miércoles, 28 de diciembre de 2022

SIGAMOS CONOCIENDO LO QUE HACIA LA DIVINIDAD EN LA HUMANIDAD DE JESUS

».

6 de diciembre 204

Zacarías 8, 7-12-13-16-22.

Dice Jesús:

«Salvador de las gentes, no puedo no ser Salvador de mi pueblo. Mío por la ley antigua,

mío por la ley nueva.

Humanamente he salido de esa raza, y si ella se ha burlado de Mí, no me ha conocido, me

ha traicionado, matado, si ella ha hecho esto teniendo el alma cargada y enmarañada con el

magma de la culpa que no lava mi Sangre -siendo esta raza una rama que no quiere

insertarse en el cepa de la vid divina- no es menos cierto 6 dic. que he muerto también por

ella, que sobre ella tengo derechos de Rey y amor de Creador.

Con dureza y fiereza los padres de los padres de este momento han rechazado el don del

Eterno y han pedido mi Sangre para saciar el hambre de su odio hacia la Verdad. Con

paciencia, con inteligencia, con fuerza y con bondad les atraeré a Mí.

Las obras buenas o inicuas del hombre sirven siempre para un fin sobrenatural, porque la

maldad humana es recogida por Dios y al contacto con sus manos se transforma en

instrumento de bien. Dios no deja ningún intento en su previdente obrar para alcanzar la

finalidad que es reunir en un único núcleo a los humanos para el último día, como desde un

único núcleo se desparramaron por la Tierra dividiéndose como arroyuelos que se desbordan

de la copa de una fuente.

La obra ha iniciado ya y los perseguidores que dañan y ofenden lo que es humano no

saben que están creando con su iniquidad el gran día del Señor, en el que como ovejas

dispersas reuniré mi inmenso rebaño a los pies de la Cruz y bautizaré de nuevo con el nom-

bre de "corderos" a los enrudecidos hijos del rebaño que fue mío, expeliendo a quienes bajo

mi signo son las víboras y los lobos de la sociedad humana.

Cuando sepáis reconocerme y llorar con corazón contrito, Yo mutaré vuestra secular

condena, deicidas, en perdón y bendición, porque no pudo olvidar el bien cumplido por

vuestros Padres, quienes desde el Reino oran por vosotros errantes. Despojaos, pues,

también vosotros, que fuisteis los primeros en recibir el don de la Ley, de cuanto es ingrato a

Dios.

Los mismos mandamientos que doy a mis nacidos del místico alumbramiento de la Cruz,

lo digo también a vosotros que habéis convertido la cruz en un sacrílego patíbulo y en una

fuente de condena.

Decid la verdad y servid a la Verdad. Venid a Ella. Golpearos el pecho por quienes la han

menospreciado y han esperado matarla. Sólo se han matado a sí mismos porque la Verdad

es inmortal en su naturaleza divina. No os arropéis con sus insignias para fines humanos.

Sino que, una vez que os acerquéis a ella, amadla como esposa recién conocida. Ella es

quien debe generaros para la Vida eterna. Pero no se puede generar si de dos no se hace

una cosa sola persiguiendo no el placer de los sentidos, sino la santidad del fin. Sed

honestos y sinceros con todos y especialmente con Dios, cuyo ojo penetra en los corazones

y los traspasa de lado a lado y los ve mejor de cuanto pueda hacerlo el científico y el

204

Pero escrito, de hecho, en el mismo día (5 de diciembre) del dictado precedente y de los siguientes

333 bacteriólogo cuando ven en vuestros cuerpos las enfermedades que os consumen y los

gérmenes que os corroen.

Aplicad el amor a la verdad en las relaciones con Dios y con el hombre. No traicionéis.

Hace ya veinte siglos traicionó uno de vuestra raza, instigado y seguido por falsos y

malvados. Quitad esa injuria que os aplasta desde hace siglos, con vuestro actuar justo y

leal.

Para ser amados hay que hacerse amar. Lo habéis olvidado muchas, demasiadas veces.

Amad la paz. Es el signo de Cristo, que vuestros padres han matado atrayendo sobre

vosotros la guerra que no tiene fin, y con pausas de tregua explota y resurge como una en-

fermedad insanable en el cuerpo de la Tierra y no os da seguridad y descanso. Ahora debéis

aprender a amar esta paz para poder ser de Cristo y finalizar así el eterno éxodo de vuestra

raza.

