martes, 31 de marzo de 2020

ANTES DE LA CONFESIÓN


          Jesús mío, heme aquí postrado ante tus pies; siento la extrema necesidad de venir a tus brazos paternos, como hijo a su padre. Mírame y ten piedad de mí, me siento cubierto por muchas culpas; llagas profundas desfiguran mi pobre alma. Jesús, perdóname; yo tuve la osadía de ofenderte y de rebelarme contra Ti, en el instante mismo en que Tú me amabas. Jesús, de todo corazón me arrepiento de haberte ofendido; mas veo que mi dolor no es ni suficiente ni proporcionado a la gravedad de mis pecados, y por eso Te ruego, Te suplico, me concedas tu amargura, a fin de poder dolerme con ese mismo dolor con el que Tú Te doliste por mis pecados, dolor tan grande e intenso que Te hizo sudar viva Sangre en el Huerto de los Olivos.

          Mamá del Cielo, ven Tú también en mi ayuda y mira de cuántas llagas está cubierta mi pobre alma: Tú que eres mi Madre, cúbrelas con tu manto, y condúceme Tú misma, contrito y humillado, a los pies del Sacerdote, para confesar todas mis culpas, y alcánzame de tu Jesús, el suspirado perdón. Así sea.

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