jueves, 30 de junio de 2022

NO CONOCEMOS A JESUS -

No conocemos nuestro origen y el mal que heredamos al no conocer La Voluntad de Dios.


 Guerra quiere decir ruina de muchos, pero también utilidad de muchos y ante la utilidad

propia el hombre descuida la utilidad colectiva. Os amáis tan poco entre vosotros que vivís

cada uno encerrado en el propio egoísmo y armado de aguijones para el prójimo. Por ello se

había sentido poco por el espíritu la primera oración, pues era sentida sólo por la carne que

temblaba de miedo por sí misma y por su tener casas; ésta está dicha con el espíritu aún

más sordo.

No es así como se obtiene lo que se pide. La tregua de las armas vendrá, porque debe

venir, pero no será más que una tregua. Y una cosa es tregua y otra es paz. Paz quiere decir

concordia externa e interna, buscada y querida con visión y afecto espiritual.

Si supierais venir a Mí, con los labios y el alma limpia e inflamada de verdadera caridad,

os daría esta paz. Os la daría contra todos los obstáculos que el Mal pusiera para impedirla,

porque Yo soy el vencedor eterno. Pero incluso entre los no muchos que hoy orarán en las

iglesias por esto, pocos, pocos, pocos tendrán los requisitos que hacen potente la oración.

Es una verdad dolorosa y espantosa, pero no beneficia esconderla porque su mal permanece

aunque esté escondido.

¡Pobres hombres, qué malos sois! Si tronase esta verdad desde los cielos, el hombre se

ofendería como los fariseos cuando les denunciaba descubriendo sus vicios ocultos.

Pero es como digo. La paz santa y verdadera no es deseada por todos. Estáis tan torpes y

tan embadurnados de tendencias malvadas que ni siquiera lográis escuchar el tono de la

verdad que Uno mayor que vosotros os revela. Pero la verdad es esa, no puede ser otra

verdad porque no hay más que una.

Estamos siempre en ese tema: "Si hubieran diez justos..." Pero los justos son tan pocos

contra la masa de los injustos. Satanás tiene un número desmesurado de hijos y servidores.

El Hijo de Dios tiene un número insignificante de verdaderos hijos y verdaderos siervos. Y en

este desequilibrio está la causa de vuestra ruina».


Fuente: Cuaderno del 1943 de Marìa Valtorta

domingo, 26 de junio de 2022

Jesús Resucitado se aparece a su Madre

 


Jesús Resucitado se aparece a su Madre


La Virgen está postrada con el rostro en tierra. Parece un ser abatido, como la flor muerta de sed de que ha hablado.
La cerrada ventana se abre bruscamente, y con el primer rayo del sol entra Jesús. María, que se estremeció al ruido y levanta su cabeza para ver qué clase de viento hubiera abierto las hojas de la ventana, mira a su radiante Hijo: hermoso, infinitamente más hermoso de lo que era antes de su pasión, sonriente, vivo,
luminoso más que el sol, de un vestido blanco que parece tejido con la luz, y que se acerca a Ella.
María se endereza sobre sus rodillas y juntando sus manos sobre el pecho, en cruz, habla con un sollozo que es risa y llanto: «Señor, Dios mío.» Y se queda extasiada al contemplarlo. Las lágrimas que bañaban su rostro se detienen. Su rostro se hace sereno, tranquilo con la sonrisa y el éxtasis. Jesús no quiere ver a su Madre de rodillas como a una esclava. Tendiéndole las manos de cuyas llagas salen rayos que hacen más luminoso su cuerpo, le dice: «
¡Madre!»
No es la palabra desconsolada de las conversaciones y de los adioses anteriores a la pasión, ni el lamento desgarrador de su encuentro en el Calvario y en su último suspiro. Es un grito de triunfo, de alegría, de victoria, de fiesta, de amor, de gratitud.
Se inclina sobre su Madre que no se atreve a tocarlo, le pasa las manos por los codos doblados, la pone de pie, la estrecha contra su corazón y la besa.
¡Oh!, entonces María comprende que no es una visión, que es realmente su Hijo resucitado, que es su Jesús, su Hijo quien la sigue amando como a tal. Y con un grito se le echa al cuello, lo abraza, lo besa, entre lágrimas y sonrisas. Lo besa en la frente donde no hay más heridas; en la cabeza que no está despeinada, ni ensangrentada; en los brillantes ojos, en las mejillas sanas, en la boca que está hinchada. Luego le toma las manos, besa el dorso y la palma. Se arrodilla, besa sus pies al levantar la resplandeciente vestidura. Luego se pone de pie, lo mira, pero no se atreve a hacer más.
Entonces El sonría y comprende. Entreabre su vestido, muestra el pecho y pregunta: « ¿Madre, no besas ésta, que tanto te hizo sufrir y que eres la única digna de besar? Bésame en el corazón, Madre. Tu beso me borrará el último recuerdo de todo lo que fue dolor y me dará la alegría que falta aun a mi júbilo de resucitado.»
Toma entre sus manos el rostro de la Virgen, le apoya sus los labios en la herida del costado de que manan ríos de vivísima luz.
El rostro de María se nimba con esa luz, pues está envuelto en sus rayos. Besa una y otra vez la herida, mientras Jesús la acaricia. No se cansa de besar. Parece un sediento que bebe de un manantial, y que bebe con las linfas la vida, que iba perdiendo.
Jesús habla.
«Ha terminado todo, Madre. Ahora no tienes más por qué llorar a tu Hijo. La prueba ha acabado. La redención se ha realizado.
Madre, gracias por haberme concebido, alimentado, ayudado en la vida y en la muerte.
Tus plegarias llegaron hasta Mí. Fueron mi fuerza en el dolor, mis compañeros en mi viaje por la tierra y más allá. Conmigo fueron a la cruz y al limbo. Fueron el incienso que precedían al Pontífice que fue a llamar a sus siervos para llevarlos al templo que no muere: a mi cielo. Fueron conmigo al paraíso, adelantándose cual
voz angelical el cortejo de los redimidos a cuya cabeza iba para que los ángeles estuviesen prontos a saludarme corno al Vencedor, que regresaba a su reino.
El Padre y el Espíritu vieron, oyeron tus plegarias, que tuvieron la sonrisa de la flor más bella, que fueron más melodiosas que el más dulce cántico que en el paraíso hubiera brotado. Los patriarcas, los nuevos santos, los primeros ciudadanos de mi Jerusalén las oyeron, y te traigo ahora su agradecimiento.
Madre, al mismo tiempo que el beso y bendición de nuestros parientes, te traigo los de tu esposo de alma, José.
Todo el cielo canta sus hosannas a ti, Madre mía, ¡Madre santa! Un hosanna que no muere, que no es falaz como el que hace pocos días me brindaron.
Ahora me voy al Padre con mi vestido humano. El Paraíso debe ver al Vencedor en su vestido de Hombre con el que vencí el pecado del hombre. Pero luego volveré otra vez. Debo confirmar en la fe a quien aun no cree y que tiene necesidad de creer para llevar a otros; debo fortificar a los pusilánimes que tendrán necesidad de
mucha fortaleza para resistir el ataque del mundo.
Luego subiré al cielo. Pero no te dejaré sola. Madre, ¿ves ese velo? En mi aniquilamiento, quise mostrarte una vez mi poder con un milagro, para que te consolase.
Ahora realizo otro. Me tendrás en el Sacramento, real como cuando me llevabas en tu seno. No estarás jamás sola. En estos días lo has estado. Este dolor tuyo era necesario a mi redención. Mucho se le irá añadiendo porque seguirá aumentando el pecado. Llamaré a todos mis siervos para que comparticipen de esta redención.
Tú eres la que sola harás más que todos los santos juntos. Por esto era necesario también este abandono.
Ahora no más. No estoy más separado del Padre. Tú no lo estarás más de tu Hijo. Y al tener al Hijo, tienes a nuestra Trinidad. Cielo viviente, llevarás sobre la tierra a la Trinidad entre los hombres; santificarás la Iglesia, tú, Reina del sacerdocio y Madre de los que creerán en Mí. Luego vendré a llevarte. No estaré ya más en ti, sino tu en Mí, en mi reino, para que hagas más bello mi Paraíso.
Ahora me voy, Madre. Voy a hacer feliz, a la otra María. Luego subiré a donde mi Padre, y de ahí vendré a ver a quien no cree.
Madre, dame tu beso por bendición. Mi paz te acompañe. Hasta pronto.» Jesús desaparece en el sol que baja a torrentes del cielo matinal y tranquilo. (Escrito el 21 de febrero de 1944 de María Valtorta)

