jueves, 9 de abril de 2020

La Divina Voluntad contiene la plenitud de la felicidad. Cuando la criatura viva en la Divina Voluntad, entonces la caridad y todas las virtudes alcanzarán la completa perfección.




17-3
Junio 20, 1924



La Divina Voluntad contiene la plenitud de la felicidad.  Cuando

la criatura viva en la Divina Voluntad, entonces la caridad y

todas las virtudes alcanzarán la completa perfección.



(1) Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma junto con mi dulcísimo Jesús, Él era todo bondad y todo admirable; me ha tomado mis manos entre las suyas y se las ha estrechado fuerte a su pecho, y todo amor me ha dicho:

(2) “Querida hija mía, ¡si supieras qué placer, qué gusto siento al hablarte de mi Voluntad!  Cada cosa de más que te manifiesto sobre mi Querer es una felicidad que hago salir de Mí, y que comunico a la criatura, y Yo me siento más feliz en ella en virtud de mi misma felicidad, porque la especialidad característica de mi Voluntad es precisamente esta:  ‘Hacer felices a Dios y al hombre’.  ¿No recuerdas hija mía cuánto placer tomábamos juntos, Yo al hablarte y tú al escucharme, y cómo nos hacíamos felices recíprocamente?  Y siendo mi Voluntad la única que contiene el germen de la felicidad, Yo con manifestarla y el alma con conocerla formamos la planta y los frutos de la verdadera felicidad imperecedera y eterna que no disminuye ni termina jamás, y no sólo nosotros, sino también aquellos que escuchan o leen las cosas admirables y sorprendentes de mi Querer sienten el dulce encanto de mi felicidad.  Por eso, para hacerme feliz en mis obras quiero hablarte de la nobleza de mi Voluntad, y hasta dónde puede llegar el alma y qué debe encerrar si da entrada en su alma a mi Voluntad.  La nobleza de mi Voluntad es divina, y como es del Cielo, Ella no desciende sino en quien encuentra un noble cortejo, y por eso la primera que le dio la entrada fue mi Humanidad; Ella no se contenta con poco, sino que quiere todo porque quiere dar todo, ¿y cómo puede dar todo si no encuentra todo para poder en él poner todos sus bienes?  Así mi Humanidad le dio el santo y noble cortejo y Ella concentró en Mí todo y a todos.  Ve entonces que para venir a reinar mi Voluntad en el alma, debe encerrar en ella todo lo que hizo mi Humanidad, y si las demás criaturas han participado en parte en los frutos de mi Redención según sus disposiciones, esta criatura los concentrará todos para formar el noble cortejo a mi Voluntad y Ella concentrará en el alma el amor que da y quiere de todos, para poder recibir el amor de todos y de cada uno, no se contenta con encontrar en ella la correspondencia sólo de su amor, sino que quiere la correspondencia de todo; todas las relaciones que hay en la Creación entre el Creador y la criatura mi Voluntad las quiere encontrar en el alma donde quiere reinar, de otra manera no sería plena su felicidad ni encontraría todas sus cosas, ni toda Ella misma.  Mi Voluntad debe poder decir en el alma en donde reina:  ‘Si nadie me amase ni me correspondiese, Yo soy feliz por Mí misma, ninguno puede entristecer mi felicidad, porque en esta alma encuentro todo, recibo todo y puedo dar todo’.  Repetiría la frase que hay en las Tres Divinas Personas:  ‘Somos intangibles, por cuanto las criaturas puedan hacer, ninguno puede tocarnos, ni mínimamente opacar nuestra eterna e inmutable felicidad’.  Sólo puede tocarnos, entrar a hacer una sola cosa con Nosotros, quien posee mi Voluntad, porque siendo ella feliz de nuestra misma felicidad, quedamos glorificados por la felicidad de la criatura, y entonces la caridad alcanzará la completa perfección en la criatura, cuando mi Voluntad reine en modo completo en ellas, porque entonces cada una se encontrará en virtud de Ella, en cada criatura, amada, defendida y sostenida, como la ama, defiende y sostiene su Dios, la una se encontrará transfundida en la otra como en la propia vida.  Entonces todas las virtudes alcanzarán la completa perfección, porque no se alimentarán de la vida humana, sino de la Vida Divina.

(3) Por eso de dos humanidades tengo necesidad:  De la mía para formar la Redención, y la otra para formar el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra.  Una más necesaria que la otra, porque si en la primera debía venir a redimirlos, en la segunda debía venir a restaurarlo a la finalidad única por la cual fue creado y abrir la corriente de las gracias entre la voluntad humana y la Divina, y hacerla reinar como en el Cielo así en la tierra.  Y como mi Humanidad para redimir al hombre hizo reinar mi Voluntad como en el Cielo así en la tierra, ahora voy buscando otra humanidad, que haciéndola reinar como en el Cielo así en la tierra, me haga cumplir todos los designios de mi Creación.  Por eso sé atenta en hacer reinar en ti mi sola Voluntad, y Yo te amaré con el mismo Amor con el cual amé a mi Santísima Humanidad”.

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