domingo, 19 de febrero de 2012

COMO COMULGAR PARTE 3


COMO COMULGAR. PARTE 3

2º.- ¿En la boca o en la mano?
Historia
Como ya hemos indicado, parece que en los comienzos de la Iglesia se comulgaba en la mano, pero
Con mucho respeto:
- Había que purificarse las manos antes de comulgar.
- Antes de comulgar besaban la mano del que daba la Comunión
- Cubrían las manos con un corporal de hilo puro, de donde se tomaba la Hostia directamente con la
Lengua.
- Tras sumir la Hostia, el fiel recogía con la lengua cualquier mínima partícula consagrada.
- Después se volvían a lavar las manos.
- Un diácono supervisaba esta operación.
- Jamás se tocaba la Hostia con los dedos.
Mons. Schneider: “Era más una Comunión en la boca que en la mano”. La Comunión en la mano, tal como la conocemos hoy, era desconocida entre los primeros cristianos.

Poco a poco se va imponiendo en la lengua para evitar los abusos y, sobre todo, porque se comprende cada vez mejor la necesidad de una actitud de máxima reverencia ante este Sacramento.
Leyendo el Antiguo Testamento, comprenden que «las cosas santas» (​), no deben tocarlas los
Laicos, sino sólo los sacerdotes:
- “Cuando (...) se levante el campamento, vendrán los hijos de Quehat para llevarlo, pero sin tocar «las cosas santas», no sea que mueran”. (Nm 4,15).
- «Las cosas santas», reservadas a los sacerdotes, no podía tocarlas nadie del pueblo con las manos. (Jdt 11,13).
Paulatinamente, se reflexiona sobre la santidad del Sacramento de la Eucaristía, con las consecuencias lógicas:
- San Sixto I (115-125) prohíbe a los laicos tocar los vasos sagrados.
Del siglo IV tenemos datos más abundantes:
- S. Cirilo y el Pseudo Dionisio Areopagita hablan de cómo, desde los primeros siglos, el sacerdote se purificaba las manos antes de la Misa.24
- S. Atanasio, S. Juan Crisóstomo y S. Cesáreo de Arlés, entre otros, narran cómo había una fuente en el atrio de las Basílicas donde los seglares debían lavarse las manos antes de comulgar.25
- S. Cirilo de Jerusalén: “Al acercarte (a la Comunión) no te adelantes con las manos abiertas y ni siquiera con los dedos separados, sino poniendo la izquierda como trono de la derecha, que debe recibir al Rey. Con la mano cóncava recibe el Cuerpo de Cristo y responde `Amén'. Después que, con toda cautela, hayas santificado tus ojos con el contacto del santo Cuerpo, entonces súmelo y cuida que ni siquiera un fragmento se pierda. Y si consintieses que se perdiese una mínima cantidad, considérala como truncada de tus propios miembros... y después de la Comunión del Cuerpo de Cristo, acércate al cáliz de la Sangre, no extendiendo la mano, sino en actitud de adoración y de veneración diciendo `Amén'”.26
[N.B.- Este texto suele ser aducido por los que defienden la Comunión en la mano (olvidando todos los demás que existen en contra). Sin embargo, su simple lectura nos hace ver que lo que pretende San Cirilo no es que se comulgue en la mano, sino que, ya que entonces se hacía todavía así, se haga con más respeto].
24 S. Cirilo de Jerusalén: Cat. Mist. V, 2. Pseudo-Dionisio Areop. Jerarq. Ecl. C. 3, IIs.
25 S. Atanasio, Carta 5ª, 5. Anastasio Sinaita, Sermón de la Sta. Sinaxis.
26 Quinta Catequesis Mistagógica. Octava de Pascua del año 348.

23
- San Basilio (carta del año 372) no permite la Comunión en la mano.27
- S. Gregorio Niceno prohíbe incluso que los fieles toquen el Altar.
- S. Juan Crisóstomo: “El Serafín no se atrevió a coger en la mano el carbón ardiendo: lo cogió con las
Tenazas (cf. Is 6,6), mientras que tú lo recibes con la mano. Pero si miras la grandeza de las dos cosas,
Ésta es mucho más grande que la tocada por el Serafín”.28
“Aquel que está sentado en el Cielo, juntamente con el Padre, es manoseado de todos”.29
“La lengua es el miembro por el cual recibimos el venerado Sacrificio”.30
- Dos Sínodos españoles dispusieron que quien no comulgue en el acto, al recibir la Comunión, fuera considerado sacrílego.
- Concilio de Zaragoza (a. 380), canon 3. - Concilio de Toledo (a. 400), canon 14.
En el siglo V abundan los datos y se clarifican más:
- San Jerónimo aplica Ex 19,5 y I Sam 21,5: “Si quienes habían estado con sus esposas no podían comer los panes de la Proposición, ¿cuánto menos podrá ser violado y tocado por ellos aquel Pan que bajó del Cielo?31
- En el Sínodo de Roma (404) se impone la Comunión en la lengua.32
- San León I “El Grande” recuerda que el Smo. Sacramento se recibe en la lengua.33
La Sda. Congregación para el Culto divino, en su Instrucción «Memoriale Domini», (29-05-1969) recoge el sentir de la Iglesia primitiva:
“Las normas de la Iglesia y los documentos de los Padres manifiestan con abundancia la máxima reverencia y la prudencia suma con que se trataba a la Sagrada Eucaristía.
- San Agustín: “Nadie... come aquella carne sin adorarla antes”34,
- S. Cirilo de Jerusalén: Al asumirla se amonesta a todos: “Tómala y estate atento para que no se te pierda nada”35
- S. Hipólito: «porque es el Cuerpo de Cristo».”36
S. VII: El Papa San Gregorio Magno ya la daba en la boca.
Crisis arriana
Durante estos mismos siglos en que la Iglesia iba reconociendo la necesidad de reverencia en la Comunión (del IV al VI), hubo una marcha atrás por parte de un movimiento suscitado por muchos Obispos, sacerdotes y fieles, que promovían la Comunión en la mano, precisamente como signo de su rechazo a aceptar la Divinidad de Jesucristo. Era la herejía arriana, que tanto daño hizo a la Iglesia y que fue condenada por varios Concilios.37
Ahora bien, en aquellos momentos difíciles los cristianos fieles no se quedaron pasivos: este mismo desprecio a la Eucaristía por parte de los herejes arrianos hizo que reaccionaran, animándoles más a la Comunión en la boca.
27 Ep. 93. PG 32, 483, 6.
28 Homilía 6,3.
29 Homilía 24,5.
30 Sobre el Salmo 104,4.
31 C. De PANM., 49, 15.
32 Mansi X, 1205.
33 PL 54, 1385.
34 S. Agustín, “Enarrationes in Psalmos”, 98,9: PL 37,1264.
35 Cfr. Cirilo de Jerusalén, “Catequesis Mystagógicas”, v. 21: PG 33,1126.
36 Hipólito: “Traditio Apostolica”, 37: ed. B. Botte, p. 84.
37 Nicea »325], Primero de Constantinopla »381] y Tercero de Toledo »589].

