viernes, 29 de octubre de 2021

¿QUIÈN HACE MI VOLUNTAD?, SUS PROBLEMAS ES QUE HACEN SUS QUERERES OSEA SU VOLUNTAD HUMANA. NO DIVINA

269 La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos La misma escena de la pasada visión. Jesús se está despidiendo de la viuda. Tiene ya de la mano al pequeño José y dice a la mujer: -No vendrá nadie antes de mi regreso, a menos que no sea un gentil. De todas formas, quienquiera que venga que espere hasta pasado mañana; dile que vendré sin falta. -Lo diré, Maestro. Si hay enfermos, les daré hospedaje, como me has enseñado. -Adiós, entonces. La paz sea con vosotros. Ven, Manahén. Por esta breve mención comprendo que ha venido a ver a Jesús a Corazín gente enferma y desgraciada, y que a la evangelización del trabajo ha añadido la del milagro. Si Corazín sigue indiferente, es verdaderamente señal de que es terreno agreste e incultivable. No obstante, Jesús la atraviesa, saludando a los que le saludan, como si tal cosa, para seguir hablando con Manahén, que está en duda sobre si volver a Maqueronte o quedarse una semana más... En la casa de Cafarnaúm, entretanto, se preparan para el sábado. Mateo, cojeando todavía un poco, recibe a sus compañeros, los asiste ofreciéndoles agua y fruta fresca, mientras se interesa por sus respectivas misiones. Pedro frunce la nariz al ver que ya hay unos fariseos zanganeando cerca de la casa: -Tienen ganas de envenenarnos el sábado. Sería casi de la opinión de adelantarnos antes de que llegue el Maestro y decirle que vaya a Betsaida y les deje a éstos esperando en vano. -¿Crees que el Maestro lo haría? - dice su hermano. -Además, en la habitación de abajo está ese pobre infeliz esperando - observa Mateo. -Se le podría llevar en la barca a Betsaida, y yo u otro adelantarnos hacia el Maestro - dice Pedro. -Casi, casi... - dice Felipe, el cual, teniendo familia en Betsaida, de buena gana iría.-Y mucho más que... ¿Veis, veis? Hoy la guardia está reforzada con escribas. Vamos, no perdamos tiempo. Vosotros con el enfermo pasáis por el huerto y os vais por detrás de la casa. Yo llevo la barca al "pozo de la higuera" y Santiago lo mismo. Simón Zelote y los hermanos de Jesús van al encuentro del Maestro. -Yo no me marcho de aquí con el endemoniado - proclama Judas Iscariote. -¿Por qué? ¿Tienes miedo a que se te pegue el demonio? -No me hagas irritarme, Simón de Jonás. He dicho que no voy y no voy. -Ve a buscar a Jesús con los primos. -No. -¡Narices! ¡Ven en la barca! -No. -Pero bueno, ¿qué quieres? Eres siempre el de las dificultades... -Quiero quedarme donde estoy: aquí. No tengo miedo a ninguno. No huyo. Además, el Maestro no os agradecería esta ocurrencia. Otra vez otro discurso para llamarnos la atención, y no tengo ganas de sufrirlo por vuestra culpa. Marchaos vosotros. Yo me quedo aquí para informar... -¡De ninguna manera! ¡O todos o ninguno!- grita Pedro. -Pues ninguno, porque el Maestro ya está aquí. Mira allí viene - dice serio el Zelote, que estaba mirando al camino. Pedro, de malhumor, dice algo refunfuñando entre dientes. Pero se dirige con los demás hacia Jesús. Tras los primeros saludos, le hablan de un endemoniado, ciego y mudo, que está esperando con sus padres su venida desde hace muchas horas. Mateo explica: -Está como inerte. Se ha echado encima de unos sacos vacíos y no se ha vuelto a mover. Sus padres esperan en ti. Ven a reponer fuerzas y luego lo socorres. -No. Voy enseguida donde él. ¿Dónde está? -En la habitación de abajo que está junto al horno. Lo he metido allí, con sus padres, porque hay muchos fariseos - y escribas – que parecen al acecho... -Sí, y sería mejor no contentarlos - dice Pedro disgustado. -¿Judas de Simón no está? - pregunta Jesús. -Se ha quedado en casa. El debe hacer lo que no hacen los demás - dice otra vez Pedro con malhumor. Jesús lo mira, pero no le regaña. Acelera el paso hacia la casa. Confía el niño precisamente a Pedro, el cual lo acaricia y saca enseguida del grueso cinturón un silbato y dice: -Uno para ti y otro para mi hijo. Mañana te llevo a que lo conozcas. Le he pedido que me los hiciera a un pastor al que he hablado de Jesús. Jesús entra en casa, saluda a Judas, que parece todo ocupado en ordenar la loza y luego va derecho hasta una especie de despensa baja y oscura que está pegando al horno. -Que salga el enfermo - ordena Jesús. Un fariseo, que no es de Cafarnaúm, pero que tiene una cara de perro peor todavía que la de los fariseos del lugar, dice: -No es un enfermo. Es un endemoniado. -Bien, pues una enfermedad del espíritu... -Pero tiene impedidos los ojos y el habla... -La posesión es una enfermedad del espíritu que se extiende a miembros y órganos. Si me hubieras dejado terminar, habrías sabido que quería decir esto. También la fiebre, cuando uno está enfermo, está en la sangre, pero desde la sangre ataca luego a una u otra parte del cuerpo. El fariseo no sabe qué replicar y guarda silencio. Han traído al endemoniado y lo han puesto frente a Jesús. Inerte. Era como había dicho Mateo. Muy impedido por el demonio. La gente entretanto se va concentrando. Es increíble, especialmente en las horas de recreo -voy a llamarlas así-, lo pronto que, en aquel tiempo, acudía la gente a los lugares en que había algo que ver. Ahora están las personas importantes de Cafarnaúm (entre los cuales los cuatro fariseos); están también Jairo, y, en un ángulo, con la disculpa de estar cuidando el orden, el centurión romano y con él gente de otras ciudades. -¡En nombre de Dios, suelta las pupilas y la lengua de éste! ¡Lo quiero! ¡Libra de ti a esa criatura! ¡Ya no te es lícito poseerla! ¡Fuera! - grita Jesús, extendiendo las manos mientras da la orden. El milagro empieza con un grito de rabia del demonio y termina con una voz de alegría del liberado, que grita: -¡Hijo de David! ¡Hijo de David! ¡Santo y Rey! -¿Cómo puede saber éste quién es el que lo ha curado? - pregunta un escriba. -¡Todo esto es una comedia, hombre! ¡Esta gente está pagada por hacer esto! - dice un fariseo encogiéndose de hombros. -Pero, ¿y quién paga? Si es lícito preguntároslo - dice Jairo. -Tú también. -¿Con qué finalidad? -Para hacer famosa a Cafarnaúm. -No rebajes tu inteligencia diciendo estupideces, ni tu lengua ensuciándola con embustes. Sabes que eso no es verdad y deberías comprender que estás diciendo una estupidez. Lo que aquí ocurre ya ha ocurrido en muchas otras partes de Israel. ¿Entonces en todos los lugares habrá quien pague? ¡La verdad es que no sabía que en Israel la plebe fuera muy rica! Porque vosotros -y con vosotros todos los otros importantes- está claro que no pagáis por esto. Entonces paga la plebe que es la única que ama al Maestro.