domingo, 28 de agosto de 2022

1 l PROGRAMA VERDADES DIVINAS I PREGUNTAS Y RESPUESTAS

El amor es la cuna del hombre.


                                                                                                         14-4
                                                                                      Febrero 17, 1922
El amor es la cuna del hombre.
 

(1) Me sentía oprimida por la privación de mi dulce Jesús y no hacía otra cosa que llamarlo,
desearlo, pero en vano. Entonces, después de haber esperado mucho, cuando ya no podía
más, ha venido, y yo quién sabe cuántas cosas quería decirle, pero Él se elevó en alto sin
darme tiempo, yo lo miraba y lo llamaba: “Jesús, Jesús, ven”. También Él me miraba y hacía
llover de su persona un rocío sobre mí que me embellecía toda, y este rocío lo atraía hacia mí,
de manera que se ha abajado hacia mí y me ha dicho:
(2) “Hija mía, el deseo de quererme ver rompe el velo que existe entre el tiempo y la
eternidad, y el repetido deseo le da el vuelo para acercarse a Mí. Mi amor está casi inquieto
cuando veo que el alma me anhela y Yo no me hago ver, y solamente se calma cuando no
sólo me hago ver, sino que le doy nuevos carismas y nuevas prendas de amor. Mi amor está
siempre en acto de querer dar nuevas prendas de amor a la criatura, y en cuanto veo que mi
Voluntad toma la parte obrante, dirigente de darse a la criatura, mi amor hace fiesta, corre,
vuela hacia ella, se hace cuna del hombre, y si ve que no reposa en su cuna, lo mece, le canta
para hacerlo reposar y dormir en su seno, y mientras duerme él le da su aliento en la boca
para darle nueva vida de amor. Si ve, por su respiro entrecortado, que su corazón no es feliz,
con el aliento que le da, mi amor le forma la cuna en el corazón para quitarle las amarguras,
los estorbos, las molestias y hacerlo feliz de amor. Y cuando se despierta, oh, cómo se alegra
mi amor al verla renacida, feliz y llena de vida y le dice: “Mira, te he arrullado en mi seno para
darte reposo, he vigilado a tu lado en tu sueño para hacer que te despertaras fuerte, feliz y
toda diferente de la que eras, ahora quiero ser cuna a tus pasos, a tus obras, a tus palabras, a
todo, piensa que estás mecido por mí, y en la cuna de mi amor pon tu amor, a fin de que
fundiéndonos nos hagamos felices recíprocamente, pero ten cuidado de poner alguna otra
cosa, porque entonces me entristecería y me harías llorar amargamente”.
(3) Es mi amor lo que más se acerca al hombre, más bien es la cuna donde él ha nacido, si
bien en mi Divinidad todo es armonía, como están en plena armonía los miembros al cuerpo.
Así como en el hombre la inteligencia toma la parte dirigente, pues es donde reside la voluntad
del hombre, y si ella no quiere se puede decir que el ojo no ve, la mano no obra, el pie no
camina; en cambio si quiere, el ojo ve, la mano obra, el pie corre, todos los miembros se
ponen de acuerdo; así mi Divinidad, mi Voluntad toma la parte dirigente y todos los otros
atributos se ponen en plena armonía para seguir lo que mi Querer quiere, así que concurre la
sabiduría, la potencia, la ciencia, la bondad, etc., pero como todos mis atributos, si bien
distintos ente ellos, viven en la fuente del amor, desbordan de amor, he aquí el por qué
mientras es el amor el que corre, que obra, que se dona, todos mis otros atributos concurren
junto.
7Volumen 14
(4) Además, lo que al hombre le es más necesario es el amor, el amor es como el pan a la
vida natural, así que puede prescindir de la ciencia, de la potencia, de la sabiduría, porque a lo
más son cosas que se necesitan en algún tiempo o circunstancia, ¿pero qué se diría si Yo
hubiera creado al hombre y no lo amara? Y además, ¿para qué crearlo si no debiera amarlo?
Esto me serviría para deshonor y sería una obra no digna de Mí, que no sé hacer otra cosa
que amar; ¿y qué sería del hombre si no tuviera un principio de amor y no pudiera amar?
Sería un bruto y no sería digno ni de ser mirado, por eso en todo debe correr el amor, el amor
debería correr en todas las acciones humanas como corre la imagen del rey en la moneda del
reino; y si en la moneda no está impresa la imagen del rey, no es reconocida por moneda; así,
si no corre el amor, no es reconocida por obra mía”.
+ + + +
14-5
Febrero 21, 1922
El amor hace morir y vivir continuamente.
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre adorable Jesús al venir me ha dicho:
(2) “Hija mía, mi amor por la criatura me hacía morir a cada instante. La naturaleza del
verdadero amor es morir y vivir continuamente por la persona amada; el amor de quererla
consigo le hace sentir la muerte, le procura un martirio, tal vez de los más dolorosos y
prolongados, pero el mismo amor, más fuerte que la misma muerte, en el mismo instante que
muere le da la vida, pero ¿para hacer qué cosa? Para dar vida a la persona amada y formar
con ella una sola vida, aquellas llamas tienen virtud de consumir una vida para fundirla en la
otra. Es propiamente esta la virtud de mi amor, hacerme morir, y de mi consumación formar
tantas semillas para ponerlas en los corazones de todas las criaturas, para hacerme resurgir
de nuevo y formar con ellas una sola vida Conmigo.
(3) Ahora, también tú puedes morir quién sabe cuántas veces por amor mío, y tal vez a cada
instante, cada vez que me quieres ver y no me ves, tu voluntad siente la muerte de mi
privación, pero en realidad, porque no viéndome, tu voluntad muere porque no encuentra la
vida que busca, pero después de que en ese acto se ha consumado, Yo renazco en ti y tú en
Mí y reencuentras así la vida querida por ti, pero para volver de nuevo a morir para vivir en Mí;
así también si me deseas, tu deseo no satisfecho siente la muerte, pero haciéndome ver
encuentra nuevamente su vida, y así tu amor, tu inteligencia, tu corazón, pueden estar en
continuo acto de morir y vivir por Mí. Si lo he hecho Yo por ti, es justo que tú lo hagas por Mí”.
+ + + +

71 l PROGRAMA DIÁLOGOS DIVINOS l "LLEGAR A LA NADA"

Llamado a las criaturas al orden, a su puesto y a la finalidad para la que fueron creadas por Dios.

El verdadero amor quiere hacerse conocer

2º Cor.3, 18 Todos llevamos los reflejos de la gloria del Señor sobre nuestro rostro descubierto, cada día con mayor resplandor, y nos vamos transformando en imagen suya, pues Él es el Señor del Espíritu. 

 “Hija mía buena, amar y no hacerse conocer es contra la naturaleza del verdadero amor, porque el verdadero amor por sí mismo se expande y corre, vuela en busca de quien ama, y sólo se detiene cuando encontrándola la encierra, la esconde en su amor, y transformándola en sus mismas llamas quiere encontrar su mismo amor en ella, sus mismas obras hechas por quien ama por amor suyo. (...)

 (...)Por esto creamos tantas cosas, porque esperábamos a la criatura para hacer conocer cuánto la amamos, y para dar a ella en cada cosa creada el potencial de nuestro amor para hacernos amar; el amor cuando no es conocido se vuelve infeliz, y cuando no es amado por quien ama siente perder la vida, impedido, romper los pasos, y poner en el olvido sus obras más bellas.  