Jesûs quiere que se conozca Su Divina Voluntad Obrante para establecer Su Reino en los corazones en la Tierra còmo en el Cielo

 Esta pagina lleva la finalidad de dar a conocer los escritos de Nuestro Señor acerca de su Voluntad, los cuales nos han llegado a través de Luisa Piccarreta (la pequeña hija de la Divina Voluntad).  Queremos darlos a conocer después de habernos convencido del anhelo de Jesús de que el mundo los conozca y su Voluntad empiece a extender su reino y, ¿cómo lograrlo si no se conocen sus verdades?  ¿Cómo hacer que Él reciba la gloria, la alabanza, el reconocimiento, el honor, y sobre todo el “amor” que ha esperado durante 6000 años, y que le corresponden por derecho y por justicia, si estamos retardando su publicación?  ¿Cómo lograr que las gentes se decidan a vivir en este ambiente de la Divina Voluntad, si para hacerlo es necesario la renuncia total a su propio querer y voluntad humana, para alcanzar la verdadera gloria con que Dios nos creó, si no se les hace conocer la grandeza, los bienes de esta Divina Voluntad obrante en la criatura?  Suena a misión imposible, es por eso que los ponemos a su disposición.

Sólo les pedimos una cosa, léanlos en orden, no omitan nada, (si desean saber cómo se deben publicar y por lo tanto leer, los invitamos a nuestra página y consultar la sección “cómo se deben difundir estos escritos”)

No por tratarse de verdades aparentemente conocidas, como es todo lo referente a las virtudes humanas, lo dejen a un lado.  Les aseguramos que si omiten esta parte, difícilmente podrán comprender en forma total (en cuanto a criatura es posible) todo lo que Dios ha querido comunicarnos; además, en estos primeros volúmenes están las bases para comprender el tamaño del desapego que se requiere, y sobre todo, el tamaño del Amor con que Dios dotó a su criatura, y el tamaño del Amor que quiere recibir de cada uno de nosotros, o sea, quiere recibir “Amor Divino”, no humano, y, otra vez, ¿cómo lo podemos saber, comprender, llevar a cabo y darlo, si no tenemos las indicaciones para hacerlo?  Jesús espera almas dadivosas, quiera Él que tú seas uno de los pocos que aceptarán esta invitación.

(Jesús siempre le dice a Luisa que “serán pocos” los que entren a vivir de lleno en este ambiente de la Divina Voluntad)

 

Estamos intentando poner estas verdades no sólo en Internet, sino que deseamos ponerlas en libros.  Desgraciadamente la publicación es costosa, y conforme se vayan distribuyendo podremos editar los siguientes.  No es nuestra intención el obtener ganancias, por eso el costo tan reducido, pues sólo nos interesa el seguir editando los siguientes libros.

  Por todo lo anterior, les informamos que:

Ø    Los libros puestos en Internet no tienen ningún costo.

Ø    Agradeceremos mucho sus oraciones para que este trabajo logre su cometido, o sea, difundir los escritos y haya más almas que quieran extender el reino de la Divina Voluntad.

Ø    Si alguien desea obtener los libros impresos o quiere hacer una pequeña donación para que esta obra siga adelante, le agradeceríamos ponerse en contacto con nosotros.


Link; http://www.divinavoluntad.info/resto.htm

El Santuario de la Gran Promesa de Corazón de Jesús. P Julio Alberto de Pablos

lunes, 20 de junio de 2022

El mundo se convulsiona.

10 NO CONOCEMOS A JESUS

09 NO CONOCEMOS A JESUS

08 NO CONOCEMOS A JESUS

07 NO CONOCEMOS A JESUS

06 NO CONOCEMOS A JESUS

05 NO CONOCEMOS A JESUS

04 NO CONOCEMOS A JESUS

03 NO CONOCEMOS A JESUS

lunes, 13 de junio de 2022

CONOZCAN AL DIOS VERDADERO- QUEDA POCO TIEMPO DE MISERICORDIA Y VENDRÀ EL CASTIGO INEVITABLE

22 de julio

Dice Jesús:

«Continuamos con la referencia entre el pasado y el presente, que en el eterno ser de

Dios es siempre "presente". Y hoy te haré mirar lo que está más cerca de tu corazón.

Yo no niego el amor de Patria. Yo, el eterno Hijo de Dios, hecho hombre, he tenido una

Patria y la he amado con amor perfecto. He amado a mi Patria terrena, hubiera querido

saberla digna de la protección de Dios y, sabiéndola en cambio indigna, he llorado sobre ella.

Por eso entiendo el dolor de un corazón leal que ve la Patria no sólo en peligro, sino

condenada a días de un dolor tal que respecto a él la muerte es un don.

Pero dime, María, ¿vosotros podéis decir que Yo no he amado a esta tierra que es vuestra

patria y a la cual envié a mi Pedro para erigiros la Piedra que no se derrumbará con el soplar

de los vientos; esta tierra a la que, en un momento de cautela humana, Yo vine para

confirmar a Pedro en el martirio, porque esa sangre se necesitaba en Roma para hacer de

Roma el centro de la Catolicidad?

¿Podéis decir que Yo no he amado a esta tierra en la que mis confesores cayeron a

manojos como espigas de un grano eterno, segadas por un Eterno Segador, para hacer de

ello nutrición para vuestro espíritu?

¿Podéis decir que Yo no he amado a esta tierra a la que he traído las reliquias de mi vida

y de mi muerte: la casa de Nazaret donde fui concebido en un abrazo de luminoso ardor

entre el Divino Espíritu y la Virgen, y la Sábana Santa donde el sudor de mi Muerte ha

impreso el signo de mi dolor, sufrido por la humanidad?

¿Podéis decir que Yo no he amado a esta tierra en la que han florecido los más grandes

santos, los semejantes a Mí por el don de las heridas, los que no han tenido velos para ver

nuestra Esencia, los que ayudados por Mí, han creado obras que repiten a lo largo de los

siglos el milagro del pan y del pez multiplicados para las necesidades del hombre?

¿Podéis decir que Yo no he amado a esta tierra a la que he dado tantos genios, tantas

victorias, tanta gloria, tanta belleza de cielo, de tierra, de mar, de flores, de montes, de

bosques?

¿Podéis decir que Yo no he amado a esta tierra ayudándoos para haceros libres y

unidos? En las guerras contra enemigos diez veces mayores que vosotros, en empresas

locas, a juicio humano, Yo estaba con mis ángeles entre vuestras tropas. Era Yo, era Yo que

iluminaba a los caudillos, que protegía a los secuaces, que evitaba las traiciones, que os

daba Victoria y Paz. Era Yo que os daba la alegría de la conquista, cuando ésta no era obra

de prepotencia, sino que podía ser obra de civilización, o de redención de vuestras tierras de

un dominio extranjero.

¿Podéis decir que Yo no os he concedido la Paz más necesaria: la de mi Iglesia que

vuestros padres habían ofendido y que ha perdonado para que Italia fuera realmente una y

grande?

¿Y no he venido a daros agua para las mieses sedientas, sol para los campos mojados,

salud en las epidemias?