-Tú eres arquisinagogo y lo amas. Ahí está Manahén. En Betania está Lázaro de Teófilo. Estos no son plebe. -Pero son ellos, y soy yo, personas honradas, que no timamos a nadie en nada y mucho menos en las cosas relativas a la fe. Nosotros no nos permitimos eso porque tememos a Dios y hemos comprendido lo que le agrada a Dios: la honestidad. Los fariseos dan la espalda a Jairo y lanzan su ataque contra los padres del curado: -¿Quién os ha dicho que vinierais aquí? -¿Quién? Muchos. Personas que han sido curadas o parientes de personas curadas. -Pero ¿qué os han dado? -¿Dado? La garantía de que nos lo curaría. -¿Pero estaba realmente enfermo? -¡Oh, mentes engañosas! ¿Pensáis que se ha fingido todo esto? Id a Gadara e informaos, si es que no creéis, de la desgracia de la familia de Ana de Ismael. La gente de Cafarnaúm, indignada, se alborota, mientras unos galileos, venidos de cerca de Nazaret, dicen: -¡Pues este es hijo de José el carpintero! Los de Cafarnaúm, fieles a Jesús, gritan: -¡No! ¡Es lo que Él dice y lo que el curado ha dicho: "Hijo de Dios" e "Hijo de David"! -¡No aumentéis la exaltación del pueblo con vuestras afirmaciones! - dice despreciativo un escriba. -¿Y entonces qué es según vosotros? -¡Un Belcebú! -¡Mmm..., lenguas de víbora! ¡Blasfemos! ¡Vosotros sois los poseídos! ¡Ciegos de corazón! Perdición nuestra. Queréis quitarnos incluso la alegría del Mesías, ¿eh? ¡Sanguijuelas! ¡Piedras secas!». ¡Un buen jaleo! Jesús, que se había retirado a la cocina para beber un poco de agua, se asoma a la puerta a tiempo de oír la trillada y necia acusación farisaica: «Éste no es más que un Belcebú, porque los demonios le obedecen. El gran Belcebú, su padre, le ayuda, y arroja los demonios con la acción de Belcebú, príncipe de los demonios, no con otra cosa». Jesús baja los dos pequeños escalones de la puerta y avanza unos pasos, erguido, severo, sereno, para detenerse justo frente al grupo escribo-farisaico; fija en ellos, penetrante, su mirada y les dice: -Vemos que incluso en este mundo un reino dividido en facciones contrarias se hace internamente débil, fácil presa de la agresión y acción devastadora de los estados vecinos, y éstos lo esclavizan. Ya en este mundo vemos que una ciudad dividida en partes contrarias pierde el bienestar (lo mismo se diga de una familia cuyos miembros estén divididos por el odio): se desmorona, se convierte en una fragmentación que a nadie sirve, irrisión para los ciudadanos. La concordia, además de deber, es astucia, porque mantiene la independencia, la fuerza, el afecto. Esto es lo que deberían meditar los patriotas, los ciudadanos, los miembros de una familia, cuando, por el capricho de un determinado beneficio, se ven tentados a las siempre peligrosas opresiones y separaciones, peligrosas porque se alternan con los partidos y destruyen los afectos. Y es ésta, en efecto, la astucia que ejercitan los dueños del mundo. Observad a Roma, observad su innegable poder, tan penoso para nosotros. Domina el mundo. Pero está unida en un único parecer, en una sola voluntad: "dominar". Entre ellos habrá también, sin duda, contrastes, antipatías, rebeliones. Pero estas cosas están en el fondo. En la superficie hay un único bloque, sin fisuras, sin agitaciones. Todos quieren lo mismo y obtienen resultados por este querer, y los obtendrán mientras sigan queriendo lo mismo. Mirad este ejemplo humano de astucia cohesiva, y pensad: si estos hijos del siglo son así, ¿qué no será Satanás? Para nosotros ellos son diablos, y, sin embargo, su satanismo pagano no es nada respecto al perfecto satanismo de Satanás y sus demonios. En aquel reino eterno, sin siglo, sin final, sin límite de astucia y maldad; en ese lugar en que es gozo el hacer el mal a Dios y a los hombres -hacer el mal es el aire que respiran, es su doloroso gozo, único, atroz- se ha alcanzado con perfección maldita la fusión de los espíritus, unidos en una Sola voluntad: "hacer el mal". Ahora bien, si -como pretendéis sostener para insinuar dudas acerca de mi poder- me ayuda Satanás porque Yo soy un belcebú menor, ¿no entra Satanás en conflicto consigo mismo y con sus demonios al arrojarlos de sus poseídos? ¿Y estando en conflicto consigo mismo, podrá perdurar su reino? No, no es así. Satanás es astutísimo y no se perjudica a sí mismo. Su intención es extender su reino en los corazones, no reducirlo. Su vida consiste en "robar - hacer el mal - mentir - agredir - turbar". Robar almas a Dios y paz a los hombres. Hacer el mal a las criaturas del Padre, dándole así dolor. Mentir para descarriar. Agredir para gozar. Turbar porque es el Desorden. No puede cambiar: es eterno en su ser y en sus métodos. Pero, responded a esta pregunta: si Yo arrojo los demonios en nombre de Belcebú, ¿en nombre de quién los arrojan vuestros hijos? ¿Querríais confesar que también ellos son belcebúes? Si lo decís, os juzgarán calumniadores; y, aunque su santidad llegue hasta el punto de no reaccionar ante esta acusación, habréis emitido veredicto sobre vosotros mismos al confesar que creéis tener muchos demonios en Israel, y os juzgará Dios en nombre de los hijos de Israel acusados de ser demonios. Por tanto, venga de quien venga el juicio, en el fondo serán ellos vuestros jueces donde el juicio no sufre soborno de presiones humanas. Y si, como es verdad, arrojo los demonios por el Espíritu de Dios, prueba es de que ha llegado a vosotros el Reino de Dios y el Rey de este Reino, Rey que tiene un poder tal, que ninguna fuerza contraria a su Reino le puede oponer resistencia. Así que ato y obligo a los usurpadores de los hijos de mi Reino a salir de los lugares ocupados y a devolverme la presa para que Yo tome posesión de ella. ¿No es así como hace uno que quiere entrar en la casa de un hombre fuerte para arrebatarle los bienes, bien o mal conseguidos? Eso hace. Entra y lo ata. Una vez que lo ha atado, puede desvalijar la casa. Yo ato al ángel tenebroso, que me ha arrebatado lo que me pertenece, y le quito el bien que me robó. Sólo Yo puedo hacerlo, porque sólo Yo soy el Fuerte, el Padre del siglo futuro, el Príncipe de la Paz. -Explícanos lo que quieres decir con "Padre del siglo futuro". ¿Es que piensas vivir hasta el próximo siglo, y, mayor necedad aún, piensas crear el tiempo, Tú, que no eres más que un pobre hombre? El tiempo es de Dios - pregunta un escriba.-¿Y me lo preguntas tú, escriba? ¿Es que no sabes que habrá un siglo que tendrá principio pero no tendrá fin, y que será el mío? En él, triunfaré congregando en torno a mí a aquellos que son sus hijos, y vivirán eternos como el siglo que crearé, que ya estoy creando estableciendo al espíritu por encima de la carne, del mundo y de los seres infernales, porque todo lo puedo. Por esto os digo que quien no está conmigo está contra mí, y que quien conmigo no recoge desparrama. Porque Yo soy el que soy. Y quien no cree esto, que ya ha sido profetizado, peca contra el Espíritu Santo, cuya palabra fue pronunciada por los Profetas sin mentira ni error y debe ser creída sin resistencia. Porque os digo que todo les será perdonado a los hombres, todo pecado, toda blasfemia; porque Dios sabe que el hombre no es sólo espíritu, sino también carne, y carne tentada sometida a imprevistas debilidades. Pero la blasfemia contra el Espíritu no será per-donada. Uno hablará contra el Hijo del hombre y será todavía perdonado, porque el peso de la carne que envuelve a mi Persona y que envuelve al hombre que contra mí habla puede