24
Para el siglo IX había desaparecido totalmente la Comunión en la mano.38
El Concilio de Rouen (± 878) pide: “A ningún laico, hombre o mujer, sea dada la Eucaristía en la mano, sino sólo en la boca”.39
Desde entonces la Comunión se recibe en la boca sin ningún problema... hasta el siglo XVI.
Crisis protestante
S. XVI: Ya hemos recordado cómo los protestantes generalmente rechazan la presencia real eucarística, por lo que no comprenden que deba haber una reverencia especial para con la Eucaristía.
Lo mismo que con la herejía arriana, ante el cisma protestante los fieles católicos reaccionaron aumentando su fervor y reverencia en la Comunión.
La Iglesia Católica respondió al Protestantismo con el Concilio de Trento.
Concilio de Trento: "Si alguno dijere que en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía no se debe adorar con culto de latría, aun externo, a Cristo... sea anatema".40
Una iniciativa importante del Concilio de Trento fue la aprobación del “Misal Romano”.- Esto puede aclarar también las ideas respecto al tema que tratamos.
N.B.- En realidad, aunque se llame “Misa de S. Pío V” o “de Trento”, no fue compuesta entonces, en el siglo XVI. Era la época del cisma protestante, y uno de los frentes de ataque era la Misa.
Entonces existían en la Iglesia distintos ritos para la celebración de la Misa, por lo que se usaban distintos Misales. En Roma el Papa utilizaba su Misal, conocido como “Misal Romano”; en España se usaba desde muchos siglos antes el Mozárabe; en Milán, el Ambrosiano; en Francia y Portugal existían otros ritos y sus Misales correspondientes. Además, las grandes Órdenes religiosas (Cartujos, Dominicos, etc.) tenían sus propios Ritos y Misales.
En esos momentos difíciles, el Concilio de Trento decide que la Iglesia Católica Latina unifique los Ritos, optando por el Misal Romano, que llevaba muchos siglos usándose.
San Pío V, con la Bula “Quo Primum Tempore”, 14 Julio 1570, promulga el Misal Romano “según la norma de los Padres”, “como siempre lo ha entendido y enseñado la Iglesia católica”.
La Liturgia de esta Misa Romana (como en todos los siglos anteriores) trata con mucha reverencia la Eucaristía. Tiene muchas y detalladas rúbricas, que nunca fueron opcionales, y que expresan bien ese respeto:
- Desde el momento en que el sacerdote pronuncia las palabras de la Consagración, conserva el dedo índice y el pulgar juntos. Cuando eleva el cáliz, vuelve las hojas del misal o abre el sagrario, su pulgar e índice no se separan. ¿Por qué? Porque han tocado la Sagrada Hostia y no tocarán otra cosa sin antes haberlos purificado.
- Tras la Comunión, el sacerdote raspa el corporal con la patena, y la limpia dentro del cáliz para que, si hubiera quedado la menor Partícula, se recoja y consuma reverentemente.
- Tras la Comunión, el sacerdote lava sus dedos sobre el cáliz con agua y vino, para ser consumido reverentemente, asegurándose de que no sea susceptible de profanación la menor Partícula.
N.B.- Estos ritos tan cuidadosos muestran el celo esmeradísimo que la Iglesia ha querido tener siempre con la Eucaristía. Disuenan con el que cualquier persona pueda tomar la Sagrada Hostia con sus manos (a veces sucias), y llevarla a la boca, en muchas ocasiones despreocupadamente, como si fuera una vulgar pastilla de chicle... Incluso a veces, tras comulgar, algunos se sacuden las manos. Si el sacerdote, con manos específicamente consagradas para tocar la Eucaristía, tras la Comunión se purifica los dedos de las más pequeñas Partículas, ¿es sensato y discreto que cualquier fiel quiera limpiarse de las “migas”...?
38 Card. J. Ratzinger: “Il Dio vicino”, Roma, 2003.
39 Mansi X, 1199-1200.
40 Sesión XIII, c. 8: DS 1656. (11-10-1551).
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Comunión en el frente, durante la Guerra Mundial
Así transcurren pacíficamente los siglos hasta el Concilio Vaticano II.
Antes del Concilio Vaticano II, nadie pedía la introducción de la Comunión en la mano. Más bien lo contrario: cualquier persona educada en la Iglesia del pre-Vaticano II recordará claramente que se le enseñó que era irreverente tocar la Sagrada Hostia, excepto el sacerdote.
Durante el Concilio nadie propuso que se introdujera tal costumbre. El mismo Concilio dijo: “Aunque cada uno de los Prelados, por sí solo, no posean la prerrogativa de la infalibilidad, sin embargo, si todos ellos, aun estando dispersos por el mundo, pero manteniendo el vínculo de Comunión entre sí y con el Sucesor de Pedro, convienen en un mismo parecer como Maestros auténticos que exponen como definitiva una Doctrina, en cosas de fe y de costumbres, en ese caso anuncian infaliblemente la Doctrina de Cristo.” (LG 5).
Y, ciertamente, en lo que respecta a la Comunión en la boca, la inmensa mayoría concordaba, como veremos más adelante.
Crisis postconciliar
La Comunión en la mano comenzó en el post-Concilio por desobediencia y se perpetuó con el engaño.
Ya hemos repetido que, tras el Vaticano II, algunos sacerdotes holandeses comenzaron a imitar prácticas protestantes, desobedeciendo las directrices de la Iglesia y con un trasfondo no concorde con su Doctrina.
Sus obispos no frenaron esa falta de disciplina y obediencia, y la práctica se fue difundiendo, comenzando por Europa.
Viendo que la Comunión en la mano se extendía, la Sgda. Congregación de Ritos (es decir, Mons. Bugnini) cedió y la concedió a Alemania (06-07-1968) y a Bélgica (11-07-1968).
Hay que dejar constancia de que llegaron a Pablo VI muchas protestas por esa claudicación y éste suspendió la concesión (25-07-1968).
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Antes de continuar, en un breve excursus, conviene examinar los motivos para ambas tendencias.
A.- ¿Qué motivos daban los que querían introducir la práctica de la Comunión en la mano?
- Quisieron hacer creer que lo pedía el Concilio Vaticano II.
Pero en los dieciséis documentos del Concilio no hay ninguna referencia a la Comunión en la mano. No fue mencionada durante ninguno de los debates del Concilio ni se pensó en ello.
Es más, si alguien hubiera planteado esta posibilidad, habría salido un NO rotundo, porque esos mismos Obispos fueron consultados por Pablo VI en 1969 y por mayoría absoluta dijeron que no les parecía prudente que se aprobara la opción de la Comunión en la mano.
- No se dijo que la práctica fue iniciada por clérigos en desobediencia, desafiando las leyes litúrgicas establecidas, sino que se presentó como si hubiera sido una petición espontánea de los laicos.
- “Jesús dio en el Cenáculo la Comunión a los Apóstoles en la mano”:
No lo dice el Evangelio. De todas formas, los Apóstoles no eran simples fieles: Acababan de ser consagrados Obispos...
- “Es más rápido en la mano”:
No es cierto: si se hace bien, hay que hacer antes un acto externo de adoración, extender las manos debidamente colocadas, y recibir la sagrada Forma, comulgar ante el Sacerdote, que debe ver que se la lleva a la boca y comprobar que no quedan partículas en la mano.
Además, y sobre todo, éste no es argumento válido: A Dios no se le puede escatimar el tiempo.
- “Es más limpio en la mano”:
No es cierto: Si el Sacerdote da bien la Comunión y el fiel abre bien la boca, no se toca a la persona. Por lo demás, es “curioso” que este motivo se aduce justo en la época en que los jóvenes beben del mismo botellón, fuman del mismo cigarro, usan la misma jeringuilla, y nadie dice nada.
¿Podemos pensar que Aquel que curaba a quien le tocaba, infectará ahora con virus y bacterias? Decía S. Hipólito: “Cada fiel procure tomar la Eucaristía, pues si es fiel en tomarla, aunque se le dé veneno mortal, no tendrá poder sobre él”.41
Además, ¿qué limpieza buscamos: la del cuerpo o la del alma? “Es más limpio”... ¿para los hombres o para Dios?
No, no es cuestión de higiene, sino de dignidad y de fe. Este argumento denota poca fe.
B.- ¿Qué motivos se daban para la Comunión en la boca?
- Peligro de la fe, de profanación, de falta de reverencia.
Consta con certeza (y el Papa Benedicto XVI lo confirma) que en muchas ocasiones utilizan la Comunión en la mano para llevar las Hostias como “souvenir” o, peor, para actos satánicos, en que es profanada con refinamiento auténticamente diabólico.
La Iglesia respeta a la Eucaristía de tal forma que pone las más severas penas canónicas a quien la profana:
“Según la normativa establecida en los cánones, «quien arroja por tierra las especies consagradas, o las lleva o retiene con una finalidad sacrílega, incurre en exComunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica; el clérigo puede ser castigado además con otra pena, sin excluir la expulsión del estado clerical».42
En este caso se debe considerar incluida cualquier acción, voluntaria y grave, de desprecio a las sagradas especies.
De donde si alguno actúa contra las normas arriba indicadas, por ejemplo, arrojando las sagradas especies en el lavabo de la sacristía, o en un lugar indigno, o por el suelo, incurre en las penas establecidas.” 43
41 Traditio Apostolica.
42 Cf. Código de Derecho Canónico, c. 1367.
43 Cfr. Instrucción “Redemptionis Sacramentum”, de la Sda. Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (25-03-2004), nº 107. Cf. Pont. Consejo para la interp. De los tex. Legislativos, Respuesta ad propositum dubium, día 3 de julio de 1999: AAS 91 (1999) p. 918.