Cada parcela del mundo tiembla bajo vuestro pie y os aplasta. También las parcelas

antiguas. Pero si Yo, Señor del mundo, extiendo mi mano y abro mi boca para decir: "¡Basta!

Éstos son míos de nuevo", la Tierra no podrá perseguiros más. Las sobrenaturales tiendas

del Cielo estarán sobre vosotros como protección.

Recordad cuando, por vosotros, he perseguido a los poderosos, he abierto el mar, he

hecho brotar fuentes en la aridez de los desiertos y llover alimento del cielo, cuando he

puesto a mis ángeles a abriros un pasaje entre los enemigos para conduciros a la Tierra que

había prometido a los primeros santos de la Tierra. Siempre soy ese Dios potente y piadoso.

Lo soy dos veces más ahora que no soy sólo el Padre Creador sino el Hijo Salvador, ahora

que la Tercera Persona ha generado el milagro de la Encarnación de un Dios para hacerle la

Víctima expiatoria de toda la humanidad.

Yo os espero para poder decir: "Paz" a la Tierra, y decir al Cielo: "¡Ábrete para acoger a

los vivientes. El tiempo ha terminado!". Venid. No tengo un corazón distinto, ahora que estoy

en el Cielo, del que tenía en el Gólgota cuando oraba por vuestros padres y perdonaba a

Dimas».

Me dice Jesús a mí:

«He dictado este texto hoy que puedes escribirlo, en vez de mañana que no podrías

hacerlo. Pon la fecha de mañana 205 . La colección de los dictados debe ser regular como el

movimiento de un péndulo. Un día se entenderá mejor el porqué digo que se haga así. Ahora

descansa sobre mi Corazón».

Más tarde, a las 8 horas

Dice Jesús:

«Ten paciencia, alma mía. No puedo estar sin hablarte, porque hablar a quien me ama

constituye mi delicia, mi deseo, la necesidad de mi Corazón amante vuestro.

¿Has visto alguna vez cómo hacen dos esposos que se aman realmente? La esposa,

mientras que está en casa, mira el reloj a cada momento, corre a la ventana, para ver si pasa

el tiempo, para ver si el esposo vuelve de su oficina. El esposo, en cuanto puede, escapa

para decir una palabra de amor a su esposa. Apenas le ha dejado y se le ocurre que podía

decirle también esto otro para hacerla feliz, y en cuanto puede corre a decírselo. Es el amor

que les apremia.

También Yo, apenas callo, siento que tengo más que decirte. Quisiera hablarte noche y

205

Efectivamente, la fecha del 6-12, puesta al inicio del dictado, está escrita fuera de las rayas del cuaderno, resultando así dispuesta en un

segundo momento

334 día, tenerte toda para Mí, quisiera que tú te pudieras dedicar completamente a Mí. ¡Si

supieras cómo te amo!

Ahora escucha. Hace años, leyendo los escritos de mi siervo Contardo Ferrini, te

preguntaste varias veces -porque eras una analfabeta en la mística- en qué consistía "la

conversación en los Cielos".

Helo aquí: cuando tú me escuchas y Yo te hablo, cuando en lugar del murmullo de

oraciones superficiales Yo te rapto en el fuego de las revelaciones y te ocupo de Mí, cuando

tú me dices: "Ven, Jesús, a hablar a tu sierva", cuando gustas el sabor de mi Palabra que

deposito en ti como en un cofre, en un ánfora, para que tú la des a los pobres y a los

sedientos de la Tierra, entonces nosotros mantenemos una conversación en los Cielos.

Estabas demasiado atada a las fórmulas, como casi todos los católicos fervientes. Yo te

he desligado. He lanzado tu alma fuera del océano de las circunscripciones formularias, de

las pequeñeces de los preceptos, a los espacios ilimitados del místico mar de la oración. Te

he envuelto, aspirado, raptado, divinizado en el fuego de la oración.

Eras un pequeño pájaro trabado. Ahora eres un águila que esparce el vuelo, domina y

sube hacia el Sol y lo mira y es fortalecida. Sube cada vez más, como el águila en vuelos

concéntricos. En lo alto estoy Yo, Águila eterna, que te espero para llevarte, más allá de los

sentidos, al conocimiento del amor.

