11-12
Marzo 15, 1912
Quien hace la Voluntad de Dios obra a lo Divino. La
Divina Voluntad es la Santidad de las santidades.
(1) Continuando mi habitual estado, me sentía un gran deseo de hacer la Voluntad Santísima de Jesús
bendito, y Él al venir me ha dicho:
(2) “ Hija mía, mi Voluntad es la Santidad de las santidades, así que el alma que hace mi Voluntad, por
cuanto fuera pequeña, ignorante, ignorada, deja atrás a todos los demás santos, a pesar de los
portentos, de las conversiones estrepitosas, de los milagros que hayan hecho, es más, confrontándolos,
las almas que hacen mi Voluntad son reinas, y todas las demás están como a su servicio. El alma que
hace mi Voluntad parece que no hace nada, pero hace todo, porque estando en mi Voluntad obran a lo
divino, ocultamente y en modo sorprendente, así que son luz que ilumina, son vientos que purifican, son
fuego que quema, son milagros que hacen hacer los milagros, y quienes los hacen son sólo los canales,
porque en ellas es donde reside la potencia para hacerlos, así que son el pie del misionero, la lengua de
los predicadores, la fuerza de los débiles, la paciencia de los enfermos, el régimen de los superiores, la
obediencia de los súbditos, la tolerancia de los calumniados, la firmeza en los peligros, el heroísmo de
los héroes, el valor de los mártires, la santidad de los santos, y así de todo lo demás, porque estando en
mi Voluntad concurren a todo el bien que puede haber en el Cielo y en la tierra. He aquí porqué puedo
decir que son mis verdaderas hostias, pero hostias vivas, no muertas, porque los accidentes que forman
la hostia no están llenos de vida ni fluyen a mi Vida, en cambio el alma está llena de vida, y haciendo mi
Voluntad fluye y concurre a todo lo que hago Yo, he aquí por qué me son más queridas estas hostias
consagradas por mi Voluntad que las mismas hostias sacramentales, y si tengo alguna razón de existir
en éstas, es para formar las hostias sacramentales de mi Voluntad. Hija mía, es tanto el placer que
tomo de mi Voluntad, que al sólo oír hablar de Ella me estremezco de alegría y llamo a todo el Cielo a
hacer fiesta; imagínate tú misma qué será de aquellas almas que la hacen. Yo encuentro todos los
contentos en ellas y doy todos los contentos a ellas, su vida es la vida de los bienaventurados,
solamente dos cosas les interesan, desean, añoran: Mi Voluntad y el Amor. Poco tienen que hacer,
mientras hacen todo, las misma virtudes quedan absorbidas en mi Voluntad y en el Amor, así que no
tienen más qué hacer con ellas, porque mi Voluntad contiene, posee, absorbe todo, pero en modo
divino, inmenso e interminable; esta es la vida de los bienaventurados”.