también inducir a error. Pero quien hable contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en ésta ni en la vida futura, porque la Verdad es eso que es: es neta, santa, innegable, y es manifestada al espíritu de una manera que no induce a error. Otra cosa es que yerren aquellos que, queriéndolo, quieren el error. Negar la Verdad dicha por el Espíritu Santo es negar la Palabra de Dios y el Amor, que ha dado esa Palabra por amor hacia los hombres. Y el pecado contra el Amor no se perdona. Pero cada uno da los frutos de su árbol. Vosotros dais los vuestros, que no son buenos. Si dais un árbol bueno para que lo planten en el huerto, dará buenos frutos; sin embargo, si dais un árbol malo, malo será el fruto que de él se recogerá, y todos dirán: "Este árbol no es bueno". Porque el árbol se conoce por el fruto. ¿Cómo creéis que podéis hablar bien vosotros, que sois malos? Porque la boca habla de lo que llena el corazón del hombre. Sacamos nuestros actos y palabras de la sobreabundancia de lo que tenemos en nosotros. El hombre bueno saca de su tesoro bueno cosas buenas; el malo, de su tesoro malo, saca las cosas malas. Y habla y actúa según su interior. En verdad os digo que ociar es pecado, pero mejor es ociar que hacer obras malas. Y os digo también que es mejor callar que hablar ociosamente y con maldad. Aunque vuestro silencio fuera ocio, guardad silencio antes que pecar con la lengua. Os aseguro que de toda palabra dicha vanamente se pedirá a los hombres justificación en el día del Juicio, y que por sus palabras serán justificados los hombres, y también por sus palabras serán condenados. ¡Cuidado, por tanto, vosotros, que tantas decís más que ociosas!, pues que son no sólo ociosas sino activas en el mal y con la finalidad de alejar a los corazones de la Verdad que os habla. Los fariseos consultan a los escribas y luego, todos juntos, fingiendo cortesía, solicitan: -Maestro, se cree mejor en lo que se ve. Danos, pues, una señal para que podamos creer que eres lo que dices. -¿Veis como en vosotros está el pecado contra el Espíritu Santo, que repetidas veces me ha señalado como Verbo encarnado? Verbo y Salvador, venido en el tiempo establecido, precedido y seguido por los signos profetizados; obrador de lo que el Espíritu dice. Ellos responden: -Creemos en el Espíritu, pero ¿cómo podemos creer en ti, si no vemos un signo con nuestros ojos? -¿Cómo podéis entonces creer en el Espíritu, cuyas acciones son espirituales, si no creéis en las mías, que son sensibles a vuestros ojos? Mi vida está llena de ellas. ¿No es suficiente todavía? No. Yo mismo respondo que no. No es suficiente todavía. A esta generación adúltera y malvada, que busca un signo, se le dará sólo uno: el del profeta Jonás. Efectivamente, de la misma forma que Jonás estuvo durante tres días en el vientre de la ballena, el Hijo del hombre estará tres días en las entrañas de la tierra. En verdad os digo que los ninivitas resucitarán en el día del Juicio, como todos los hombres, y se alzarán contra esta generación y la condenarán, porque les predicó Jonás e hicieron penitencia, y vosotros no; y aquí hay Uno mayor que Jonás. Así también, resucitará y se alzará contra vosotros la Reina del Mediodía, y os condenará, porque ella vino desde los últimos confines de la Tierra para oír la sabiduría de Salomón; y aquí hay Uno mayor que Salomón. -¿Por qué dices que esta generación es adúltera y malvada? No lo será más que las otras. Hay los mismos santos que había en las otras. El todo israelita no ha cambiado. Nos ofendes. -Os ofendéis vosotros mismos al dañar vuestras almas; porque las alejáis de la Verdad, y por tanto de la Salvación. Os respondo lo mismo. Esta generación no es santa sino en las vestiduras y en lo externo; por dentro no es santa. En Israel existen los mismos nombres para significar las mismas cosas, pero no existe la realidad de las cosas; existen los mismos usos, vestiduras y ritos, pero falta el espíritu de estas cosas. Sois adúlteros porque habéis rechazado el sobrenatural desposorio con la Ley divina y os habéis desposado, con una segunda adúltera unión, con la ley de Satanás. Sois circuncisos sólo en un miembro efímero, el corazón ya no es circunciso. Y sois malos, porque os habéis vendido al Maligno. He dicho. -Nos ofendes demasiado. Pero, ¿por qué, si es así, no liberas a Israel del demonio para que sea santo? -¿Tiene Israel esta voluntad? No. La tienen esos pobrecillos que vienen para ser liberados del demonio porque lo sienten dentro de sí como peso y vergüenza. Vosotros esto no lo sentís. Liberaros a vosotros sería inútil, porque, no teniendo la voluntad de ser liberados, enseguida seríais de nuevo atrapados y con mayor fuerza. Porque cuando un espíritu inmundo sale de un hombre vaga por lugares áridos en busca de descanso y no lo encuentra. Observad que no son lugares áridos materialmente; áridos porque, no recibiéndolo, le son hostiles, de la misma forma que la tierra árida es hostil a la semilla. Entonces dice: "Volveré a mi casa, de donde he sido arrojado con la fuerza y contra su voluntad. Estoy seguro de que me recibirá y me dará descanso". En efecto, vuelve donde aquel que era suyo, y muchas veces lo encuentra dispuesto a recibirlo, porque, en verdad os digo que el hombre tiene más nostalgia de Satanás que de Dios, y, si Satanás no le somete sus miembros, por ninguna otra posesión se queja. Vuelve, pues, y encuentra la casa vacía, barrida, aviada, con olor a pureza. Entonces va por otros siete demonios, porque no quiere volverla a perder, y con estos siete espíritus peores que él, entra en ella y ahí se instalan todos. Así, este segundo estado, de uno convertido una vez y pervertido una segunda vez, es peor que el primero. Porque el demonio tiene la medida de lo amante de Satanás e ingrato a Dios que es ese hombre, y también porque Dios no vuelve a donde se pisotean sus gracias y, habiendo experimentado ya una posesión, se abren los brazos otra vez a una mayor. La recaída en el satanismo espeor que la recaída en una tisis mortal ya curada una vez. Ya no es susceptible de mejoramiento ni de curación. Esto le sucederá a esta generación, la cual, convertida por el Bautista, ha querido de nuevo ser pecadora, porque es amante del Malvado, no de mí. Un murmullo, ni de aprobación ni de protesta, recorre la muchedumbre, que se va apiñando y que ya es muy numerosa (además del huerto y la terraza, está llenísima de gente incluso la calle). Hay gente sentada a caballo en el pretil, y subida a la higuera del huerto y a los árboles de los huertos vecinos; porque todos quieren oír la disputa entre Jesús y sus enemigos. El murmullo, cual ola que del mar abierto arriba a la playa, llega, de boca en boca, hasta los apóstoles más cercanos a Jesús, o sea, Pedro, Juan, el Zelote y los hijos de Alfeo (porque los otros están parte en la terraza y parte en la cocina, menos Judas Iscariote, que está en la calle entre la muchedumbre). Pedro, Juan, el Zelote, los hijos de Alfeo recogen este murmullo, y dicen a Jesús: -Maestro, están tu Madre y tus hermanos. Están