Obedece siempre a la llamada, con prontitud y confianza. Abandónate al viento del amor.

Éste te sostiene, no te obstaculiza. Él espira para traerte a Mí de quien viene. Piérdete, gota

de agua en mi infinito océano, piérdete, chispa de luz en mi inmenso resplandor. Entra a

formar parte de tu Dios y Señor, de tu Esposo. Te abro todas las puertas de mis tesoros para

que los poseas.

¡Te amo!».

10 horas

Dice María:

«Hablando de la Presentación en el Templo, Lucas dice que "el padre y la madre se

quedaron maravillados de las cosas que se decían del Niño".

Distinta maravilla la de los dos cónyuges. Yo, a quien el Espíritu Santo había revelado

todo futuro, me maravillaba sobrenaturalmente admirando la Voluntad del Señor que se

vestía de carne para querer redimir al hombre y que se revelaba a los vivientes del espíritu.

Me maravillaba una vez más de que Dios me hubiese elegido a mí, su humilde esclava, para

ser la Madre de la Voluntad encarnada. José se maravillaba también humanamente porque

no sabía más que lo que las Escrituras le habían dicho y el ángel revelado. Yo callaba.

Los secretos del Altísimo estaban como depuestos en el arca cerrada en el Santo de los

Santos y sólo yo, Sacerdotisa suprema, los conocía, y la Gloria de Dios los velaba ante los

ojos de los hombres con su resplandor insostenible. Eran abismos de fulgor y sólo el ojo

virginal besado por el Espíritu Santo podía mirarlos. Por esto estábamos, tanto José como

yo, maravillados. De manera distinta, pero igualmente maravillados.

Del mismo modo debe interpretarse así el otro pasaje de Lucas: "Pero ellos no

comprendieron lo que les había dicho", cap. 22, v. 50.

Yo comprendí. Ya antes lo sabía y, aunque el Padre permitió mi angustia de madre, no me

veló el significado excelso de las palabra de mi Hijo. Pero callé para no humillar a José a

quien no le era concedida la plenitud de la gracia.

Era la Madre de Dios, pero eso no me eximía de ser esposa respetuosa hacia el Bueno

que era mi amoroso compañero y vigilante hermano. Nuestra Familia no conoció tacha, en

335 ningún motivo ni campo. Nos amamos santamente preocupados de una sola cosa: del Hijo.

jOh! Jesús restituyó en la hora de la muerte todo consuelo, como sólo Él podía hacer, a mi

José, en recuerdo de todo cuanto había recibido de ese Justo. Jesús es el modelo de los

hijos, como José lo es de los maridos. He tenido mucho dolor por el mundo y del mundo.

Pero mi santo Hijo y mi justo Consorte no trajeron más lágrimas a mis ojos que las de su

dolor.

Cuando ya José no estuvo a mi lado, y yo fui la primera autoridad terrenal sobre mi Hijo,

ya no mostré que no entendía callando. Nadie más se habría humillado al verse superado en

comprensión, y en Caná hablé: "Haced lo que Él os diga" dije, porque sabía que Jesús no me

niega nada y que tras sus palabras sostenidas ya estaba el primer milagro suscitado por mí y

ofrecido a mí por mi Hijo, como una cándida rosa, la primera nacida sobre un rosal en

primavera.

Hay que saber leer el Evangelio, María. Los hombres no lo saben leer. Yo te guiaré la

mano y te lo explicaré allí donde mi Jesús no te lo explica. Soy la Madre de los dos. Quiero

que mi niña conozca a su dulcísimo Jesús, nuestro Jesús, como pocos le conocen.

Cuanto más le conozcas, más le amarás. Cuanto más le ames, más feliz me harás».


Fuente: Cuaderno del año 1943 de Marìa Valtorta.

Sois dioses siendo hijos de Dios. Pero Dios siempre es el Mayor, el Perfecto, Aquel que se genera pos Sí mismo. Vosotros sois los menores

5 de diciembre

2 horas

Zacarías 7, 4-14.

331   Dice Jesús:

«Yo no he venido a negar la Ley y los Profetas sino a confirmarla y a perfeccionarla

modificando las imprecisiones y sobreestructuras que el hombre les había puesto, parte por

la propia imperfección y parte por lo humano superior al alma.

