viernes, 1 de julio de 2022

NO CONOSEMOS A JESUS

El Primogenito y su segunda Venida


 16 de agosto

Dice Jesús:

«Soy el "Primogénito de entre los muertos" según el orden humano y divino.

Primogénito según el orden humano porque hijo, por parte de madre, de Adán, soy el

primer generado, de la estirpe de Adán, que he nacido como habrían debido nacer todos los

hijos de los creados por mi Padre.

No abras tanto los ojos. María ha nacido por voluntad de Dios sin mancha y esta

preservación ha sido querida justamente para preparar mi venida. Pero sin un especial

querer, María, nacida de hombre y mujer unidos según la ley de la naturaleza, no habría sido

distinta de todas las demás criaturas venidas de la raíz contaminada de Adán. Habría sido

82

El 5 de junio

148una gran 'justa", como muchos y muchas otras del tiempo antiguo, pero nada más. La

Gracia, Vida del alma, habría sido destruida en Ella por el pecado original.

Soy Yo quien ha vencido a la muerte y a la Muerte. Yo que he vuelto a llamar a la Vida a

los muertos del Limbo. Dormían. Como Lázaro, cuya resurrección simboliza ésta más

verdadera. Yo les he llamado. Y han resucitado. Yo, nacido de mujer hija de Adán, pero sin

pecado original, o sea como hubieran debido ser todos los hijos de Adán, soy por ello el

Primogénito, según el orden natural, de Adán, nacido vivo en medio a los generados muertos

de Adán.

Soy el "Primogénito" según el orden divino porque soy el Hijo del Padre, el Generado, no

el creado, por Él.

Generar quiere decir producir una vida. Crear quiere decir formar. Yo puedo crear una

nueva flor. El artista puede crear una nueva obra. Pero sólo un padre y una madre pueden

generar una vida.

Soy por lo tanto el "Primogénito" porque, nacido de Dios, estoy a la cabeza de todos los

nacidos (según la gracia) de Dios.

Cuando con mi Muerte he sacudido las puertas del más allá y he sacado a los durmientes

a la primera resurrección, he abierto también las cerradas de los lagos místicos en cuyo

lavado se limpia el signo que mata, muere la Muerte del espíritu, la verdadera Muerte, y nace

la Vida del espíritu, la verdadera Vida.

Soy en fin el "Primogénito" de entre los muertos porque mi Carne fue la primera en entrar

en el Cielo, donde entrarán en la Resurrección última las carnes de los santos cuyos

espíritus esperan en la Luz la glorificación de su yo completo, como es justo que sea porque

se santificaron a sí mismos venciendo a la carne y martirizándola para llevarla a la victoria,

como es justo que sea porque los discípulos son semejantes al Maestro, por amoroso querer

del Maestro, y Yo, vuestro Maestro, he entrado en la Gloria con mi Carne que fue martirizada

para la gloria de Dios.

Más adelante te hablaré de las dos resurrecciones, vistas siempre por vosotros con

referencias humanas, mientras deben verse con visión espiritual.

Mi Primogenitura divina y humana me da, en consecuencia, derechos soberanos, porque

siempre es el primogénito de un rey quien hereda la corona. ¿Y qué rey más Rey que mi

Padre?

Rey eterno cuyo reino no tiene principio ni fin y contra el cual ningún enemigo tiene poder.

Rey único sin rivales que me eleva al generarme a su misma soberanía porque Yo soy Uno

con el Padre, consustancial a Él, inseparable de Él, parte viva, activa, perfecta de Él. Rey

santo, santo, santo de una Perfección tal que no es imaginable por mente humana.

Resplandece en el Cielo, sobre la tierra y sobre los abismos, se extiende sobre los montes,

reviste de Sí cuanto existe, la santidad gloriosa de mi Padre, santidad que Nosotros ado-

ramos porque es aquélla de la cual estamos generados y de la que procedemos.

Gloria, gloria, gloria al Padre, María, gloria siempre porque de Él viene todo bien y el

primer Bien soy Yo, tu Salvador.

Mi reino no es de esta tierra, según cuanto quiere decir reinar sobre la tierra. Pero es

Reino de la tierra. Porque Yo tendré reino sobre la tierra. Reino evidente y verdadero, no sólo

espiritual cual es ahora y de pocos. Llegará la hora en que seré único y verdadero Rey de

esta tierra que he comprado con mi Sangre, de la cual he sido creado Rey por mi Padre con

todo poder sobre ella. ¿Cuándo vendré? ¿Qué es la hora respecto a la eternidad? Y ¿qué te

importará la hora cuando estés en la eternidad?

