domingo, 1 de diciembre de 2019

No puertas, no llaves, no caminos


No puertas, no llaves, no caminos
Día con día son más las personas que se acercan a la Divina Voluntad, lo cual es un logro enorme para Jesús, quien se goza en repetir su Vida en aquella alma que posee su Querer.
De igual manera, son bastantes los Sacerdotes que también se ven atraídos por estas verdades reveladas por Jesús a través de su pequeña hija de la Divina Voluntad. Signos todos estos de la sobrenaturalidad de sus revelaciones, mostrando en ellas la manera de llegar a la santidad completa, aquella que fue creada en el primer hombre (Adán) y pedida por Jesús en el Evangelio: “Sean santos COMO mi Padre celestial es santo”.
Los signos de los tiempos actuales, son muy claros, y Jesús nos reclamará el no haberlos descubierto; de la misma manera que les reclamó a sus contemporáneos el no haber reconocido los signos de los tiempos cuando Él estuvo en esta tierra.
nota.- Tanto en su tiempo, como en el actual, los signos son Él mismo, su presencia y sus obras. En su tiempo es muy sencillo entenderlo; en la actualidad, su presencia a través de los escritos, y sus obras deberíamos reconocerlas en la manera tan explosiva de la difusión de estas verdades, y los milagros que realizan en las personas que tienen acceso a ellas, pues son cambios de vida tan radicales, que son verdaderos milagros.
Sin embargo, no todo es felicidad, alegría, pues como de costumbre en las obras de Dios, los obstáculos aparecen rápidamente, obstáculos que en muchas ocasiones son muy obvios, pero en otros son tan sutiles y atrayentes, que, incluso son tomados como cosas tan útiles e indispensables, que pensamos que son pedidas por Dios mismo. Son mentiras “santas” que contaminan y desnaturalizan la doctrina de la Divina Voluntad, desviando la atención (tan reclamada por Jesús en los escritos: “sé atenta”) que deberíamos poner en que todo fuera vida en la unión de esta Divina Voluntad, y fijándola en cosas, aún buenas, pero que no coinciden con lo dicho en los escritos.
Jesús nos menciona que para entrar en su Voluntad no hay puertas, no hay llaves, no caminos, lo cual nos indica que no se necesita NADA, solamente el conocimiento de estas verdades, y la disposición en seguirlas. Posteriormente vendrá la confianza en Él, ésta nos llevará al amor, y éste nos transformará en el Ser amado.
Ahora nos dicen que para entrar es necesario llevar a cabo un “taller” del perdón. Que es necesaria la “sanación”, la “liberación”, y en ocasiones hasta el efectuar “cortes generacionales”.
Todo esto es producto de un desconocimiento total de las verdades reveladas por nuestro Jesús, o por una falla en la comprensión de los mismos. Nos dicen los escritos que este vivir en la Divina Voluntad es un intercambio de vida con Jesús, que nosotros le daremos la nuestra y É nos dará la suya.
¿Qué querrá decir esto último? Simplemente que todo lo mío lo tomará Él y lo llevará al lugar indicado, o sea, a la cruz para depositarlo después en el sepulcro. Mientras que la criatura empezará a vivir de la Vida de Él, y ciertamente no se necesitará ninguna de las acciones anteriormente mencionadas. Además, se nos olvidan las palabras de Jesús:
12-16
…“Tú debes saber que el acto más noble, más sublime, más grande, más heroico, es hacer mi Voluntad y obrar en mi Querer, por eso, a este acto al que ningún otro podrá igualar, Yo le hago gala de todo mi amor y generosidad, y en cuanto el alma se decide a hacerlo, Yo, para darle el honor de tenerla en mi Querer, en el acto en el que los dos quereres se encuentran para fundirse el uno en el otro y hacerse uno solo, si está manchada la purifico, y si las espinas de la naturaleza humana la envuelven, las destrozo; si algún clavo la traspasa, esto es, el pecado, Yo lo pulverizo, porque nada puede entrar de mal en mi Voluntad; es más, todos mis atributos la invisten y le cambian la debilidad en fortaleza, la ignorancia en sabiduría, la miseria en riqueza, y así de todo lo demás. En los otros actos permanece siempre alguna cosa de sí, pero en éstos queda el alma despojada de toda sí misma, y Yo la lleno toda de Mí”.
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16-27
“…Mi Voluntad encierra todos los Sacramentos y los efectos de ellos; por eso abandónate del todo en mi Voluntad, hazla toda tuya y recibirás los efectos de la absolución o de alguna otra cosa que te fuera negada. Por eso te recomiendo que no pierdas tiempo, pues con perderlo vienes a obstaculizar mi Vida real que estoy formando en ti."
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33-51
“…En cuanto la criatura se decide verdaderamente a querer vivir en mi Divina Voluntad, y a cualquier costo no hacer jamás la suya, mi Fiat, con un amor indecible forma el germen de su Vida en el fondo del alma, esto tiene tal potencia, tal santidad, que no crece si primero no pone en su lugar al alma, liberándola de sus debilidades, miserias y manchas si las hay, se puede decir que forma el purgatorio anticipado, purgándola de todo lo que pudiera impedir que una Vida de Voluntad Divina se formara en ella, porque Voluntad mía y pecados no pueden coexistir, ni estar juntos, a lo más se podría dar alguna debilidad aparente, que con su luz y calor es rápidamente purificada”.
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Y podríamos seguir poniendo ejemplos, pero con lo mencionado pienso que es suficiente. Además, si fuera tan necesario como nos quieren hacer creer, ¿no piensan que Jesús se lo debería de haber mencionado a Luisa? Por supuesto. Sus enseñanzas llevan una pedagogía “divina”, y Luisa es de donde saldrán éstas para que todos, siguiendo sus pasos, podamos entrar en este reino:
17-1
“…Sé atenta en los ejercicios del vivir en mi Querer a fin de que de ti pueda salir el verdadero modo y las enseñanzas exactas y precisas, para que quien queriendo vivir en él pueda encontrar no sólo la sombra, sino la verdadera Santidad de la Vida Divina”.
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Además, el iniciar esta purificación ancestral está en contra de lo mencionado en Ezequiel 18, donde se nos asegura que nadie, así es, nadie, pagará o sufrirá por los pecados de los ancestros. Esta práctica la quieren validar basados en: Éxodo 6, 20; Deut 5:9, pero no se toma en cuenta el tiempo en que fue mencionado lo anterior.
Se han dado otras desviaciones menos importantes, pero que también entorpecen la vida de unión con Jesús, como podrían ser el usar determinado tipo de vestimenta, el hacer determinados actos, separarse de los demás que no pertenezcan a su grupo, etc.
La Divina Voluntad es UNIDAD y amor, por lo que todo aquél que intente separaciones, distinciones, segregación, etc., está fuera de Ella.
Seamos atentos, no se nos olvide que vivir en la Divina Voluntad NO ES UN CAMBIO DE ACCIONES, SINO UN CAMBIO DE INTENCIONES. No nos dejemos engañar, no importa quién lo mencione, viandante laico o consagrado, esta doctrina es la más pura, y el único que la conoce es Jesús, por eso es que también nos previene en contra de aquellos que intentan erigirse como maestros o guías, diciéndonos que solamente Él nos puede guiar en este mar inmenso de su Voluntad.
13-37
Continuando mi habitual estado, me he encontrado en un mar inmenso de luz, no se veía ni donde terminaba ni donde comenzaba, había una barquita, pero formada también ella de luz, de luz era el fondo de la barca, de luz las velas, en suma toda era luz, sin embargo las diversas partes que se necesitaban para formar la barca se distinguían entre ellas por la diversidad de la luz, una más resplandeciente que la otra; esta barquita navegaba este mar de luz con una velocidad increíble. Yo he quedado encantada, y mucho más al ver que la barquita ahora se perdía en el mar y no aparecía más, ahora salía y mientras estaba lejana, sumergiéndose en el mar se encontraba en el mismo punto donde había salido antes. Por esto mi siempre amable Jesús se divertía mucho al ver a esta barquita, y llamándome me ha dicho:
“Hija mía, el mar que tú ves es mi Voluntad, Ella es luz y nadie puede navegar este mar sino quien quiere vivir de luz. La barca que ves con tanta gracia navegar este mar es el alma que vive en mi Querer; con su continuo vivir en mi Querer ha respirado el aire de mi Voluntad y mi Voluntad la ha vaciado de la madera, de las velas, del ancla, del mástil y la ha convertido toda en luz, así que el alma, conforme va haciendo sus actos en mi Querer, se vacía de sí y se llena de luz. El capitán de esta barca soy Yo, Yo la guío de acuerdo a su velocidad, Yo la sumerjo para darle reposo y tener tiempo para confiarle los secretos de mi Querer, ninguno podría ser hábil en guiarla, porque no conociendo el mar no pueden conocer el modo como guiarla, ni Yo me fiaría de ninguno, a lo más escojo una guía como espectador y oyente de los grandes prodigios que hace mi Querer. ¿Quién puede ser hábil para guiar la carrera en mi Querer? En cambio Yo, en un solo instante la hago hacer la carrera que otro guía la haría hacer en un siglo”.
Luego agregó: “Mira como es bella, corre, se sumerge y se encuentra al principio, es el ámbito de la eternidad que la envuelve, siempre detenida en un punto solo; es mi Voluntad inmutable la que la hace correr en su ámbito que no tiene principio ni fin, que mientras corre se encuentra en aquel punto fijo de mi inmutabilidad. Mira el sol, está fijo, no se mueve, pero su luz en un instante recorre toda la tierra, así esta barca, ella es inmutable Conmigo, no se mueve de aquel punto de donde mi Querer la sacó, de un punto eterno salió y ahí está fija, y si se le ve correr, son sus actos los que corren, que como luz solar corren por todas partes y dondequiera, esta es la maravilla, correr y estar fija, así soy Yo y así debo volver a quien vive en mi Querer, ¿pero quieres saber quién es esta barca? Es el alma que vive en mi Querer, ella conforme hace sus actos en mi Querer hace sus carreras, da la ocasión a mi Voluntad de hacer salir de dentro de su centro tantos otros actos vitales de gracia, de amor, de gloria, y Yo, su capitán, guío ese acto, corro junto a fin de que sea un acto al cual nada le falte y que sea digno de mi Querer; en estas cosas Yo me divierto mucho, veo a la pequeña hija de mi Querer que junto Conmigo corre y está detenida, no tiene pies pero es el paso de todos, no tiene manos y es el movimiento de todas las obras, no tiene ojos y en la luz de mi Querer es más que ojo y luz de todo. ¡Oh, cómo imita bien a su Creador! ¡Cómo se hace semejante a Mí! Sólo en mi Querer puede haber verdadera imitación, siento resonar en mi oído mi voz dulcísima y creadora: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Y con gozo interminable exclamo: “He aquí a mis imágenes, los derechos de la Creación me son dados nuevamente, la finalidad para la que he creado al hombre está cumplida”. Cómo estoy contento, y llamo a todo el Cielo a hacer fiesta”.
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No nos dejemos desviar. Seamos fieles a las enseñanzas de Jesús.
Fiat

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