¿Y no os he dado la Voz que habla en mi Nombre, que os habla a vosotros antes que a

los demás, porque también en mi Vicario, Pastor universal, está el amor de Patria, y mi

Vicario desde hace siglos es italiano? Desde el corazón de Italia se expande la Voz sobre el

mundo y vosotros recibís la onda antes, incluso la más leve.

¿Y para qué ha servido todo esto?

115Habéis prevaricado. Habéis creído que todo era lícito porque neciamente habéis pensado

que teníais a Dios a vuestro servicio. Habéis pensado que mi Justicia avalase vuestras

culpas, vuestras prepotencias, vuestra idolatría. Cuanto más bueno y longánime era Dios,

más os aprovechabais de Él. Sistemáticamente habéis rechazado el Bien y abrazado el Mal

convirtiéndolo en culto.

¿Entonces? ¿De qué os quejáis?

Pero el "abominio de la desolación" ¿no está acaso prácticamente a las puertas de la

sede de Pedro? ¿No impulsa sus ondas fétidas de vicio, concupiscencia, fraude, idolatría del

sentido, de las riquezas injustas, del poder ladrón y rapaz, contra los propios escalones de la

Cátedra de Pedro? ¿Qué más queréis?

Leed con atención las palabras de Juan y no pidáis saber más.

De Dios nadie se mofa y no se le tienta, ¡oh hijos! Y vosotros le habéis tentado mucho y le

tentáis continuamente. En el interior de vuestras almas, de vuestras mentes, de vuestros

cuerpos, en el interior de vuestras casas, en el interior de vuestras instituciones. Por todas

partes lo tentáis y os burláis de Él.

Mis ángeles se cubren el rostro para no ver vuestro comercio con Satanás y sus

precursores. Pero Yo lo veo y digo: ¡Basta!

Si Jerusalén fue castigada por sus delitos ¿no lo será acaso la segunda Jerusalén que

después de 20 siglos de cristianismo alza, sobre altares falaces, nuevos dioses impuestos

por amos aún más signados con el signo de la Bestia de cuanto no lo seáis vosotros, los de

Italia, y cree que engaña a Cristo con un fingido presente a su Cruz y a su Iglesia, seguido

tan sólo de refinada hipocresía que esconde, bajo la sonrisa y la reverencia, la espada del

sicario?

Sí. Llevad a cabo el último delito. Perseguidme en mis Pontífices y en mis fieles

verdaderos. Pero hacedlo abiertamente y hacedlo pronto. También pronto Yo proveeré.

Hablar así es doloroso, y hablar a los que son menos culpables. Pero en los otros no

tengo oídos que me oigan. Caen y caerán maldiciéndome. ¡Si al menos, si al menos bajo los

azotes del flagelo, en la agonía que oprime corazones y patria, supieran convertirse y pedir

piedad!

Pero no lo harán. Y no habrá piedad. La piedad plena que quisiera daros. Son demasiado

pocos quienes la merecen, respecto de los infinitos que desmerecen hora tras hora cada vez

más. Si los buenos fueran un décimo de los malvados, lo que está signado podría tener

alguna modificación. En cambio la justicia sigue su curso. Vosotros sois quienes la obligáis a

seguirlo.

Pero si no habrá ya piedad colectiva, habrá justicia individual. Quienes se mortifican a sí

mismos por amor a la patria y a los hermanos serán juzgados con inmenso amor. Los otros

con rigor. En cuanto a los mayores culpables, hubiera sido mejor para ellos no haber nacido.

Ni una gota de sangre arrebatada a las venas de los hombres, ni un gemido, ni un luto, ni

una desesperación arrebatada a un corazón, ni un alma raptada a Dios, quedará sin peso en

su juicio.

Perdonaré a los humildes que pueden desesperarse ante el horror de los acontecimientos.

Pero no perdonaré a quienes les han inducido a la desesperación obedeciendo a los deseos

de la Bestia».

Dice Jesús:

«La esperanza vive donde vive la fe. La desesperación que hoy conduce a la muerte a

tantas almas tiene como presupuesto la falta de una fe verdadera. Efectivamente, quien tiene

fe verdadera pide con tal insistencia que obtiene.

116Pero cuando veis que una oración no viene escuchada, pensad también que está viciada

en la petición o viciada en la fe. Si está viciada en la petición, entonces Yo, que lo sé, no os

concedo lo que os daría la felicidad de un instante y el dolor para todo el resto de la vida

terrena, e incluso podría procuraros también penas en la otra, por el mal uso que podríais

hacer de mi don. Si está viciada en la fe, entonces Yo no la oigo y no la escucho.

El mundo ya no tiene fe y por eso ya no tiene esperanza. El mundo no cree que Dios es

Padre omnipotente. El mundo no cree que Dios es Padre amoroso. ¡Si el mundo supiera

cuán doloroso me es el no poderos ayudar siempre y el no poder haceros siempre felices!

Yo quisiera que mis hijos fueran tan míos que sólo tuvieran pensamientos santos y santas

peticiones que hacer al Padre, quien entonces las escucharía siempre, siempre, siempre. No

las concedería siempre, pero las escucharía siempre, y cuando no pudiese dar a un hijo lo

que un hijo pide, sustituiría el don no dado por motivos de la inteligencia divina, con otros

centenares de consuelos aún mayores.

Tú sabes algo de esto, tú que has llegado a la Fe verdadera en tu Dios y Padre. Pero si

piensas bien cual sea la causa que está a la base de la muerte de la fe y de la esperanza,

verás que ésta es la falta de caridad.

Dios no es amado. No por los cristianos que lo son sólo de nombre, sino por aquellos que

parecen ser cristianos fervientes. Lo parecen pero no lo son. Muchas prácticas religiosas,

muchas oraciones, pero unas y otras superficiales, hechas y cumplidas más por superstición

que por religión. Muchos temen que si no dicen un determinado número de oraciones, que si

no hacen determinadas funciones, Dios les castigue, más aún -dejan a Dios aparte- no vayan

bien sus asuntos. Egoísmo también en esto.

No han entendido lo que es el amor del Padre hacia los hijos y de los hijos hacia el Padre.

Dios existe, creen que exista. Pero tan lejano, abstracto... que es como si no existiera. No

sólo creen que Dios esté lejano, sino que sea hosco y avaro. Creen que Dios sea un sem-

brador de castigos.

No. Vuestro Dios está siempre cerca de vosotros. No es Él quien se aleja, sois vosotros.

No es Él el hosco y avaro, lo sois vosotros. No es Él quien cierra las puertas de las gracias,

sois vosotros. Las cerráis con vuestro no tener fe, amor y esperanza en Él.

Pero venid, pobres hijos, venid a Mí que ardo en el deseo de haceros felices. Venid a Mí

que me aflijo al no poderos estrechar contra mi seno y enjugar vuestro llanto. Venid al Único

que os dé bien, paz y amor verdadero y eterno.

Vivir junto a Mí es alegría incluso en el dolor. Morir conmigo cerca es pasar en la alegría.

Quien se confía a Mí no debe temer nada en esta tierra y nada en la eternidad, porque para

quien me es verdadero hijo Yo abro un corazón de verdadero Padre lleno de comprensión y

de perdón».

                                                          23 de julio

Dice Jesús:

«Cuando llegue la hora, muchas estrellas serán arrolladas por las espirales de Satanás,

que para vencer necesita disminuir las luces de las almas.

Esto podrá suceder porque, no sólo los laicos sino también los eclesiásticos, han perdido y

pierden cada vez más la firmeza de fe, de caridad, de fuerza, de pureza, de desapego de las

seducciones del mundo necesarias para permanecer en la órbita de la luz de Dios.

¿Comprendes quienes son las estrellas de las que hablo? Son aquellos que he definido

como sal de la tierra y luz del mundo: mis ministros.

