miércoles, 3 de octubre de 2012

MARIA DE LA DIVINA MISERICORDIA

El pecado puede ser perdonado cuando ustedes están vivos. Pero no después de la muerte.

Miércoles, 26 de setiembre del 2012, a las 22:12 hrs.

Mi muy querida y amada hija, Yo te permito este intenso sufrimiento físico para salvar más almas hoy. Ofrece este dolor por aquellas almas selectas, por quienes tú debes ayudarme a salvarlas. Este dolor no durará mucho, pero cuando te alivies, sabe que muchas almas fueron salvadas del fuego del Infierno y están ahora en el Purgatorio, esperando la purificación.

Como una alma víctima, debes aceptar que Yo puedo permitirte momentos de sufrimiento, para ayudar a salvar las almas de los hijos de Dios. Tú, algún día, conocerás estas almas y entonces entenderás cuánta felicidad trae esto a Mi Padre. Sabe que cuando tú sufres, Yo sufro contigo, con el fin de aliviar tu dolor. Tú no estás sola. Cuando sientes que no puedes respirar, este es el mismo sentimiento de sofocación sentido por las almas que, después de la muerte, enfrentan el humo del fuego del infierno.

¡Si solamente las personas conocieran la Verdad de la vida después de la muerte... ! Después de que las almas dejan el cuerpo, ya sea en estado de Gracia o no, Satán las atormenta a través del poder de la seducción. El trata, incluso entonces, de atraer las almas a él. La oración por esas almas es muy importante.

Yo atraigo las almas hacia Mi Luz, pero solo aquellas, que están en Estado de Gracia, pueden resistir el Poder de Mi Luz de Misericordia. Si ellas no están puras de alma, entonces deben ser limpiadas en el Purgatorio.

Hija Mía, hay muchos niveles en el Purgatorio y, dependiendo de los pecados cometidos por el alma, ellas serán llenadas con el Fuego purificador del Espíritu Santo.

El Purgatorio es doloroso para el alma y aquellos, que tienen que pasar tiempo ahí, lo sienten como un dolor físico como si aún estuvieran vivos.

No permitan que ningún hombre subestime los sacrificios necesarios, para mantener sus almas en un estado digno del Reino de Mi Padre.

Mi Padre ama a todos Sus hijos, pero las almas deben ganar el derecho de ser aptas para entrar al Reino de Mi Padre. Para ser dignas, ellas deben redimirse ante Mis Ojos, mientras todavía estén vivas. Ellas deben expiar por sus pecados con un corazón sincero.

Incluso a punto de morir, un pecador puede aprovecharse de Mi Gran Misericordia, pidiéndome que le perdone sus pecados. Yo le asiré y le tomaré entre Mis Brazos. Luego derramaré Mi Misericordia sobre él y entonces lo tomaré de la mano hacia las Puertas del Paraíso.

El pecado puede ser perdonado cuando ustedes están vivos. Pero no después de la muerte.

Su Jesús

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