Vendré. No tendré nueva carne porque tengo ya una perfecta. Evangelizaré, no como

evangelicé, sino con fuerza nueva, porque entonces los buenos serán no humanamente

149buenos como lo eran los discípulos de mi primera venida, sino serán espiritualmente buenos,

y los malvados serán espiritualmente malvados, satánicamente malvados, perfectamente

malvados. Por ello la forma será conforme a las circunstancias, porque si usara la forma de

hace 20 siglos estaría superada, por los perfectos en el bien, y sería ofrecer ocasión a los

satánicos de realizar una ofensa que no está permitida hacer al Verbo glorificado. Como una

red de malla fina arrastraré detrás de mi Luz a los llegados a la sutileza espiritual, pero los

pesados, por la unión de la carne con Satanás, los Muertos del espíritu que la podredumbre

del alma tiene clavados en el fango, no entrarán en mi Luz y terminarán de corromperse en la

unión con el Mal y con la Tiniebla.

Por ahora preparo el tiempo futuro usando singularmente la Palabra que desciende de los

cielos y da luz a las almas preparadas para recibirla. Hago de vosotros los radiotelefonistas

atentos a oír la enseñanza que es perfecta y que ya había dado y que no cambio, porque

Una es la Verdad, pero que ha sido olvidada o falsificada, demasiado olvidada y demasiado

falsificada porque era cómodo olvidarla y falsificarla.

Hago esto porque tengo piedad de la Humanidad que muere sin el pan del espíritu. Como

me he dado a Mí por pan de vuestra alma, así ahora entrego mi Palabra para pan de vuestro

espíritu. Y repito: ''Bienaventurados aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ob-

servan"» .

Noche

Dice Jesús:

«He dicho que mi nueva venida tendrá forma y fuerza nueva conforme a las circunstancias

y te he explicado cómo serán entonces los hombres. El tiempo del espíritu debe venir.

El hombre ha partido de una tiniebla profunda y de un enorme peso de fango, después de

haber perdido la Luz divina por su propia voluntad, obedeciendo a la seducción enemiga

cuyo verdadero ser se simboliza en el fruto que enseña el Bien y el Mal, o sea que ha reve-

lado al hombre cuanto por su bien Dios había escondido a la materia, a la mente, al corazón.

¡Habríais sido tan puros, tan pacíficos, tan honestos, tan píos si no hubierais mordido la triple

concupiscencia que es dulce en la boca, pero amarga en el espíritu más que el vinagre y la

hiel que me fue dado sobre la Cruz!

Caído de la morada paradisíaca sobre la tierra, aplastado por la revelación de su carne

profanada por la lujuria, torturado por el remordimiento de haber causado su mal, angustiado

por la persuasión de haber suscitado la ira punitiva de Dios Creador, el hombre no era más

que un pobre ser animal en el que se debatían y fermentaban todas las fuerzas inferiores.

Ya te he llamado la atención 83 sobre la diferencia de los preceptos dados a Moisés

respecto de los míos, preceptos necesarios, en su chocante crudeza, para frenar las

tendencias del hombre, pedazo de carne apenas infuso con un movimiento anímico dado por

un alma herida a muerte y desfallecida en un coma espiritual. El recuerdo de la Luz perdida,

viviendo en lo profundo del alma, empujaba los pasos 84 a la luz. Un camino muy fatigoso

porque la materia pesa más que el espíritu y arrastra hacia abajo. De vez en cuando la

Bondad del Eterno daba a la humanidad "faros" para la travesía tempestuosa hacia la Luz

verdadera. Los patriarcas y los profetas: he ahí los faros de la humanidad en búsqueda del

puerto de la luz.

Después ha venido Aquel que Juan, el Amado, llama "la Luz verdadera que ilumina a todo

hombre".

83

84

En el dictado del 9 de julio

Pasos es lectura incierta en italiano; podría leerse también padres

150Yo he venido Luz del mundo y Verbo del Padre y os he traído de nuevo la Paz con el

Padre, el abrazo que os hace volver a ser hijos del Altísimo.

Yo soy quien ha encendido de nuevo la vida desfalleciente de vuestro espíritu.

