domingo, 19 de febrero de 2012

COMULGAR DE RODILLAS Y EN LA BOCA



COMULGAR DE RODILLAS Y EN LA BOCA
El Arzobispo Albert Malcolm Ranjith, Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, subrayó que al recibir la Comunión en la mano se produce "un creciente debilitamiento de una conducta devota frente al Santísimo". En su opinión la Iglesia debería reconsiderar el permiso para recibirla de esta forma.
Según el sitio web Kath.net el Prelado hizo pública esta propuesta, en el prólogo del libro "Dominus Est: Pensamientos de un Obispo de Asia Central sobre la Sagrada Eucaristía" escrito por el Obispo Auxiliar de Karaganda, Mons. Athanasius Schneider, y editado por la librería del Vaticano en enero de este año.
Mons. Ranjith recalcó que la Sagrada Eucaristía debe ser recibida "con reverencia y actitud de devota adoración". Resaltó que la práctica de recibir la comunión en la mano fue "introducida de manera abusiva y precipitada en algunos ámbitos" y posteriormente reconocida por el Vaticano. Además recordó que en Concilio Vaticano II nunca se legitimó esta práctica.
Aquí no se trata de argumentos capciosos, recalcó Mons. Ranjith, "creo que ha llegado la hora de evaluar esta práctica y reconsiderarla y, cuando sea necesario, dejarla", acotó.
En entrevista concedida a ACI Prensa, el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el Vaticano, Cardenal Antonio Cañizares Llovera, señaló que es recomendable que los católicos comulguen en la boca y de rodillas.
Así lo indicó el Purpurado español que sirve en la Santa Sede como máximo responsable, después del Papa, de la liturgia y los sacramentos en la Iglesia Católica, al ser consultado sobre si es recomendable que los fieles comulguen o no en la mano.
La respuesta del Cardenal fue breve y sencilla: "es recomendable que los fieles comulguen en la boca y de rodillas".
Asimismo, al responder a la pregunta de ACI Prensa sobre la costumbre promovida por el Papa Benedicto XVI de hacer que los fieles que reciben la Eucaristía de él lo hagan en la boca y de rodillas, el Cardenal Cañizares dijo que eso se debe "al sentido que debe tener la comunión, que es de adoración, de reconocimiento de Dios".
"Es sencillamente saber que estamos delante de Dios mismo y que Él vino a nosotros y que nosotros no lo merecemos", afirmó.
El Purpurado dijo también que comulgar de esta forma "es la señal de adoración que es necesario recuperar. Yo creo que es necesario para toda la Iglesia que la comunión se haga de rodillas".
"De hecho –añadió– si se comulga de pie, hay que hacer genuflexión, o hacer una inclinación profunda, cosa que no se hace".
El Prefecto vaticano dijo además que "si trivializamos la comunión, trivializamos todo, y no podemos perder un momento tan importante como es comulgar, como es reconocer la presencia real de Cristo allí presente, del Dios que es amor de los amores como cantamos en una canción española".
Al ser consultado por ACI Prensa sobre los abusos litúrgicos en que incurren algunos actualmente, el Cardenal dijo que es necesario "corregirlos, sobre todo mediante una buena formación: formación de los seminaristas, formación de los sacerdotes, formación de los catequistas, formación de todos los fieles cristianos".
Esta formación, explicó, debe hacer que "se celebre bien, para que se celebre conforme a las exigencias y dignidad de la celebración, conforme a las normas de la Iglesia, que es la única manera que tenemos de celebrar auténticamente la Eucaristía".
Finalmente el Cardenal Cañizares dijo a ACI Prensa que en esta tarea de formación para celebrar bien la liturgia y corregir los abusos, "los obispos tenemos una responsabilidad muy particular, y no podemos dejarla de cumplir, porque todo lo que hagamos en que la Eucaristía se celebre bien será hacer que en la Eucaristía se participe bien".
Su Eminencia el Cardenal Cañizares, vuelve a insistir en algo elemental: el respeto a la Sagrada Eucaristía, a la Presencia Real, sobre todo en un momento tan importante de la Santa Misa como es la Comunión.
Los Católicos no tenemos ya la más mínima noción de respeto, de temor de Dios. No nos arrodillamos en las consagraciones, si lo hacemos es durante los breves instantes de la transubstanciación, ni siquiera durante todo lo que correspondía al canon. Hablo de forma ordinaria, claro…
Las del Cardenal Cañizares son declaraciones que salen al paso, entre otras cosas, de una normativa de los obispos católicos ingleses en la que insisten a sus fieles que “la comunión se recibe de pie, por norma general". Pues bien, me parece que tras la reciente visita de Su Santidad al Reino Unido, el ejemplo del Papa ha quedado bastante en el olvido.
Lo cual, francamente, me llena de tristeza, porque demuestra un divorcio absoluto entre las “taifas” episcopales y lo que el Papa y la Curia están intentando llevar a toda la Iglesia. Esta desobediencia y divergencia de criterio en una piedra de toque de la vida eclesial como es la Iglesia solo puede remontarse a los tristes años de posconcilio en los que parecía que todo valía, y la Iglesia parecía absolutamente desnortada en todos los frentes.
¿Qué pasa, que cuando la cosa nos gusta se acata y cuando no, se pasa olímpicamente de ella? ¿Es la “colegialidad” una excusa para no hacer caso al ejemplo del Sucesor de Pedro? Porque todos sabemos que un golpe de fuerza solo manifestará la fractura que hay dentro de la Iglesia, y que obispos que a priori son “fieles” se quitarían la careta muy pronto.
Realmente, temo por nuestra Iglesia. Hay que rezar muchísimo, dedicar rosarios y misas, por nuestro Santo Padre. Que sea fuerte y que prevalezca sobre sus enemigos, sobre todo el que se oculta en el interior de la Iglesia. Los ataques de fuera tienen su sentido. Es el mundo contra Cristo (hasta ahí no hay sorpresas, vaya), pero la resistencia pasiva contra el Papa se ha visto claramente en la aplicación de Summorum Pontificum, y en el rechazo de obispos y sacerdotes, incluso de buena doctrina.
Esperemos que todo esto no sea más que una exageración, pero yo me pongo en lo peor, porque nunca en la Historia había visto a la Iglesia como ahora.

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