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- Reacción de defensa de la fe, contra ideas erróneas, como las arrianas, protestantes, etc.44 - Mayor conciencia de la santidad de la Eucaristía, por la presencia real de Cristo.
- “Movidos por el impulso de la reverencia hacia este Santísimo Sacramento y de la humildad con que debe ser recibido”.45
- Sólo las manos consagradas pueden tocar el Cuerpo del Señor.
Santo Tomás de Aquino46 lo motiva así: “La administración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote por tres razones:
1ª.- “Primera, porque el sacerdote consagra “in Persona Christi”. Cristo consagró Su Cuerpo en la (Última) Cena y lo dio a otros para ser compartido con ellos. En consecuencia, como la consagración del Cuerpo de Cristo corresponde al sacerdote, igualmente le corresponde su distribución.”
2ª.- “Segunda, porque el sacerdote es el intermediario designado entre Dios y el pueblo, por lo tanto le corresponde a él ofrecer los dones del pueblo a Dios y distribuir al pueblo los dones consagrados.”
3ª.- “Tercera, porque, por reverencia, nada toca este Sacramento sino lo que está consagrado, ya que el corporal y el cáliz están consagrados, e igualmente las manos del sacerdote para tocar este Sacramento. Por lo tanto, no es lícito a nadie más tocarlo, excepto por necesidad, por ejemplo si hubiera caído en tierra o también en algún otro caso de urgencia.”
Juan Pablo II insiste en la idea de Santo Tomás: “Los sacerdotes han sido consagrados en su Ordenación para representar a Cristo Sacerdote:
* Sus manos se han hecho instrumento directo de Cristo. Como ministros de la sagrada Eucaristía, tienen sobre las sagradas Especies una responsabilidad primaria.
* Es elocuente el rito de la unción de las manos, como si precisamente a estas manos fuera necesaria una especial gracia y fuerza del Espíritu Santo.
* El tocar las sagradas Especies es un privilegio de los Ordenados, que indica una participación activa en el misterio de la Eucaristia".47
- El Ritual prescribe al Sacerdote purificarse las manos antes de tocar la Hostia consagrada en la Misa:
. “Después de la oración Humilde y sinceramente arrepentidos, o después de la incensación, el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto: Lava del todo mi delito, Señor, mientras el ministro vierte el agua”.48
Si el Sacerdote, cuyas manos están específicamente consagradas para ello, se purifica los dedos para tocar la sagrada Eucaristía, ¿no es inconsecuente que cualquier seglar, sin manos ungidas ni purificadas, pueda tocarla?
- El Ritual prescribe también que el Sacerdote, tras la Comunión, se purifique los dedos:
. “Siempre que algún fragmento de la Hostia se haya adherido a los dedos, sobre todo después de la fracción o de la Comunión de los fieles, el sacerdote debe limpiar los dedos sobre la patena y, o según la necesidad, lavarlos. Del mismo modo, deben recogerse los fragmentos que hubiera fuera de la patena”.49
¿Es lógico que, quienes no tienen las manos consagradas, no tengan ni siquiera que purificárselas tras tocar la sagrada Hostia?
- Los sacerdotes, en las Procesiones eucarísticas o en la Bendición del Santísimo, lo toman reverentemente con el humeral o paño de hombros. Y eso que no tocan la Hostia directamente, sino la custodia. ¿Es sensato que los seglares puedan tomarlo de cualquier manera?
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Tras este breve excursus exponiendo las distintas razones, volvamos al recorrido histórico.
Al final de la década de 1960, la Sda. Congregación para el Culto divino (es decir, Mons. Bugnini) cedió a las presiones de algunos rebeldes y transigió, “permitiendo” la Comunión en la mano.
El primer documento sobre ello es un tanto contradictorio, como vemos a continuación.
Instrucción «Memoriale Domini» de la Sda. Congregación para el Culto divino: (29-05-1969)
"Se da mucha importancia a que la Eucaristía sea celebrada y participada del modo más digno y fructuoso, guardando enteramente la tradición que, mediante un cierto desarrollo, llega hasta nosotros y cuyas riquezas han sido infundidas en el uso y en la vida de la Iglesia.”
"En algunas partes, durante los últimos años, se ha suscitado el deseo de volver al uso de depositar el Pan eucarístico en la mano de los fieles, para que ellos mismos, comulgando, lo introduzcan en su boca.
Más aún, en algunas comunidades y lugares se ha practicado este rito, sin haber pedido antes la aprobación de la Sede Apostólica, y a veces de manera que les ha faltado a los fieles la oportuna preparación.”
“Según el uso antiguo, en otros tiempos se permitió a los fieles tomar en la mano este divino alimento y llevarlo a la boca por sí mismos, y también, en tiempo antiquísimo, llevar consigo el Santísimo desde el lugar en que se celebraba el Sacrificio, principalmente con el fin de aprovecharse de él como viático en el caso de tener que luchar por la confesión de la fe”.
“Sin embargo, las normas de la Iglesia y los documentos de los Padres manifiestan con abundancia la máxima reverencia y la prudencia suma con que se trataba a la Sagrada Eucaristía. Porque “nadie... come aquella carne sin adorarla antes”50, y al asumirla se amonesta a todos: “Tómala y estate atento para que no se te pierda nada”51: «porque es el Cuerpo de Cristo».”52 Además, el cuidado y el ministerio del Cuerpo y la Sangre del Señor se encomendaban a ministros sagrados.53
Andando el tiempo, después de estudiar más a fondo la verdad del misterio eucarístico, su eficacia y la presencia de Cristo en el mismo, bajo el impulso de la reverencia hacia este Santísimo Sacramento y de la humildad con que debe ser recibido, se introdujo la costumbre de que el ministro depositase por sí mismo en la lengua de los que recibían la Comunión una partícula del Pan consagrado.