Yo soy quien os ha enseñado la necesidad de nacer en el espíritu.

Yo soy quien ha recogido en mi Persona toda la Luz, la Sabiduría, el Amor de la Trinidad y

os la he traído.

Yo soy quien con mi sacrificio he anudado la cadena, donde se había roto, soldándoos

nuevamente al Padre y al Espíritu de Verdad.

Yo soy quien, haciendo palanca de mi patíbulo, he levantado vuestro espíritu yaciente en

el fango y le he dado un potente impulso para proceder hacia la Luz de Dios, hacia Mí mismo

que os espero en el Cielo.

Pero pocos en el mundo y en los siglos han disfrutado de ello porque el mundo ha

preferido siempre más las tinieblas a la Luz. Yo con mi muerte atroz os he obtenido la venida

del Espíritu perfecto; pero, a lo largo de los siglos, la humanidad lo ha rechazado cada vez

más, como me ha rechazado a Mí, como ha rechazado al Padre.

Ha sucedido como con un licor que se depura, que lo que pesa ha precipitado en el fondo y

las partes puras han flotado. Así ha sucedido con el hombre a lo largo de los siglos. Quien ha

querido permanecer carne y sangre ha precipitado cada vez más bajo, mientras que los que,

aristocracia de mi grey, han querido vivir en el espíritu se han hecho cada vez más

espirituales. En medio, los tibios sin nombre. Son dos movimientos opuestos de la masa. Una

parte, y desgraciadamente es la más amplia, absorbe cada vez más a Satanás y desciende

bajo el nivel de los animales. La otra parte, la pequeña, absorbe cada vez más a Cristo,

nutriéndose de su Palabra, que no calla desde hace 20 siglos, y se hace cada vez más capaz

de comprender el Espíritu.

Cuando Yo uso medios especiales es para acelerar, porque los tiempos aprietan, la

plenitud de la instrucción de la Palabra y la plenitud de la formación espiritual de los

discípulos verdaderos, de los súbditos verdaderos del Rey Jesucristo. No Rey de los judíos,

como irónicamente dijo y escribió un hombre débil que se creía fuerte de un pobre poder,

sino Rey del Mundo antes del juicio del mundo.

El hombre, avanzando hacia la última hora, debe alcanzar la espiritualidad. Pero

compréndeme. Dios es espíritu, Satanás es espíritu. El primero es Espíritu de Perfección. El

segundo es espíritu de pecado. La masa, dividida en dos por voluntad propia, que Dios res-

peta, sigue cada una la parte elegida. Los hijos del Altísimo y hermanos míos eligen la parte

de Dios y por amor nuestro espiritualizan la carne. Los siervos de Satanás e hijos de la

Bestia, la parte de Lucifer, y por esclavitud querida por ellos mismos matan el espíritu bajo la

carnalidad, hacen de su espíritu una carne y una sangre corrompidas y repugnantes.

Cuando reine sobre y en los espíritus llegados a aquella madurez que ahora es de

algunos y que entonces será de toda la masa de los cristianos verdaderos, Yo me dirigiré a

esta parte solamente, perfeccionándola con la última instrucción, con una nueva

evangelización, distinta no en el sentido, que no puede cambiar, sino en la fuerza que

entonces podrán entender y que hoy no entenderían. Prueba de ello sea que debo elegir

criaturas especiales dignas de tanto por esfuerzo propio o hechas dignas por milagro de

amor.

Hace veinte siglos que hablé a todos. Cuando llegue el tiempo hablaré sólo a éstos,

convencido de la inutilidad de hablar a los demás. Comenzará así la selección de los

separados de los réprobos.

Tú, pobre María, eres de estas almas hechas dignas por voluntad mía. Sólo tienes una

cosa buena: la buena voluntad de amor. Pero es la que me basta. Sobre ella puedo poner mi

151cátedra de Maestro para hacer de la pequeña alma un pedestal, para decir, volver a decir, y

decir aún, las palabras de amor y de invitación al Amor, que guía y salva.

Vendré con mi Carne glorificada

He despertado tu curiosidad diciendo esto. No serías mujer si no fueras curiosa. Pero Yo

digo lo que creo útil decir para vuestro bien y no lo que sería pasto de vuestra curiosidad

inútil. Si amo ser Maestro sé elegir entre la Verdad aquellas verdades que os son útiles

conocer y basta.

