sábado, 27 de diciembre de 2014

UN REGALO DE MARIJA PAVLOVIC.PARA COMPARTIR

Carta de Navidad de la vidente de Medjugorje Marija Pavlovic

by Rosas para la Gospa
Marija PavlovicQueridísimos,
Hace algunos años, escuche una narración que me causó mucha alegría y que hoy deseo compartir con ustedes. Habla de Ella, de la pura, de la amable, de la muy dulce y considerada. De Aquella, de quien necesitaría muchos días para describir, con muchísimas letanías, aquello que es. Es una historia que se ha transmitido, a partir de los pastores que se encontraban cerca de la gruta de Belén, y que ha llegado a nuestros días.
Los pastores que vieron la estrella y escucharon el canto de los ángeles, y que han dado testimonio, que en la pobre gruta donde estaba el Niño Jesús, estaban Tres Reyes Magos llevándoles preciosos  dones, no fueron, sin embargo, los únicos en llevar dones a Jesús:  también estaban las mujeres de las aldeas del entorno con paños y alimentos… y los pastores con su lana, la leche caliente, el queso…
Entre ellos había uno muy pobre, que no poseía nada; nada de nada. También él quería visitar la gruta y adorar al Niño, pero no lograba encaminarse con las manos vacías. Los demás pastores lo animaban, y finalmente, acepto ir con ellos. En aquella gruta, llena de amor y de ternura, también este pobre pastor encontró lugar con aquel grupito privilegiado; gracias a su voluntad y la insistencia de sus compañeros. En la gruta vio a María, la madre de Jesús, la dulce esposa de San José. Los pastores, en procesión hacia el divino Niñito, entregaron a José sus dones, abrigando en sus corazones una especial alegría de compartir, que, como sabemos, es mayor que la de recibir.
Aquel pobre pastor, en su corazón triste, se encontraba allá con las manos vacías. En aquel momento, María con su mirada extendida, se dio cuenta de su malestar, por lo que levantó al pequeño Jesús de la cuna, y atentamente se lo acerco y lo colocó con delicadeza en sus brazos. ¡Cuál y cuánto no fue el asombro y la alegría de aquel pobre pastor y de todos los demás!  No pudo contener, entonces, dos lágrimas que corrieron de sus ojos bañándoles sus mejillas, mientras contemplaba al Rey de los Reyes, impotente y sonriente, ahí, entre sus manos.
Ella, que siembre escruta los corazones de todos nosotros, todavía hoy, continua ofreciéndonos a Su Jesús, para colocarlo entre los brazos: nos lo ofrece en cada Santa Navidad como ese día, y nos repite: “Les entrego a mi Hijo Jesús, el Rey de la Paz, para que les done Su Paz.”
¡¡¡Feliz Navidad y toda bendición para el Año Nuevo que inicia!!!
P.S. Con el corazón agradecido y mi oración, intercedo ante la Mamá Celestial, Reina de la Paz, por cada uno de ustedes y por todas las personas que tienen en el corazón.
Traducido del italiano por el Padre Francisco Verar

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