El esmero de la aguda malicia de Satanás es apagar, arrollándolas, estas lumbreras que

117son luces que reflejan mi Luz para las muchedumbres. Si a pesar de tanta luz como todavía

emana la Iglesia sacerdotal, las almas se están hundiendo en las tinieblas cada vez más, se

puede intuir cómo será la tiniebla que aplastará a las muchedumbres cuando muchas

estrellas se apaguen en mi cielo.

Satanás lo sabe y siembra sus semillas para preparar la debilidad del sacerdocio, a fin de

poderlo enredar fácilmente en pecados, no tanto de sentido cuanto de pensamiento. En el

caos mental para él será fácil provocar el caos espiritual. En el caos espiritual los débiles,

ante el aluvión de las persecuciones, cometerán pecado de vileza, renegando de la fe.

La Iglesia no morirá porque Yo estaré con ella. Pero conocerá horas de tinieblas y horror

semejantes a las de mi Pasión, multiplicados en el tiempo porque así debe de ser.

Debe de ser que la Iglesia sufra cuanto sufrió su Creador, antes de morir para resucitar en

forma eterna. Debe de ser que la Iglesia sufra durante mucho más tiempo porque la Iglesia

no es, en sus miembros, perfecta como su Creador, y si Yo sufrí horas ella debe sufrir

semanas y semanas de horas.

Como surgió perseguida y alimentada por poder sobrenatural en los primeros tiempos y en

sus mejores hijos, lo mismo ocurrirá con ella cuando vengan los últimos tiempos en los que

existirá, subsistirá, resistirá a la marea satánica y a las batallas del Anticristo con sus mejores

hijos. Selección dolorosa, pero justa.

Es lógico que en un mundo en el que tantas luces espirituales se habrán muerto se

instaure, abiertamente, el reino breve pero tremendo del Anticristo, generado por Satanás,

así como Cristo fue generado por el Padre. Cristo hijo del Padre, generado por el Amor con

la Pureza. Anticristo hijo de Satanás, generado por el Odio con la triple Impureza.

Como aceitunas entre las ruedas del molino, los hijos de Cristo serán perseguidos,

exprimidos, triturados por la Bestia voraz. Pero no engullidos, porque la Sangre no permitirá

que sean corrompidos en el espíritu. Como los primeros, los últimos serán segados como

puñados de espigas en la persecución extrema y la tierra beberá su sangre. Pero

bienaventurados para siempre por su perseverancia quienes mueren fieles al Señor»

Usted me había dicho que para entender a Juan había que leer sus epístolas y el

Apocalipsis. He tomado la Biblia y he abierto al azar donde están los escritos del Predilecto.

Se me ha abierto en el cap. 12°. El Maestro me lo explica así.

Me doy cuenta de que hace días Jesús dijo una frase parecida al comentario acerca de la

maternidad espiritual de María 61 , que se quiere ver simbolizada en la mujer vestida de sol.

Pero hoy Jesús no habla de ello, de María. Habla de la condición de la Iglesia militante en los

últimos tiempos. Leeré atentamente el Apocalipsis esperando en Jesús, que me sea luz para

entenderlo.

                                                             24 de julio

Dice Jesús:

«Ya te he dicho (62) que todo el mal que ahora os oprime es el fruto del abandono de mi Ley

por parte de los individuos y de la sociedad. La falta de fe, la falta de caridad, la falta de

esperanza, la falta de toda virtud, tienen un único origen: la deserción de mi milicia, de la

milicia cristiana.

Como de una cepa de raíces venenosas, han brotado, en lugar de mis virtudes,

tendencias, vicios, pasiones peores que humanas: demoniacas. La planta de la vida cristiana

ha muerto en casi todos los corazones, en muchos vegeta a duras penas, en pocos está aún


En el dictado del 6 de julio

Sobre todo en los dictados del 21 y del 22 de julio

118 floreciente, nutrida por el jugo de Vida, adornada con hojas robustas.

No hay que esperar que las cosas cambien, al contrario cada vez irán más a peor porque,

como un bosque invadido por plantas parásitas y por insectos nocivos se desnuda cada vez

más de hojas y frutos y termina muriendo, así sucede con la sociedad de ahora, cada vez

más quemada, sofocada, corrompida por mil tendencias viciosas y por mil pecados.

Los principales: odio, lujuria, prepotencia, fraude. Las primeras: negación de Dios,

doctrinas contrarias a la mía, culto exagerado de sí mismos y otras más.

Mi Palabra no puede descender -semilla y agua de Vida y Vida verdadera- a las almas.

Están demasiado ocupadas en otras cosas. La mayoría de los cristianos ha rechazado a

Cristo, porque en el lugar de Cristo ha puesto a sí misma o al poder, el dinero, la carne.

Quien peca menos, también peca, porque no tiene misericordia verdadera de su prójimo.

¿Quien es aquel que no maldice, reniega, en el día de hoy?

Pero tú no maldigas, no reniegues, hija que amo. Deja a tu Dios la tarea de castigar. Tú

ama y ten misericordia, de todos. También de los primeros culpables.

¡Son unos desgraciados, son unos desgraciados! Han estropeado todo lo bueno que

tenían al acoger el mal de Satanás. Han cambiado una eternidad de gloria por una hora de

gloria terrena. Han vendido por treinta monedas su alma a Satanás. Son los Judas de su

alma. Me indignan y me dan pena. Sí, también pena, porque Yo soy el Dios de la

misericordia y siento piedad de mis hijos extraviados.

Ayúdame a salvarles de la última culpa. ¡Cómo quisiera poderles perdonar! Tú, hija que

amo, perdona. Que de tu corazón que me posee a Mí y a mi Palabra no salgan más que

palabras de paz y de perdón. Sé que es difícil para vuestra humanidad. Pero por encima de

ella está el espíritu, y el espíritu es el reino del Señor. Entonces ¿cómo podéis tener al Señor

en vosotros si vuestro espíritu no tiene las mismas pasiones que su Rey?

y mis pasiones, como mis palabras, son santas, misericordiosas, buenas. Todas tienen el

sello del Amor, del Amor verdadero que nunca es tanto amor como cuando se inmola por los

hermanos y les perdona» .

Dice aún:

«No me gustan quienes gritan: "¡A muerte!" después de haber gritado: "¡Hosanna!".

Si aquellos a quienes se lanza el grito de condena os hubieran dado ese botín y ese

bienestar, arrebatado injustamente, que Yo no he podido permitir que os dieran para no

llevarles a ellos, y a vosotros, a un perfecto orgullo, les aclamaríais. No pensaríais que otros

sufrirían en vuestro lugar y que, como vosotros, son mis hijos.

Dejadme a Mí el juzgar, el castigar, el premiar. Tratad sólo, para vosotros mismos, de

merecer mi premio. Y sed coherentes y honestos.

Es incoherencia, deshonestidad, vileza, ensañarse con los vencidos, sea cual sea su

derrota, por justa que sea como castigo o dolorosa como fruto de circunstancias inmerecidas.

Es incoherencia porque no va al hombre, sino a la acción del hombre, acción -repito- que

hubierais aprobado, aún cuando no fuera buena, si os hubiera dado un beneficio.

Es, por la misma razón, deshonesta: todos, recordadlo bien, tenéis vuestra parte de culpa

en el momento actual. Quien tiene menos que nadie, porque no ha cometido pecado de

adoración de un hombre y no le ha seguido contra la Ley, tiene el de no haber rezado por él

mañana y noche. Los grandes necesitan las oraciones de los pequeños para permanecer

grandes en el Bien.

Y, en fin, vileza porque enseñarse con quien ya no tiene poder, sino que al contrario es el

más desgraciado de todos, odiado por el mundo, alcanzado por Dios, es la misma culpa que

la de quien oprime a un débil.

