Palabras que no hemos captado en toda su grandeza.
Somos creados a Imagen y Semejanza de Dios “EN SU HIJO JESUCRISTO”, por lo que Él es nuestro modelo, y debemos tener, en plenitud, todo lo que contiene Él para poder ser llamados verdaderamente “hombres”.
Jesús es el puente de unión entre la Divinidad y la humanidad, es, a causa de ello, el único camino para llegar a ser semejantes a la Divinidad.
Recordemos aquí aquellas palabras de Jesús dirigidas a sus apóstoles:
“El Amor llegó a lo inimaginable en su perfección al hacerse carne”. ¿Por qué esto? Porque se requería una criatura en el “Ad extra” para entablar esa relación tan ansiada por la Divinidad, relación de amor, así que el Verbo eterno al hacerse carne, debía tomar, para obrar, los modos adecuados para que la Divinidad pudiera desarrollar sus acciones en su nueva condición, condición de Hombre-Dios.
Esto nos lo describe en forma magistral en la siguiente lectura:
27-35
“Hija mía, mi Divina Voluntad es latido sin corazón, la criatura es corazón, Ella es el latido. Mira que unión inseparable hay entre mi Fiat y la criatura: el corazón es nada, no tiene ningún valor sin el latido, con el latido se constituye vida de la criatura, pero el latido no puede palpitar sin el corazón. Tal es mi Divina Voluntad, si no tiene la nada del corazón de la criatura, no tiene donde formar su latido de vida para desarrollar y formar su Vida Divina. Entonces mira, mi Divina Voluntad no teniendo corazón, lo ha creado en la criatura para tener su corazón dónde poder formar su latido. Además de esto mi Divina Voluntad es respiro sin cuerpo, la criatura es el cuerpo, Ella es el respiro; el cuerpo sin el respiro está muerto, así que quien forma el respiro de la criatura es mi Divina Voluntad, por eso se puede decir: ‘El cuerpo de Ella es el de la criatura, y el respiro de ella es el de mi Querer Divino’. Mira qué gran unión hay entre una y la otra, unión que no puede separarse, porque si cesa el respiro cesa la vida. Por eso mi Divina Voluntad es todo para la criatura: es palabra sin boca, es luz sin ojo, es oído sin orejas, es obra sin manos, es paso sin pies, y por eso el alma que vive en mi Querer Divino le sirve de boca, de ojo, de orejas, de manos y de pies. Ella se restringe para encerrase en la criatura, mientras permanece inmensa, y victoriosa forma en ella su reino, sirviéndose de ella como si fuese su cuerpo, donde late, respira, habla, obra y camina.
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Era necesario que el Verbo eterno se adaptara a estas condiciones de requerir de una boca para hablar, de un corazón para latir, etc., etc. Pues debía contener lo que nosotros, criaturas (seres creados) debíamos tener, y la manera de llevar a cabo sus acciones a través de la materia era dotando a su Humanidad de su misma Voluntad, esa Voluntad que era innata en el Verbo eterno, y que debía ser heredada a todos nosotros, criaturas, para llevar a cabo la Semejanza con el Hombre-Dios, y actuar de la misma manera que Él en el mundo material.
Sin embargo, esto, el que su Voluntad obre a través de nuestros atributos materiales, nos da solamente la mitad de su semejanza, y para elevarnos a la totalidad de ésta, llega a lo verdaderamente sublime, pues ahora, gracias a su misma Voluntad obrante en la criatura, le hace prescindir de su materia para actuar, y liberada de ella actúa como lo hace la Divinidad, purísimo Espíritu, donde los limites naturales de lo material se pierden, y se llega a ser verdaderamente igual que el Hombre-Dios.
Veamos:
35-8
“Nuestro Ente Supremo ama tanto a la criatura, que llegamos al exceso de imitarla, nos empequeñecemos, nos encerramos en ella y queremos caminar con sus pies, obrar con sus manos, hablar con su boca, mirar con sus ojos, pensar con su inteligencia, latir y amar en su corazón. Así que para hacer en todo lo que hace y como lo hace la criatura, queremos tener pies, manos, boca, ojos y corazón como los tiene la criatura, y esto se lo pedimos a ella como si Nosotros no fuéramos los dueños absolutos de todo, y le decimos: ‘Amémonos, Nosotros te damos de lo nuestro y tú danos de lo tuyo’. Porque nuestro Ser Supremo, siendo purísimo Espíritu, es paso sin pies, sin caminar se encuentra por todas partes; hace todo, obra todo sin necesidad de manos; es palabra sin boca; es luz, ve todo sin ojos. Y como la amamos mucho nos agrada imitarla, y esto es un invento inmenso de nuestro amor que sólo un Dios puede hacerlo. Ahora, para poder decirle a la criatura, tú debes imitarnos, debes hacer como Nosotros hacemos, le decimos: ‘Queremos imitarte y hacer como haces tú’. Además, es criatura nuestra, obra de nuestras manos creadoras, salida de Nosotros, de dentro de la potencia de nuestro amor creante, por eso no es maravilla si queremos descender en ella como para imitarla y hacer lo que hace y como lo hace ella, esto no es otra cosa que honrarnos a Nosotros mismos y dar mayor importancia a nuestras obras; pero esto solamente lo podemos hacer en la criatura donde reina nuestra Voluntad, en ella todo podemos hacer, desahogarnos en amor, imitarnos recíprocamente, porque en todo se presta a hacer lo que Nosotros queremos; en cambio donde no reina nuestra Voluntad, podemos decir que no podemos hacer nada.