Este modo de distribuir la santa Comunión, considerando en su conjunto el estado actual de la Iglesia, debe ser conservado no solamente
- porque se apoya en un uso tradicional de muchos siglos, sino, principalmente,
- porque significa la reverencia de los fieles cristianos hacia la Eucaristía.
Con este modo de obrar (Comunión en la boca), que se ha de considerar ya común,
- se garantiza, con mayor eficacia, la distribución de la sagrada Comunión con la reverencia, el decoro y la dignidad que convienen,
- para alejar todo peligro de profanación de las especies eucarísticas, en las que de modo singular el Cristo total e íntegro, Dios y hombre, se halla presente sustancial y permanentemente54; y

- para tener con los fragmentos del Pan consagrado el cuidado diligente que la Iglesia ha recomendado siempre: «Porque si dejas caer algo, piensa que es como si lo perdieses de tus propios miembros».”55
50 S. Agustín, “Enarrationes in Psalmos”, 98,9: PL 37,1264.
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N.B.- Hasta aquí, este documento es lógico e impecable. Las razones que presenta son contundentes y suficientes. Y aquí podía haberse quedado todo tal como ha estado tantos siglos.
Pero viene una primera “anomalía”: Si todo está tan claro, ¿para qué remover las aguas tranquilas y limpias, preguntando a todos los Obispos, como a continuación se indica?
“Por todo lo cual, habiendo pedido algunas Conferencias Episcopales y algunos Obispos en particular que se permitiese en sus territorios el uso de poner en las manos de los fieles el Pan consagrado, el Sumo Pontífice mandó que se preguntase a todos y cada uno de los Obispos de la Iglesia latina su parecer sobre la oportunidad de introducir el rito mencionado. Pues una mutación en cosa de tanta importancia, que se asienta en una tradición antiquísima y venerable, además de tocar a la disciplina, también puede traer consigo peligros, que se teme podrían surgir del nuevo modo de administrar la sagrada Comunión, a saber:
- el que se llegue a una menor reverencia hacia el augusto Sto. del altar
- o a la profanación del mismo Sacramento
- o a la adulteración de la recta doctrina.
Por consiguiente, fueron propuestas a los Obispos tres cuestiones, a las que respondieron del modo siguiente:
1- ¿Se ha de acoger el deseo de que, además del modo tradicional, se permita también el rito de recibir la sagrada Comunión en la mano?
- Placet56: 567 26,5%​- Non placet57: 1.233 57,7% - Iuxta modum58: 315 - Nulos :20
2- ¿Opina que se hagan antes experimentos de este nuevo rito en pequeñas comunidades, con el consentimiento del Ordinario del lugar?
- Placet: 751 35,8%​- Non placet: 1.215 58%​- Nulos: 128
3- ¿Piensa que los fieles, después de una preparación catequética bien ordenada, han de recibir de buen grado este nuevo rito?
- Placet: 835 38,8%​- Non placet: 1.185 55,2%​- Nulos: 128
Por las respuestas dadas se ve que la mayor parte de los Obispos estiman que no se debe cambiar la disciplina vigente; más aún, que el cambio seria dañoso, tanto para la sensibilidad como para el culto espiritual de los mismos Obispos y de muchos fieles.
Así pues, teniendo en cuenta las observaciones y el parecer de aquellos a quienes «el Espíritu Santo ha encargado guardar el rebaño, como pastores de la Iglesia de Dios» (He 20,28), de acuerdo con la gravedad del asunto y con el valor de los argumentos aducidos, el Sumo Pontífice ha decidido no cambiar el modo, hace mucho tiempo recibido, de administrar a los fieles la sagrada Comunión.
En consecuencia, la Sede Apostólica exhorta calurosamente a los Obispos, Sacerdotes y fieles que se conformen diligentemente a la ley vigente y nuevamente confirmada (de la Comunión en la boca), tomando en consideración el juicio dado por la mayor parte del Episcopado católico, la forma empleada por el rito actual de la sagrada liturgia y también el bien común de la misma Iglesia.”
N.B.- Tras las motivaciones convincentes que se han dado antes, se pregunta a todos los Obispos del mundo, cuyo deseo, absolutamente mayoritario, es de que continúe la Comunión en la boca.
A esto se añade la decisión de Pablo VI de no cambiar el modo único de recibir los fieles la Comunión: en la boca. Pide a la Jerarquía y a los fieles que se atengan a esto. Hasta aquí, todo claro.
Pero, ¿por qué echar para atrás, como veremos a continuación, cediendo o contemporizando con quienes comulgaban en la mano, muchas veces en actitud de desobediencia e indisciplina?
56 Placet: “Estoy de acuerdo”.
57 Non placet: “No estoy de acuerdo”.
58 Iuxta modum: “En parte sí, en parte no”.

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Remarquemos, además, que este posible “indulto” sería sólo donde hubiese “arraigado ya” este uso, que aún era en pocas naciones. ¿No es de una incongruencia absurda que no sólo se condescienda con los países en que esa costumbre ya ha arraigado, sino que se extienda a todos?
Veámoslo.
Pero si el uso contrario, es decir, el de poner la santa Comunión en las manos, hubiese arraigado ya en algún lugar, (pueden pedir autorización a la Santa Sede las Conferencias Episcopales si lo piden al menos dos terceras partes.
La Santa Sede lo estudiará).
Cardenal Benno Gut​Annibale. Bugnini
Prefecto​Secretario
N.B.- Nueva y grave incongruencia: Junto a la citada Instrucción “Memoriale Domini”, Mons. Bugnini anexa una Carta (contradictoria con las ideas y disposiciones de la Instrucción), en la que se facilita la Comunión en la boca en cualquier parte y con unas elementales condiciones (que, además, no se cumplen en la práctica).
Veamos dicha Carta:
Carta anexa a la Instrucción “Memoriale Domini”
“Respondiendo a la petición presentada por su Conferencia Episcopal sobre el permiso de distribuir la Comunión depositando la Hostia en la mano de los fieles, os transmito el siguiente comunicado:
Recordando lo que en este punto dijo la Instrucción del 29 de mayo de 1969, sobre el mantenimiento en vigor del uso tradicional, el Santo Padre ha tomado en consideración los motivos invocados en vuestra petición y los resultados de la votación hecha con este objeto. Está de acuerdo en que en el territorio de vuestra Conferencia Episcopal, cada Obispo, según su prudencia y su conciencia, pueda autorizar en su diócesis la introducción del nuevo rito para distribuir la Comunión, a condición de que se evite toda ocasión de escándalo por parte de los fieles y el peligro de irreverencia hacia la Eucaristía.
Para ello se tendrán en cuenta las normas siguientes:
1. La nueva manera de comulgar no deberá ser impuesta de modo que excluya el uso tradicional. Lo importante es que cada fiel tenga la posibilidad de recibir la Comunión sobre la lengua, al modo tradicional, y al mismo tiempo otras personas puedan recibir la Hostia en la mano. En efecto, las dos maneras de comulgar pueden coexistir sin dificultad en la misma acción litúrgica. Así nadie encontrará en el nuevo rito una causa de turbación a su propia sensibilidad espiritual hacia la Eucaristía, y también este Sacramento, que por su naturaleza es fuente y cauce de unidad, no se convertirá en ocasión de división entre los fieles.
N.B.- En la práctica se ha convertido en motivo de desunión y pérdida de la libertad de los fieles, entre otras cosas, porque muchos sacerdotes obligan abusivamente a comulgar en la mano.
2. El rito de la Comunión dada en la mano del fiel no deberá ser aplicado sin discreción. En efecto, puesto que se trata de una actitud humana, está ligada a la sensibilidad y a la preparación del que la toma. Conviene, pues, introducirlo gradualmente, comenzando por unos grupos más preparados. Es necesario, sobre todo, hacer preceder esta preparación de una catequesis adecuada para que los fieles comprendan exactamente el significado del gesto y lo realicen con el respeto debido al Sacramento. El resultado de esta catequesis debe excluir cualquier apariencia de cesión en la conciencia de la Iglesia sobre la fe en la presencia eucarística, y también cualquier riesgo a que sea un peligro de profanación.
N.B.- Ni ha habido catequesis ni se ha practicado con discreción.
Se aprecia la táctica que Mons. Bugnini preconizaba en sus Memorias: introducir las costumbres gradualmente, de modo que se vayan aprobando los abusos como hechos consumados.

