jueves, 2 de mayo de 2013

HAGAN DE SUS HIJOS, VERDADEROS HIJOS DE DIOS

 LA VIRGEN MARIA:

Hijitos Míos, confíenme sus pensas. Cuando les sobrevengan
dolores y angustias que parezcan no tener fin, recuerden Mi
Asunción a los Cielos.
 El día en el cual el Vicario de Mi Hijo declaró el dogma de Mi
Asunción, puso en Mi frente la última esplendorosa diadema y
la ha puesto de manera solemnísima en la tierra.
 Yo He tenido todo en Jesús; nada Me Ha negado y nada más
podía darme, porque llevándome al Cielo Ha querido darme
todo bien a Mí, Su Madre. No podía quedar en la tierra este
cuerpo Mío, porque habiendo sido ya glorificado el Cuerpo
Santísimo que estuvo lleno de llagas, también el Mío que lo
engendró debía estar junto al Suyo. Especial amor, gloria única
Me Ha sido reservada.
 Amados, su Madre los mira benigna, no se desesperen. Yo
proveo de todo; les aseguro que Yo proveo de todo lo que
necesitan a quienes aman a Mi Jesús, porque toda mirada de
amor que Le dan es para Mí una llama que arde en Mi Corazón
Inmaculado... Ustedes piensen en Jesús y Yo pienso en
ustedes...
 No abandonen a sus hijos, tendrán que dar cuenta de ellos
muy pronto al Señor, hagan de ellos verdaderos hijos de Dios.
 Renueven sus actos de fe, renuncien a la maldad, a la
soberbia y al orgullo destructor. Hagan una cadena para atajar
la maldad que vomita aquel patrón de la traición y del engaño.
 Intenten lo último, hagan un retiro, solamente el grupo.
Orarán mucho y leerán todos los mensajes que se les dieron con

specto a la división que vendría. Analícenlos con amor,
ábranse los ojos entre ustedes. No se dejen atacar con el engaño.
 No sean sepulcros blanqueados porque todo cuanto hacen en
la tierra es conocido en el Cielo; no hay nada oculto ante la
Divina Mirada del Padre.
 Ustedes, Mis pequeños, son las rosas y claveles que He
sembrado en Mi pequeño jardín. Muchos hijos Míos se han
convertido en abono fértil y los bendigo por esta santa obra con
la que Me ayudan a salvar cientos y cientos de almas para el
Reino de la Gran Promesa. Sigan trabajando con sencillez,
humildad y desinterés material.
 Hijos Míos, todo se está cumpliendo; ya empiezan a pasar
las pruebas de la pobreza pero, Mis pequeños, les ruego que
mientras más grandes sean sus necesidades, más generosos
sean con su prójimo; solamente así tendrán abundancia de
gracias y bendiciones de Dios.
 Por favor, antes de reunirse a orar, rocíen el recinto con agua
bendita y recen el Credo, que es una oración poderosa contra las
insidias de Satanás y sus esbirros. Cuando les sea posible, quemen un
poco de incienso, no mucho, rezando el Gloria. Aquí los acompañarán
cantando los Coros Celestiales.
 En medio de las tempestades y de las tormentas, Yo seré su
Refugio. En medio del tiempo gélido, Yo seré su calor. Pero
quiero advertirles que vendrán grandes pruebas de fidelidad,
serán probados en la fe, serán tentados a dudar sobre la Divina
Voluntad del Padre y de la Misericordia del Hijo, serán
tentados a dudar de la Luz del Espíritu Santo, de Mi pureza y
de la presencia de los santos ángeles.
 Su Madre les suplica que sean fuertes, que confíen en la
Santísima Trinidad, que acepten la compañía de sus Angeles

Guardianes, que hagan devoción a los Santos y Mártires que
gozan de la Gloria del Cielo.
 No caigan en la falsedad de los fanatismos, el enemigo es
mucho más astuto que todos ustedes. Tengan en sus mentes y
en sus corazones la Pasión y Muerte de Mi Divino Hijo.

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