allí afuera, en la calle. Te buscan porque quieren hablar contigo. Ordena que la muchedumbre se aleje para que puedan venir a ti, porque sin duda un motivo importante los ha traído hasta aquí a buscarte. Jesús alza la cabeza y ve al final de la gente el rostro angustiado de su Madre, que está luchando por no llorar, mientras José de Alfeo le habla con vehemencia; y ve los gestos de negación de Ella, repetidos, enérgicos, a pesar de la insistencia de José. Ve también la cara de apuro de Simón, visiblemente apenado, molesto... Pero no sonríe, no ordena nada. Deja a la Afligida con su dolor y a los primos donde están. Baja los ojos hacia la muchedumbre y, respondiendo a los apóstoles, que están cerca, responde también a los que están lejos y tratan de hacer valer la sangre más que el deber. -¿Quién es mi Madre? ¿Quiénes son mis hermanos? Despliega su mirada -severa en el marco de un rostro que palidece por esta violencia que debe hacerse para poner el deber por encima del afecto y la sangre, y para suspender el reconocimiento del vínculo con su Madre por servir al Padre-y dice, señalando con un amplio gesto a la muchedumbre que se apiña en torno a Él, a la roja luz de las antorchas, bajo la luz de plata de la Luna casi llena: -He aquí a mi madre, he aquí a mis hermanos. Los que hacen la voluntad de Dios son mis hermanos y hermanas, son mi madre. No tengo otros. Y los míos serán tales si, antes que los demás y con mayor perfección que ningún otro, hacen la voluntad de Dios hasta el sacrificio total de toda otra voluntad o voz de la sangre y del afecto. Nace entre la muchedumbre un murmullo más fuerte, como un mar agitado por un viento repentino. Los escribas comienzan la fuga diciendo: -¡Es un demonio! ¡Reniega incluso su sangre! Los parientes avanzan diciendo: -¡Es un loco! ¡Hasta tortura a su Madre! Los apóstoles dicen: -¡Verdaderamente en estas palabras está todo el heroísmo! La muchedumbre dice: -¡Cómo nos ama! No sin esfuerzo, María con José y Simón abren la aglomeración de gente: Ella, todo dulzura; José, todo furia; Simón, todo apuro. Y llegan a Jesús. José arremete en seguida: -¡Estás loco! ¡Ofendes a todos! ¡No respetas ni siquiera a tu Madre! ¡Pero ahora estoy yo aquí y te lo voy a impedir! ¿Es verdad que vas por ahí haciendo trabajos de obrero? Pues si eso es verdad, ¿por qué no trabajas en tu taller para procurar el pan a tu Madre? ¿Por qué mientes diciendo que tu trabajo es la predicación, ocioso e ingrato, que es lo que eres, si luego vas a realizar trabajo pagado a casa ajena? Verdaderamente me pareces como si estuvieras en manos de un demonio que te indujera al camino. ¡Responde! Jesús se vuelve y toma de la mano al niño José, lo acerca a sí y lo alza sujetándolo por las axilas, y dice: -Mi trabajo ha consistido en procurar el pan a este inocente y a su familia, y en convencerlos de que Dios es bueno; ha sido predicar en Corazín la humildad y la caridad. Y no sólo en Corazín, sino también contigo, José, hermano injusto. Pero te perdono porque sé que te muerden dientes de serpiente. Y te perdono también a ti, Simón inconstante. Nada tengo que perdonar, de nada debo pedir perdón, a mi Madre, porque Ella juzga con justicia. Que el mundo haga lo que quiera, Yo hago lo que Dios quiere. Con la bendición del Padre y de mi Madre soy más feliz que si todo el mundo me aclamara rey según el mundo. Ven, Madre, no llores; no saben lo que hacen. Perdónalos. -¡Hijo mío! Yo sé. Tú sabes. Nada más hay que decir... -Nada más, aparte de decirle a la gente: "Idos en paz". Jesús bendice a la muchedumbre y luego, llevando con la derecha a María y con la izquierda al niño, se dirige hacia la pequeña escalera. Y es el primero en subirla.

sábado, 16 de octubre de 2021

Las almas que viven en el Divino Querer, serán al cuerpo místico de la Iglesia como piel al cuerpo, y llevarán a todos sus miembros la circulación de vida.

13-50 Enero 11, 1922 (1) Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensando en el Santo Querer Divino y decía entre mí: “Todos los hijos de la Iglesia son miembros del cuerpo místico, del cual Jesús es la cabeza; ¿cuál será el lugar que ocuparán las almas que hacen la Voluntad de Dios en este cuerpo místico?” Y Jesús, siempre benigno, al venir me ha dicho: (2) “Hija mía, la Iglesia es mi cuerpo místico, del cual Yo me glorío de ser la cabeza, pero para poder entrar en este cuerpo místico los miembros deben crecer a debida estatura, de otra manera deformarían mi cuerpo; pero ¡ay! cuántos no sólo no tienen la debida proporción, sino que están putrefactos, llagados, tanto que dan asco a mi cabeza y a los otros miembros sanos. Ahora, las almas que viven en mi Querer o vivirán, serán al cuerpo de mi Iglesia como la piel al cuerpo; el cuerpo contiene piel interna y piel externa, y como en la piel está la circulación de la sangre que da vida a todo el cuerpo, y es en virtud de esta circulación que los miembros llegan a debida estatura, si no fuera por la piel y por la circulación de la sangre, el cuerpo humano sería horrible a la vista y los miembros no crecerían a debida proporción. Ve entonces cuánto me son necesarias estas almas que viven en mi Querer, habiéndolas destinado como piel al cuerpo de mi Iglesia y como circulación de vida a todos los miembros, serán ellas las que darán el debido crecimiento a los miembros no crecidos, las que sanarán los miembros llagados y las que con su continuo vivir en mi Querer restituirán la frescura, la belleza, el esplendor a todo el cuerpo místico, haciéndolo todo igual a la cabeza, que reinará con toda majestad sobre estos miembros. He aquí por qué no podrá llegar el fin de los días si no tengo estas almas que vivan como perdidas en mi Querer, ellas me interesan más que todo. ¿Qué ridículo haría este cuerpo místico en la Jerusalén celestial sin ellas? Y si esto es lo que me interesa más que todo a Mí, también debe interesarte más que todo a ti, si me amas, y Yo, de ahora en adelante daré a todos tus actos hechos en mi Querer virtud de circulación de vida a todo el cuerpo místico de la Iglesia, como circulación de sangre al cuerpo humano, tus actos extendidos en la inmensidad de mi Querer se extenderán sobre todos, y como piel cubrirán estos miembros, dándoles el debido crecimiento, por eso sé atenta y fiel”. (3) Después estaba rezando toda abandonada en el Querer de Jesús, y casi sin pensarlo he dicho: “Amor mío, todo en tu Querer: mis pequeñas penas, mis oraciones, mi latido, mi respiro, todo lo que soy y puedo unido a todo lo que eres Tú para dar el debido crecimiento a los miembros del cuerpo místico”. Jesús al oírme, de nuevo se ha hecho ver y sonriendo de satisfacción ha agregado: (4) “Cómo es bello ver en tu corazón mis verdades como fuentes de vida, que inmediatamente tienen su desarrollo y el efecto para el cual se han comunicado. Por eso, corresponde, y Yo tendré el honor de que en cuanto vea desarrollada una verdad, una nueva fuente de verdad haré surgir”. + + + +

El Divino Querer tiene el poder de volver infinito todo lo que entra en la Divina Voluntad.