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3. La posibilidad que se da al fiel de recibir en la mano y de llevar a la boca el pan eucarístico no le debe ofrecer la ocasión de considerarlo como un pan ordinario o una cosa sagrada cualquiera; debe aumentar en él el sentido de su dignidad de miembro del Cuerpo místico de Cristo, en el cual está insertado por el bautismo y por la gracia de la Eucaristía, y también debe acrecentar su fe en la gran realidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor, que él toca con sus manos. Su actitud de respeto será proporcionada a lo que él comprenda.
N.B.- En la práctica, la experiencia demuestra que ha servido para disminuir la fe y el respeto, dando ocasión a múltiples profanaciones.
Respecto a la manera de hacerlo se podrán seguir las indicaciones de la tradición antigua, que ponía en relieve la función ministerial del sacerdote y del diácono, que depositaba la Hostia en la mano del comulgante. En todo caso, los fieles deberán consumir la Hostia antes de volver a su sitio y la intervención del ministro será subrayada con la fórmula habitual: “El Cuerpo de Cristo” a la cual el fiel responderá: “Amén”.
5. Cualquiera que sea la forma adoptada, póngase atención en no dejar caer ni dispersar los fragmentos del pan eucarístico, así como tener una actitud conveniente del gesto en las manos según el uso de los diversos pueblos.
N.B.- De hecho caen muchos fragmentos. Cuando se utiliza la bandeja, se ven en ella muchas partículas. Pero, como también se suele prescindir de la bandeja, caen al suelo.
En cuanto a “una actitud conveniente del gesto en las manos”, no suele darse, pues generalmente cada fiel toma la sagrada Hostia como le parece bien.
6. En el caso de la Comunión bajo las dos especies, distribuida por intinción, no está permitido depositar en la mano del fiel la Hostia mojada en la Sangre del Señor.
7. Los Obispos que hayan permitido la introducción del nuevo modo de comulgar deben enviar a esta Sagrada Congregación, en el plazo de seis meses, una relación sobre el resultado de esta concesión.”
Cardenal Benno Gut​Annibale. Bugnini
Prefecto​Secretario
Otros documentos similares que reiteran lo dicho en la “Carta anexa”:
* Instrucción «Immensae Caritatis» de la Sda. Congreg. Para la Disciplina de los Sacramentos: (29-01-73).
* Introducción del Ritual «De sacra Communione» y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa (21-06-73).
* Carta de la Congregación para el Culto divino (03-04-85):
Resumiendo, los documentos oficiales de la Iglesia exigen unos requisitos elementales para la Comunión en la mano:
1) Catequesis previa.
2) El Sacerdote debe respetar la libertad de los fieles. No se obligará jamás a los fieles a la práctica de la Comunión en la mano, dejando a cada persona la necesaria libertad para recibir la Comunión o en la mano o en la boca.
3) Debe manifestar el respeto a la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
4) Se recomendará a todos, y en particular a los niños, la limpieza de las manos.
5) Cuando los fieles comulgan de rodillas no se exige de ellos otro signo de reverencia para con el Santísimo Sacramento, porque el mismo arrodillarse expresa adoración. Pero cuando se comulga de pie se recomienda encarecidamente que los que se acercan procesionalmente hagan una

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Reverencia debida antes de la recepción del Sacramento en lugar y tiempo oportuno para que no se entorpezca el acceso y retiro de los fieles.
6) Poner la mano derecha debajo de la izquierda, que es donde se recibe la sagrada Hostia.
7) Con la mano derecha se toma la Eucaristía y se lleva a la boca antes de regresar a su lugar, permaneciendo siempre de cara al altar, retirándose lo suficiente para dejar pasar a quien le sigue.
8) Vigilar para que posibles fragmentos del Pan consagrado no se pierdan.
9) Los Pastores de almas han de insistir no solamente sobre las disposiciones necesarias para una recepción fructuosa de la Comunión (que, en algunos casos exige el recurso al sacramento de la Penitencia), sino también sobre la actitud exterior de respeto que, bien considerado, ha de expresar la fe del cristiano en la Eucaristía.
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A título de complemento
Conviene recordar aquí, completando los datos sobre el interés de la Iglesia en velar por el respeto al Señor en la Eucaristía, que, hasta la década de 1960, mientras el Sacerdote daba la Comunión, un acólito le acompañaba a un lado con una vela encendida, indicando la presencia del Señor, y al otro lado otro acólito con una bandeja cuidadosamente colocada bajo la Sagrada Hostia, para que no cayera ninguna partícula.

Actualmente no se requiere la presencia del acólito con la vela, pero la bandeja, aunque no se utiliza habitualmente en muchas iglesias, no ha sido suprimida.59
Cuando se usa la bandeja para la Comunión de los fieles, se suelen ver en ella muchas Partículas que han ido cayendo.
Ahora bien, como la bandeja no se utiliza habitualmente, esas sagradas Partículas, a veces incluso no tan pequeñas, caen al suelo y son pisadas.
A lo largo de toda la Historia de la Iglesia se ha insistido en el cuidado y respeto ante las Partículas del Pan consagrado.

S. Cirilo de Jerusalén (s. IV): “Con cuidado, recibe el santo Cuerpo, cuidando no pierdas algo de Él. Porque si algo perdieres, te perjudicas evidentemente en esto como en algo de tu propio organismo. Porque dime, si alguno te diese unas limaduras de oro, ¿o las guardarías con toda diligencia, cuidando


59 Instrucción “Redemptionis Sacramentum”, de la Sda. Congregación para el Culto divino y la Disciplina de los Sacramentos, 25-03-2004, nº 23: “La bandeja para la Comunión de los fieles se debe mantener, para evitar el peligro de que caiga la Hostia sagrada o algún fragmento.” Cfr. OGMR, 118, c; 287; Cf. Missale Romanum, Institutio generalis, n.18; Redemptionis Sacramentum, n.93. 
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No perder nada de ellas? ¿No deberás procurar, con mucha más diligencia, que no se te caiga una Migaja de lo que es más precioso que el oro y que las piedras preciosas?”60
San Efrén (s. IV): Jesús “les dio el Pan que había santificado: „Tomad y comed y no piséis sus Migas. Lo que Yo llamo Cuerpo mío, lo es en verdad. Una mínima Miga suya puede santificar millones, y basta para dar la vida a todos los que la comen‟”.61
Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia: “Supongamos que se partiese la Hostia. Aunque fuera posible hacer de Ella millares de pedacitos, en cada uno está todo Dios y todo Hombre”.62
En las Instrucciones de Udalrico de Cluny (s. XI) se habla de un Platillo (“Scutella”) que los hermanos debían tener debajo de la barba, para impedir que algún Fragmento cayese en tierra.”63 “A tal fin, en otras partes, como en Lieja, dos clérigos sostenían un lienzo extendido entre el sacerdote y el comulgante.”64
Santo Tomás de Aquino dice que, tras la Consagración, el Sacerdote junta los dedos índice y pulgar, “para que si alguna Partícula se adhiriera a los dedos, no se desperdigue.”65
La Sda. Congregación para la Doctrina de la Fe explica en 1972 el sentido de la palabra “Fragmentos”: “Después de la Sagrada Comunión, no sólo las Hostias que quedan y las Partículas de Hostia que se han desprendido de ellas y que conservan el aspecto exterior del pan deben ser conservadas o consumidas respetuosamente, a causa del respeto debido a la presencia eucarística de Cristo, sino que también para los otros Fragmentos de Hostia (quoad alia Hostiarum Fragmenta) se debe observar lo prescrito sobre la purificación de la Patena y el Cáliz en las Normas Generales del Misal Romano.”66
La Sda. Congregación para la Disciplina de los Sacramentos exhorta: “Tanto el Ministro como el fiel, pongan sumo cuidado y atención a las Partículas que pueden desprenderse de la Sagrada Forma.”67
El Obispo Juan Rodolfo Laise, de San Luis, Argentina, afirmaba en 1997: "En cuanto a la Comunión en la mano, se requeriría un milagro durante cada distribución de la Comunión para evitar que algunas Partículas cayesen al piso o permaneciesen en las manos de los fieles... Hablemos claramente: quien recibe la Comunión en la boca no sólo sigue exactamente la tradición transmitida sino también el deseo expresado por los últimos Papas y Asi evita colocarse a sí mismo en la ocasión de cometer un pecado al negligentemente dejar caer un fragmento del Cuerpo de Cristo.”
Posteriormente, la Sda. Congregación para la Disciplina de los Sacramentos pide: “La bandeja para la Comunión de los fieles se debe mantener, para evitar el peligro de que caiga la Hostia sagrada o algún Fragmento.”68
Llama la atención la insensibilidad y despreocupación que existe hoy, tanto entre los Ministros sagrados como entre los fieles, ante esas Partículas consagradas. No olvidemos que el Concilio de Trento define que en cualquiera ellas “se contiene todo Cristo”69
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Canon 3º: Si alguno negare que en el venerable sacramento de la Eucaristía se contiene todo Cristo en cada una de las especies, y divididas éstas, en cada una de las partículas de cualquiera de las dos especies; sea excomulgado (DS 1653 cfr. DS 1641).
Canon 4º: "Si alguien dijere que, realizada la consagración, no está en el sacramento de la Eucaristía el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, sino sólo "in usu", mientras se toma, pero no antes o después, que en las Hostias o partículas consagradas, que se reservan o sobran después de la Comunión no permanece el cuerpo del Señor, sea anatema" (Dz 1654).