En cambio cuando es conocido y amado, su vida se multiplica, y he aquí nuestro acto creante sobre la criatura para ser amado como Nosotros la amamos, nuestros pasos son libres, más bien vuelan para tomar a la amada criatura, estrecharla a nuestro seno para amarla y hacernos amar, nuestro amor siente la felicidad del amor que ella le lleva.  

Por eso no hay honor más grande que pueda darnos que venir en nuestra Divina Voluntad, Nosotros en cuanto la vemos venir ponemos a su disposición toda la Creación, porque es suya, para ella fue hecha, y conforme gira en cada cosa creada encuentra nuestra potencia creadora, que invistiéndola comunica nuestro amor que cada una posee, y nos pueda amar con nuestra fuerza creadora, que es fuente, y nos pueda amar como quiera y cuanto quiera, y así el amor del Creador y de la criatura se dan el beso, uno se reposa en el otro y ambos sienten el contento de amarse verdaderamente.  

¡Oh! cómo es bella la compañía de quien nos ama, es tanto nuestro contento, que nuestro amor surge e inventa otras obras más bellas, otras industrias amorosas para amar y hacernos amar”.

VOL. 34 Diciembre 15, 1935

Fuente; Libro de Cielo, escrito por la secretaria de Jesucristo en la Tierra,Luisa Picarreta la Pequeña hija de Su Divina voluntad Obrante en la tierra como en el Cielo, es la santidad de las santidades.

el titulo del libro es; Llamado a las criaturas al orden, a su puesto y a la finalidad para la que fueron creadas por Dios.

sábado, 27 de agosto de 2022

MEDITEN ESTE TEXTO, Y SEPAN PORQUE OCURRE LO QUE OCURRE EN EL MUNDO.

       HOMBRE MEDITA TU CORTA VIDA QUE ES NADA, Y PIENSA EN TU ETERNIDAD.                                          

                                                      29 de octubre
 

Dice Jesús:
 