119 Estas cosas, inconcebibles para la masa, son siempre el jugo de mi Ley. Y el que mi Ley

sea seguida superficialmente, y no sustancialmente, lo prueba el hecho del modo en que las

masas se revuelven contra quienes no os han dado lo que esperaba vuestro egoísmo». 63

                                                             25 de julio

Dice Jesús:

«Bien, miremos juntos dos milagros del Evangelio. Pero, dado que Yo soy Dios y hablo

con inteligencia divina, no te expondré los milagros como se exponen generalmente, sino que

te haré notar el

milagro en el milagro.

Comenzamos por la multiplicación de los panes y de los peces. Mis sacerdotes predican

continuamente el poder de Dios que sacia a las multitudes multiplicando la poca comida.

Hermoso y dulce milagro. Pero para un Dios que ha multiplicado los soles en el firmamento

¿qué significa la multiplicación de algunas migajas de pan? Yo, Cristo, el Verbo del Padre, os

enseño otro milagro en el milagro. Un milagro que también vosotros podéis realizar cuando

sepáis alcanzar el poder que se requiere.

¿Cómo obtengo Yo ese milagro? ¿Sólo con tocar los panes y partirlos con mis manos de

Dios? No. Dice el Evangelio: "... y dio gracias ". He aquí el milagro del milagro. Yo Hijo del

Padre, Yo Omnipotente como el Padre, Yo Creador con el Padre, doy gracias. Ruego al

Padre, me humillo con un acto de sumisión y de confianza. Yo no me creo dispensado del

deber de pedir al Padre Eterno, el cual tiene el deber de socorrer a sus hijos, pero tiene

también el derecho de ser reconocido como supremo Señor del Cielo y de la Tierra.

Yo: Dios como Él, me acuerdo de este derecho y cumplo este deber y os lo enseño. Y con

el deber de respeto, el de confianza. El milagro de la multiplicación del pan se realiza

después de que Yo haya dado gracias al Padre. ¿Y vosotros?

El otro milagro. La barca de Pedro, azotada por vientos contrarios, se inundaba de agua y

se ladeaba. Y mis discípulos, con mucho miedo por su vida, se afanaban en enderezar el

timón, en atar las velas, en tirar por la borda el agua, el lastre, preparados para arrojar las

cestas de los peces y las redes, con tal de aligerar la barca y llegar a la orilla.

Las borrascas en el lago eran frecuentes e imprevistas, y no era para bromear. Muchas

veces Yo les había ayudado. Pero aquel día Yo no estaba. No estaba materialmente, con

ellos. Pero mi amor estaba con ellos porque Yo estoy siempre con quien me ama. Y los dis-

cípulos tenían miedo. Pero -he aquí el milagro- sin ser llamado, no presente, vine para poner

paz en las aguas y paz en las almas.

Mi bondad es un milagro continuo, hija, un milagro sobre el que pensáis demasiado poco.

Cuando se os presenta este punto evangélico, se os hace notar la potencia de la fe. Pero mi

bondad, que se anticipa incluso a vuestras necesidades de discípulos y que sale a vuestro

encuentro caminando sobre las aguas de la tempestad, ¿por qué no os la hacen ver?

Mi Bondad es mayor que el Universo, que la Necesidad y que el Dolor; es más vigilante

que toda inteligencia humana. Mi Bondad tiene raíces en el amor paterno de Dios. ¿Por qué

no venís a ella, no la creéis ciegamente, no tomáis de su infinitud?

Yo estoy con vosotros hasta el final de los siglos. Soy el Espíritu de Dios hecho carne.

Conozco las necesidades de la carne, conozco las necesidades del espíritu y tengo la

potencia de Dios para ayudar a vuestras necesidades, como tengo el amor que me induce a

63

Sobre una copia mecanográfica, el texto prosigue con el siguiente trozo entre paréntesis, al final del cual la escritora precisa, anotándolo

a lápiz, que se trata de Nota de P. Migliorini: «El dictado precedente era de difícil aplicación en el día en que fue dado, 24 de julio de 1943.

El 26 fue propagada la noticia de que Mussolini había presentado su dimisión en manos del Rey, y cuanto sucedió o trató de suceder en

este mismo día de desaprobación hacia el hombre caído justifica ampliamente las recomendaciones del Señor, y no sólo esto, sino que

hace creíble que haya sido precisamente Él quien ha dictado cuanto ha sido escrito».

120 ayudarlas. Porque soy Uno con el Padre y con el Espíritu, con el Padre de quien procedo y

con el Espíritu por quien tomé carne, del Padre tengo el Poder y del Espíritu la Caridad».

Esta mañana me he quedado boquiabierta. Había terminado de escribir lo de arriba

mientras que Marta estaba en Misa y mamá dormía. Extraño, precioso momento de silencio,

por tanto. ¡Una fiesta!

Vuelve Marta y me dice, hablando del poco pan que tenía: "¡Ya! Tendría que suceder lo

que dice el Evangelio de hoy".

Y yo: "¿Por qué? ¿Qué dice?"

Y Marta: "¡Eh! dice sobre la multiplicación de los panes y de los peces".

Me he quedado como un pez, con los ojos y la boca desencajados. ¡Jesús me había

explicado el Evangelio de este domingo! Le aseguro que no pensaba ni por lo más remoto

que hoy tocara este texto evangélico.

                                                          26 de julio

Dice Jesús:

«Yo soy la Voz del Padre movida por el Amor. Como un río inundo el mundo y vengo a

buscaros uno a uno para impregnaros de Mí. Como incansable pastor Yo corro tras mis

ovejas llamándolas con voz de amor, y cuando logro reunir a muchas me olvido de toda la

fatiga en la alegría de teneros a mi alrededor. Uso todas las artes del amor para atraeros a

mi amor que salva. Ni, lo repito 64 me pesaría volver a padecer la Pasión, y hasta más

exacerbada en el suplicio, si ello sirviera para reuniros a todos en mi redil.

Pero fuera del mismo silba la seducción y muchos de mis hijos salen para seguirla.

¡Demasiados! Nunca acabaré de decir que esto es mi dolor. Cuando llegan estas horas, en

las que hasta los mejores manchan su ser mejores con levadura de odio, Yo sufro tanto. Por-

que quisiera que estuvierais penetrados de Mí hasta el punto de no plegaros a la perversidad

del odio hacia quien sea. El odio es vuestra ruina y hacéis de él vuestra doctrina, pobres hijos

que ya no conocéis las dulces hierbas del perdón.

Mucho le será perdonado a quien mucho ama y perdona. Mucho, todo incluso, si vuestro

perdón es absoluto.

.¿No os parece que necesitáis el perdón de Dios? Sí. En verdad os digo que todos tenéis

necesidad de ser perdonados setenta veces siete, y que vuestro Dios está con el perdón

para vosotros en sus manos divinas en espera de que lo merezcáis con vuestra misericordia,

porque Dios quiere vuestro bien. Os lo digo Yo que soy la Voz del Padre y hablo en su

nombre. Yo os lo digo que soy Aquél a quien todo juicio es deferido por el Padre.

Está dicho: "Hay más fiesta en el cielo por un pecador que se convierte, que por diez

justos que permanecen en el Señor". Pero Yo os digo que triple, que décupla fiesta se hará

en el cielo por un hijo mío que sabe perdonar como Yo supe, y que ese perdón trae a la tierra

la bendición de Dios. Y sólo Yo sé cuanta bendición necesitáis para alejar los castigos

inminentes».

                                                                27 de julio

Dice Jesús:

«Muchos, para extraer una instrucción, necesitan mil libros de meditación. Pero no. Basta

64

En el dictado del 23 de abril

121 Mi Evangelio y la vida que vivís y que os vive alrededor.

Mira, María, la enseñanza de estos días 65 . ¿Qué ves? Una gran demostración de

debilidad humana. Con la misma facilidad con que se agitaban en profesiones de fe

engañosa, así ahora reniegan todo lo asegurado anteriormente.

