viernes, 15 de mayo de 2020

Josep Pàmies - Artemisia annua

Cómo la Divina Voluntad es inmensa y todo lo que hace lleva la marca de la inmensidad





21-22
Mayo 8, 1927


Cómo la Divina Voluntad es inmensa y todo lo que hace lleva la marca de la inmensidad.



(1)En las privaciones de mi dulce Jesús, si bien siento su duro martirio, me abandono en los brazos del Supremo Querer como su pequeña hija que crece sobre sus rodillas, pegada a su pecho para vivir de su Vida y a su semejanza; y mi amado Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

(2)“Hija mía, mi Voluntad es inmensa y todo lo que puede hacer salir de dentro de Ella lleva la marca de su inmensidad, una sola palabra suya hizo salir la inmensidad del cielo con todas las estrellas, con una palabra suya sacó al sol con la inmensidad de su luz y así de tantas otras cosas; ahora, para hacer salir esta inmensidad de luz y de cielo, debí primero crear el espacio donde poder poner esta inmensidad de luz y de cielo.  Cuando mi Voluntad quiere hablar, primero ve si hay espacio donde poner el gran don de su palabra, que puede ser otro cielo, un sol, un mar aun más grande.  He aquí por que muchas veces mi Voluntad calla, porque falta el espacio en las criaturas donde poner el gran don de la inmensidad de su palabra, y para poder hablar primero biloca su Voluntad y después habla y pone en Ella misma sus dones inmensos.  Fue esta la razón por la que al crear al hombre le dimos el don más grande, la heredad más preciosa, la más rica, le dimos nuestra Voluntad como depositaria en él para poderle decir las sorpresas de nuestros dones inmensos de la palabra de nuestro Fiat, pero como nos rechazó nuestra Voluntad bilocada, no encontramos más el espacio para poder depositar en él el gran don de nuestra palabra creadora, y por eso quedó pobre y con todas las miserias de su voluntad humana.  Mira, también de todo lo que se desarrolló en mi Humanidad, el más grande milagro fue el restringir toda la inmensidad de mi Voluntad Divina en Ella, los milagros que Yo hice se pueden llamar nada en comparación de éste; mucho más que en Mí era naturaleza el poder dar la vida haciéndolos resucitar, el dar la vista a los ciegos, la lengua a los mudos, y todo lo demás de milagroso que hice, porque en Mí era naturaleza el poder dar cuantos bienes quería, a lo más era milagro para quien los recibía, pero para Mí el gran milagro fue restringir en Mí a mi Divinidad, la inmensidad de mi Voluntad, su luz interminable, su belleza y santidad inalcanzables.  Éste fue el prodigio de los prodigios que sólo un Dios podía hacer, por eso por cuanto pueda dar a una criatura, le daría siempre poco puesto en comparación a si le hago el gran don de mi Voluntad, en ella se verán nuevos cielos, soles más brillantes, cosas inauditas, sorpresas nunca vistas.  Cielos y tierra tiemblan y se arrodillan ante un alma que posee el gran don de mi Voluntad, y con razón, porque ven salir de ella la virtud y fuerza vivificadora y creadora que las conserva en la nueva vida creada por Dios.  ¡Oh! potencia de mi Voluntad, si te conocieran cuántos ambicionarían tu gran don y darían la vida para tenerte”.

(3)Después de esto seguía mis actos en la Voluntad Divina, y mi dulce Jesús ha agregado:

(4)“Hija mía, quien vive en mi Voluntad tiene en sí misma esta Divina Voluntad dominante y regente, el alma es poseedora, la tiene en su poder y mientras ella posee el Divino Querer, tiene en su poder su fuerza, su santidad, su luz, sus bienes; el Divino Querer posee al alma y teniéndola en su poder, las debilidades humanas, las pasiones, las miserias y la voluntad humana están bajo la potencia irremovible y santidad de la Suprema Voluntad, por tanto delante a esta potencia se sienten perder la vida, así que la debilidad se siente vencida por la fuerza irresistible del Fiat Divino, las tinieblas se sienten vencer por la luz, las miserias por sus riquezas infinitas, las pasiones por sus virtudes, la voluntad humana por la Divina.  ¡Qué diferencia entre quien vive en mi Querer y entre quien sólo hace mi Voluntad!  La primera la posee y la tiene a su disposición, la segunda está sometida a Ella, y según sus disposiciones la recibe, y del poseerla al recibirla hay una distancia como del cielo a la tierra, como entre quien posee inmensas riquezas y entre quien día a día recibe lo que le es de absoluta necesidad.  Por eso quien hace mi Voluntad y no vive en Ella está obligado a sentir la debilidad, las pasiones y todos los harapos y miserias que son el ajuar de la voluntad humana.  Tal fue el estado de Adán antes de sustraerse de la Divina Voluntad, Ella le fue dada por su Creador como el don más grande, porque contenía todos los bienes en uno; él la poseía, la dominaba y se hacía regidor de esta Voluntad Divina, porque Dios mismo le había dado el derecho de dominarla, por lo tanto era dueño de la fuerza, de la luz, de la santidad, de la felicidad de este eterno Fiat.  En cambio cuando se sustrajo de Ella, perdió la posesión y el dominio y se redujo a recibir, no a poseer como cosa propia los efectos de mi Voluntad, según sus disposiciones, y quien se encuentra en condición de recibir es siempre pobre, jamás es rico, porque el rico posee, no recibe, y está en condición de poder dar a los demás parte de sus bienes”.

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