Los videntes de Medjugorje saben que la Virgen anuncia un tiempo nuevo, un tiempo de paz
«El
año 2015 ha comenzado con sangre en Francia. Son muy numerosos los
comentarios publicados sobre las matanzas en París y deseo incorporar
también los míos:
Entre las 10 Palabras de Vida que Dios ha dado a sus hijos para que vivan bajo su bendición, figura “No matarás” (Dt 5, 17 – Ex 20,13). Además de los miles y miles de niños abortados y de los 2000 nigerianos salvajemente masacrados en lo que va del mes, lloro por el grupo de personas asesinadas en París. ¡La violencia engendra violencia y nunca es una solución!
Entre estas mismas 10 Palabras de Vida tenemos también “No pronunciarás el nombre de Dios en vano” o “No blasfemarás” (Dt 5, 11). La ola de blasfemias que ha invadido y sigue invadiendo a Francia no atrae la bendición de Dios, porque no se ridiculiza lo sagrado sin desencadenar espesas tinieblas. La Madre Teresa de Calcuta decía: “No hay palabras anodinas. Toda palabra produce un efecto sobre el mundo entero. Si nuestras palabras son buenas, traen luz al mundo; si son malas, ocasionan tinieblas”
Los peregrinos suelen quejarse de algún miembro de sus familias que frecuentemente blasfema, lo que les causa una gran tristeza porque sienten que toda la atmósfera de su casa se contamina. Intentan vanamente hacerlo callar y la escena suele terminar en altercados dolorosos. La Virgen nos ha ofrecido una solución mejor que la amargura, la cólera y el conflicto. “No discutan”, nos dice. En efecto, para proteger el frágil tesoro de la paz, permanezcamos en calma y elevemos especialmente nuestro espíritu hacia Dios en el secreto de nuestro corazón, con alabanzas y bendiciones. De esta manera, de forma invisible, neutralizamos el efecto nocivo de la blasfemia. Así el Maligno se encuentra desarmado. Viendo que no logra alterar nuestra paz, ¡el blasfemador se cansará de blasfemar antes de que nosotros nos cansemos de bendecir a Dios!
Hoy en día, Satanás hace mucha alharaca porque ve que le queda poco tiempo. Su estrépito nos rompe los tímpanos porque se ha infiltrado masivamente en los medios. ¿Quiere hacernos creer que controla la situación con sólo aparecer en la primera plana de los diarios? ¡No, no la controla! ¿Acaso Dios dejó de ser Dios? Jesús y María trabajan en secreto y preparan su victoria en profundidad y con discreción. El nuevo Pentecostés de amor tendrá lugar. Los videntes de Medjugorje saben que la Virgen anuncia un tiempo nuevo, un tiempo de paz. Ella nos ha asegurado la victoria y ya está preparando a sus apóstoles. Y por ello, en medio de las oleadas de lodo cada vez más nauseabundas que nos rodean, permanezcamos en la fe y la confianza, en la oración ferviente con un espíritu de sacrificio no menos fervoroso. Vivamos los mensajes de María con calma. De esta forma apresuraremos el triunfo de su Corazón y también ahorraremos muchos sufrimientos y tragedias a quienes no conocen a Dios y no saben a quién encomendarse.
En resumidas cuentas, oro por las víctimas y sus asesinos, por los blasfemadores de ayer y de hoy, por la felicidad del mundo entero, porque soy cristiana y no soy Charlie. (PS 1)
PS 1 – Un periodista interrogó a Mons. Rey (Toulon, Francia): Monseñor ¿usted es Charlie? Y él respondió: “Déjeme primero ser yo mismo, es decir cristiano. El cristiano no tiene otro punto de referencia, de alianza posible, de identificación que no sea el mismo Jesús”.»
Entre las 10 Palabras de Vida que Dios ha dado a sus hijos para que vivan bajo su bendición, figura “No matarás” (Dt 5, 17 – Ex 20,13). Además de los miles y miles de niños abortados y de los 2000 nigerianos salvajemente masacrados en lo que va del mes, lloro por el grupo de personas asesinadas en París. ¡La violencia engendra violencia y nunca es una solución!
Entre estas mismas 10 Palabras de Vida tenemos también “No pronunciarás el nombre de Dios en vano” o “No blasfemarás” (Dt 5, 11). La ola de blasfemias que ha invadido y sigue invadiendo a Francia no atrae la bendición de Dios, porque no se ridiculiza lo sagrado sin desencadenar espesas tinieblas. La Madre Teresa de Calcuta decía: “No hay palabras anodinas. Toda palabra produce un efecto sobre el mundo entero. Si nuestras palabras son buenas, traen luz al mundo; si son malas, ocasionan tinieblas”
Los peregrinos suelen quejarse de algún miembro de sus familias que frecuentemente blasfema, lo que les causa una gran tristeza porque sienten que toda la atmósfera de su casa se contamina. Intentan vanamente hacerlo callar y la escena suele terminar en altercados dolorosos. La Virgen nos ha ofrecido una solución mejor que la amargura, la cólera y el conflicto. “No discutan”, nos dice. En efecto, para proteger el frágil tesoro de la paz, permanezcamos en calma y elevemos especialmente nuestro espíritu hacia Dios en el secreto de nuestro corazón, con alabanzas y bendiciones. De esta manera, de forma invisible, neutralizamos el efecto nocivo de la blasfemia. Así el Maligno se encuentra desarmado. Viendo que no logra alterar nuestra paz, ¡el blasfemador se cansará de blasfemar antes de que nosotros nos cansemos de bendecir a Dios!
Hoy en día, Satanás hace mucha alharaca porque ve que le queda poco tiempo. Su estrépito nos rompe los tímpanos porque se ha infiltrado masivamente en los medios. ¿Quiere hacernos creer que controla la situación con sólo aparecer en la primera plana de los diarios? ¡No, no la controla! ¿Acaso Dios dejó de ser Dios? Jesús y María trabajan en secreto y preparan su victoria en profundidad y con discreción. El nuevo Pentecostés de amor tendrá lugar. Los videntes de Medjugorje saben que la Virgen anuncia un tiempo nuevo, un tiempo de paz. Ella nos ha asegurado la victoria y ya está preparando a sus apóstoles. Y por ello, en medio de las oleadas de lodo cada vez más nauseabundas que nos rodean, permanezcamos en la fe y la confianza, en la oración ferviente con un espíritu de sacrificio no menos fervoroso. Vivamos los mensajes de María con calma. De esta forma apresuraremos el triunfo de su Corazón y también ahorraremos muchos sufrimientos y tragedias a quienes no conocen a Dios y no saben a quién encomendarse.
En resumidas cuentas, oro por las víctimas y sus asesinos, por los blasfemadores de ayer y de hoy, por la felicidad del mundo entero, porque soy cristiana y no soy Charlie. (PS 1)
PS 1 – Un periodista interrogó a Mons. Rey (Toulon, Francia): Monseñor ¿usted es Charlie? Y él respondió: “Déjeme primero ser yo mismo, es decir cristiano. El cristiano no tiene otro punto de referencia, de alianza posible, de identificación que no sea el mismo Jesús”.»