Pero el verdadero cristiano no debe hacer así cuando es necesario testimoniar su fe. ¿Has

visto como hizo tu Mesías ante Caifás? Sabía que confesar que era el Mesías, Hijo de Dios,

habría provocado la condena, la más feroz de las condenas. Pero no he vacilado. Yo, que

ante los acusadores he observado la regla del silencio, aquí supe hablar alto y claro, porque

callar hubiera sido sacrílega renegación.

Cuando están en juego las cosas del cielo no se debe vacilar sobre la manera de actuar,

porque el fruto que viene de nuestra palabra es eterno. El hombre, ser de carne y sangre, no

sabría ser valiente ante ciertas confesiones heroicas. Y es por esto por lo que el hombre

reniega con facilidad. Pero la criatura que vive en el espíritu posee el coraje del espíritu,

porque Yo estoy con quien combate contra el mundo y contra la propia debilidad.

Y conmigo está María, la Madre de todos, la Ayuda de todos. Ella es quien ha sonreído a

los mártires para animarles al Cielo. Ella es quien ha sonreído a los vírgenes para ayudarles

en la vocación angélica. Ella es quien ha sonreído a los culpables para atraerles al

arrepentimiento. Es Aquélla de quien siempre tiene necesidad el hombre, y especialmente en

los horas de mayor angustia.

Sobre el seno de la Madre os afianzáis y me encontráis a Mí y mi Perdón, y con el Perdón

la fuerza. Porque si estáis en Mí, gozáis de los dones de Cristo y no conocéis el perecer».

28 de julio

Dice Jesús:

«No hace mucho tiempo que te he dicho 66 que me ayudes a salvarles, a los culpables del

último pecado. Pero tú no has entendido lo que quería decir. Has orado.

Esto me basta porque, en verdad, sólo para Mí es necesario entenderlo todo. Pero para

vosotros, hijos míos, no es necesaria la revelación absoluta. Todo lo que os digo es un don al

que no tenéis derecho, un don espontáneo del Padre a sus más amados, porque mi Corazón

ama haceros mis confidencias, tomaros de la mano e introduciros en el secreto del Rey. Pero

no debéis pretenderlo. Es tan hermoso ser confidentes de un Dios, pero también es tan

hermoso y santo ser hijitos, total y ciegamente abandonados en el Padre que actúa por su

cuenta y los hijos se dejan conducir sin querer saber a donde les conduce el Padre.

Estad seguros, ¡oh hijos!, de que Yo os guío por los caminos del Bien. Vuestro Padre sólo

quiere vuestro bien.

Para la alegría de mi Corazón se necesita tanto de los confidentes como de los confiados,

y es suma perfección ser, además, "confidentes confiados". Entonces sois discípulos,

capaces ya de actuar en nombre del Maestro, y niños que se dejan conducir por el Padre.

Sois, entonces, mi consuelo y mi alegría.

¡Es tan difícil para Mí encontrar almas de discípulos en un mundo como el vuestro! ¡Y aún

más difícil es encontrar, incluso entre los niños, almas de niños! Tanto os ha corrompido el

aliento de la Bestia que ha matado la sencillez, la confianza, la inocencia, en la que Yo

descansaba, incluso en las almas de los niños.

Ayer no te dije nada, María, y tú estabas perdida como quien ha perdido el camino. Pero

Yo no soy sólo tu Maestro, soy tu Médico y curo no sólo el espíritu sino también tu carne.

65

66

Ya en el dictado del 24 de julio

Ya en el dictado del 24 de julio

122 Ayer vi que estabas demasiado cansada y callé, reservando para hoy muchas palabras para

ti. No quiero que mi pequeño portavoz se rompa por un esfuerzo superior a sus fuerzas. Hoy

hablo por ayer y por hoy.

Tú has orado, ofrendado y sufrido según mi deseo de impedir que se cumpliera la última

culpa. Y lo has logrado, aunque tú pensaras una cosa y en realidad "la última culpa" fuera

otra. Había inspirado en las mejores almas muchos deseos de orar y sufrir por esta finalidad,

porque se necesitaba mucho, mucho, mucho esfuerzo para vencer el peligro. Y todavía se

necesita mucho, mucho, mucho esfuerzo para llevar esto a fin sin degeneraciones peores

que el primer mal.

Ayer, el único signo de que estaba contigo para serte Luz y Voz, fue guiarte la mano al

abrir el Libro por las páginas que, a distancia de siglos, hablan de ahora. Las leeremos juntos

y Yo te las comentaré. Pero, desde ayer, has entendido que en ellas estaba "el hoy".

Un gran mal ha sido impedido, María, un gran mal. He tenido piedad por vosotros, pueblo

que tenéis por corazón a Roma cristiana. Pero, ahora más que nunca, hay que rezar y sufrir

mucho, María, y hacer rezar, y sufrir, si fuera posible -pero es más difícil porque son muy

pocos los héroes del sufrimiento- para que el ''gran mal" vencido no germine, como planta

maligna, en mil pequeños males que acabarían formando un bosque maldito en el que todos

pereceríais con horror inimaginable.

He tenido piedad de vosotros. Pero ¡ay de vosotros si, a esta piedad arrancada a la

Justicia, por instancia de mis oraciones, de mi Madre, de los Protectores y de las víctimas,

vosotros, oh pueblo mío, respondierais con acciones que os hicieran desmerecer mi gracia!

¡Ay si a la única gran "auto idolatría" sucediese la pequeña y numerosa "auto idolatría"!

Uno sólo es Dios, y soy Yo, y no existe otro Dios fuera de Mí. Esto hay que recordarlo.

Dios es paciente, pero no es, en su infinita paciencia, culpable hacia Sí mismo. Y sería

culpable si llevara su paciencia, hasta no intervenir y decir: "Basta", hasta una indiferencia

por el respeto de Sí mismo.

Por un ídolo caído no alcéis tantos pequeños ídolos, todos adornados con los mismos

signos satánicos de lujuria, soberbia, fraude, prepotencia y parecidos.

Si sois buenos os salvaré hasta el fondo. Os lo prometo, y es promesa de un Dios. 'Y, en

mi Inteligencia a la que nada está oculto -ni siquiera el delito más secreto, ni el movimiento

humano más insignificante- no pretendo que todo un pueblo sea perfecto. Sé que si debiera

premiaros cuando todos hubierais alcanzado la Bondad no os premiaría nunca, pero

entiendo que aunque sea inevitable que alguno peque, la masa debe ser tal como para

imponer a los Jefes una conducta digna de mi premio. Porque, recordadlo siempre, los Jefes

cometen los Pecados, pero es la masa la que, con sus pecados menores, lleva a los Jefes al

gran Pecar.

Y por ahora basta, alma mía. Más tarde releeremos juntos Isaías y, como en la sinagoga y

en el Templo, Yo te lo comentaré».

                                                                     29 de julio

Dice Jesús:

«El Libro hay que saberlo leer no con los ojos sino con el espíritu. Entonces la Ciencia

sobrenatural que lo ha inspirado se ilumina de luz de Verdad. Pero para obtener esto hay que

tener un espíritu unido a mi Espíritu. Entonces es mi Espíritu quien os conduce.

Ahora mira: en las páginas de Isaías tomamos, como teselas de un mosaico, las palabras

123 de los capítulos leídos juntos 67 y los alineamos con visión sobrenatural. Te resultarán más

claras. Comienza por aquellas que te he indicado para los culpables.

Aun teniendo compasión del impío, éste no aprenderá la justicia; cometerá cosas inicuas

en la tierra de los santos y no verá la gloria del Señor.

