sábado, 7 de marzo de 2015

MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO A SU HIJA AMADA, “LUZ DE MARIA”

MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
A SU HIJA AMADA, “LUZ DE MARIA”
FEBRERO 2009
Amados hijos:
Hoy me dirijo con amor y misericordia a todos los miembros de todos los cenáculos del mundo.
Hoy vengo como Padre de amor y misericordia. Ésta es Mi esencia, es Mi naturaleza. Por amor y misericordia Me entregué en la Cruz; por amor y misericordia vengo continuamente a ustedes.
Hijos: tanto temor encuentro en el corazón de algunos ante las repetidas y repetidas frases de quienes comunican Mis mensajes a la humanidad. Y es que como Padre, no anuncio para causar temor sino para bien de ustedes, para bien de las almas. Hoy una vez más vengo a ustedes con Mis manos y Mi Corazón llenos de abundante amor. ¡En cuántas ocasiones les he llamado a prepararse con todo lo necesario para enfrentar los acontecimientos venideros con el
cumplimiento de las profecías! Mas hoy deben reconocer que algunos aún no están preparados.
He agotado el tiempo, lo he acortado grandemente; todo se ha acelerado infinitamente para el bien de ustedes y aún esperan el último momento; esto no debe ser así.
Deben vivir el hoy como si fuera el último día, deben vivir este momento como si fuera la última  oportunidad de salvación; deben vivir en estado de gracia; deben buscar continuamente el Sacramento de la Reconciliación en donde Yo me doy a ustedes, si ustedes llegan a Mí arrepentidos. ¡Búsquenme, Yo soy Misericordia!, Algunos continúan en pecado, olvidan que el cuerpo es Templo de Mi Santo Espíritu y en ocasiones aman más con amor humano que con Amor Divino. No se expongan a las tentaciones humanas porque caerán.
Saben que Yo les amo y que sufro cuando Mis Hijos se exponen a la tentación y al placer humano.
Hoy les llamo a renovar ese examen de conciencia al que les he llamado anteriormente. No continúen cayendo en pecado por complacer el cuerpo; no lo hagan, porque Mi Corazón se duele enormemente. Es necesario que busquen un afecto espiritual; es necesario que ustedes luchen cada día por ascender espiritualmente. Ustedes ya no pertenecen a este mundo, están en el
mundo pero no permitan que él los toque y los envuelva con sus seducciones y sus placeres inútiles y vanos. Yo les ofrezco un Reino, les ofrezco paz, tranquilidad, amor y aunque no Me miran a la manera humana, Yo vivo y moro en cada uno y lucho, lucho continuamente por mantenerles a Mi lado.
De Rey, vengo como Mendigo de amor: Y cada uno sabrá si me dirijo a él o no, apelo al corazón humano con Mi misericordia, acudo a tus sentimientos y a aquello que he sembrado constantemente en ti. A ti te digo que te amo, que te amo más que cualquier ser humano te puede amar, que te ofrezco un amor que trasciende lo terreno, un amor que es infinito, un amor que no se termina, pero un amor que no te puede ofrecer lo que te ofrece el amor terreno: Yo te
ofrezco el Paraíso, te ofrezco la vida eterna, te ofrezco Mi Cruz, Mis clavos, Mi Corona de espinas.
¡Ámame así, ámame así, alma ámame así!
Día a día les acompaño y les he venido preparando para los acontecimientos. Y se han preparado como les mencionaba, mas aún falta concluir esa preparación, pero hoy vengo a clamar por esa preparación que no han terminado, “esa preparación espiritual”. Aún algunos son piedra de
tropiezo para sus hermanos porque se imponen con su carácter, con sus deseos de mantener según ellos en orden cuanto les rodea y han descuidado el orden de “una casa, de una habitación que es más importante: el alma”.
Ya no deseo más, ni permitiré más desavenencias entre hermanos, cedan, cedan cuanto sea necesario para lograr y mantener la paz entre hermanos. Tanto que hablan del aviso, tanto que se dice de castigos y ¿saben en qué Voy a examinar en ese momento, en qué Voy a examinarles? EN EL AMOR. Cada uno tendrá frente a sí las faltas de amor cometidas hacia los semejantes, no me pueden amar a Mí sin amar al semejante; en eso les vendré a examinar: en el amor, de la falta de amor derivan todos los pecados. Han acudido al Sacramento de la
Reconciliación, ustedes han acudido a buscar a Mis sacerdotes y han declarado y confesado con dolor y sumo arrepentimiento, sus pecados y éstos han sido perdonados y Yo no Me contradigo.
Por eso es que vengo porque no actúo sin avisar. Y una vez más les llamo a corregir, todo aquello que vaya contra el amor, todo aquello que vaya contra el amor, contra Mis enseñanzas ¡Tantos años que hemos caminado! ¿y aún temen aquellos acontecimientos que se puedan dar o que se van a dar? ¿A eso le temen? Le temen más que a continuar en estado de pecado. ¡No!,
témanse a ustedes mismos, a su interior, al egoísmo, a la vanagloria, al juicio que han cometido injustamente en contra de algún hermano. Teman a las ocasiones en que han señalado injustamente a un hermano. Teman cuántas ocasiones han negado el amor a un hermano, una palabra de aliento, una sonrisa, un abrazo; témanse a ustedes mismos. Cuántas ocasiones han
impuesto su criterio y sus deseos, con un poder de mando exagerado e injusto. Témanse a ustedes mismos, a las ocasiones en que han dado mal uso al don de la palabra, usándola para hundir o matar el honor o la estima de un hermano, teman a ese yo al que tanto han tratado de una y otra manera de aniquilar y aún en ocasiones prevalece en ustedes. ¿Por qué angustiarse? Porque la conciencia le dicta a la criatura que no está debidamente preparada para enfrentar cuanto se deba, con fe. Sí, no teman al cumplimento de las profecías porque es un acto de amor y misericordia Mío. Témanse a ustedes mismos, a lo que está dentro
de ustedes y quiere sobresalir y prevalecer. Teman a eso, no me teman a Mí, Yo no vengo a castigarlos, vengo a amarlos y a consolarlos, vengo a protegerles porque Mis fieles serán protegidos estén donde estén, no los voy a entregar en manos del enemigo. Es el hombre quien se castiga a sí mismo y se deja caer en manos del mal. Yo soy misericordia, soy amor.
¿Acaso no ven Mis manos llagadas, acaso no ven Mis pies atravesados, acaso no ven Mi costado y Mi hombro herido, herido de amor, de piedad, herido de auxilio por ustedes, herido de deseo de ser correspondido? ¿Por qué temer a lo que venga si están en paz conmigo? Tan solo prepárense y déjenme a Mí el resto. ¡Se preocupan tanto por sus familiares? Déjenme eso a Mí, déjenme eso
a Mí. Yo cuidaré de los Míos, Yo cuidaré de Mis fieles. Ustedes ocúpense de crecer, ocúpense de crecer en amor, para que sean testimonio vivo de Mi Amor y sus hermanos cambien por ese amor de ustedes.
No se agobien pensando en el día y en la fecha; son designios de Mi Padre, ustedes vivan cada día como si fuera el último. Ya les he anunciado todas las señales necesarias. Yo les he hablado en reiteradas ocasiones para que nadie los engañe. ¿Por qué se asustan?, si Yo les amo y les protegeré. Yo no soy un Dios de contradicción, soy un Dios de amor, soy un Dios que dice sí, sí o
no, no.
¡Queden en Mi paz!
Su Jesús

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