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Estado actual de la cuestión
Recibir la Comunión en la boca sigue siendo la ley universal de la Iglesia.
La Comunión en la mano ha sido facilitada (no obligada ni recomendada) por una “concesión” de la Santa Sede a las Conferencias episcopales que lo pidieron.
Ningún Obispo está obligado a aplicar esta dispensa en su Diócesis.
Pero, aunque se permita la dispensa, los fieles la pueden recibir en la “forma ordinaria”, que sigue siendo en la boca.
Como en la crisis arriana o en la protestante, la Iglesia Católica ha comenzado a reaccionar, intentando frenar los abusos.
Aunque todavía no se ha abolido oficialmente la autorización de la Comunión en la mano, los datos que presento a continuación indican claramente la voluntad de la Iglesia.
Juan Pablo II habló claramente en varias ocasiones, si bien parece que no ha sido escuchado. En su famosa Carta "Dominicae Cenae", de 24-02-80, denuncia y dispone:
11: "En algunos países se ha introducido el uso de la Comunión en la mano. Esta práctica ha sido solicitada por algunas Conferencias Episcopales y ha obtenido la aprobación de la Sede Apostólica. Sin embargo, llegan voces sobre casos de faltas deplorables de respeto a las Especies eucarísticas, faltas que caen no sólo sobre las personas culpables de tal comportamiento, sino también sobre los Pastores de la Iglesia que hayan sido menos vigilantes sobre el comportamiento de los fieles hacia la Eucaristía.
A veces no se tienen en cuenta la libre opción y voluntad de los que, incluso donde ha sido autorizada la distribución de la Comunión en la mano, prefieren atenerse al uso de recibirla en la boca...
Conviene no olvidar el deber primordial de los sacerdotes, que han sido consagrados en su Ordenación para representar a Cristo Sacerdote:
* Sus manos, como su palabra y su voluntad, se han hecho instrumento directo de Cristo. Por eso, como ministros de la sagrada Eucaristía, éstos tienen sobre las sagradas Especies una responsabilidad primaria, porque es total: ofrecen el pan y el vino, los consagran y luego distribuyen las sagradas Especies a los participantes en la Asamblea.
* Por eso, cuán elocuente es en nuestra ordenación latina el rito de la unción de las manos, como si precisamente a estas manos fuera necesaria una especial gracia y fuerza del Espíritu Santo.
* El tocar las sagradas Especies, su distribución con las propias manos es un privilegio de los Ordenados, que indica una participación activa en el misterio de la Eucaristía"
12: Quiero pedir perdón por todo lo que, por el motivo que sea y por cualquiera debilidad humana, impaciencia, negligencia, en virtud también de la aplicación a veces parcial, unilateral y errónea de las normas del Concilio Vaticano II, pueda haber causado escándalo y malestar acerca de la interpretación de la doctrina y la veneración debida a este gran Sacramento. Y pido al Señor Jesús para que en el futuro se evite, en nuestro modo de tratar este sagrado Misterio, lo que puede, de alguna manera, debilitar o desorientar el sentido de reverencia y amor en nuestros fieles.
Que el mismo Cristo nos ayude a continuar por el camino de la verdadera renovación hacia aquella plenitud de vida y culto eucarístico, a través del cual se construye la Iglesia en esa unidad que ella misma ya posee y que desea poder realizar aún más para gloria del Dios vivo y para la salvación de todos los hombres.”
En su visita a Francia (30-05-1980), en la Catedral de Nôtre Dame, Juan Pablo II niega la Comunión en la mano a los que la pedían así. Entre ellos, la esposa del Presidente Giscard d‟Estaing.
En Alemania (Fulda, 18-11-1980), al responderle a un periodista de la revista “Stimme des glaubens”, declara: “Hay una Carta apostólica sobre la existencia de un permiso especial válido para esto [Comunión en la mano]. Pero os digo que yo no estoy a favor de esta práctica, ni la recomiendo."70

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El Padre George Rutler en su sermón del Viernes Santo (1989) en la Iglesia de Santa Inés (Nueva York) refirió que, cuando él mismo le preguntó a la Madre Teresa de Calcuta: “¿Qué cree usted que es el peor problema en el mundo de hoy en día?”, sin titubear un segundo ella contestó: "Donde sea que vaya en el mundo entero, lo que más tristeza me causa es ver a las personas recibir la Comunión en la mano."
Consulta a la Congregación para el Culto divino (Abril de 1999):
«Si en las diócesis en que es válido distribuir la Comunión en las manos de los fieles, puede el sacerdote o el ministro extraordinario obligar al comulgante a recibir la Hostia solamente en las manos, y no en la lengua».
Respuesta: En las diócesis donde se permite poner en las manos el pan eucarístico, el comulgante mantiene siempre el derecho a recibir la Comunión en la lengua.
«Obran contra las normas tanto quienes obligan a los comulgantes a recibir la Hostia solamente en las manos, como quienes niegan a los fieles la recepción de la Comunión en la mano, en las diócesis donde se permite este uso».
El Dicasterio recuerda la secular tradición de recibir la Hostia en la lengua.
Señala también que el sacerdote celebrante, si hay peligro de sacrilegio, no debe dar la Comunión en la mano a los fieles, explicándoles el fundamento de su modo de proceder.
Y añade: «los ministros ordinarios y extraordinarios han de vigilar que los comulgantes consuman
La Hostia inmediatamente, de modo que nadie se aleje con las especies eucarísticas en la mano».
La foto que adjunto a continuación es suficientemente expresiva.
El 9 de abril de 2004, Viernes Santo, por la debilidad física del Papa, presidió los Oficios litúrgicos el
Cardenal Ratzinger.
A la hora de recibir la Comunión el Papa quiso recibirla en la boca y de rodillas.
Argumento suficiente para quien tenga ojos...