12-77 Enero 8, 1919 (1)Continuando mi habitual estado, estaba muy afligida, privada de mi dulce Jesús; pero de improviso ha venido, cansado y afligido, casi buscando refugio en mi corazón para sustraerse de las graves ofensas que le hacían, y dando un suspiro me ha dicho: (2) “ Hija mía, escóndeme, ¿no ves cómo me persiguen? ¡Ay de Mí! Me quieren echar fuera, o bien darme el último lugar. Hazme desahogar, desde hace muchos días no te he dicho nada de la suerte del mundo ni de los castigos que me arrancan con su maldad, y toda la pena está concentrada en mi corazón. Quiero decírtela para que tomes parte en ella y así dividiremos juntos la suerte de las criaturas, para poder rezar, sufrir y llorar juntos por el bien de ellas. (3)¡Ah, hija mía, habrá contiendas entre ellas, la muerte cosechará muchas vidas, aun de sacerdotes! ¡Oh! cuántas mascaras vestidas de sacerdotes, las quiero quitar antes de que surja la persecución a mi Iglesia y las revoluciones, tal vez se conviertan en el momento de la muerte; de otra manera, si las dejo, estas mascaras en la persecución se las quitarán, se unirán a los sectarios y serán los más fieros enemigos de la Iglesia, y su salvación resultará aún más difícil”. (4)Y yo muy afligida he dicho: “¡Ah mi Jesús! Que pena oírte hablar de estos benditos castigos, ¿pero los pueblos cómo harán sin sacerdotes? Ya son demasiado pocos y quieres quitar otros, ¿quién administrará los sacramentos, quién enseñará tus leyes?” (5)Y Jesús: “Hija mía, no te aflijas demasiado, lo escaso del número es nada, Yo daré a uno la gracia, la fuerza que doy a diez, a veinte, y uno valdrá por diez o por veinte, Yo a todo puedo suplir; y además, los muchos sacerdotes no buenos son el veneno de los pueblos, en lugar de bien hacen mal, y Yo no hago otra cosa que quitar los elementos primarios que envenenan a las gentes”. (6)Jesús ha desaparecido y yo he quedado con un clavo en el corazón por lo que me ha dicho, y casi inquieta al pensar en las penas de mi dulce Jesús y en la suerte de las pobres criaturas. Y Jesús ha regresado, y poniéndome su brazo en el cuello ha agregado: (7) “ Amada mía, ánimo, entra en Mí, ven a nadar en el mar inmenso de mi Querer, de mi amor; escóndete en el Querer y en el amor increado de tu Creador; mi Querer tiene el poder de volver infinito todo lo que entra en mi Voluntad y de elevar y transformar los actos de las criaturas en actos eternos, porque lo que entra en mi Voluntad adquiere lo eterno, lo infinito, lo inmenso, perdiendo el principio, lo finito, la pequeñez; tal como es mi Querer así vuelve los actos de ellas. Por eso di, grita fuerte en mi Querer: “Te amo”. Yo escucharé la nota de mi amor eterno, sentiré el amor creado escondido en el Amor increado y me sentiré amado por la criatura con amor eterno, infinito, inmenso, y por tanto un amor digno de Mí, que me suple y puede suplirme al amor de todos”. (8)Yo he quedado sorprendida y encantada, y le he dicho: “Jesús, ¿qué dices?” (9)Y Él: “Amada mía, no te asombres, todo es eterno en Mí, ninguna cosa tiene principio ni tendrá fin,tú misma y todas las criaturas son eternas en mi mente; el amor con el cual formé la Creación, y que hice salir de Mí para dotar a cada corazón, es eterno. ¿Qué maravilla entonces que la criatura dejando el propio querer, entra en el mío y uniéndose al amor con el cual la cortejaba y amaba desde la eternidad, y concatenándose con el amor eterno del que salió, hace sus actos, me ama, adquiere el valor y poder eterno, infinito, inmenso? ¡Oh, qué poco se conoce mi Querer, por eso no es amado ni apreciado, y por esto la criatura se contenta con estarse en lo bajo y obra como si no tuviera un principio eterno, sino temporal!” (10)Yo misma no sé si estoy diciendo disparates. Mi amable Jesús pone tal luz en mi mente acerca de su Santísimo Querer, que no sólo no puedo contenerla, sino que me faltan las palabras justas para expresarme. Entonces, mientras mi mente se perdía en esta luz, el bendito Jesús me ha dado una semejanza diciéndome: (11) “ Para hacerte comprender mejor lo que te he dicho, imagínate un sol, este sol desprende muchas pequeñas luces que difunde sobre todo lo creado, dándoles plena libertad de vivir, o esparcidas en lo Creado, o bien en el mismo sol del que han salido; ¿no es justo que las pequeñas luces que viven en el sol, sus actos, su amor, adquieran el calor, el amor, el poder, la inmensidad del mismo sol? Además, ellas estaban en el sol, son parte del sol, viven a expensas del sol y hacen la misma vida del sol. A este sol en nada lo acrecientan o disminuyen, porque lo que es inmenso no está sujeto ni a crecer ni a decrecer, sólo recibe la gloria, el honor de que las pequeñas luces regresen a él y hagan vida común con él, y esto es todo el cumplimiento y la satisfacción del sol. El Sol soy Yo, las pequeñas luces que se salen del Sol es la Creación, las luces que viven en el Sol son las almas que viven en mi Voluntad. ¿Has ahora entendido?” (12) “ Creo que sí”. ¿Pero quién puede decir lo que comprendía? Habría querido callar, pero el Fiat de Jesús no ha querido y yo he besado su Fiat y he escrito en su Querer. Sea siempre bendito.

