El Señor
Esta es la hora de hablarte de nuevo, hijo Mío, pero se va
acercando la hora en la cual tú deberás hablarme a Mí... Estás
viviendo tu hora, pero Mi hora se acerca ya... Detente un minuto y
piensa en tu vocación sagrada, en tus votos. Medita, ¿qué cuentas
de tu vida Me rendirás cuando llegues a los umbrales de la
eternidad?
Hoy te has abandonado al mundo entregándote a los deseos de
la carne y, ahora te pregunto, ¿eres feliz?... Nunca podrás serlo
pues Mi amor, con tu pasada lealtad, guardó un minúsculo átomo
de gracia para ti y ahora este pedacito, como la voz de tu conciencia
no te deja tranquilo en noche día, ¿verdad?... Regresa, hijo Mío... Mi
corazón es una fuente de Misericordia y si vuelves a Mí tu mirada y
olvidas al mundo, Yo olvidaré tu falta, pero si tú te olvidas de Mi,
se te juzgará por tus pecados.
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