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Ante abusos y profanaciones que se seguían dando, la Sda. Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publica la Instrucción “Redemptionis Sacramentum” (25-04-2004):
92.- “Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca, 71 si el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la sagrada Hostia.
Sin embargo, póngase especial cuidado en que el comulgante consuma inmediatamente la Hostia, delante del ministro, y ninguno se aleje teniendo en la mano las especies eucarísticas. Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano.72”
Athanasius Schneider, Obispo de Astana, Secretario general de la Conferencia Episcopal de Kazajstán, con motivo de la publicación de su libro “DOMINUS EST” (Reflexiones sobre la Comunión) (2008), declara:
“Me gustaría hablar sobre la recepción de la Sagrada Comunión. Yo me sentía obligado a escribir un librito sobre este tema, porque yo crecí en la clandestinidad soviética, y fui educado por sacerdotes mártires y confesores. Y cuando mi familia dejó la URSS yo tenía 12 años. Cuando nos despedimos de nuestro párroco, que era un mártir confesor, él nos dijo: “Cuando ustedes lleguen a Alemania, estén atentos. No vayan a las iglesias donde se da la sagrada Comunión en la mano.” Cuando yo escuché estas palabras no podía entenderlas.
Cuando llegamos a Alemania fuimos a una Misa y observé cómo se daba la Comunión, de una manera tan
Frívola y superficial. Cuando volvimos a casa le dije a mi
mamá: "¡Pero mamá, esto era como la distribución de bizcochos en la escuela!". Lo dije con toda la inocencia
infantil. Después anduvimos por otras iglesias y la misma
situación. Cuando volvimos a casa mi madre dijo: "No puedo entender cómo se puede recibir a Nuestro Señor
Jesucristo, presente con toda su Divina Majestad en esta Sagrada Hostia de una manera tan superficial", y comenzó a llorar. Estas escenas me tocaron tan profundamente a la edad de 12 años, que nunca me dejaron en la vida. Tampoco nunca he podido entender, siendo sacerdote y obispo, cómo se puede recibir a Nuestro Señor Jesucristo, ¡a nuestro divino Señor Jesucristo!, de una manera tan pobre de gestos, de adoración, de reverencia.
Asi es que me sentía obligado en conciencia de hablar sobre esto. Tenía la impresión de que se calla, que no se habla de esto. Es casi como un tema tabú en la Iglesia. Y observé, después de 30 años en Occidente, cómo se divulga esta manera de distribución de la Comunión con todas las reglas de la moda, con todas las reglas de una estrategia global. Asi es que contemplo la posibilidad de hablar sobre esto. Y escribí este libro que ha sido publicado en Brasil y en Portugal.73
He recibido muchos testimonios de personas sencillas que agradecieron que se hable sobre esto. Hasta un católico japonés que se convirtió del budismo me escribió agradecido; decía que no pensaba que todavía un obispo podía defender la Comunión en la boca y de rodillas, ya que fue acostumbrado por sus obispos, que divulgaban la Comunión en la mano, y me citó hasta el Concilio de Trento y el Vaticano II en latín, y me dijo "Señor obispo: hable sobre este tema, no se deje intimidar". Un bello ejemplo de un laico.
Existe también el ejemplo de otro laico, norteamericano, convertido del protestantismo, en cuyo culto se le permitía arrodillarse para recibir en la boca la "cena del señor", que es un mero símbolo, pero al convertirse al catolicismo, le prohibieron recibir de rodillas a Nuestro Señor en la Eucaristía. Era absurdo que, como protestante, podía arrodillarse ante un símbolo y, como católico, se le prohibía arrodillarse ante la presencia real de Nuestro Señor.
71 Cf. Missale Romanum, Institutio Generalis, n. 161.
72 Congregación Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, Dubium: Notitiae 35 (1999) pp. 160-161.
73 “Dominus est” (Reflexiones sobre la Comunión), 2008 – Libreria Editrice Vaticana.

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Otro aspecto es que nuestro Santo Padre Benedicto XVI comenzó a distribuir la Sagrada Comunión a personas arrodilladas y en la boca, a partir de la fiesta de Corpus Christi del año pasado. Y ha hecho esto no solamente en Roma, sino en todos los países que ha visitado, incluso en los países en los que las Conferencias Episcopales permiten INFELIZMENTE la Comunión en la mano.
Ahora, para nosotros, obispos y sacerdotes, que queremos sentir como Iglesia, sentir como el Papa, verdaderamente, y no solamente con palabras, no podemos comportarnos indiferentes y cerrar los ojos delante de este ejemplo claro, humilde y modesto del Santo Padre. Es un magisterio práctico en este punto concreto. Pienso que nosotros, los obispos y sacerdotes, debemos sentirnos obligados a imitar al Papa.
Hoy el mundo occidental, y especialmente Europa, está perdiendo el sentido de la Sacralidad. Los pueblos orientales nos pueden enseñar a recuperar el sentido de lo sagrado, que es uno de los fundamentos de toda religión.
La Iglesia de hoy tiene la misión profética de testimoniar al mundo con gestos concretos, señales de reverencia de su Fe. Debemos profundizar sobre el Misterio de la Encarnación, de Dios Encarnado, con todas sus consecuencias, y profundizar nuestra Fe en el dogma de la Transubstanciación, el dogma de la Presencia real, con todas sus consecuencias prácticas. Esto exige gestos concretos de adoración: la genuflexión, estar arrodillados, que es un gesto típicamente bíblico, neotestamentario, apocalíptico.
Debemos profundizar en nuestra Fe el misterio de Dios encarnado eucarístico, no solamente con palabras, tal vez bonitas, sino con gestos y obras concretas. Pienso y espero que, a ejemplo del Santo Padre, la Iglesia pueda hacer una contribución concreta también por este gesto de veneración en el momento más sacro, más venerable de nuestra fe que es la sagrada Comunión. Es el tributo válido y concreto de una auténtica renovación de la fe, especialmente de la fe en un misterio central, un misterio amado, querido y divino que es la Santísima Eucaristía”.
El Cardenal Albert Malcolm Ranjith, Arzobispo de Colombo (Sri Lanka), siendo Secretario de la Congregación para el Culto Divino, afirmó que «el Santo Padre habla a menudo de la necesidad de salvaguardar el sentido de la “alteridad” en cada expresión de la liturgia. El gesto de tomar la Sagrada Hostia y, en lugar de recibirla, ponerla en la boca nosotros mismos, reduce el profundo significado de la Comunión».74
“No podemos ignorar lo que sucede a nivel mundial en todas partes donde es adoptada esta práctica (comulgar en la mano). Este gesto contribuye a una gradual y creciente debilitación de la reverencia hacia las sagradas especies Eucarísticas. La praxis anterior, en cambio, preservaba mejor ese sentido de reverencia. A ella ha sucedido enseguida una alarmante falta de recogimiento y un espíritu general de distracción. Ahora se ven comulgantes que regresan a sus puestos como si nada de extraordinario hubiera ocurrido. Aún más distraídos se ve a los niños y adolescentes. En muchos casos no se nota ese sentido de seriedad y silencio interior que deben señalar la presencia de Dios en el alma. El Papa habla de la necesidad no sólo de entender el
verdadero y profundo significado de la Eucaristía, sino también de celebrarla con dignidad y
reverencia. Dice que hay que estar conscientes “de los gestos y de las posturas, como el arrodillarse
en los momentos prominentes de la oración Eucarística”.75
Yo creo que ha llegado la hora de revisar y, si es necesario, abandonar la práctica actual, que de hecho no fue indicada ni por la Sacrosanctum Concilium, ni por los Padres Conciliares, sino que fue aceptada después de su introducción abusiva en algunos países. Ahora, más que nunca, es necesario ayudar al fiel a renovar una viva fe en la presencia real de Cristo bajo las especies Eucarísticas para reforzar Asi la vida de la Iglesia y defenderla en medio de las peligrosas
74 La Repubblica, (31-07-2008).
75 Sacramentum Caritatis, 65.