«Cuando hago decir a Sofonías que me llevaré cuanto hay en la tierra, le hago profetizar lo que sucederá en la antevigilia de los últimos tiempos, lo que Yo mismo anuncié después hablando, encubierto bajo la descripción de la ruina del Templo y de Jerusalén, de la destrucción del mundo, y cuanto profetizó el Predilecto en su Apocalipsis.
Las voces se suceden. Más aún, puedo decir que, como en un edificio sagrado elevado para dar testimonio de la gloria del Señor, las voces suben de pináculo en pináculo, de profeta a profeta antecediendo a Cristo, hasta la culminación mayor en la que habla el Verbo durante su vivir de hombre, y después, bajando de pináculo a pináculo a través de los siglos, por boca de los profetas que siguieron a Cristo.
Es como un concierto que canta las alabanzas, los deseos, las glorias del Señor, y que durará hasta el momento en que las trombas angélicas reunirán a los muertos de los sepulcros y a los muertos del espíritu, a los vivientes de la tierra y a los vivientes del Cielo para que se postren ante la gloria visible del Señor y oigan la palabra de la Palabra de Dios, esa Palabra que muchísimos han rechazado o descuidado, desobedecido, escarnecido, despreciado, esa Palabra que vino: Luz en el mundo, y que el mundo no quiso acoger prefiriendo las tinieblas.
Yo soy la cúspide del edificio de Dios. No puede existir palabra más alta y verdadera que la mía. Pero mi Espíritu está en la boca de las "palabras" menores, porque todo cuanto habla de lo que es de Dios es palabra inspirada por Dios.
La carestía y la mortandad de las epidemias serán uno de los signos precursores de mi segunda venida. Los castigos creados para corregiros y volver a llamaros a Dios obrarán, con dolorosa potencia, una de las selecciones entre los hijos de Dios y de Satanás.
Él hambre producido por los robos y las malditas guerras, queridas sin justificación de independencias nacionales sino sólo por la ambición del poder y la soberbia de los demonios con apariencia de hombres, producido por el detenerse de las leyes cósmicas, por voluntad  de Dios, por lo que el hielo será áspero y prolongado, por lo que el calor quemará y no será mitigado por las lluvias, por lo que las estaciones serán invertidas y tendréis sequedad en las estaciones de las lluvias y lluvias en el tiempo de la maduración de las mieses, así que engañadas por la templanza repentina o por el frescor insólito, las plantas florecerán fuera de
estación y los árboles se recubrirán, después de haber generado, de nuevas flores inútiles, que aprisionan sin fruto la planta -porque todo desorden es nocivo y conduce a la muerte, recordadlo, hombres- el hambre atormentará cruelmente esta raza perversa y enemiga de Dios.
Los animales, privados de forraje y pienso, de grano y semilla, morirán de hambre y, por el hambre del hombre, serán destruidos sin darles tiempo de procrear. Los pájaros del cielo y los peces de las aguas, piaras y rebaños, serán asaltados por todas partes para dar a vuestros vientres el alimento que la tierra sólo producirá escasamente. .
La mortandad, creada por las guerras y las pestes, los terremotos y los naufragios,
precipitará en el más allá a los buenos y a los malos. Los primeros para vuestro castigo - porque privados de los mejores empeoraréis cada vez más- los segundos para su castigo, porque tendrán el infierno por morada antes de la hora prevista.
Vosotros seréis la víctima preparada por el Señor para purificar el altar de la Tierra, profanado por lo pecados de idolatría, de lujuria, de odio, de soberbia, hombres que perecéis a miles y a decenas de miles bajo la aguda guadaña de los fulgores divinos. Caeréis unos sobre otros como la hierba segada sobre un prado en abril: las flores santas mezcladas con las venenosas, los delicados tallos con los punzantes espinos. La mano de mis ángeles escogerá y separará a los benditos de los malditos, llevando a los primeros al Cielo y dejando a los segundos a los tridentes de los demonios para pasto del Infierno. Ser reyes o
mendigos, sabios o ignorantes, jóvenes o viejos, guerreros o sacerdotes no constituirá diferencia ni baluarte contra la muerte. Habrá un castigo y será tremendo.
El ojo de Dios escogerá a los destinados quitando las "luces" para que no tengan que sufrir más la neblina creada por los hombres unidos a Satanás, quitando las "tinieblas" generadoras de tinieblas porque están poseídas por el padre de las tinieblas: Satanás.
El ojo de Dios, que penetra en los palacios, en las iglesias, en las conciencias -y no hay barreras ni hipocresía que le impida ver- escudriñará en el seno de la Iglesia: la Jerusalén de ahora, escudriñará en el seno de las almas y escribirá el decreto personal para los dolientes, los indiferente, los tibios, los rebeldes, los traidores, los homicidas del espíritu, los deicidas.
No, no creáis que Dios no os hará ni bien ni mal por vuestras obras. Yo os lo juro, lo juro a Mí mismo, lo juro por mi Justicia, lo juro con triple juramento, os haré bien por el bien que hagáis y mal por el mal que hayáis realizado.
Si las impurezas de la carne y de vuestra vida de animales ponen una costra en vuestros ojos para impediros ver a Dios, a Dios nada le empaña. Dejaré caer mi mano sobre los que se complacen de estar en el barro y allí quieren quedarse a pesar de las invitaciones y los medios que les doy para salir. Serán barro en el barro, porque hacen del barro del pecado el alimento preferido para su hambre impura.
El día se acerca, hijos que habéis renegado del Padre. El tiempo de la Tierra es largo y breve al mismo tiempo.
¿Acaso no era ayer cuando gozabais de un honesto bienestar fruto de la paz y de las obras pacíficas que dan el pan y el trabajo? ¿Acaso no era ayer, vosotros que vivís en esta hora tremenda, cuando gozabais de la alegría 9.e la familia no desmembrada ni destruida, la alegría de los hijos alrededor de la mesa del padre, del tálamo: el esposo junto a la esposa, del padre inclinado sobre la cabeza de los niños como maestro y amigo? ¿Y ahora? ¿Dónde está todo eso? Ese tiempo pasó veloz como el pájaro que vuela a playas lejanas. Era ayer... ahora os volvéis y veis que un número de días, que el horror multiplica con su sangrienta intensidad, os separa de ellos. Os refugiáis en el recuerdo, pero el cúmulo de escombros y la
extensión de tumbas os destruyen la dulzura del recuerdo con la realidad del presente.
¡Oh! hombres, hombres que insultáis a Dios con las voces de la boca y del corazón
creyendo que os sea lícito hacerlo, oíd, hombres, la voz de Dios, desgarrada y desgarrante, que ya retumba en el mundo porque no le sirve hablaros por la boca de sus siervos y amigos, que os anuncia su ira, y que todavía os llama porque sufre al castigaros. .
Antes de que la ceguera de vuestros espíritus sea total, venid al Médico y a la Luz. Antes de que la sangre sea tanta de constituir un lago de muerte, venid a la fuente de la Vida.
Reunid vuestras miserables capacidades de amor y volvedlas a Dios. El amor os perdonará por esas migajas de amor que le ofreceréis, resto de las rapiñas de la carne y de Satanás. Deben ofrecerse a Dios las primicias y la. totalidad de los bienes. Pero dado que no habéis sabido hacer esto, hijos que me habéis costado la vida, dad al Señor grande, piadoso,
poderoso, lo que aún os queda. En vuestra pobreza de espíritu, pobreza no evangélica sino humana, arrancaos del corazón la última punta, negad a la carne ese resto y dádmelo a Mí.
Sé que a uno de mis dilectos le cuesta menos el sacrificio de la vida, porque el amor le embarga, de lo que a vosotros os cuesta el sacrificio de un beso. Y por vuestro esfuerzo,
desproporcionado con la oferta, os daré un premio desproporcionado con el don. Os lo daré, con tal de que vengáis.
Quien trabajó bien en la última hora será admitido en el Reino como quien rigió el arado, hasta caer sobre él, desde la aurora hasta su tarde anticipada. No os lamentaréis de tener una morada distinta en el Cielo; allí no existen las mezquindades de las envidias humanas.
Pero conquistad este Cielo que he creado para vosotros y que os he abierto con mi muerte de Cruz. Venid al Señor antes de que el Señor venga sobre vosotros con su majestad de Juez.
Respecto a vosotros, mis dilectos, permaneced en el camino que habéis escogido. Los vendavales y las tempestades no lograrán haceros perder la meta que soy Yo, que tengo el Corazón abierto para recibiros con el más vivo beso de amor. Dejad que caigan los reinos y los pueblos, y que lo que ahora se cree potente se convierta en cenizas y escombros, y que lo que ahora se cree con el derecho de dictar deseos y doctrinas se convierta en polvo triturado por la Voluntad y la Ley de Dios.
En mi breve reinado sobre el mundo seré Yo quien reine, Yo y el resto de mi pueblo, esto es, los fieles verdaderos, los que no han renegado de Cristo y recubierto el signo de Cristo con la tiara de Satanás. Entonces caerán las falsas deidades de los superpoderes, las doctrinas obscenas que reniegan de Dios, Señor omnipotente.
Mi Iglesia, antes de que se acabe la hora del mundo, tendrá su triunfo resplandeciente. No hay nada distinto en la vida del Cuerpo Místico de cuanto hubo en la vida de Cristo. Se dará el hosanna de la vigilia de la Pasión, el hosanna cuando los pueblos, fascinados por la Divinidad, plegarán sus rodillas ante el Señor. Después vendrá la Pasión de mi Iglesia militante, y al final la gloria de la Resurrección eterna en el Cielo.
¡Oh bienaventuranza la de aquel día en el que habrán acabado para siempre las insidias, las venganzas, las luchas de esta tierra, de Satanás, de la carne! Mi Iglesia estará compuesta entonces por los verdaderos cristianos. Entonces, en el penúltimo día. Pocos como al inicio, pero santos como al inicio. Acabará en santidad como en santidad comenzó.
Se quedarán fuera los mentirosos, los traidores, los idólatras. Los que en el último día
imitarán a Judas y venderán su alma a Satanás dañando al Cuerpo místico de Cristo. La Bestia tendrá en ellos sus lugartenientes para su última guerra.
Y ¡ay de quien en Jerusalén, en los últimos tiempos, se haga culpable de tal pecado! ¡Ay de quienes en ella se aprovechen de su apariencia para provecho humano! ¡Ay de quienes dejen perecer a los hermanos y dejen de hacer de la Palabra que les he confiado el pan de las almas hambrientas de Dios! ¡Ay! No haré diferencia entre quien reniegue abiertamente a Dios y quien le reniegue con las obras. Y en verdad os digo, con el dolor del Fundador por excelencia, que tres cuartos de mi Iglesia me renegará en la última hora, y tendré que amputarles del tronco como ramas muertas y corrompidas por una lepra inmunda.
Pero vosotros que permanecéis en Mí, oíd la promesa de Cristo. Esperadme con fidelidad y amor y Yo vendré a vosotros con todos mis dones. Con el don de los dones: Yo mismo.
Vendré para redimir y curar. Vendré para iluminar las tinieblas, vencerlas y hacerlas huir. Vendré para enseñar a los hombres a amar y adorar al Dios eterno, el Señor altísimo, el Cristo santo, el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo. Vendré para traeros, no la paz de este mundo, eterno destructor de la Paz, sino la Paz del Reino que no muere.
Regocijaos, mis siervos fieles. Os dice esto la boca que no miente. Ya no tendréis que temer ningún mal porque pondré fin al tiempo del mal, anticiparé este final por piedad hacia mis benditos.
Regocijaos sobre todo vosotros, mis amados de entonces. Para vosotros será todavía más
solícito el adviento de Cristo y su abrazo de gloria. Ya se abren para vosotros las puertas de la Ciudad de Dios y sale vuestro Salvador para venir a vuestro encuentro a daros la Vida verdadera.
Todavía un poco y después vendré. Como para Lázaro, mi amigo, os llamaré uno a uno: "¡Sal fuera!". Fuera de esta tierra que es tumba para el espíritu encarcelado en la carne.
Fuera. En la Vida y en la libertad del Cielo.
Llamadme con vuestro amor fiel. Que él sea la llama que funde las cadenas de la carne y da al espíritu la libertad de venir pronto a Mí. Pronunciad el grito más bello escrito por hombre: "Ven, Señor Jesús"».

 

Fuente: El Evangelio como me ha sido revelado por Maria Valtorta 1943

EXORTACIÒN A LOS SACERDOTES DE LA ÚNICA IGLESIA DE CRISTO Y A LOS PODEROSOS

 ¡Ay, ay, ay de vosotros poderosos! Pero siete veces ¡ay! a vosotros sacerdotes. Porque, silos primeros llevan la muerte más a los cuerpos que a las almas, vosotros sois responsables de la muerte de las almas, comenzando por las de los poderosos que no sabéis contener, o,por lo menos, no tratáis de contener con un firme "Non licet", sino que les dejáis obrar su mala cambio de un falso obsequio que es traición a Cristo.Os lo he dicho: "El buen pastor da la vida por la de sus ovejas". Vosotros os preocupáis de conservar la vuestra; y las ovejas, grandes y pequeñas, se han dispersado, presa de las fieras, y han muerto por haberse alimentado con pastos malsanos. Hay que saber poner la hoz a la raíz de la gran planta dañina. Y no sopesar el peligro deque ésta o sus ramificaciones se vuelvan contra vosotros con la hoz para quitaros la vida,sino actuar para preservar la Vida más alta. Esto lo hacéis cada vez menos, y la destrucción devasta la tierra, y la destrucción devasta los espíritus.


