sábado, 26 de octubre de 2019

¿Vida de Cielo desde aquí?




¿Vida de Cielo desde aquí?
En cuantas ocasiones habremos pensado en el Cielo, en ¿qué es el Cielo?; y siempre lo hemos concebido a modo humano: un lugar donde se goza de Dios, gozos inefables, posesión de bienes sin límite, etc.
Algunos se acercan más pensando en el Amor, en el estar ante la presencia del Creador.
Jesús nos habla del Cielo en múltiples ocasiones y nos invita a vivir vida de cielo desde aquí en la tierra, pero cómo nos resulta difícil el ponerlo en práctica, y esto porque tenemos las ideas antes mencionadas. Creemos que el Cielo es la "felicidad, el poseer, el divertirse".
Sin embargo, todo esto no es otra cosa que un obstáculo dificilísimo de poder sortear, volviéndose de esta manera enemigos de la Vida de Cielo.
Veamos que nos dice Jesús:
5-27
Esta mañana mi adorable Jesús se hacía ver en mi interior, como si se hubiese encarnado en mi misma persona, y mirándome ha dicho:
“Hija mía, cuando veo en el alma impreso el carácter del fin de mi Creación, sintiéndome satisfecho de ella, porque veo cumplida muy bien la obra creada por Mí, me siento en deber, esto es, no deber ha agregado rápidamente, porque en Mí no hay deberes, sino que mi deber es un amor más intenso de corresponderla, anticipando para ella parte de la felicidad celestial, esto es, manifestando a su inteligencia el conocimiento de mi Divinidad, y atrayéndola con el alimento de las verdades eternas; a su vista recreándola con mi belleza; a su oído haciendo resonar la suavidad de mi voz; a la boca con mis besos; al corazón los abrazos y todas mis ternuras, y esto corresponde al fin de haberla creado, el cual es: Conocerme, amarme, servirme”.
(3) Y ha desaparecido.
(4)Entonces yo, encontrándome fuera de mí misma, veía al confesor y le decía lo que el bendito Jesús me ha dicho; le preguntaba si estaba en lo correcto, y me decía: “Sí”. No sólo esto, sino que añadía que se conocía bien el hablar Divino, porque cuando habla Dios y el alma lo relata, el que escucha no sólo ve la verdad de las palabras, sino que siente en su interior una emoción que sólo el Espíritu Divino pose
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Con lo anterior queda perfectamente definido cuál es la vida de Cielo: conocer y sumergirse en el conocimiento de Dios.
A cuántos Jesús les podría decir: "Martha, Martha, muchas cosas te inquietan, te atraen, te separan de Mí. María ha escogido la mejor parte y no le será quitada".
Por último cabe preguntarnos, ¿no nos llegarán a quitar aún lo superfluo, aquello que nos sustrajo del conocer y que pensamos que es tan agradable?

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