Por tanto oíd la palabra del Señor, ¡oh escarnecedores!, jefes de mi pueblo que está en

Jerusalén. Vosotros habéis dicho: 'Hemos hecho alianza con la muerte, y con el infierno

hemos hecho contrato: cuando pasen los flagelos no nos alcanzarán, porque hemos puesto

nuestra esperanza en la mentira y estamos protegidos por ella'.

'Vuestra alianza con la muerte será destruida, no se mantendrá vuestro pacto con el

infierno; cuando pase tempestuoso el flagelo, os arrollará. Y sólo los daños os harán

entender la lección'.

Ahora no os burléis, no sea que se aprieten vuestras ligaduras.

¡Ay de vosotros que os agazapáis en vuestro corazón para ocultar vuestros planes al

Señor! Ejecutan sus obras en las tinieblas y dicen: '¿Quién nos ve? ¿Quién nos reconoce?'.

Este pensamiento vuestro es perverso.

¡Ay de vosotros! hijos desertores que forjáis proyectos, pero sin Mí, y urdís una trama que

no es según mi espíritu y amontonáis pecado sobre pecado.

Por esto, he aquí lo que dice el Santo de Israel: 'Por cuanto habéis rechazado vosotros

esta palabra, y por cuanto habéis fiado en lo torcido y perverso y os habéis apoyado en ello,

por eso será para vosotros esta culpa como brecha ruinosa, imperceptible, en una alta

muralla, que de repente, cuando nadie se lo espera, se quiebra y se hace añicos'.

¡Ay, los que bajan a Egipto por ayuda! En la caballería se apoyan y fían en los carros

porque abundan y en los jinetes porque son muchos, pero no han puesto su confianza en el

Santo. No han buscado al Señor.

Egipto es humano, no Dios, y sus caballos, carne, y no espíritu; el Señor extenderá su

mano, tropezará el que ayuda y caerá el ayudado y todos a una perecerán.

¡Ay de ti, saqueador! ¿No serás también tú saqueado? ¡Ay de ti, escarnecedor! ¿No serás

también tú escarnecido? Terminando tú de saquear, serás saqueado; cuando, cansado,

acabes de escarnecer, serás escarnecido".

Antes de hablar de los asuntos y de las promesas de Dios, comentemos este pasaje.

El corazón del hombre, que el profeta llama impío, es una mezcla de soberbia,

prepotencia, rebelión. La triple lujuria está ahí, trono sobre el que se sienta el Maligno para

colmar de pensamientos demoníacos el corazón que ha repudiado a Dios y a su Justicia. De

este corazón sólo puede salir iniquidad, porque su reyes el Espíritu del Mal, que concede

efímeros triunfos expiados después con derrotas eternas. El impío que reina bajo el signo de

la Bestia, pasa como un torrente de dolor y de corrupción por la tierra de los santos -y Roma

es tierra de santos- arrastrando al mal a otros impíos menores y atormentando a los hijos del

Señor.

Es justo que el Señor vele su gloria ante el impío, en ésta y en la otra morada. Dos veces

el impío verá mi gloria, y querrá no verla porque para él será terrible: en su muerte y en el

último día. Entonces Yo le preguntaré: "¿Qué has hecho con mi pueblo? ¿Qué con mis

dones?". Y será la pregunta que lo lanzará, como una saeta desde el arco, al fondo del que

no se sale.

Mi segunda Jerusalén terrena es Roma. Tierra predilecta en la que he querido poner mi

Iglesia y que, por ser centro del mundo, debería de ser tratada como una resplandeciente

reliquia por quien es cabeza. Y, en cambio, ¿como se han portado los nuevos escarnecedo-

67

En este punto la escritora deja un breve espacio, en el cual después escribe a lápiz: cap. 26-33.

124res de Dios? Aliándose con el delito que produce la muerte, desposando el alma con Satanás

y creyendo, con tal sacrílega prostitución, salvarse de los flagelos a los que sometían a los

demás.

No. La mentira no salva. Os lo dice el Padre de Verdad. El señor de la mentira os

engatusa con ella y llegado el momento la vuelve contra vosotros para haceros perecer. Yo

soy quien salva y nadie fuera de Mí.

Seréis despojados de vuestra engañosa armadura precisamente en el momento en que mi

castigo os alcance, porque Satanás actúa así. No puede actuar de otro modo porque sólo

puede daros frutos efímeros. Yo soy el único que da la protección que no conoce fin y

cuando aparezco, para salvar o para condenar, Satanás huye dejándoos Solos, ¡oh necios

hijos del pecado!

Entenderéis quién es Dios y quién es Lucifer sólo en las estrecheces de la tortura.

¡Terrible lección! Y cuanto más pecáis más feroz será la opresión porque también hay un

límite para mi Bondad, ilimitada pero inteligente. Recordáoslo.

Nada de cuanto el hombre trama en la sombra, incluso en la secreta del corazón, está

oculto para el Señor. Y si vuestros pobres hermanos sólo ven lo externo y pueden ser

engañados por vuestra hipocresía, Yo lo veo todo y actúo como merecen vuestras acciones,

y como el muro minado por la pequeña brecha, así vuestro edificio, fundado sobre la culpa,

se derrumbará cuando nadie -ni vosotros que os consideráis seguros de la alianza con el

Padre de la Mentira, ni el pueblo que os teme creyéndoos invencibles- se lo imagina.

¡Ay, ay, ay de vosotros que inducís a mi pueblo a creer que Yo protejo vuestro mal hacer!

¡Ay de vosotros que inducís a mis hijos a la desconfianza en mi Justicia! Responderéis

también de esto porque el escándalo recae sobre quien lo crea. ¿Y qué mayor escándalo hay

que el inducir a los pequeños a creer que Dios protege injustamente a los grandes que

pecan?

¡Cuantas almas me habéis arrancado, obradores de iniquidad! Pero éstas aún serán hijas

de mi Misericordia. No así vosotros, a quienes había dado todo para atraeros a Mí y

convertiros en instrumentos de Bien y que os habéis olvidado de todo y me habéis puesto

después de Satanás.

¡Ay de vosotros! que forjáis alianzas de las que sólo puede venir mal para mi pueblo: mal

para la carne y mal para el espíritu, sabéis que es mal y de todas formas lo hacéis, usando

mal del poder, con tal de que triunfe vuestra persona en la tierra. ¿Y qué es vuestra persona?

Un puñado de arcilla que conserva una forma mientras que la Misericordia la mantiene

húmeda con divino rocío y, una vez que se seca, se pulveriza como arcilla tamizada y se

desparrama.

Vuestras alianzas, verdadera unión de los precursores del Anticristo, no tienen base y no

tienen fuerza de victoria. Se desmigajarán como vosotros mismos y de ellas sólo quedará el

recuerdo de horror en las carnes, en las casas, en las almas de mis pobres hijos.

Ante el fragor de la voz de Dios ¿qué son los numerosos caballos y los vigorosos

caballeros? Cascarillas que el viento dispersa en todas las direcciones. Yo soy quien da la

fuerza a los ejércitos. Pero es necesario que los ejércitos estén movidos por justa razón y no

por ferocidad y soberbia.

Toda culpa será castigada, y castigada será por Dios toda burla porque Dios, dice el

Señor, nunca será burlado y no es lícito oprimir a los menores.

Pero, observa una cosa, María. También por parte de los menores se requiere respeto a la

Ley, por eso tened con vosotros, siempre, a vuestro Dios».