Demasiado "ilícito" se ha cometido en "licito" solo porque es cometido por los poderosos. Pero pensad, poderosos de un momento, que el único Poderoso tiene yà el rayo en la mano para incendiar, primero, en vuestras manos los frutos que habéis robado, y después, si aún no os arrepentís, para abrazaros a vosotros.

viernes, 26 de agosto de 2022

9 | NOVENA PARTE | RETIRO DIVINA VOLUNTAD l "CÓMO VIVIR EL CIELO EN LA TIERRA"

5 | QUINTA PARTE | RETIRO DIVINA VOLUNTAD l "CÓMO VIVIR EL CIELO EN LA ...


14-30
Mayo 19, 1922

El Divino Querer en el Cielo es felicitante, en la tierra es obrante
y multiplica su Vida, sus bienes, en el acto de la criatura.
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver dentro de mi
interior, en el cual abriéndose una como puertecita, apoyaba sus brazos y asomaba su cabeza
para ver qué cosa hacían las otras criaturas. Yo miraba junto con Jesús, ¿pero quién puede
decir los males que se veían, las ofensas que se hacían y los castigos que lloverán? Era
horrorizante esta vista tan dolorosa; y también veía a nuestro pobre país golpeado por el
flagelo divino. Entonces yo, viendo que Jesús miraba con una ternura de amor y de dolor,
mientras que días antes me había sido imposible hacerlo dirigir su rostro y su mirada hacia las
criaturas, le he dicho:
(2) “Amor mío y vida mía, mira cuánto sufren nuestros queridos hermanos, ¿no quieres tener
piedad? Con cuántas ganas sufriría todo con tal de hacer que ellos fueran perdonados. Mira,
esto es un deber que me impone el estado de víctima, tu imitación; ¿no sufriste todo por
nosotros? ¿Y cómo quieres que no sufra yo para librarlos de los castigos, y que no te imite,
mientras que Tú sufriste tanto?” Y Jesús interrumpiendo mi hablar me ha dicho:
(3) “Ah, hija mía, ha llegado a tanto el hombre que no puedo mirarlo sino con horror, y si lo
miro es sólo desde dentro de ti, porque encontrando en ti todas las ternuras de mi Humanidad,
mis oraciones, me siento movido a mirarlo con compasión, y por amor tuyo preservaré sus
vidas. El hombre tiene necesidad de purificaciones fuertes, de otra manera no se desengaña,
y por eso arrollaré todo para renovar todo, haré cosas imprevistas, castigos nuevos de los
cuales el hombre no podrá encontrar la causa, y esto para confundirlo, pero tú no temas, por
amor tuyo disminuiré alguna cosa. Siento en ti como sentía en mi Humanidad la corriente de
las comunicaciones con todas las criaturas, y por esto me es duro no darte y no contentarte en
nada”.
29Volumen 14
(4) Más tarde me he encontrado fuera de mí misma, en un punto altísimo y he encontrado a
mi Mamá Celestial, a nuestro Arzobispo difunto, a mis padres y a mi dulce Jesús en los brazos
del obispo, el cual, en cuanto me ha visto me lo ha puesto en mis brazos diciéndome: “Tómalo
hija mía y gózalo”. Y Jesús hacía fiesta en mis brazos y ha dicho:
(5) “Hija amadísima de mi Querer, quiero renovar el vínculo del gran don de hacerte vivir en
mi Querer, y por esto he querido presentes como testigos a mi amada Mamá, al Obispo que
tomó parte en tu dirección cuando estuvo en la tierra, y a tus papás, a fin de que tú quedes
mayormente confirmada en mi Voluntad y recibas toda la corriente y los bienes que mi
Voluntad contiene, y ellos sean los primeros en recibir la gloria del obrar del vivir en mi Querer.
Tú no eres otra cosa que un átomo en mi Querer, pero en este átomo Yo pongo todo el peso
de mi Voluntad, a fin de que conforme te muevas, el mar inmenso de mi Querer reciba su
movimiento, las aguas se encrespen y como agitadas exhalen su frescura, sus perfumes, y
desborden en bien del Cielo y de la tierra. El átomo es pequeño, ligerísimo, y no es capaz de
agitar todo el mar inmenso de mi Voluntad, pero puesto dentro de él todo el peso de Ella, será
capaz de todo, y me darás campo para dar de Mí otros actos divinos, serás como la
piedrecilla arrojada en la fuente, que conforme cae, las aguas se encrespan, se agitan y
exhalan su frescura y su perfume; pero la piedrecilla no contiene el peso de mi Voluntad y por
eso no puede hacer que la fuente se desborde, pero tu átomo con el peso de mi Querer, no
sólo puede arrastrar mi mar, sino inundar Cielo y tierra.
(6) Como dentro de un solo respiro vendrás a absorber toda mi Voluntad con todos los
bienes que Ella contiene, y de otro respiro la pondrás fuera, y mientras esto haces, cuantas
veces la aspires y cuantas veces la emitas, tantas veces multiplicarás mi Vida, mis bienes. En
el Cielo los bienaventurados gozan de toda la beatitud que contiene mi Querer, viven en Él
como en su propio centro, pero no lo multiplican, pues en ellos están ya fijos sus méritos; pero
tú eres más feliz que ellos pudiendo multiplicar mi Vida, mi Querer, mis bienes; en ellos mi
Querer es felicitante, en ti es obrante y pido tus actos para multiplicarme. Cuando tú obras
estoy mirando con ansias si obras en mi Querer para recibir el contento de verme multiplicado
en tu acto. ¡Cuánto deberías estar atenta, y no dejar pasar nada!”
+ + + +

Capítulo 298. La ayuda prestada a los huerfanos Marìa y Matìas y las enseñanzas que de ellla se deducen.


La ayuda prestada a los huerfanos Marìa y Matìas y las enseñanzas que de ella se deducen