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Distorsiones de fe que tal situación continúa creando. Las razones de tal medida no deben ser tanto académicas cuanto pastorales, –espirituales como litúrgicas–, es decir, aquellas que edifican mejor la fe.”76
Desde la fiesta del Corpus Christi de 2008, el Papa Benedicto XVI decide distribuir la Comunión a los fieles de rodillas y en la boca.
Mons. Marini, Maestro de Ceremonias Litúrgicas Pontificias, lo motiva así:
“La distribución de la Comunión en la mano es todavía, desde el punto de vista jurídico, una dispensa a la ley universal, concedida por la Santa Sede a aquellas Conferencias episcopales que lo pidieron.” La modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma, “válida en toda la Iglesia”. La Comunión en la boca intenta resaltar “la presencia real de Cristo en la Eucaristía, ayudar a la devoción de los fieles e introducir con más facilidad el sentido de misterio. Aspectos que en este tiempo urge recuperar.” (26-06-2008).77
El Cardenal de Bolonia prohíbe la Comunión en la mano (10-05-2009).
El Cardenal Arzobispo de Bolonia, monseñor Carlo Caffarra, ha hecho pública la primera revocación oficial del indulto de la Conferencia Episcopal Italiana de 1989 que permitía recibir la Comunión en la mano. En la catedral y otros dos templos de la archidiócesis italiana sólo se podrá recibir la Comunión en la boca. Es la primera revocación oficial en Italia del indulto de recibir la Comunión en la mano.
“El primer domingo de Adviento de hace veinte años, en 1989, entraba en vigor la resolución de la Conferencia Episcopal Italiana, que autorizaba, con la aprobación de la Santa Sede, la distribución de la Sagrada Comunión en la mano.
En las últimas semanas, los párrocos y rectores de iglesias de nuestra diócesis han recibido la notificación de las disposiciones adoptadas por el Cardenal Arzobispo, en vista de los graves abusos que se han producido en este sentido. En particular, el Cardenal ha ordenado que, en la Catedral de San Pedro, la Basílica de San Petronio y el Santuario de la Virgen de San Lucas, la Comunión se distribuya a los fieles únicamente sobre la lengua”.
La posibilidad que se concedió para recibir la Hostia consagrada en la mano puede, de hecho, originar “graves abusos”, porque “hay quienes se llevan las Sagradas Especies para tenerlas como “souvenirs”, “quienes las venden”, o peor “quienes las llevan para profanarlas en ritos satánicos”. Lo dice el Provicario General, Monseñor Gabriele Cavina, en la carta a los sacerdotes que acompaña las disposiciones del Cardenal, citando un escrito de Mons. Malcolm Ranjith, secretario de la Congregación para la Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Debemos tomar nota, escribe el Cardenal Carlo Caffarra, que, “por desgracia, se han repetido casos de profanación de la Eucaristía aprovechando la posibilidad de recibir el Pan consagrado en la palma de la mano. Por este motivo es bueno controlar el momento de la Santa Comunión cumpliendo las normas comunes por todos bien conocidas”.
76 Prólogo al libro “Dominus est”, de Mons. Athanasius Schneider. 2008. Librería Editrice Vaticana.
77 L‟Osservatore Romano, 26-06-2008, edición italiana.

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Durante la Comunión, dice el Cardenal, “los servidores asistan al Ministro, en la medida de lo posible, vigilando que cada fiel, después de haber recibido el Pan consagrado lo consuma de inmediato ante el Ministro y por ningún motivo sea llevado de allí, o colocado en un bolsillo o en bolsos o en cualquier otro lugar, o caiga al suelo y sea pisado”.
La disposición está atenuada para las parroquias, porque, escribe Mons. Cavina, “los fieles son en gran parte conocidos, y el párroco puede estar más seguro de su actitud al hacer el gesto de la Comunión en la mano con el debido respeto e intervenir con oportunas advertencias de vez en cuando a fin de educar continuamente a la asamblea para participar de la liturgia en modo activo y consciente”.
Entrevista al Card. Antonio Cañizares, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (24-12-2010):
La renovación conciliar ha sido entendida como una ruptura y no como un desarrollo orgánico de la tradición.
Debemos reavivar el espíritu de la liturgia y para esto son significativos los gestos introducidos en las liturgias de Benedicto XVI: la orientación de la acción litúrgica, la cruz en el centro del altar, la Comunión de rodillas, el canto gregoriano, el espacio para el silencio, la belleza en el arte sagrado. Es también necesario y urgente promover la adoración eucarística: frente a la presencia real del Señor no se puede más que estar en adoración.
- Pregunta: En las iglesias desaparecen los reclinatorios, la Misa a veces es todavía un espacio abierto a la creatividad, se cortan incluso las partes más sagradas del canon: ¿cómo invertir esta tendencia?
- Respuesta: La vigilancia de la Iglesia es fundamental y no debe ser considerada como algo inquisitorio o represivo sino como un servicio. En todo caso, debemos hacer a todos conscientes de la exigencia, no sólo de los derechos de los fieles, sino también del “derecho de Dios”.
En la República de San Marino, en la monición preparatoria de la Misa del Papa Benedicto XVI (24-06-2011), tras pedir que se evitaran los aplausos, las pancartas y los gestos incorrectos durante la santa Misa, se difundió por los altavoces lo siguiente:
“Nuestra Iglesia diocesana está unida al Sucesor de san Pedro para la celebración de la Santa Misa, fuente y culmen de la nueva vida en Cristo. Queremos vivir este momento en Comunión con la Iglesia Universal presidida en la caridad por su Santidad el Papa Benedicto XVI. Por esta razón, llamamos ahora la atención sobre el modo en que ha de recibirse la santa Comunión... Los fieles que, habiéndose confesado, estén en estado de gracia y que, por lo tanto, son los únicos que pueden recibir el Santísimo Cuerpo del Señor, se acercarán al ministro que esté próximo.
La Comunión, según la ley universal vigente, será distribuida sólo y exclusivamente sobre la lengua de los fieles, al fin de evitar profanaciones pero, sobre todo, para que se aprenda a tener una cada vez mayor y más alta consideración al Santo Misterio de la Presencia Real de Nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, a nadie le será permitido recibir la Comunión en la mano. Después de haber hecho la debida reverencia, adoraremos la Hostia que será apoyada sobre nuestra lengua. Los que no estén impedidos por razones de salud o de espacio, pueden recibirla de rodillas”.
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Nueva entrevista al Cardenal Antonio Cañizares (20-07-2011), por ACI Prensa:
Llaman la atención dos entrevistas tan seguidas y coincidentes del Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que es el Organismo vaticano al que compete este tema de la Comunión. Sólo se puede explicar si está detrás el deseo explícito del Papa.
- Pregunta: “¿Es recomendable que los fieles comulguen en la mano?
- Respuesta: "Es recomendable que los fieles comulguen en la boca y de rodillas. Se debe al sentido que debe tener la Comunión, que es de adoración, de reconocimiento de Dios. Es saber que estamos delante de Dios mismo y que Él vino a nosotros y que nosotros no lo merecemos".
- Pregunta sobre los abusos litúrgicos en que incurren algunos actualmente:
- Respuesta: es necesario "corregirlos, sobre todo mediante una buena formación: formación de los seminaristas, formación de los sacerdotes, formación de los catequistas, formación de todos los fieles cristianos.
Esta formación debe hacer que "se celebre bien, conforme a las exigencias y dignidad de la celebración, conforme a las normas de la Iglesia, que es la Única manera que tenemos de celebrar auténticamente la Eucaristía".
En esta tarea de formación para celebrar bien la liturgia y corregir los abusos, "los obispos tenemos una responsabilidad muy particular, y no podemos dejarla de cumplir”.
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¿CONCLUSIÓN?
Una vez expuesto el estado de la cuestión, la fe de cada persona sacará las consecuencias oportunas.
En lo que a mí respecta, diré lo que yo respondo cuando me interrogan sobre este tema: “El mejor criterio para elegir la forma de comulgar no es el de “¿Se puede...?”, sino el de “¿Cómo agradaré más al Señor? ¿Cómo le gustará más?”
No se trata de hacer la liturgia que más nos apetezca a nosotros, sino de “ofrecer a Dios un culto que le sea grato a Él” (Hb 12,28).
JESUCRISTO PRESENTE EN EL SACRAMENTO SE MERECE TODO EL AMOR Y LA ADORACION, COMO LO HICIERON: MARIA SANTA, LAS SANTAS MUJERES Y SAN JUAN A LOS PIES DE LA CRUZ.

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