Conténtate por ello con saber que es justo que en el Reino del espíritu, cuyos súbditos

habrán espiritualizado la carne, sea Rey Aquel que revistió su Espíritu perfecto de carne para

redimir a toda carne y santificada, y santificó la suya con una doble santidad, porque es

carne inocente, perfectamente inocente, y carne inmolada en el sacrificio de amor.

Vendré, con mi Carne glorificada, a reunir a las criaturas para la última batalla contra el

Enemigo, juzgaré con mi aspecto resplandeciente de Carne glorificada a los cuerpos de los

resucitados para el extremo juicio, volveré para siempre al Cielo, después de haber con-

denado a la muerte eterna las carnes que no quisieron hacerse espíritus; y volveré Rey

fúlgido de un pueblo fúlgido en el que la obra del Padre, del Hijo, del Espíritu, será glorificada

con la creación del perfecto cuerpo humano tal cual el Padre lo hizo en Adán, bello de

indescriptible belleza, con la redención de la semilla de Adán por obra del Hijo, con la

santificación obrada por el Espíritu».

17 de agosto

Dice Jesús:

«Cuando Yo hago decir por boca del Amado que "también los que me traspasaron" me

verán, no pretendo hacer alusión a los que me traspasaron hace ahora 20 siglos.

Cuando Yo venga habrá llegado el tiempo del triunfo de mi Reino. Te he explicado 85 cómo

será el Reino y cómo serán sus súbditos. Será el tiempo del testimonio del espíritu, parte

divina encerrada en. vosotros y que os da la imagen y semejanza con Dios. Siendo así,

serán las partes espirituales las que estarán en causa ante las decisiones de juicio que

separa a los malditos de los benditos. Y en los malditos estarán los que con su espíritu

sacrílego, que ha buscado a la Bestia, adorado a la Bestia y prostituído con la Bestia, han

traspasado, a lo largo de los siglos, el espíritu divino del Hijo de Dios después de haber,

mediante los jefes de la serie maldita, traspasado las carnes del Hijo del Hombre.

Hijo del Hombre. ¿Has reflexionado alguna vez en que en esta palabra está la verdad

explicada ayer? Yo soy, por línea humana, el Hijo (primogénito) de Adán.

La hilera de los que me traspasan es numerosa como arena sobre la playa del mar. No se

cuentan sus granitos.

Todos los delitos, todos los pecados cometidos contra Mí, ahora ya inviolable para el

sufrimiento humano, pero susceptible aún a las ofensas causadas a mi Espíritu, están

señalados en los libros que recuerdan las obras de los hombres.

Todas las traiciones después de mis beneficios, todas las abjuraciones, todas las

negaciones y los pecados contra la Verdad, traída por Mí, todos los pecados contra el

Espíritu Santo que ha hablado por mi boca y que por mérito mío ha venido a iluminar la

palabra del Verbo, todas estas heridas hechas a lo largo de los siglos por la raza que Yo

quise salvar a pesar de saberla tan reacia al Bien, estarán presentes en el interior de los

espíritus reunidos, los cuales, en la Luz fulgurante de mi refulgir, reconocerán lo que hicieron

85

En el dictado del 16 de agosto

152con su obstinada voluntad de impugnar cuanto fue dicho y hecho por Uno que no podía

mentir, ni hacer obras inútiles según la ley divina de amor.

Los negadores del Amor son los que me han traspasado y conmigo han herido a Aquel

que me ha generado y a Aquel que procede de nuestro amor de Padre e Hijo; Todo juicio es

remitido al Hijo, pero el Hijo juzgará también las culpas cometidas contra el Padre y el

Espíritu.

El portador de Vida, el Viviente eterno y el eterno Inmolado que el mundo quiso muerto,

matado como se mata al delincuente que daña -mientras que Yo era el Santo que

perdonaba, el Bueno que hacía el bien, el Poderoso que curaba, el Sabio que instruía- es

Aquel que abrirá las puertas a la Muerte verdadera e introducirá en ella los cuerpos y las

almas de sus homicidas. El portador de la Vida que se vive en el Cielo cerrará las puertas del

Infierno sobre el número intocable de los malditos, los cuales han preferido la Muerte a la

Vida.

Yo lo haré, porque Yo, Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador y Señor vuestro, Juez eterno,

tengo las llaves de la Muerte y del Infierno».


Fuente: Cuaderno del año 1943 de Marìa Valtorta.