Vuelvo a ver el lago de Merón en un lúgubre día de agua... Fango y nubes. Silencio y calígine. El horizonte desaparece
entre las brumas. La cadena del Hermón está sepultada bajo la espesa capa de nubes bajas. Pero desde este lugar - una llanura
alta, situada cerca del pequeño lago todo oscuro y amarillento por el fango de mil riachuelos crecidos y el cielo de Noviembre
lleno de nubes - se ve bien este pequeño lago alimentado por el Alto Jordán, que de él sale luego para ir a alimentar al otro lago;
más grande, de Genesaret.
Cae la tarde, cada vez más triste y amenazadora de lluvia, cuando Jesús toma el camino que corta el Jordán después del
lago de Merón. Entra luego por una vereda que lleva a una casa...
Otra dulce visión de Jesús y dos niños.
Digo esto porque veo que Jesús, al pasar por una vereda abierta entre campos - que deben haber recibido la simiente
poco antes porque la tierra está todavía mullida y oscura como cuando ha sido sembrada recientemente -, se detiene a acariciar
a dos pequeñuelos: un niño de no más de cuatro años y una niña que tendrá unos ocho o nueve. Deben ser niños muy pobres a
juzgar por sus míseros vestiditos descoloridos y rotos y su carita triste y flaca.
Jesús no les pregunta nada. Se limita a mirarlos fijamente mientras los acaricia. Luego reanuda ligero su paso, hacia una
casa que está en el fondo de la vereda. Es una casa labriega pero de buen aspecto, con una escalera exterior que sube del suelo
a la terraza, en que hay un emparrado, ahora desnudo de racimos y hojas: solamente queda alguna que otra última hoja ya
amarilla, que pende y se mueve con el viento húmedo de un desagradable día de otoño. En el murete de la casa unas palomas
zurean esperando el agua que el cielo gris y todo nublado promete.
Jesús, seguido por los suyos, empuja la tosca cancela de la albarrada que rodea la casa; entra en un patio - nosotros
diríamos una era -, con su pozo y en un ángulo, también un horno (supongo que sea eso aquel tabuco de paredes más oscuras
por el humo que incluso ahora sale y que el viento empuja hacia la tierra).
A1 oír el rumor de los pasos, una mujer se asoma a la puerta de este cuartucho. Al ver a Jesús, lo saluda con alegría y
corre a avisar a la casa.
Un hombre más bien anciano, y grueso, sale a la puerta de la casa, y va enseguida hacia Jesús.
-¡Qué gran honor verte, Maestro! - lo saluda.
Jesús responde con su saludo:
-La paz sea contigo - y añade: «Está anocheciendo y la lluvia se acerca. Vengo a pedirte alojamiento y un pan para mí y
mis discípulos.
-Entra, Maestro. Mi casa es tuya. La doméstica está para sacar el pan del horno. Con mucho gusto te lo ofrezco, con el
queso de mis ovejas y los productos de mis campos. Entra, entra, que el viento es húmedo y frío... - y, solícito, sujeta la puerta y
hace una reverencia cuando pasa Jesús. Pero inmediatamente cambia de tono dirigiéndose a alguien que ha visto, y dice airado:
« ¿Todavía estás aquí? ¡Vete! ¡No hay nada para ti! ¡Vete! ¿Entendido? Aquí no hay sitio para los vagabundos... - y farfulla entre
dientes: «...y quizás rateros como tú».
Una vocecita llorosa responde:
-Piedad, señor. A1 menos un pan para mi hermanito. Tenemos hambre...
Jesús, que había entrado en la vasta cocina, alegrada e iluminada con un vivo fuego, sale a la puerta. Su rostro es ya
distinto. Severo y triste, pregunta, no al huésped sino en general - parece como si se lo preguntara a la era silenciosa, a la
desnuda higuera, al oscuro pozo -:
-¿Quién tiene hambre?
-Yo, Señor. Yo y mi hermano. Sólo un pan y nos vamos.
Jesús está ya afuera, en el ambiente cada vez más lúgubre por el crepúsculo y la lluvia inminente.
-Pasa - dice.
-¡Tengo miedo, Señor!
-Ven, te digo. No tengas miedo de mí.
De detrás de una arista de la casa sale la pobre niña. De la mísera tuniquita viene agarrado su hermanito. Se acercan
temerosamente: una mirada tímida a Jesús; una de susto al dueño de la casa, que pone ojos amenazadores mientras dice:
-Son vagabundos, Maestro. Y ladrones. Hace poco he encontrado a ésta fisgando cerca de la almazara. Está claro que
quería entrar a robar. ¡A saber de dónde vendrán! No son del lugar.
Jesús lo escucha... digamos que lo escucha. Mira muy fijamente a la niña de carita demacrada, de trenzas despeinadas
(dos coletitas a los lados de ambas orejas, atadas al extremo con una cintita de trapo viejo). El rostro de Jesús no es severo
mientras mira a la pobrecita; está triste, pero sonríe para animar a la niña:
-¿Es verdad que querías robar? Di la verdad.
-No, Señor. Había pedido un poco de pan, porque tengo hambre. No me lo han dado. He visto una corteza de pan
untada, allí, en el suelo, cerca del molino del aceite, y había ido a recogerla. Tengo hambre, Señor. Ayer he conseguido sólo un
pan, pero lo guardé para Matías... ¿Por qué no nos han metido en la tumba con nuestra mamá?
La niña llora desconsoladamente, y su hermanito también.
-No llores.
Jesús la consuela acariciándola y arrimándola a su pecho.
-Responde: ¿de dónde eres?
-De la llanura de Esdrelón.
-¿Y has venido hasta aquí?-Sí, Señor.
-¿Hace mucho que ha muerto tu madre? ¿No tienes padre?
-Mi padre murió por el sol en el tiempo de la cosecha; mi mamá, la pasada luna... ella y el niño que iba a nacer
murieron... - y el llanto aumenta.
-¡No tienes ningún pariente?
-¡Venimos de muy lejos! No éramos pobres... Luego mi padre tuvo que ponerse al servicio de un patrón. Ahora ha
muerto y mi mamá con él.
-¿Quién era el patrón?
-El fariseo Ismael.
-¡El fariseo Ismael!... (es intraducible el modo como Jesús repite este nombre).
-
-¿Saliste de allí por
propia voluntad o te echó él?
-Me echó, Señor. Dijo: "Los perros hambrientos a la calle".
-¿Y tú, Jacob, ¿por qué no has dado un pan a estos niños; un pan, un poco de leche y un manojo de heno como cama
para su cansancio? ...
-Pero... Señor... tengo justo el pan que necesito... poca leche... y meterlos en casa... Éstos son como animales
vagabundos. Si se les pone buena cara luego ya no se marchan...
-¿Y te falta sitio y alimento para estos dos infelices? ¿Lo puedes decir con verdad, Jacob? La cosecha abundante, la
abundancia de vino, de aceite, de fruta, que han hecho famosa tu propiedad este año, ¿por qué te han venido? ¿No te habrás
olvidado ya, no? El año pasado, el granizo había depauperado tus bienes. Estabas preocupado por tu vida... Vine y te pedí un
pan... Tú me habías oído hablar un día y me fuiste fiel... En medio de tu aflicción me abriste tu corazón y tu casa. Me diste un
pan y me alojaste. ¿Qué te dije al salir a la mañana siguiente? “Jacob, has comprendido la Verdad. Sé siempre misericordioso y
obtendrás misericordia. Por el pan que has dado al Hijo del hombre, estos campos te darán muchos cereales; llenos de
aceitunas, como si soportaran los granos de la arena marina, estarán tus olivos; tus manzanos, plegados hasta el suelo por su
peso". Lo has tenido, y eres el más rico de la comarca este año. ¿Y niegas un pan a dos niños!...
-Pero tú eras el Rabí...
-Precisamente porque lo era podía hacer de las piedras pan; éstos, no. Ahora te digo: verás un nuevo milagro y te
producirá aflicción, gran aflicción... Cuando llegue ese momento, dándote golpes de pecho, di: "Me lo he merecido".
Jesús se vuelve a los niños:
-No lloréis. Id a ese árbol y coged los frutos.
-Pero si está vacío, Señor - objeta la niña.
-Ve.
La niña va, y vuelve con el vestidito alzado lleno de manzanas rojas y hermosas.
-Comed y venid conmigo - y a los apóstoles: «Vamos a llevar a estos dos pequeñuelos a Juana de Cusa. Ella sabe
recordar los beneficios recibidos y es compasiva por amor a quien usó con ella misericordia. Vamos.
El hombre, confundido y apesadumbrado, trata de arreglar las cosas:
-Es de noche, Maestro. Te puede venir el agua por el camino. Entra en mi casa. Mira, la doméstica va a sacar ya el pan
del horno... Te doy también para ellos.
-No hace falta. No sería por amor, lo darías por miedo al castigo prometido.
-Entonces no es éste - y señala a las manzanas que los dos niños hambrientos se están comiendo con avidez, cogidas del
árbol antes vacío -, no es éste, entonces, el milagro?
-No.
Jesús se muestra severísimo.
-¡Oh, Señor, Señor, ten piedad de mí! ¡Entiendo! ¡Tienes intención de castigarme en las mieses! ¡Piedad, Señor!
-No todos los que me dicen "Señor" me tendrán, porque el amor y el respeto no se testifican con la palabra sino con
obras. Tendrás la piedad que tú has tenido.
-Yo te amo, Señor.
-No es verdad. Me ama quien ama, porque esto es lo que he enseñado. Tú sólo te amas a ti mismo. Cuando me ames
como enseño, el Señor volverá. Ahora me marcho. Mi techo es hacer el bien, consolar a los afligidos, enjugar las lágrimas de los