Fuente: Cuaderno 43 de los evangelios segùn me han sido revelados por Marìa Valtorta

EXHORTACION AL PRESIDENTE ALBERTO FERNANDEZ Y A LA VICEPRESIDENTE CRISTINA KISNER Y DEMÀS AUTORIDADES TEMPORALES Y MORTALES

Còmo ciudadano y creyente en Jesucristo, òrgano sufriente de Dios; siento la necesidad de exhortar a dichas autoridades que, còmo no conocen al Verdadero Dios y estǹa siguiendo voluntades que no pertenecen al Dios Verdadero y ni a Su Divina Voluntad, que por medio de ès texto del capitulo 6 del libro de la Sabidurìa; reflexionen y mediten sobre su destino que hoy por hoy es oscuro y lleno de oscuridad y de tinieblas al ser seducidos por sus miserias no trabajadas segùn la Ley de Dios, los dièz mandamientos y el arrepentimiento con un corazòn contritto, porque el arrepentimiento es tener la amistad con el Dios Verdadero, y obtener Su Perdòn y no volver a pecar, osea el no hacer el querer humano y controlar sus pasiones desordenadas por no leerlo y asì conocerlo, porque no se puede amar lo que no se conoce. 

Rezo para que no se condenen eternamente.  




 "Sabiduría, 6 1.Oíd, pues, reyes, y enteded. Aprended, jueces de los confines de la tierra. 2.Estad atentos los que gobernáis multitudes y estáis orgullosos de la muchedumbre de vuestros pueblos. 3.Porque del Señor habéis recibido el poder, del Altísimo, la soberanía; él examinará vuestras obras y sondeará vuestras intenciones. 4.Si, como ministros que sois de su reino, no habéis juzgado rectamente, ni observado la ley, ni caminado siguiendo la voluntad de Dios, 5.terrible y repentino se presentará ante vosotros. Porque un juicio implacable espera a los que están en lo alto; 6.al pequeño, por piedad, se le perdona, pero los poderosos serán poderosamente examinados. 7.Que el Señor de todos ante nadie retrocede, no hay grandeza que se le imponga; al pequeño como al grande él mismo los hizo y de todos tiene igual cuidado, 8.pero una investigación severa aguarda a los que están en el poder. 9.A vosotros, pues, soberanos, se dirigen mis palabras para que aprendaís sabiduría y no faltéis; 10.porque los que guarden santamente las cosas santas, serán reconocidos santos, y los que se dejen instruir en ellas, encontrarán defensa. 11.Desead, pues, mis palabras; ansiadlas, que ellas os instruirán. 12.Radiante e inmarcesible es la Sabiduría. Fácilmente la contemplan los que la aman y la encuentran los que la buscan. 13.Se anticipa a darse a conocer a los que la anhelan. 14.Quien madruge para buscarla, no se fatigará, que a su puerta la encontrará sentada. 15.Pensar en ella es la perfección de la prudencia, y quien por ella se desvele, pronto se verá sin cuidados. 16.Pues ella misma va por todas partes buscando a los que son dignos de ella: se les muestra benévola en los caminos y les sale al encuentro en todos sus pensamientos. 17.Pues su comienzo es el deseo más verdadero de instrucción, la preocupación por la instrucción es el amor, 18.el amor es la observancia de sus leyes, la atención a las leyes es la garantía de la incorruptibilidad 19.y la incorruptibilidad hace estar cerca de Dios; 20.por tanto, el deseo de la Sabiduría conduce a la realeza. 21.Si, pues, gustáis de tronos y cetros, soberanos de los pueblos, apreciad la Sabiduría para reinéis eternamente. 22.Qué es la Sabiduría y cómo ha nacido lo voy a declarar; no os ocultaré los misterios, sino que seguiré sus huellas desde el comienzo de su existencia, pondré su conocimiento al descubierto y no me apartaré de la verdad. 23.Tampoco me acompañará en mi camino la envidia mezquina, que nada tiene que ver con la Sabiduría. 24.Pues la abundancia de sabios es la salvación del mundo y un rey prudente, la estabilidad del pueblo. 25.Dejaos, pues, instruir por mis palabras: os serán útiles."

Sabiduría, 6 - Bíblia Católica Online

Leia mais em: https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/sabiduria/6/

EL RECUERDO DE LAS ALMAS....(La reencarnaciòn no existe)

 Jesús dice a Síntica:

-Pero no era un pensamiento penoso porque te he oído reír.

-Sí, por el niño, que resolvía la cuestión con soltura diciendo: “Yo sólo quiero volver si vuelve Jesús. Pero si quieres

saber todo, ve, y luego vuelve y nos dices si te acuerdas".

Se echan a reír todas otra vez y dicen que Síntica había pedido a María explicación sobre el recuerdo que las almas

conservan y que da razón de cierta posibilidad en los paganos de tener vagos recuerdos de la Verdad.

-Yo decía: "¿Será que esto confirma la teoría de la reencarnación en que creen muchos paganos?" y tu Madre, Maestro,

me explicaba que lo que Tú dices es distinto. Ahora te pido que me expliques también esto, mi Señor.

-Escucha. No debes creer que, porque los espíritus tengan espontáneos recuerdos de Verdad, esté demostrado que

vivimos varias vidas. Ya conoces suficiente para saber cómo fue creado el hombre, cómo pecó, cómo fue castigado. Te ha sidoexplicado cómo Dios incorpora en el animal-hombre un alma individual. Es creada cada vez una y jamás un alma es usada para

posteriores encarnaciones. Esta certeza debería anular mi aserción acerca del recuerdo de las almas. Debería... para cualquier

otro ser aparte del hombre, dotado de un alma hecha por Dios. El animal no puede recordar nada, naciendo una sola vez; el

hombre puede recordar, a pesar de nacer una sola vez. Recordar con su parte mejor: el alma. ¿De dónde viene el alma, toda

alma de hombre? De Dios. ¿Quién es Dios? El Espíritu inteligentísimo, potentísimo, perfecto. Esta cosa admirable que es el alma,

cosa creada por Dios para darle al hombre su imagen y semejanza como signo indiscutible de su Paternidad santísima, presenta

dotes propias de Aquel que la creó: es, pues, inteligente, espiritual, libre, inmortal, como el Padre que la creó. Sale perfecta del

Pensamiento divino y en el instante de su creación es igual, durante una milésima de instante, que la del primer hombre: una

perfección que entiende la Verdad por don dado gratis. Una milésima de instante. Luego, una vez formada, es lesionada por la

culpa original. Para que entiendas mejor, te diré que es como si Dios estuviera grávido del alma que crea, y el creado, al nacer,

fuera herido por una señal incancelable. ¿Me comprendes?

-Sí. Mientras es pensada es perfecta. Una milésima de instante, este pensamiento creador. Luego, el pensamiento

traducido a hecho, el hecho queda sujeto a la ley provocada por la Culpa.

-Bien has respondido. El alma se encarna, por tanto, así en el cuerpo humano, llevando consigo, cual gema celada en el

misterio de su ser espiritual, el recuerdo del Ser Creador, o sea, de la Verdad. El niño nace. Puede ser bueno, puede ser

magnífico o pérfido; puede serlo todo porque en su querer es libre. El ministerio de los ángeles con sus luces ilumina sus

"recuerdos"; el artero los cubre de tinieblas. Según que el hombre desee las luces y aspire, por tanto, también a una virtud cada

vez mayor, haciendo al alma señora de su ser, he aquí que aumenta en ella la facultad de recordar, como si la virtud fuera

haciendo cada vez más sutil la pared que se interpone entre el alma y Dios. Así se comprende por qué los hombres virtuosos de

todos los pueblos sienten la Verdad (no perfectamente, por estar embotados por doctrinas contrarias o por letal ignorancia,

pero sí suficientemente como para ofrecer páginas de formación moral a los pueblos a que pertenecen). ¿Has comprendido?

¿Estás convencida?

-Sí. Concluyendo: la religión de las virtudes practicadas heroicamente predispone al alma a la Religión verdadera y al

conocimiento de Dios».

-Exacto. Y ahora ve a descansar con mi bendición. Y tú también, Mamá, y vosotras hermanas y discípulas. La paz de Dios

descienda sobre vuestro descanso.

fuente; Segundo año pùblico de Jesucristo, capitulo 290 de los evangelios segùn me han sido revelados por Marìa Valtorta.