domingo, 1 de diciembre de 2019

Divina Voluntad; Gnosticismo o Revelación


Divina Voluntad: Gnosticismo o Revelación
Los escritos de la Divina Voluntad que Jesús nos entrega a través de Luisa Piccarreta encierran el gran “Don” de su Voluntad obrante en la criatura.
Éste es el punto máximo de la relación de Dios con su criatura, se ha llegado ya al culmen en la relación con Él, donde ya no puede pedir más a la criatura, y Él ya no puede darle más a ella; es la total entrega de ambas partes para lograr una unión tan estrecha, que no se pueda distinguir quién es quién, es llegar a ser “UNA SOLA COSA CON JESÚS”: (CIC 521. Todo lo que Cristo vivió hace que podamos vivirlo en El y que El lo viva en nosotros. “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre”(GS 22, 2). Estamos llamados a no ser más que una sola cosa con él; nos hace comulgar en cuanto miembros de su Cuerpo en lo que él vivió en su carne por nosotros y como modelo nuestro)
Esta doctrina es la más excelsa:
“La doctrina sobre mi Voluntad es la más pura, la más bella, no sujeta a sombra de materia o de interés, tanto en el orden sobrenatural como en el orden natural, por eso será a manera de sol, la más penetrante, la más fecunda y la más bienvenida y acogida. Y como es Luz, por sí misma se hará entender y se abrirá camino; no estará sujeta a dudas, a sospechas de error, y si alguna palabra no se entenderá, será la demasiada luz que eclipsando la inteligencia humana no podrán comprender toda la plenitud de la verdad, pero no encontrarán una palabra que no sea verdad, a lo más, no podrán del todo comprenderla. Por eso, en vista del bien que veo, te incito a que nada dejes de escribir, un dicho, un efecto, una semejanza sobre mi Voluntad, puede ser como un rocío benéfico sobre las almas, como es benéfico el rocío sobre las plantas después de un día de sol ardiente, como una lluvia abundante después de largos meses de sequía. Tú no puedes entender todo el bien, la luz, la fuerza que hay dentro de una palabra, pero tu Jesús lo sabe, y sabe a quién debe servir y el bien que debe hacer”. (16-46)
“Ahora, no te asombres si ves que no comprenden, para entender deberían disponerse al más grande de los sacrificios, cual es el de no dar vida, aun en las cosas santas a la propia voluntad, sólo entonces sentirían la posesión de la mía y tocarían con la mano qué significa vivir en mi Querer. Tú sé atenta y no te fastidies de las dificultades que te ponen, y Yo poco a poco me haré camino para hacer comprender el vivir en mi Voluntad”. (17-14)
“Pues debes saber que se necesitan grandes gracias para poder formar en el alma la santidad del vivir en mi Querer, las demás santidades con pequeñas gracias se forman, porque no es una Voluntad inmensa y eterna que deben abrazar y poseer, sino sus pequeñas partículas, sus mandatos, su sombra, en cambio en ésta deben poseer como vida propia mi Voluntad, deben cortejarla y hacer de sus actos, actos propios, así que se necesitan mares de gracia para formar esta santidad; mi Voluntad debe bilocarse para extender su mar en el fondo del alma, y después extender el otro mar de Sí misma para poder recibir lo que le conviene a su santidad, a su luz interminable, a su inmensidad sin confines. Y la buena voluntad del alma no es otra cosa que el fondo del mar, que formando la playa rodea a las aguas para formar el mar. Hija mía, para sostener y conservar una Voluntad Divina en el alma, se necesita demasiado, y la Divinidad, sabiendo que la criatura no tiene cosas equivalentes para una Voluntad tan santa, no ahorra nada, todo es puesto en ella a su disposición para formar la santidad del vivir en mi Querer”. (20-24)
Nadie hasta el día de hoy ha poseído este Don, exceptuando a nuestra Madre Santísima y a nuestro Jesús; en Ella por Don perfectísimo por ser Inmaculada, y en Él por naturaleza, pero nadie más, ningún santo lo ha poseído y la razón es que el Reino no había sido establecido, se esperaba a la criatura que tomando lo que Adán dejó inconcluso, hiciera realidad este Reino en la tierra, así que debe de existir una sola persona que sea la encargada de llevarlo todo a pleno cumplimiento.
Y esa criatura es Luisa Piccarreta, “la pequeña recién nacida en su Voluntad”:
“Ahora el tiempo ha llegado de que la criatura entre en este plano y haga también el suyo en el mío; ¿qué maravilla que te haya llamado a ti por primera? Además, es tan cierto que te he llamado a ti por primera, que a ninguna otra alma, por cuan querida por Mí le he manifestado el modo de vivir en mi Querer, los efectos de Él, las maravillas, los bienes que recibe la criatura obrante en mi Querer Supremo, que busca en cuantas vidas de santos quieras, o en libros de doctrina, y en ninguno encontrarás los prodigios de mi Querer obrante en la criatura y la criatura obrante en el mío, a lo más encontrarás la resignación, la unión de los quereres, pero el Querer Divino obrante en la criatura y ella en el mío, en ninguno lo encontrarás, esto significa que no había llegado el tiempo en que mi bondad debía llamar a la criatura a vivir en este estado sublime. Aun el mismo modo como te hago rezar no se encuentra en ningún otro”. (14-65)
“En todas las santidades ha habido siempre los santos que han dado inicio a las diferentes especies de santidad, así que hubo el santo que inicio la santidad de los penitentes, otro que inició la santidad de la obediencia, otro la de la humildad y así de todas las otras santidades. AHORA, EL INICIO DE LA SANTIDAD DEL VIVIR EN MI QUERER QUIERO QUE SEAS TÚ”. (12-27)
Bueno, como vamos viendo, Jesús nos habla de una santidad a la cual nadie había llegado, y no lo habían logrado porque faltaba quién diera comienzo a ella (palabras de Jesús), o sea, según los dictados puestos arriba, se esperaba a Luisa.
Y si se esperaba que ella diera inicio a dicha santidad, lógico pensar que será a través de ella que nuestro Señor nos dará las directrices para alcanzarla, pues es un “Don” para todo aquel que lo quiera. Sin éstas no sólo no se podrá alcanzar, sino que ni siquiera conocer, y nadie, nadie anhela o ama lo que no se conoce.
“Hija mía, el vivir en mi Querer es muy diferente de las otras santidades, y por eso hasta ahora no se ha encontrado el modo ni las verdaderas enseñanzas del vivir en Él, se puede decir que las demás santidades son las sombras de mi Vida Divina, en cambio ésta es la fuente de la Vida Divina, POR ESO SÉ ATENTA EN LOS EJERCICIOS DEL VIVIR EN MI QUERER, A FIN DE QUE DE TI PUEDA SALIR EL VERDADERO MODO Y LAS ENSEÑANZAS EXACTAS Y PRECISAS, PARA QUE QUIEN QUERIENDO VIVIR EN ÉL PUEDA ENCONTRAR NO LA SOMBRA, SINO LA VERDADERA SANTIDAD DE LA VIDA DIVINA”. (17-1)
¿A que viene todo esto?
Existe una herejía que fue condenada en el pasado, conocida con el nombre de Gnosticismo, que proclamaba tener conocimientos secretos obtenidos de los apóstoles y no revelados sino a su grupo elite, los iluminados capaces de entender esas cosas. Enseñaban conocimientos secretos de lo divino mientras que la doctrina del cristianismo ortodoxo era asequible a todos.
Muchos grupos gnósticos se tenían por cristianos, por lo que causaban una enorme confusión. Es por eso que la Iglesia tuvo que confrontar los errores del gnosticismo y diferenciarlos del cristianismo auténtico. Desde sus orígenes, las creencias gnósticas fueron rechazadas por los cristianos por ser una peligrosa falsificación del Evangelio. Entre los numerosos escritores cristianos de los primeros siglos que combatieron el gnosticismo están: San Ireneo, Orígenes, Justino, Hipólito y San Agustín.
Los "evangelios" gnósticos más tarde se llamaron “evangelios apócrifos”. Entre ellos: el “Protoevangelio, de Santiago", “Evangelio de primera infancia, de Tomás", que contiene las supuestos milagros de Jesús en su infancia. Estos textos tienen algunos relatos semejantes a los cristianos pero suelen contener fantasías que no concuerdan con la fe cristiana. Tienen poca o ninguna narrativa sobre la vida de Jesús. No fueron aceptados por la Iglesia como parte de las Sagradas Escrituras.
Y ahora se intenta poner a la revelación de Jesús sobre su Voluntad, como un “revivir” de esta falsedad, anulando con esto su Palabra, situando a la “Santidad Divina” como una santidad más, a la cual se puede acceder sin las enseñanzas confiadas a Luisa.
Se confunde el conocimiento logrado por una enfermiza imaginación o ficción humana con intención de sectarismo, de aparecer como superiores tratando de llamar a los demás a su seguimiento, con la REVELACIÓN que el Verbo eterno nos da para cumplir lo prometido en la última cena:
Todavía tengo mucho que decirles, pero ahora no podéis con ello, cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará hasta la verdad plena; no hablará de lo suyo, sino que dirá de lo mío, y digo mío, porque todo lo del Padre es mío. (Jn 16-12 ss)
Y otras muchas revelaciones del Evangelio: “Nos llama a la santidad, pero a una SANTIDAD “COMO” LA DEL PADRE”. (Mt 5-48)
En verdad, en verdad os digo, que quien cree en mí, ése hará también las obras que yo hago, y las hará todavía mayores. (Jn 14-12)
Lo dejamos a su consideración.

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