huérfanos. Como la gallina extiende sus alas sobre los pollitos indefensos, así extiendo mi poder sobre los que sufren y viven en
el dolor. Venid, niños. Pronto tendréis casa y pan. Adiós, Jacob.
Y, no contento con marcharse, indica que cojan en brazos a la niña fatigada (Andrés la toma y la arropa en su manto), y
Él toma al niño; y se echan a andar, por la vereda ya oscura, con su carga de piedad que ya no llora.
Pedro dice:
-¡Maestro! ¡Qué gran suerte para éstos el que hayas llegado en este momento! ¡Pero para Jacob!... ¿Qué vas a hacer,
Maestro?
-Justicia. No llegará a conocer el hambre, porque tiene todavía muy llenos los graneros, pero sí que conocerá la
estrechez, porque el trigo sembrado no producirá grano, y los olivos y manzanos solamente hojas. Estos inocentes, no de mí,
sino del Padre, han recibido pan y casa; porque mi Padre es también Padre de los huérfanos; sí, Él, que da el nido y el alimento a
los pájaros de los bosques. Éstos pueden decir, y con ellos todos los desvalidos, los desvalidos que saben permanecer "hijos
inocentes y amorosos", que en sus pequeñas manos Dios ha depositado el alimento y que, con paterna guía, los conduce a casa
hospitalaria.
La visión cesa así, y me deja una gran paz.
Dice Jesús:-Para todos es la enseñanza de que sé ser el "Señor" con justicia. A mí no se me engaña, ni se me adula con falaz
obsequio. Quien cierra su corazón a su hermano lo cierra a Dios, y Dios a él.
¡Oh, hombres, es el primer mandamiento: Amor y amor. El que no ama, y se profesa cristiano, miente. Es inútil
frecuentar los sacramentos y los ritos, inútil la oración, si falta la caridad. Quedan con vertidos en fórmulas, e incluso en
sacrilegios. ¿Cómo podéis venir al Pan eterno y saciaros con É1, cuando habéis negado un pan a un hambriento? ¿Vale más,
acaso, vuestro pan que el mío? ¿Es más santo? ¡Hipócritas! Yo me doy a vuestra miseria sin medida, y vosotros, que sois miseria,
no tenéis piedad de miserias que ante los ojos de Dios no son odiosas como lo son las vuestras: porque aquellas son
desventuras, mientras que las vuestras son pecado. Demasiadas veces me decís: "Señor, Señor" para ganar mi benignidad para
vuestros intereses. Pero no lo decís por amor al prójimo y no hacéis nada por el prójimo en nombre del Señor. Mirad: colectiva e
individualmente, ¿qué os ha dado vuestra falaz religión y auténtica anticaridad? El abandono de Dios. Y el Señor volverá cuando
sepáis amar como Yo he enseñado.
Pero, a vosotros, pequeño rebaño formado por los que sufren siendo buenos, os digo: "Nunca estáis huérfanos, nunca
abandonados. No existiría Dios, antes que faltarles la Providencia a sus hijos. Tended la mano: el Padre os da todo como
“padre”, o sea, con amor que no humilla. Enjugad vuestras lágrimas. Yo os tomo y os llevo conmigo porque siento piedad de
vuestro abatimiento".
La criatura más amada es el hombre. ¿Vais a poner en duda que el Padre se mostrará más compasivo con el hombre fiel
que con los pájaros?, ¿con el hombre fiel, Él, que es longánimo incluso con el pecador, y le da tiempo y manera de ir a Él? ¡Ah, si
el mundo comprendiera lo que es Dios!
Dice María (la Virgen):
-María (habla a María Valtorta), habla Mamá. Mi Jesús ha hablado de la infancia del espíritu, requisito necesario para
conquistar el Reino. Ayer te mostré una página de su vida de Maestro. Has visto ayer a unos niños, a unos pobres niños. ¿No
habría nada que añadir? Sí, y lo añado yo. A ti, que quiero que seas cada vez más amada de Jesús. Es un detalle en el cuadro que
ha hablado a tu espíritu para el espíritu de muchos. Pero son los detalles los que hacen hermoso el cuadro, los que revelan la
capacidad del pintor y la sabiduría del observador. Quiero que observes la humildad de mi Jesús.
Aquella pobre niña, en su ignorante simplicidad, no trata de forma distinta al pecador de corazón de piedra y a mi Hijo.
No sabe ni de "Rabí" ni de "Mesías". Siendo poco menos que una pequeña salvaje, que ha vivido en los campos, en una casa
donde se despreciaba al Maestro - porque el fariseo Ismael despreciaba a mi Jesús -, no había oído jamás hablar de Él, no lo
había visto.
Su padre y su madre, quebrantados por el trabajo insoportable que el cruel patrón exigía, no tuvieron tiempo ni modo
de levantar la cabeza de la gleba que roturaban. Habrían oído, quizás, mientras segaban el heno o las mieses, mientras recogían
la fruta o los racimos, mientras trituraban la aceituna en la dura muela, un clamor de ¡hosanna! Habrían, incluso, alzado un
momento su cansada cabeza. Mas el miedo y el cansancio habrían vencido enseguida esas cabezas bajo su yugo. Y murieron
pensando que el mundo era sólo odio y dolor; en cambio, el mundo, desde que lo pisaban los santísimos pies de mi Jesús, era
amor y bien. Siendo sólo los pobres siervos de un despiadado patrón, murieron sin cruzarse siquiera una vez con la mirada y la
sonrisa de mi Jesús; sin haber oído su palabra, que daba una riqueza al espíritu por la que los indigentes se sentían ricos, los
hambrientos hartos, los enfermos sanos, consolados los que sufrían. Pues bien, Jesús no dice: "Yo, que soy el Señor, te digo: haz
esto". Conserva su anonimato. Y la pequeñuela, tan simple que no comprendió ni siquiera al ver el milagro de un manzano,
desnudo incluso de hojas, que carga una rama suya de manzanas para saciar su hambre, lo sigue llamando "Señor", como
llamaba a su patrón Ismael y al cruel Jacob. Se siente atraída hacia este Señor bueno porque la bondad siempre atrae. Pero nada
más. Le sigue con confianza. Lo ama inmediatamente, instintivamente, esta pobre criaturita sola en el mundo, ignorada
voluntariamente por el mundo, por ese "mundo importante de los poderosos y de los que gozan de la vida" que quiere
mantener en la sombra a los inferiores para poderlos torturar más a gusto y explotar más acerbamente.
Más adelante sabrá quién era aquel "Señor" que - pobre como ella, sin casa ni alimento, sin madre porque todo lo había
dejado por amor al hombre (también a esa pizquita de ser humano que era ella, pobre criaturita niña) - le había dado milagrosos
frutos, queriéndole quitar de sus labios y su corazón el amargor de la maldad humana que crea el odio de los desvalidos contra
los poderosos, con un fruto del Padre, no con un mendrugo de pan ofrecido tarde y que para ella habría tenido en todo caso
sabor de dureza y llanto. ¡Ah, verdaderamente esas manzanas recordaban el pomo del Paraíso Terrenal! Fruto nacido en la rama
para el Bien y para el Mal, determinaría redención de todas las miserias - la primera la de la ignorancia de Dios -para los dos
huerfanitos; determinaría castigo para aquel que, conociendo ya la Palabra, había obrado como si no la conociera. Sabrá más
adelante, de boca de la mujer buena que en nombre de Jesús la acogió, quién era Jesús: para ella Salvador repetidamente: del
hambre, de la intemperie, de los peligros del mundo, del pecado original.
Pero, para ella, Jesús tuvo siempre la luz de aquel día, bajo esa luz lo vio siempre: el Señor bueno con bondad de cuento
infantil, el Señor que tenía caricias y dones, el Señor que le había hecho olvidar que no tenía ni padre ni madre, ni casa ni
vestidos, porque había sido para ella bueno como su padre y dulce como su madre y había ofrecido un nido para el cansancio de
los dos, su pecho y el de otros hombres buenos que estaban con Él, y abrigo para la desnudez de los dos, su manto y el de otros
hombres buenos que con Él estaban. Una luz paterna y suave, que no se apagó con el flujo de las lágrimas, ni siquiera cuando
supo que había muerto atormentado en una cruz; ni siquiera cuando, pequeña fiel de la primera Iglesia, vio el aspecto del rostro
de su "Señor" con los golpes y las espinas y pensó cómo era El ahora, en el Cielo, a la derecha del Padre. Una luz que le sonrió en
su última hora de la tierra, y la condujo sin temor hacia su Salvador. Una luz que le sonrió una vez más con inefable dulzura en el
fulgor del Paraíso.
Jesús te mira a ti también así. Míralo siempre como lo veía tu lejana homónima y siéntete feliz de este amor suyo. Sé
sencilla, humilde, fiel, como la pobre y pequeña María que has conocido. Ve adónde ha llegado, a pesar de que fuera una pobre
ignorantilla de Israel: al corazón de Dios. El Amor se le reveló como se ha revelado a ti y se hizo docta con la verdadera Sabiduría.Ten fe, vive en la paz. No existe miseria alguna que mi Hijo no pueda transformar en riqueza; no hay soledad alguna que
no pueda colmar; como tampoco hay falta alguna que no pueda borrar. El pasado no existe, cuando el amor lo anula. Ni siquiera
un pasado horrendo. ¿Temerás tú si no temió Dimas el ladrón? Ama, ama y no tengas miedo de nada.
Mamá te deja con su bendición.

