sábado, 2 de julio de 2022

NO CONOCEMOS A JESUS

 Dice Jesús:

«Antes de cerrar este ciclo hay que hablar de las dos resurrecciones.

La primera comienza en el momento en que el alma se separa del cuerpo y aparece ante

Mí en el juicio particular. Pero sólo es resurrección parcial. Más que resurrección se podría

decir: liberación del espíritu de la envoltura de la carne y espera del espíritu para reunirse

con la carne y reconstruir el templo vivo, creado por el Padre, el templo del hombre creado a

imagen y semejanza de Dios.

Una obra a la que le falta una parte está incompleta y es imperfecta. La obra hombre,

perfecta en su creación, está incompleta e imperfecta si no está unida en sus diversas

partes. Destinados al Reino luminoso o a la morada tenebrosa, los hombres deben estar en

éstos para siempre con su perfección de carne y espíritu.

Por esto se habla de la primera y de la segunda resurrección. Pero observa.

Quien ha matado su espíritu con vida terrena de pecado viene a Mí, en el juicio particular,

con un espíritu ya muerto. La resurrección final hará que su carne vuelva a coger el peso del

espíritu muerto para morir totalmente con él. Mientras que quien ha vencido a la carne en la

vida terrena viene a Mí, en el juicio particular, con un espíritu vivo que, entrando en el

Paraíso, aumenta su vivir.

También los purgantes son "vivos". Enfermos, pero vivos. Lograda la curación en la

expiación, entrarán en el lugar que es Vida. En la resurrección final su espíritu vivo de mi

Vida, a la que estarán indisolublemente unidos, volverá a tomar la carne para glorificarla y

vivir totalmente con ella así como Yo vivo con ella.

Por eso se habla de muerte primera y segunda, y, en consecuencia, de resurrección

primera y segunda. El hombre debe llegar por propia voluntad a esta posesión eterna de la

Luz -porque en el Paraíso poseéis a Dios, y Dios es Luz- , como por propia voluntad ha

querido perder la Luz y el Paraíso. Yo os doy las ayudas, pero la voluntad debe ser la

vuestra.

Yo soy fiel. Os he creado libres y libres os dejo. Y si pensáis cuánto es digno de

admiración este respeto de Dios por la voluntad libre del hombre, podéis entender cómo

sería vuestro deber no abusar de ello, utilizándola para el mal, y tener respeto,

reconocimiento y amor hacia el Señor, Dios vuestro.

A los que no han abusado, Yo digo: "Está preparada vuestra morada en el Cielo, y deseo

164ardientemente que estéis en mi Beatitud"».


Fiemte: 22 de agosto del año 1943 del cuaderno de Marìa Valtorta.