3 de diciembre
Zacarías 3.
Dice Jesús:
«Yo soy Quien ha vencido a Satanás.
Me ha producido molestias infinitas desde que llegué al mundo, desencadenando contra
mí el odio del poder ciego y ávido que siempre teme que alguien le quite sus bienes de
usura, arremetiendo contra mí a la clase dirigente que carecía de méritos y que se sentía
reprochada por los míos. También mi palabra era reproche. Pero cuando aún no hablaba ya
hería, porque la santidad es censura para los indignos. Me suscitó enemigos y traidores y
empujó a la duda a mis discípulos y amigos. Me circundó en el desierto, me aplastó con sus
terrores en el Getsemaní. Y no satisfecho, todavía me roba continuamente seduciendo el
corazón de los hombres.
La batalla entre él y Yo no finalizará hasta que el Hombre sea juzgado en todos sus
congéneres. Y la victoria final será mía y eterna. Entonces la Bestia infernal, siempre vencida
y cada vez más feroz por ser vencida, me odia con odio infinito y revuelve la Tierra para herir
mi Corazón. Pero Yo soy el Vencedor de Satanás. Allí donde él ensucia, Yo paso con el
fuego del amor para limpiar. Y si no hubiese continuado mi obra de Maestro y Redentor con
mi paciencia inagotable, ya seríais todos demonios.
He obedecido al deseo del Padre para limpiaros del mayor pecado. El mayor pecado era
desobediencia al mandato de Dios. De ahí había venido la sed de poder, soberbia y
concupiscencia. Las tres Furias que os tienen siempre en su poder cuando no las sabéis
aniquilar con una vida vivida en Dios. Yo he reparado con mi obediencia la desobediencia
inicial.
Para limpiaros de los demás pecados he tomado sobre Mí las miserables vestiduras de
328iniquidad que eran vuestras vestiduras y, para quitarles la iniquidad de toda la estirpe del
hombre, las he empapado con mi Sangre y las he limpiado con ella.
Después ha venido la gloria. Pero antes fue el dolor. Después ha venido el derecho a
juzgar. Pero antes fue el deber de expiar. Después fui hecho fundador del nuevo Templo en
el que está la fuente santísima del Espíritu de siete formas. Pero antes tuve que ser Yo la
Víctima inmolada para purificar la casa de Dios.
Y ¿qué pensáis, vosotros sacerdotes a quienes pesa el leve yugo de la observancia de
vuestro deber? ¿Que me resultó fácil ser Sacerdote? ¿Y quien de entre vosotros, por mucho
que le opriman los afanes, es oprimido por tormentos semejantes a los míos? Pero estas
almas que os confío ¿sabéis que son la parte que me he procurado con mi morir? No hagáis
que se pierdan. Arrancadlas a Satanás a costa de vuestra vida como Yo las arranqué con el
precio de la mía.
Para aprender sólo tenéis que estudiarme a Mí. No es necesario ser eruditos. Sed sólo
buscadores de Dios, y Dios, Yo, os iluminaré»
Fuente; Cuaderno del año 1943, de los Evangelios segun me han sido revelados por Marìa Valtorta.
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