Fuente: Segundo año pùblico de Jesùs.
             Libro de Marìa valtorta 1943

lunes, 15 de agosto de 2022

Devociones no. Divina Voluntad sí.

4 | CUARTA PARTE | RETIRO DIVINA VOLUNTAD l "CÓMO VIVIR EL CIELO EN LA ...

Santa Misa y Consagración a La Divina Voluntad


Consagración a la Divina Voluntad

In Voluntate Dei!  Deo gratias!

Jesús en la cruzOh Voluntad Divina y adorable, héme aquí ante la inmensidad de tu luz, para que tu eterna bondad me abra las puertas y me haga entrar en ella para formar toda mi vida en tí, Voluntad Divina. Por eso, postrado ante tu luz, yo, el más pequeño entre todas las criaturas, vengo, oh adorable Voluntad, en el pequeño grupo de los hijos de tu Fiat Supremo.

Postrado en mi nada, suplico e imploro que tu luz quiera inundarme y eclipsar todo lo que no te pertenece, de modo que no haga más que mirar, comprender y vivir en tí, Voluntad Divina. Ella será mi vida, el centro de mi inteligencia, la raptora de mi corazón y de todo mi ser. En este corazón no quiero que vuelva a tener vida el querer humano; lo expulsaré de él y formaré el nuevo paraíso de paz, de felicidad y de amor. Con ella seré siempre felíz; tendré una fuerza única y una santidad que todo santifica y todo lleva a Dios.

Aquí postrado invoco la ayuda de la Trinidad Sacrosanta, que me admita a vivir en el recinto de la Divina Voluntad, para que regrese en mí el orden primordial de la creación, el orden en que fue creada la criatura.

Madre Celestial, Reina Soberana del Fiat Divino, tómame de la mano y sumérgeme en la luz del Querer Divino. Tú serás mi guía, mi tierna Madre, y me enseñarás a vivir y a mantenerme en el orden y en el recinto de la Divina Voluntad. Soberana Celestial, a tu Corazón entrego todo mi ser. Tú me darás lecciones de Voluntad Divina y yo estaré atento a escucharte. Extenderás tu manto sobre mí, para que la serpiente infernal no se atreva a penetrar en este sacro edén para seducirme y y hacerme caer en el laberinto del querer humano.

Corazón de mi sumo Bien, Jesús, Tú me darás tus llamas para que me quemen, me consuman y me alimenten, para formar en mí la vida del Supremo Querer.

San José, tú serás mi protector, el custodio de mi corazón, y tendrás las llaves de mi querer en tus manos. Custodiarás mi corazón celosamente y no me lo darás nunca más, para que yo esté seguro de no hacer ninguna salida de la Voluntad de Dios.

Angel mío de la mira, guárdame, defiéndeme, ayúdame en todo, para que mi paraíso crezca florecido y sea el reclamo de todo el mundo a la Voluntad de Dios. Corte Celestial, ven en mi ayuda y yo viviré siempre en la Divina Voluntad. 

domingo, 14 de agosto de 2022

Con su respiro Jesús da movimiento y vida a todas las criaturas.


12-8
Mayo 10, 1917
Con su respiro Jesús da movimiento y vida a todas las criaturas.


(1)Continuando mi pobre estado, según mi costumbre buscaba fundirme en mi dulce Jesús, pero por
cuanto me esforzaba todo me resultaba inútil, el mismo Jesús me distraía, y suspirando fuerte me ha
dicho:
(2) “ Hija mía, la criatura no es otra cosa que mi respiro. Conforme respiro así doy vida a todo; toda la
vida está en el respiro, si falta el respiro el corazón no late más, la sangre no circula, las manos quedan
inertes, la mente se siente morir la inteligencia, y así de todo lo demás; así que toda la vida humana
está en el recibir y dar este respiro, pero mientras con mi respiro doy vida y movimiento a todas las
criaturas, y con mi santo respiro las quiero santificar, amar, embellecer, enriquecer, etc., ellas al darme
el respiro que de Mí reciben me mandan ofensas, rebeliones, ingratitudes, blasfemias,
desconocimientos, y todo lo demás. Así que mando el respiro puro y me regresa impuro, lo mando
bendiciendo y me regresa maldiciendo, lo mando todo amor y me regresa ofendiéndome hasta en lo
íntimo de mi corazón, pero el amor me hace continuar enviando mi respiro para mantener estas
máquinas de vidas humanas, de otra manera no funcionarían más y terminarían por deshacerse. ¡Ah!,
hija mía, ¿has visto cómo es mantenida la vida humana? Por mi respiro, y cuando encuentro un alma
que me ama, cómo es dulce su respiro, cómo me recrea, me consuela; entre ella y Yo se forma un eco
de armonías, así que quedan distintas de las otras criaturas, y serán distintas también en el Cielo. Hija
mía, no podía contener mi amor y he querido desahogarme contigo”.
(3)Así hoy no he podido fundirme en Jesús, porque Él mismo me ha tenido ocupada en su respiro.
Cuántas cosas he comprendido, pero no sé decirlas bien y por eso mejor callo.


