martes, 8 de marzo de 2011

PUERTA DEL CIELO -DE JESUCRISTO A CATALINA RIVAS.


Mi Nombre Es Amor.
He aquí por qué Yo languidezco de amor, por obtener un latido de amor de Mi criatura. Oh, si quieres ponerme contento, ama Mi amor repudiado, desconocido, despreciado. Mi nombre es "AMOR", Amor que lo da todo. Dios-Amor, ¿por qué no reconocerme como tal?
¿Ves, pequeña, cómo Me abandono en tí, cómo me desahogo contigo? Sé perfectamente con cuánta exactitud transmitirás a los humanos Mis Mensajes de Amor. Cuídenlos. Lo has comprobado, han empezado a difundirse, aunque no en la forma correcta, no diciendo el origen correcto, no el medio exacto… Ay, hombres, ¿hasta cuándo tendré que sufrirlos? ¿Por qué ese afán de acaparar lo ajeno, aun cuando se traten de Mis mensajes?…
Todo lo que has ido escribiendo ayer, dará mucha alegría a Mi Corazón el día de mañana. Contempla la creación y sobre todo las flores de los campos. Dos flores no son iguales entre sí y a cada una de ellas le He dado belleza y perfume propio. Lo mismo en el firmamento, dos estrellas no se parecen y en la planicie, dos granos de arena o dos caracoles se diferencian entre sí.
Ha pasado sobre el mundo un gran incendio de odio y destrucción pero Yo recobraré Mi sitial, porque He vencido al pecado y a la muerte. ¡Oh, esposa amada, Oh Iglesia Mía!… La soledad y el abandono sobre la Cruz fueron como una muerte redoblada. ¡Un corazón sensible sufre tanto por el abandono de aquellos que ha amado! No vi dónde buscar un corazón amigo y fiel. Cielo y tierra se conjuraron contra el Hombre víctima del pecado.

PC-13.3 Para Ustedes la Ciencia Es Luz… y Mi Fe, Oscuridad.
Sí, Mi Iglesia se ha ocultado como en todos los tiempos, por falta de fe en Mí, en Mis palabras. Tantos desertores en Mis filas, por falta de fe. Cuántas quiebras ahora y entonces, todo por falta de fe. Pero He dejado escrito y ahora escríbelo tú de nuevo, si por casualidad los hombres hubieren perdido el Evangelio: Bienaventurados los que han creído sin haber visto. La que salva es la fe. Si hubiera más fe en Mi Iglesia, el dragón infernal no obtendría tantas victorias. Pero la ciencia es el engaño del hombre moderno y su perdición. La ciencia matemática que muestra la evidencia de los hechos, es al mismo tiempo la destrucción de las almas y de los pueblos.
Todo está matemáticamente demostrado y hasta un ciego tiene que rendirse a ciertas demostraciones, en tanto que la fe hace andar en la oscuridad. Es duro, por lo mismo, creer en Mí. Se pretende indagar, descubrir y, si fuera posible, leer hasta el pensamiento de Dios. Todo toma el nombre de "progreso", de "puesta al día" y es menester que Dios se ponga en guardia, repitiéndose a Sí mismo: ¡Estemos atentos! El hombre ha puesto la mano sobre el fruto prohibido y quiere llegar a ser "Dios" también él, creando otras vidas, y quitando la vida

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