lunes, 4 de octubre de 2021

NOS QUIEREN SACAR A JESUS

4-2 Septiembre 6, 1900 Estado de víctima. (1) Continúa viniendo mi dulcísimo Jesús. Esta mañana en cuanto ha venido quiso verter un poco sus amarguras en mí, y después me ha dicho: (2) “ Hija mía, Yo quiero dormir un poco, tú haz mi oficio de sufrir, rogar y aplacar la justicia”. (3) Así Él se ha dormido, y yo me he puesto a rezar junto a Jesús. Después, despertándose, hemos girado un poco entre las gentes, y me ha hecho ver diversos planes que están ideando para hacer revoluciones, y especialmente veía que estaban maquinando un ataque de improviso para tener mejor resultado en su propósito, y para hacer que ninguno se pueda defender ni prevenirse contra el enemigo. ¡Cuántos espectáculos funestos! Pero parece que el Señor aún no les da libertad para hacer eso, y no sabiendo ellos la razón se roen de rabia, porque a pesar de su perversa voluntad se ven impotentes para realizarlo. No se necesita otra cosa sino que el Señor les conceda esta libertad, porque todo está preparado. Después de esto hemos regresado, y Jesús se mostraba todo llagado y me ha dicho: (4) “ Mira cuántas llagas me han abierto y la necesidad del estado continuo de víctima, de tussufrimientos, porque no hay momento en que dejen de ofenderme, y siendo continuas las ofensas, continuos deben ser los sufrimientos y las plegarias para aliviarme en algo; y si te ves suspendido el sufrir, tiembla y teme, porque no viéndome aliviado en mis penas, no vaya a ser que les conceda a los enemigos esa libertad tan deseada por ellos”. (5) Al oír esto, me he puesto a rogarle que me hiciera sufrir a mí, y mientras estaba en esto veía al confesor que con sus intenciones forzaba a Jesús a hacerme sufrir. Entonces el bendito Señor me ha participado tales y tantas penas, que yo misma no sé cómo he quedado viva, pero el Señor en mis penas no me ha dejado sola, más bien parecía que no resistía su corazón el dejarme, y he pasado algunos días junto con Jesús, y me ha comunicado tantas gracias y me hacía comprender muchas cosas; pero, parte por el estado de sufrimiento, y parte porque no sé expresarme, paso adelante y hago silencio. + + + 12-87 “” Febrero 24, 1919 El hombre, obra maestra de la Potencia creadora. (1) Encontrándome en mi habitual estado, el bendito Jesús al venir me ha dicho: (2) “ Hija mía, nada has dicho de la creación del hombre, de la obra maestra de la potencia creadora, donde el Eterno, no a gotitas, sino a olas, a ríos ponía su amor, su belleza, su maestría, y llevado por el exceso de amor se ponía a Sí mismo como centro del hombre; pero Él quería al hombre como una digna habitación, ¿qué hace entonces esta Majestad increada? Crea al hombre a su imagen y semejanza, y desde el fondo de su amor hace salir un respiro, y con su aliento omnipotente le infunde la vida, dotando al hombre de todas sus cualidades, proporcionadas a criatura, haciéndolo un pequeño dios. Así que todo lo que ves en lo creado es nada en comparación a la creación del hombre; ¡oh! cuántos cielos, estrellas y soles mucho más bellos extendía en el alma creada, cuánta variedad de belleza, cuántas armonías, basta decir que miró al hombre creado y lo encontró tan bello, que se enamoró de él, y celoso de este su portento, Él mismo se hizo custodio y poseedor del hombre y dijo: “Todo lo he creado para ti, te doy el dominio de todo, todo es tuyo, y tú serás todo mío”. Tú no podrás comprender del todo los mares de amor, las relaciones íntimas y directas, la semejanza que corre entre Creador y criatura, ¡ah! hija de mi corazón, si la criatura conociera cuán bella es su alma, cuántas dotes divinas contiene, y cómo entre todas las cosas creadas sobrepasa a todo en belleza, en potencia, en luz, tanto, que se puede decir: “Es un pequeño dios y un pequeño mundo que todo en sí contiene”. ¡Oh! cómo ella misma se estimaría de más, y no ensuciaría con la más leve culpa una belleza tan singular, un prodigio tan portentoso de la potencia creadora. Pero la criatura, casi ciega en el conocerse a sí misma, y mucho más ciega en el conocer a su Creador, se va ensuciando con mil suciedades, de desfigurar la obra del Creador, tanto, que difícilmente se reconoce. Piensa tú misma cuál es nuestro dolor; por eso ven en mi Querer, y junto Conmigo ven a sustituir por nuestros hermanos delante al trono del Eterno, por todos los actos que deberían hacer por haberlos creado como un prodigio de amor de su omnipotencia, y sin embargo tan ingratos”. (3) En un instante nos hemos encontrado ante esta Majestad Suprema, y a nombre de todos hemos expresado nuestro amor, el agradecimiento, la adoración por habernos creado con tanto exceso de amor y dotado de tantas bellas cualidades. + + + + 28-23 Agosto 24, 1930 La Divina Voluntad toma todas las formas para darse a la criatura. La creación del hombre, instalación del centro del amor y del Fiat Divino. (1) Mi abandono en el Querer Divino continúa, siento que su potencia invencible me absorbe hacia Sí, y en tantos modos que no puedo hacer menos que seguir sus actos. Ahora, mientras seguía los actos de la Divina Voluntad hechos en la Creación, mi amable Jesús me ha dicho: (2) “ Hija mía, es tanto el amor de mi Fiat Divino hacia las criaturas, que toma todas las formas para darse a la criatura: Toma la forma de cielo para permanecer extendido sobre su cabeza, y con el permanecer ahí perennemente distendido, la abraza por todos lados, la guía, la protege, la defiende, sin retirarse jamás, permaneciendo siempre cielo, para formar su cielo en el corazón de la criatura; toma forma de estrellas y dulcemente hace descender su apacible centelleo sobre la criatura, para acariciarla con su beso de luz y dulcemente insinuarse, para que forme las estrellas de las más bellas virtudes en el cielo de su alma; toma forma de sol para irradiarla de luz, y con su calor vibrante descender en el fondo del alma, y con la fuerza de su luz y calor forma las tintas de los más bellos colores para formar el Sol de su Fiat en la criatura; toma la forma de viento para purificarla, y con su imperio, soplando, mantiene encendida la Vida Divina, y conforme sopla así la hace crecer en el corazón de la criatura. Mi Divina Voluntad se abaja a todo, y es tanto su amor, que de todo aquello que puede servir a la criatura se constituye vida, y llega a tomar forma de aire para hacerse respirar, de alimento para alimentarla, de agua para quitarle la sed, en suma, no hay cosa de la que la criatura se sirva, que mi Querer no corra junto para darse incesantemente a la criatura, pero ¿cómo corresponde a los tantos múltiples modos que mi Fiat toma para asediar a la criatura, a las tantas formas amorosas a fin de que si no la reconoce en un modo la reconozca en el otro; si no le hace brecha una forma, le haga brecha otra, para