 

miércoles, 10 de agosto de 2022

EL LADO TONTO DE LAS MASCARILLAS DR. WILFREDO STOKES DAÑO A LA SALUD GR...



Las MASCARILLAS O BARBIJOS, son en realidad UNICAMENTE PARA USOS MEDICOS TRADICIONALES Y PRECISOS, una mascarilla Quirurgica, es para eso, ser utilizada en un amiente quirurgico NO FUERA DE EL; por eso se llaman quirurgicas o de uso ESTRICTAMENTE MEDICO. Su uso indiscriminado esta causando mas daño del que se pretende evitar, a todo el mundo le cuesta respirar ademas de que aumenta el anhidrido carbonico que no puede salir de nuestro cuerpo, provocando acidocis tisular e hipoxia que termina afectando negativamente la salud; fisica y mental. Es ya conocido el incremento de accidentes vehiculares asociados a accidentes tontos, relacionado con el uso cronico de las mismas debido a una intoxicacion por Co2. La espirometria con mascarilla es tan tonta como su uso indiscriminado y pone en evidencia a los medicos que la utilizan y recomiendan, constituye una fuente de infeccion de los pulmones, garganta, senos nasales etc.! Exijales a sus autoridades una justificacion y que le muestren estudios que demuestren que no impiden una adecuada respiracion.



miércoles, 3 de agosto de 2022

"OH, HOMBRE A QUIEN QUIERO A PESAR DE SUS ERRORES"

Esta ebseñanza llena de Verdad, son para aquellos (maria Dominguez y que sostienen lo que creen por creer en engaños y mentiras que les ha infundido el gran seductor durante siglos a varios supuestos ilumniados, del oriente y fueron llevados a occidente por ciegos que dieron su voluntad humana a criaturas sin fundamentos ni verdadera Fe ). 


                                                              7 de enero de 1944

Dice Jesús:

“¡Oh, hombre a quien quiero a pesar de tus errores, oveja descarriada por la que caminé y por la que vertí

mi Sangre para enseñarte la senda de la Verdad!, lo que voy a dictar es para ti. Es una enseñanza para ti. Es

una luz para ti. No rechaces mi don. No cometas el sacrilegio de pensar que hay otra palabra más justa que

ésta. Ésta es la mía. Es mi voz, que es siempre la misma a través de los siglos, que no cambia, que no se

contradice, que no se renueva a lo largo de los siglos porque es perfecta y el progreso no la toca. Vosotros

podéis renovaros. Yo, no; Yo soy como el primer día en mi doctrina y así es mi naturaleza desde siempre y

para siempre. Yo soy la Palabra de Dios, la Sabiduría del Padre.

En mi verdadero y único Evangelio está escrito: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios

de Jacob. No soy el Dios de los muertos; soy el Dios de los vivos” 1 Abraham vivió sólo una vez. Isaac vivió

sólo una vez. Jacob vivió sólo una vez. Tú vivirás una sola vez, Yo, que soy Dios, me encarné una sola vez y

no volveré a hacerlo, porque también Dios respeta el orden. Y el orden de la vida humana es éste:

Que a la carne se funda el espíritu para hacer que el hombre se asemeje a Dios, que no es carne sino

espíritu, que no es animal sino sobrenatural.

Que cuando para la carne llega la noche y se eclipsa, caiga como un despojo, como una simple

envoltura, en la nada de donde proviene y que el espíritu vuelva a su vida: una vida bienaventurada, si vivió

de verdad; una vida maldita, si pereció porque permitió que le dominara la carne en lugar de hacer que

Dios dominara su espíritu.

Que desde ese más allá, del que inútilmente queréis conocer los límites sin contentaros de creer en su

existencia, el espíritu aguarde temblando de miedo o palpitando de regocijo que la carne resurja y le

recubra en el día postrero de la Tierra para precipitar con ella en el abismo o para penetrar con ella en el

Cielo, donde también la materia será glorificada, porque con ella habéis triunfado al convertirla de enemigo

natural en aliada sobrenatural.

Mas, llegado el momento de mi excelsa reseña, ¿cómo podríais revestiros con una carne para ser

condenados o glorificados con ella, si cada espíritu hubiera poseído muchas carnes? ¿Cuál habría elegido

entre ellas?, ¿la primera o la última?

Si según vuestras teorías, la primera le permitió ascender a la segunda, era ya una carne merecedora del

Cielo, aún más merecedora que las otras, pues la que más cuesta es la primera victoria. Luego cobra impulso

la escalada. Mas, si en el Cielo han de entrar sólo los perfectos ¿cómo podrá entrar la primera? Sería injusto

excluir la primera carne, como lo sería creer que se excluirá la última de esas carnes que vosotros, con

abominable teoría, creéis que puedan cubrir en series ascendentes, vuestro espíritu, que se encarna y se

desencarna para volverse a encarnar como si fuera una prenda que se quita de noche y se pone otra vez por la

mañana.

¿Cómo podríais llamar a los beatos, si éstos ya estuvieran reencarnados? Y a vuestros difuntos, ¿cómo

podríais considerarles vuestros; si en ese momento ya son hijos de otros?

No. El espíritu vive. Una vez creado, ya no se destruye. Vive en la Vida, si en la Tierra vivió la única

vida que se os concede, como un hijo de Dios; vive en la Muerte si vivió su vida terrena como un hijo de

Satanás. Lo que es de Dios, vuelve a Dios por la eternidad. Lo que es de Satanás, vuelve a Satanás por la

eternidad.

No digas: “Esto está mal”. Yo, que soy la Verdad, te digo que es un bien supremo. Aunque vivierais mil

veces os convertiríais en títeres de Satanás y no siempre seríais capaces de salir vivos, aunque heridos, de

tales situaciones. Dado que vivís sólo una vez y que sabéis que en esa vez se juega vuestro destino, si no sois

malditos adoradores de la bestia, obrad al menos con la mínima voluntad que me basta para salvaros.

Quienes, en lugar de esa mínima parte, lo dan todo de sí y viven en mi Ley, son bienaventurados. El Dios

de los vivos les mira desde el Cielo con infinito amor y todo el bien del que aún gozáis en la Tierra lo debéis

a esos santos que a veces despreciáis, pero a quienes los Santos llaman “hermanos”, a quienes los ángeles

acarician y a quienes el Dios Uno y Trino bendice”.


Fuente; Cuaderno de 1943 de Marìa Valtorta

martes, 2 de agosto de 2022

¡¡¡SANACIÓN EN LA DIVINA VOLUNTAD!!!



Valioso testimonio de un muchacho que de niño tenia inclinaciones homosexuales y leyendo las 24 horas de la Pasión de Jesucristo dictados a Luisa Picarreta por nuestro Señor Jesucristo y leyendo los libros de cielo también dictados por nuestro Señor Jesucristo a Luisa, Jesucristo lo a sanado completo. vale la pena escucharlo.