sábado, 15 de diciembre de 2012

ABORTO, EUTANASIA,MATRIMONIO HOMOSEXUAL ....


12/14/2012 

El Papa: aborto, eutanasia, matrimonio homosexual son una herida para la paz

 
 
Benedicto XVI
BENEDICTO XVI

Lo escribe Benedicto XVI en el Mensaje para la Jornada de la Paz. El Pontífice recibirá el próximo lunes en una audiencia a Abu Mazen

REDACCIÓNROMA
«Quien quiere la paz no puede tolerar atentados y delitos contra la vida». En su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, Benedicto XVI habla en contra de la «liberación del aborto» y en contra de la voluntad de «codificar de manera subrepticia falsos derechos o libertades» para establecer «un pretendido derecho al aborto y a la eutanasia». «Auténticos trabajadores por la paz son, entonces, los que aman, defienden y promueven la vida humana en todas sus dimensiones: personal, comunitaria y transcendente. La vida en plenitud es el culmen de la paz».


«Quienes no aprecian suficientemente el valor de la vida humana y, en consecuencia –explicó el Papa–, sostienen por ejemplo la liberación del aborto, tal vez no se dan cuenta que, de este modo, proponen la búsqueda de una paz ilusoria. La huida de las responsabilidades, que envilece a la persona humana, y mucho más la muerte de un ser inerme e inocente, nunca podrán traer felicidad o paz. En efecto, ¿cómo es posible pretender conseguir la paz, el desarrollo integral de los pueblos o la misma salvaguardia del ambiente, sin que sea tutelado el derecho a la vida de los más débiles, empezando por los que aún no han nacido? Cada agresión a la vida, especialmente en su origen, provoca inevitablemente daños irreparables al desarrollo, a la paz, al ambiente». 
  
Según Benedicto XVI, «Tampoco es justo codificar de manera subrepticia falsos derechos o libertades, que, basados en una visión reductiva y relativista del ser humano, y mediante el uso hábil de expresiones ambiguas encaminadas a favorecer un pretendido derecho al aborto y a la eutanasia, amenazan el derecho fundamental a la vida».


El Pontífice en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz se detuvo para reflexionar sobre la relación entre un hombre y una mujer. Los intentos, escribe, por hacer que el matrimonio entre un hombre y una mujer sea equiparado «desde un punto de vista jurídico con formas radicalmente distintas de unión», en realidad, «dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su papel insustituible en la sociedad».

«Estos principios –explica el Pontífice– no son verdades de fe, ni una mera derivación del derecho a la libertad religiosa. Están inscritos en la misma naturaleza humana, se pueden conocer por la razón, y por tanto son comunes a toda la humanidad. La acción de la Iglesia al promoverlos no tiene un carácter confesional, sino que se dirige a todas las personas, prescindiendo de su afiliación religiosa. Esta acción se hace tanto más necesaria cuanto más se niegan o no se comprenden estos principios, lo que es una ofensa a la verdad de la persona humana, una herida grave inflingida a la justicia y a la paz».


«Entre los derechos humanos fundamentales –subraya el Papa–, también para la vida pacífica de los pueblos, está el de la libertad religiosa de las personas y las comunidades. En este momento histórico, es cada vez más importante que este derecho sea promovido no sólo desde un punto de vista negativo, como libertad frente –por ejemplo, frente a obligaciones o constricciones de la libertad de elegir la propia religión–, sino también desde un punto de vista positivo, en sus varias articulaciones, como libertad de, por ejemplo, testimoniar la propia religión, anunciar y comunicar su enseñanza, organizar actividades educativas, benéficas o asistenciales que permitan aplicar los preceptos religiosos, ser y actuar como organismos sociales, estructurados según los principios doctrinales y los fines institucionales que les son propios».
  
Y justamente, observó Benedicto XVI hablando sobre el trabajo, «uno de los derechos y deberes sociales más amenazados actualmente es el derecho al trabajo. Esto se debe a que, cada vez más, el trabajo y el justo reconocimiento del estatuto jurídico de los trabajadores no están adecuadamente valorizados, porque el desarrollo económico se hace depender sobre todo de la absoluta libertad de los mercados. El trabajo es considerado una mera variable dependiente de los mecanismos económicos y financieros». Al respecto, citando la encíclica “Caritas in Veritate”, el Papa insistió en que «la dignidad del hombre, así como las razones económicas, sociales y políticas, exigen que “se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos, o lo mantengan”».

«La condición previa para la realización de este ambicioso proyecto –añadió– es una renovada consideración del trabajo, basada en los principios éticos y valores espirituales, que robustezca la concepción del mismo como bien fundamental para la persona, la familia y la sociedad. A este bien corresponde un deber y un derecho que exigen nuevas y valientes políticas de trabajo para todos».

No hay comentarios:

Publicar un comentario