recibir al menos una mirada, una sonrisa de complacencia, una invitación para hacerla descender en su alma para reinar, un gracias de reconocimiento a sus tantas locuras de amor? ¡Ah, cuántas veces mi DivinaVoluntad queda sin que la criatura le preste ninguna atención! ¡Qué dolor, cómo queda traspasada! Pero con todo esto no se detiene, continúa incesantemente con su firmeza toda divina a hacer correr su Vida Divina en todas las cosas creadas, para llevar bajo el velo de ellas su Vida a todos, esperando con paciencia invencible a quien la debe reconocer y recibir, para formar su Vida dentro de las apariencias y forma humana, y así reinar completamente en todas las cosas creadas por Nosotros”. (3) Después de esto seguía a la Divina Voluntad en los actos de la Creación, y habiendo llegado al Edén donde fue creado el hombre, mi siempre amable Jesús ha agregado: (4) “ Hija mía, la creación del hombre fue el centro donde nuestro Fiat y nuestro amor se instalaron para tener ahí su sede perenne. Nuestro Ser Divino tenía todo dentro de Nosotros, el centro de nuestro amor y el desarrollo de la Vida de nuestro Querer; con crear al hombre quiso formar el segundo centro de nuestro amor, para hacer que nuestro Fiat pudiese desarrollar las vidas humanas con su imperio y dominio, como hacía en nuestro Ser Supremo. Por eso tú debes saber que en el acto de crear a Adán, todas las criaturas venían creadas en él, todas estuvieron presentes, ninguna faltó; amábamos como él y en él a todas las criaturas. Y cuando con tanto amor formábamos su humanidad, plasmándola y modelándola con nuestras manos creadoras, formando los huesos, extendiendo los nervios, cubriéndolos de carne, formando todas las armonías de la vida humana, en Adán venían plasmadas, manejadas todas las criaturas, en todas formábamos los huesos, extendíamos los nervios y cubriéndolos de carne dejábamos el toque de nuestras manos creadoras, la marca de nuestro amor, la virtud vivificadora de nuestro Querer, e infundiéndole el alma con la potencia de nuestro aliento omnipotente, venían formadas las almas en todos los cuerpos con la misma potencia con la que venía formada el alma de Adán. Mira entonces cómo cada criatura es una nueva creación, como si hubiésemos creado al nuevo Adán, porque en cada una de ellas queríamos renovar el gran prodigio de la creación, la instalación del centro de nuestro amor, el desarrollo de la Vida de nuestro Fiat. Fue tanto el exceso de nuestro amor al crear al hombre, que hasta en tanto no venga la última criatura sobre la tierra estaremos en continuo acto de creación, para dar a cada uno lo que fue dado al primer hombre creado, nuestro amor desbordante, el toque de nuestras manos creadoras por la formación de cada una de ellas. Por eso hija mía, te recomiendo que sepas reconocer y conservar en ti la instalación de nuestro amor y la Vida obrante de nuestro Fiat, y sentirás los prodigios de la continua creación y nuestro amor desbordante, que ahogándote de amor no sentirás otra cosa que amor y Voluntad mía”. + + + + 29-31 Agosto 3, 1931 Cada acto hecho en el Querer Divino forma el alimento para hacer crecer la Vida Divina en la criatura. El don más grande que hace Dios: “La verdad.” (1) Estoy siempre ahí, en el centro del Fiat Divino, si bien bajo la opresión de la privación de mi dulce Jesús, ¡oh! cómo es doloroso sentirse huir a aquel Jesús que me ama y amo, y que formando mi vida de fuerza, de amor, de luz, huye de dentro de mi vida su Vida de amor, de fuerza, de luz. ¡Oh Dios, qué pena, sentir la vida, pero la verdadera Vida no está, qué tortura, qué tormento! ¡Oh, cómo siento el deseo de repetir: “No hay dolor similar a mi dolor, cielo y tierra lloren conmigo, y todos imploren el regreso de aquel Jesús que me ama y amo!” Entonces me abandonaba más que nunca en aquel Fiat Divino que ninguno me puede quitar, ni siquiera el mismo Jesús; si Él se esconde, se me escapa, pero su Querer Divino jamás me deja, está siempre conmigo, y mi pobre mente gira entorno a todo lo que el Fiat Divino ha hecho y hace por amor nuestro, y como pensaba en su gran amor al crearnos, mi amado Jesús saliendo de su escondite me ha dicho: (2) “ Hija mía, la creación del hombre fue el centro donde nuestra Divinidad concentraba todos los bienes que debían surgir en la criatura, poníamos en ella Vida Divina y Voluntad Divina, vida humana y voluntad humana; la vida humana debía servirnos de habitación, y las dos Voluntades fundidas juntasdebían hacer vida en común, con sumo acuerdo, más bien la voluntad humana debía tomar de la nuestra para formar sus actos, y la nuestra debía estar en acto continuo de dar de lo suyo para hacer que la voluntad humana quedase modelada y toda uniformada en la Divina Voluntad. Ahora, no hay vida, tanto humana, espiritual y Divina, que no tenga necesidad de alimento para crecer, para fortalecerse, embellecerse y felicitarse. Nosotros poníamos nuestra Vida Divina en el hombre porque era incapaz de recibir toda la plenitud de nuestro Ser Divino, pusimos en él cuanto podía contener de nuestra Vida, dándole libertad de hacerla crecer cuanto más pudiera y quisiera, pero nuestra Vida en el hombre, para crecer, tenía necesidad de alimento, he aquí la necesidad de poner en él una Voluntad Divina; nuestra Vida Divina no se habría adaptado a alimentos de voluntad humana. Por esto todos los actos de la criatura hechos en virtud, y en nuestra Voluntad Divina, servirían para alimentar y hacer crecer nuestra Vida Divina en ella, de modo que conforme iba haciendo sus actos en nuestro Fiat, ahora tomaba nuestro amor y nos alimentaba, ahora tomaba nuestra fuerza, ahora nuestra dulzura infinita, ahora nuestras alegrías divinas para alimentarnos. Qué orden, qué armonía poníamos al crear al hombre entre él y Nosotros, hasta pedirle nuestros mismos alimentos por medio suyo, no porque tuviéramos necesidad, no, sino para mantener el ímpetu de amor, la correspondencia, la unión inseparable entre él y Nosotros; y mientras él se ocupaba de Nosotros, Nosotros nos ocupábamos de alimentarlo a él y de conservar nuestra amada habitación, y no sólo eso, sino que le dábamos otros dones más bellos para hacerlo más feliz, amarlo de más y hacernos amar más. ¿Pero quieres saber tú cuáles son nuestros dones más bellos que dimos a la criatura? Manifestarle un conocimiento de nuestro Ser Supremo, una verdad que nos pertenece, un secreto nuestro, esto es el don más bello que les hacemos; cada uno de estos dones es un vínculo de más que ponemos entre ella y Nosotros, cada verdad nuestra es una propiedad que ponemos en su alma. Es por esto que en el alma donde reina nuestra Voluntad, encontramos nuestros alimentos divinos, nuestras propiedades por cuanto a criatura es posible, nuestra habitación, por tanto nos encontramos en nuestra casa, en