más.
¿Qué pasó? Simplemente podríamos conjeturar que todo el razonamiento de su inteligencia lo llevó a un conocimiento de Dios, pero desde el punto de vista humano, no divino, no conoció a Dios en su interior divino, por eso en el momento en que Dios se revela, todo lo escrito le parece “paja.”
Para aclarar un poco más esto, podríamos decir en relación al ejemplo del médico, que el único que podría describir y conocer perfectamente el embarazo, sería un médico femenino y que hubiera pasado por la maternidad, aunque quedaría el aspecto relacionado al hijo que se forma en su seno, pues él es ajeno a ella, y por eso este punto quedaría sin conocerse.
El conocimiento es un bien, el cual nos dará “los bienes que posee el objeto de ese conocimiento.”
Jesús le dice a Luisa que para que un bien sea verdadero bien, se debe poseer por fuera y por dentro, si no es así, no se puede llamar verdadero bien.
Así las cosas, tenemos que admitir que para conocer se requiere poseer, y en la medida que poseemos, conocemos; y por cuanto falta por poseer, tanto falta por conocer.
Entonces, para llegar a conocer a María debemos poseerla, para de esta manera descubrir qué la animaba, qué dones poseía. Pero como se dijo anteriormente, estos dones son participación de Dios, entonces resulta que primero deberíamos poseer a Dios para luego conocer quién es la Virgen Santísima.
El libro “La Reina del Cielo en el reino de la Divina Voluntad” es un libro de meditaciones acerca de la vida de la Virgen, donde Ella nos narra la historia de su vida y nos cuenta cómo fue enriquecida por Dios y cómo actuó en el transcurso de sus años teniendo en posesión estos dones divinos. Lo más excelso, es que no sólo nos lo quiere decir, sino que nos quiere hacer poseedores de todo lo que Ella misma posee, y de esta manera, llegar a conocerla por verdadera posesión, pues Ella me quiere dar todo aquello que Dios le dio a Ella, y se lo dio no para Ella sola, sino para que nos lo participara y así, todos, poder llegar a conocerlo a Él, y llegar a ser uno en todos.[7]
Salvador Thomassiny
[1] I Jn 4 8 ss

[2] Jn 1 1-5

[3] Jn 1 9-14

[4] Jn 1 30

[5] Jn 1 17

[6] Jn 1 18

[7] Jn 17 20 ss