El hombre está inclinado a entender mal. No es perfecto ni en sus sentidos místicos ni en

sus sentidos naturales. Sólo viviendo en Mí perfecciona los primeros, siendo entonces Yo

quien obro en él. El hombre está también inclinado a complicar las cosas porque, en su tenaz

e indestructible soberbia, siempre es atraído por la seducción de retocar también la obra de

Dios.

Sois dioses siendo hijos de Dios. Pero Dios siempre es el Mayor, el Perfecto, Aquel que se

genera pos Sí mismo. Vosotros sois los menores, los que os hacéis perfectos si vivís en Dios

y que sois generados por Dios. Entonces, por tanto, ¿por qué queréis modificar con vuestras

complicaciones lo que Dios en su Simplicidad, que es uno de los signos de su naturaleza, da

perfecto en su simplicidad?

Cuando me he convertido en Maestro he encontrado la Ley, tan clara y lineal en su origen,

convertida en una maraña de imposiciones y un montón de fórmulas que la volvían

impracticable para los fieles. Naturalmente los pesos y las fórmulas eran para los humildes.

Los potentes habían creado esas fórmulas yesos pesos, pero no los llevaban.

El sacerdocio, los escribas y fariseos, me produjeron repugnancia e indignación. Y si vi

entre ellos algún alma leal, que amé divinamente, vi también la multitud de los demás, más

numerosa que rebaños de chivos salvajes que con su hedor apestaban con sus mercados,

con sus falsedades, impiedades, durezas, la Casa del Señor, y hacían del Señor algo terrible

para los pobres de la Tierra.

¿Ayunaban y se sacrificaban por Mí esos sepulcros de pestilencia? No. Para recibir

beneficio humano y alabanza. Era cómodo ser Doctores de la Ley y cómodo ser del pueblo

elegido en Israel. Pero no había verdad de deseo y de ofrenda para atraer al Mesías y sus

bendiciones.

Y el Mesías se fue a otra parte, a la región despreciada, pero donde una Toda Santa y un

Justo merecían acoger y tutelar el Germen de Dios.

Y ahora, hijos, ¿ayunáis y rezáis por las cosas de Dios? No. Vuestras privaciones

naturales, que podrían ocupar el lugar del ayuno, no las soportáis con resignación, sino las

convertís en fuente de odio y maldición continua, necia y sacrílega. Vuestros rezos están

sucios y dañados por vuestros sentimientos interiores y son mirados por Dios como cosas

inmundas puestas sobre la piedra del altar. Dios las reduce en cenizas dispersando el humo

por la tierra.

Una vez más Yo vengo a repetir la forma que debéis utilizar para presentar a Dios

sacrificios y oraciones, cuyo perfume puro suba desde el altar hasta el trono de Dios como

holocausto de víctima perfecta.

“Juzgad según verdad, sed misericordiosos y compasivos con los hermanos, sean quienes

sean, no oprimáis a las viudas y los huérfanos, a los pobres forasteros, a los humildes y

débiles de la Tierra, no tengáis en el corazón pensamiento de rencor, venganza y malas

obras hacia vuestros semejantes. Amad, en suma, porque el amor es el compendio de la Ley

y quien ama todo lo hace, y el amor es el incienso que vuelve perfumadas las hostias de

propiciación y el agua lustral que lava las piedras de vuestro altar".

No endurezcáis el corazón y el oído más de cuanto lo tengáis ya. No cerréis el corazón y

el oído a la Voz de Dios que habla a través de sus "portavoces", como antaño lo

endurecieron los antiguos a la Voz de Dios que hablaba a través de los Profetas.

Si no me escucháis a Mí, por justicia Yo no os escucharé a vosotros, y dejaréis de

332 tenerme por Dios, por Padre y Salvador. Entonces conoceréis la ira del Señor, plena e

inexorable y, habiendo rechazado el Pan de la Palabra de Dios, morderéis el polvo, y como

fieras sin alimento os despedazaréis el uno al otro muriendo en el horror por conocer un

horror aún más tremendo y eterno».

Fuente: Cuadernos de Maria Valtorta del año 1943

Nota; Estos evangelios como le han sido revelados a Marìa valtorta, según le dijo Jesús al sensor de estos escritos, a Monseñor Michellini, "Serán para la Iglesia regenerada después del Basta de Dios".
 

5 | RETIRO DIVINA VOLUNTAD l "CÓMO VIVIR LA TIERRA CÓMO EN EL CIELO"