nuestro centro, en medio de nuestras propiedades. Mira entonces qué significa hacer reinar nuestra Voluntad y el gran bien de hacerte conocer nuestras verdades, cada conocimiento nuestro lleva cada uno un don distinto: Quién lleva la luz, quién la fuerza, quién la bondad, quién la sabiduría, quién el amor, y así de lo demás, cada uno de ellos vincula a la criatura en modo especial a Dios, y Dios a ella. Por eso debes saber corresponder a los tantos dones que tu Jesús te ha hecho, y vive siempre en nuestro Querer”. + + + + 32-15 Junio 25, 1933 Si reina la Divina Voluntad, Dios se busca a Sí mismo y se encuentra en la criatura; la criatura se busca en Dios y se encuentra en su centro divino. (1) Mi pobre y pequeña inteligencia la sentía llena por tantos pensamientos respecto a la Divina Voluntad, y pensaba entre mí: “¿Y por qué Jesús tienen tanto interés, insiste, suspira, pide y quiere que se pida que venga a reinar su Divina Voluntad? Es verdad que para la criatura será la adquisición más grande, tener un su poder un Querer inmenso, una potencia que no se agota jamás, un amor que siempre arde, una luz que no se extingue jamás, una santidad que da en lo increíble y siempre crece, se puede decir que no le queda otra cosa qué desear, ni poseer, porque todo lo posee, pero para Dios, ¿cuál puede ser su ganancia, su gloria, su honor?” Así, mientras esto y otras cosas pensaba, mi soberano Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me ha dicho: (2) “ Hija mía, hija amadísima de mi Voluntad, la razón, la causa, la finalidad por la que tanto suspiro que mi Divina Voluntad tome su puesto, su dominio y la haga de soberano en la criatura, es porque nuestro Ente Supremo va en busca de encontrarse a Sí mismo en la pequeñez humana. Piensa bien qué significa un Dios que va en busca de Sí mismo, pero, ¿dónde? ¿Tal vez en la extensión de los cielos? No. ¿En la inmensidad de la luz que llena toda la tierra? No. ¿Acaso en la multiplicidad de las aguas del mar? No. Sino en el pequeño corazón humano, queremos esconder nuestra inmensidad, nuestra potencia, nuestra sabiduría y todo nuestro Ser Divino en la criatura; escondernos en las cosas grandes no es una gran cosa, pero en las pequeñas desahogamos más en amor, potencia, etc., y como podemos todo y hacer todo, nos deleita más y tomamos más gusto en el escondernos en la pequeñez humana que en las cosas grandes, y si no encontramos nuestra Voluntad en la criatura, no podemos ni buscarnos ni encontrarnos en ella, nos faltaría el lugar dónde poner todos nuestros atributos divinos, y se sentirían impotentes para esconder nuestra Vida Divina donde no está nuestra Voluntad. Mira entonces la razón por la que queremos, suspiramos que la criatura suspire y ruegue vivir del Querer Divino, es porque andamos en busca de Nosotros mismos en ella, y queremos encontrarnos como en nuestro propio centro. ¿Y te parece poco la gran ganancia que hacemos, la gloria, el honor que recibimos, que el pequeño corazón humano esconda nuestra Voluntad y a nuestra misma Vida para darnos duplicado amor, doble potencia, sabiduría, bondad, para ponerse en competencia con Nosotros mismos? Si esto no comprendes significa que aún eres ciega en los caminos interminables de mi Divina Voluntad. Ahora, si Nosotros con querer que nuestro Fiat reine en las criaturas, buscamos y encontramos a Nosotros mismos en ella, la criatura con quererla, se busca a sí misma en Dios y en Él se encuentra. Mira entonces qué intercambio, qué trabajo de ambas partes, qué estratagemas e ingenios amorosos, Dios que continuamente se busca en la criatura, ¿pero dónde se encuentra? En el centro de ella, así que se busca, se llama en donde su mismo amor lo llama, donde su misma Vida reside; y la criatura imita a su Dios, gira y vuelve a girar, se busca y se vuelve a buscar, se llama y se vuelve a llamar, pero ¿dónde se encuentra? En el centro Divino. Esto muestra el intercambio de vida entre la una y el otro, la misma Voluntad que domina a la criatura y a Dios, el mismo amor con el cual son animados, así que no es maravilla que lo que hace uno hace el otro, y sólo nuestra Voluntad sabe hacer estos prodigios, sin Ella todo es estéril, todo es obstáculo por parte de Dios y por parte de las criaturas, sentimos que somos prisioneros de Nosotros mismos, y ella se siente aprisionada por su voluntad humana, sin vuelo y toda obstaculizada en sí misma y sin Vida Divina. Ahora, estando todo esto, ¿no es justo que no queramos otra cosa sino que nuestra Voluntad domine y reine?” + + + +

LA NUEVA EVANGELIZACION

la voluntad humana separada de la Voluntad Divina, se convierte en la fuente de todas nuestras miserias. ¿Que se necesita,y còmo de hace para vivir en la voluntad de Dios? Jesùs le dice a Luisa Picarreta en los libros de Cielo, dictados por nuestro Señor Jesucristo. "Para entrar en Mi Querer, hoy hay puertas, no hay caminos, no hay llaves, no hay habitaciones. -Si no hay caminos, no hay nada que hacer antes de llegar, simplemente es Dios mismo, queien nos pondrà en èsta Santidad Divina de Su Reino dentro de El mismo. Al no haber caminos, no habrà la necesidad de haber hecho nada, no se necesita el camino de las virtudes humanas y ni las devociones. - Mi Querer se encuentra en todas partes, se respira, para entrar solo hay que quitar la piedrecilla de nuetra voluntad humana que es como un tapòn; aunque estamos sumergidos en la voluntad de Dios,con nuestra voluntad humana tapona la entrada o el desahogo de esa voluntad Divina. Hay que dejar nuestro querer humano, porque impide el correr de la Divina voluntad obrante. -Se requiere el conocimiento que la Divina Voluntad existe que Dios nos quiere dar y que lo puedo adquirir. Porque si no es conocido, ¿podrìa amar o querer algo que no conozco? o vivir en un ambiente en una vida tan Santa como es la misma Santidad de Dios. Primer requisito es CONOCER -Si queremos, èsta es la segunda condiciòn porque si no se està dispuesto y llen las verdades, no entenderan nada, quedaràn confundidos y deslumbrados por la luz de Mis verdades, para los dispuestos serà luz que los iluminaràn y agua que quitandole la sed, no querrran jamàs separados de estos canales por el gran bien que sienten y por la nueva vida que corre en ellos es condiciòn necesaria estar dispuestos. - Y la pregunta es ¿dispuestos a que?; ¿cuàl serà esa disposiciòn? Quien no està vacìo del todo de su querer humano, no puede tener un cierto conocimiento del Mio, porque el querer humano forman las nuves entre Mi Querer y el suyo y impide el conocimiento del valor y efectos que Mi Querer contiene. -Estar vacios de nuestro querer; de nuestro actos, formas de ser, de pernsar, de actuar, incluso de mi forma de acercarme a Dios, definitivamente no voy a poder entender mi acceder èsta Santidad a la que Dios nos llama.