sábado, 28 de febrero de 2015

Pecado impuro contra natura.

Pecado impuro contra natura.

En estos tiempos en que por todas partes se quiere aprobar la ley que ampara a las uniones homosexuales y las equipara a la familia, leamos qué es lo que dice la Virgen sobre los pecados impuros contra natura, en un mensaje dado al Padre Stefano Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano, y también lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre el tema. 
Es necesario que reaccionemos intensificando nuestra oración rezando rosarios y defendiendo la familia y la ley natural, pues como en otros tiempos, la victoria llegará por manos de María, Reina del Santísimo Rosario. 
También pensemos en los trastornos y mal ejemplo que recibirán los niños adoptados por estas parejas de homosexuales. Y recordemos aquellas palabras del Señor: “El que escandalice a uno de estos pequeños, más le valdría que le cuelguen al cuello una piedra de moler y lo arrojen a lo profundo del mar”.
He aquí el mensaje de la Santísima Virgen:
Seattle (Washington-U.S.A.), 2 de junio de 1987 
¡Cuánto sufrimiento causa a su divino Corazón! 
“Con qué alegría acojo el Cenáculo que celebras hoy aquí en la Catedral con mis hijos predilectos, y con un gran número de mis hijos, que han venido hasta de los más apartados lugares de este Estado. 
Recibo el homenaje de vuestro amor y de vuestra reparación. Todavía se escarnece, se flagela a Jesús, y se le hiere en su Cuerpo Místico. 
¡Cuánto hace sufrir a su Divino Corazón, la actitud permisiva de muchos Sacerdotes y de algunos Obispos, que justifican hasta los más graves actos de impureza! 
Precisamente aquí, en este mismo santo lugar, el Corazón de Jesús ha sido escarnecido, herido y ultrajado, al haber acogido a muchos pobres hijos míos, consumidos por este horrible vicio, y haberlos animado públicamente a proseguir por la senda del pecado impuro contra natura
Los actos impuros contra natura, son pecados que claman venganza en la presencia de Dios. 
Estos pecados atraen, sobre vosotros, y sobre vuestras naciones, las llamas de la Justicia de Dios. 
Ha llegado el tiempo de proclamar a todos, con claridad y valentía, que el sexto mandamiento, dado a Moisés: “No cometer actos impuros”, tiene aún hoy, todo su valor y debe ser observado también por esta generación corrompida y pervertida. 
Todo Pastor que, de cualquier modo, justificase estos pecados, atrae sobre su persona y sobre su vida el fuego ardiente de la divina justicia. 
La copa de la iniquidad está al presente colmada, repleta y rebosa por todas partes. 
Entonces os invito a multiplicar vuestros Cenáculos de oración y a ofrecerme vuestras vidas, perfumadas con la virtud de la pureza, como una potente fuerza de súplica y de reparación. 
Yo os prometo que los cielos, ya están a punto de abrirse sobre este pobre mundo corrompido, para que descienda la ardiente rociada de la divina justicia y de la misericordia, para que se pueda convertir en un nuevo jardín de luz, de pureza y de santidad.”
Y las palabras del Catecismo:
“La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece ampliamente inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19,1-29; Rm 1,24-27; 1 Co 6,10; 1 Tm 1,10), la Tradición ha declarado siempre que "los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados" (CDF, decl. "Persona humana" 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una complementariedad afectiva y sexual verdadera. No pueden recibir aprobación en ningún caso.” (Catecismo de la Iglesia Católica Nº 2357)

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