AHORA ESCUCHA OTRA SORPRESA DE AMOR QUE LLEGA A LO INCREÍBLE. Cuando la criatura nos ha dado la libertad de imitarla, nos ha dado Vida en ella, nos ha dado los pies, las manos, la boca, NOSOTROS LA LLAMAMOS A NUESTRA IMITACIÓN, Y HACIÉNDOLA ENTRAR EN NUESTRO SER DIVINO, LA POTENCIA DE NUESTRO FIAT LE DA EL PASO SIN PIES Y LA HACE ENCONTRARSE POR TODAS PARTES, EN LOS ÁNGELES, EN LOS SANTOS, EN LA CELESTIAL REINA, HASTA EN NUESTRO SENO DIVINO, Y ¡OH! CÓMO ESTAMOS CONTENTOS, LA CRIATURA NO MÁS CERCADA POR LA NATURALEZA HUMANA, SINO LIBRE JUNTO CON NOSOTROS, QUE OBRA SIN MANOS, HABLA SIN BOCA, y ¡oh! cuántas palabras, con nuestra palabra nos dice la larga historia de nuestro amor y de nuestro Fiat obrante; siente verterse en ella nuestra eterna sabiduría, y ¡oh! cuántas cosas nos dice de nuestro Ser Divino, habla, habla siempre, y ¡oh! cómo gozamos al escuchar narrar por la criatura lo que Nosotros somos, Y TOMADA POR NUESTRAS MISMAS LLAMAS DE AMOR SIENTE LA NECESIDAD DE AMARNOS SIN CORAZÓN, PORQUE EL CORAZÓN TIENE SUS LÍMITES, MIENTRAS QUE NUESTRO AMOR SIN CORAZÓN NO TIENE LÍMITES, ES INMENSO, Y LA CRIATURA SE DESEMBARAZA DEL CORAZÓN Y AMA EN NUESTRO AMOR INFINITO. Mira hija mía, ¿se pueden dar sorpresas de amor más bellas que éstas? ¿Sentir el placer, el gusto de imitarla, hacer lo que ella hace como pretexto de amor para luego llamarla a imitarnos y para hacerla hacer lo que hacemos Nosotros? Los abismos de nuestro amor son tantos, y lo que es más, va buscando siempre nuevos inventos de amor”.
Nuestro amor es tanto, que parece que no nos da paz si no hacemos nuevas invenciones de amor para amar y hacernos amar, si esto no hiciéramos nos condenaríamos al ocio, lo que no puede ser en nuestro Ente Supremo porque somos un acto continuado de amor que siempre arde, de obras que nunca tienen fin, nuestra sabiduría es tanta, que siempre hace cosas nuevas. Ahora, en la criatura en la que reina nuestra Voluntad nos encerramos en ella y damos amplio desahogo a nuestro amor, CONCENTRAMOS TODO LO QUE HEMOS HECHO, HACEMOS, Y TODO LO QUE HAREMOS, REPETIMOS EN EL ALMA NUESTRAS OBRAS MÁS BELLAS, NUESTROS DESAHOGOS DE AMOR, LAS NUEVAS INVENCIONES DE NUESTRA SABIDURÍA, QUE SABE HACER TANTAS, QUE A LA CRIATURA NO LE ES DADO EL NUMERARLAS TODAS, y ¡oh! cuántas escenas conmovedoras hacemos, la criatura se convierte en nuestro teatro de amor, en el depósito de nuestras obras que jamás cesan de obrar, en el refugio de nuestras delicias, alegrías, felicidad, en el escondite de nuestros secretos y arcanos celestiales, en la exposición de nuestras variadas bellezas, ¿pero sabes tú para qué? Para gozárnoslas juntos, PORQUE DONDE REINA NUESTRA VOLUNTAD NADA DEBE FALTAR DE NUESTRAS OBRAS, ELLA NOS ENCIERRA EN EL ALMA Y NOS HACE HACER EN ELLA LO QUE HACEMOS EN NOSOTROS MISMOS, Y ESTO PORQUE QUEREMOS QUE SEPA QUIÉNES SOMOS NOSOTROS, QUÉ SABEMOS HACER, CÓMO AMAMOS, Y PARA DARLE UNA PRUEBA MÁS CIERTA LE DAMOS NUESTRO AMOR, LA HACEMOS AMAR COMO AMAMOS NOSOTROS, A FIN DE QUE TOQUE CON SUS PROPIAS MANOS CÓMO AMA Y SABE AMAR UN DIOS, Y PARA GOZAR JUNTOS LA HACEMOS HACER JUNTOS LO QUE HACEMOS NOSOTROS. Esto no te debe maravillar, esta es la naturaleza de nuestra Voluntad y del verdadero amor, unificar a la criatura con Nosotros, amarla y hacernos amar por ella como Nosotros la amamos; las disparidades no deben existir, de otra manera sería hacer infeliz a la criatura, viendo que Nosotros la amamos tanto y ella no; al ver que Nosotros sabemos hacer tantas cosas, y ella que no sabe hacer nada, pobre hija, estaría en nuestro Ser Divino bajo el peso de una profunda humillación, como extraña, sin confianza, como una pobre delante a un rico; estas cosas Nosotros no las sabemos hacer, si está con Nosotros, lo que es nuestro debe ser suyo, el vivir en nuestro Fiat es unidad, obras y alegrías comunes, y es esto lo que nos hace más felices y nos da un amplio campo al desahogo de nuestro amor”.
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¿Después de haber conocido lo anterior, podremos continuar con nuestros modos de acercamiento a Dios, modos buenos, sí, pero ineficaces para alcanzar la finalidad que la Divinidad se trazó al crear la familia humana? ¿Podremos seguir apegados a los modos humanos, confiando nuestra “santidad” a personas que no conocen esta maravillosa revelación, y siguen pensando que son capaces de guiar a las almas?
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