sábado, 15 de septiembre de 2012

MARIA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Mi Nombre ya no es más reverenciado. Mi Nombre es maldecido.

Martes, 4 de setiembre del 2012, a las 23:05 hrs.

Mi muy querida y amada hija, el dolor del rechazo y del odio de la Humanidad, es sentido por Mí en todo momento de cada día.

Nunca se alivia. Mi Crucifixión fue solo el principio.

Pudo haber anunciado la salvación de la Humanidad, pero Mi dolor continuará hasta que Satán sea desterrado.

Mientras él esté presente y reine sobre la Tierra, lo que hace aún en este momento, Mi dolor y tormento son interminables.

El único alivio es la alegría que siento, cuando veo el verdadero amor presente en el mundo de las almas puras, de las unas hacia las otras.

Es este amor, el que hace que la Luz entre la noche y el día sea posible. Porque sin Mi Luz, la oscuridad prevalecería 24 horas al día.

¡Imaginen, si pueden, Mi dolor!

Aquellos de entre ustedes, que sufren dolor y heridas por manos de aquellos que aman, sabrán exactamente cómo es Mi dolor.

Cuando ustedes son cruelmente atormentados, ambos, mentalmente y físicamente, por alguien que aman, el dolor es más duro de soportar.

Incluso si saben que esa persona que les persigue está en una terrible oscuridad, eso no alivia el dolor. En todo caso, esto aumenta la intensidad y severidad de su sufrimiento.

Esto es porque todavía se preocupan por sus verdugos, pero saben que ellos sufren y que no pueden ayudar a su comportamiento.

Ellos están en tanta oscuridad, que cuando ustedes traten de explicarles lo que tienen que hacer con el fin de deshacerse de su oscuridad, ellos no escucharán.

Ellos no quieren escuchar.

Tampoco quieren rejuvenecer su espíritu, con el fin de ver la Luz, el amor y el gozo que podrían sentir, si tan solo les escucharan a ustedes, las únicas personas que verdaderamente les aman, a pesar de sus faltas, la única oportunidad de rechazar esta terrible nube oscura, que cubre su espíritu, para liberarlos.

El dolor del rechazo es duro para Mí, su Salvador, el Hijo del Hombre.

Yo sufrí un terrible dolor físico, mucho del cual no fue dado conocer al mundo en cada detalle; fue tan horrible la tortura, porque Yo no quería esa clase de simpatía.

No, solo vi su lealtad, su fe también, como también la alegría y el alivio de su conocimiento de que ustedes fueron salvados de la condenación eterna.

¿Pero la Humanidad realmente conoce el Don que Yo les he dado?

Muchos van a Misa o reciben el vino en las otras Iglesias Cristianas, para honrar Mi Don, pero no entienden qué significa esto.

Me di por completo en Cuerpo, Mente y Alma. Cuando ustedes reciben la Comunión, deben consumir Mi Cuerpo por completo y no solo decir que Me honran.

Porque sin Mi Cuerpo, Mi Presencia Real, Yo no puedo conquistar sus almas, ¿No lo saben?

¿Por qué rechazan Mi verdadero Don, de la forma en que fue explicado por Mis Apóstoles? ¿Que la Eucaristía es en efecto Mi Cuerpo?

No pueden imaginarse las Gracias, que han sido perdidas por ustedes, sus familias y generaciones por su rechazo al Poder de ese Don.

Mi dolor nunca desaparece. Lloro, sufro. Lloro cuando presencio el pecado tan extendido en el mundo que Mi Nombre ya no es reverenciado. Mi Nombre es maldecido. Siento un dolor intenso.

A ti, hija Mía, se te he dado este mismo dolor en los últimos meses. He permitido este ataque sobre ti por el maligno para que te infiltrara. Este sacrificio, ofrecido por ti para Mí, como alma víctima, fue difícil, pero aprendiste una simple lección a través de éste.

Cuando eres la victima de tan cruel sufrimiento en manos de otros, en Mi Nombre, sientes el mismo dolor que estoy sintiendo al mismo tiempo.

Nuestro dolor está entrelazado, hija Mía, en esta mística unión. Aceptaste Mi Llamado para ser un alma víctima gustosamente, sabiendo las consecuencias, a pesar de que era aterrador, con el fin de salvar almas.

Ahora que traes conversión, sabes que cuando el sufrimiento es requerido, es para que coincida con Mi propio sufrimiento, que es y puede ser muy traumático e hiriente.

Por tu naturaleza humana tú, de vez en cuando, tiendes a luchar y pelear contra del horror que está siendo infligido sobre ti, especialmente cuando incluso el dolor de los clavos, siendo martillados entre tus muñecas, sería preferible al tormento que has pedido soportar en Mi Nombre.

Mis Gracias te ayudaron en tu sumisión a estos requerimientos de sufrimiento. Te concedieron la fortaleza, que te permitió levantarte, elevarte y alabar a Dios. Porque estas son las gracias para ayudarte a aceptar el sufrimiento como un Don a Dios, para salvar las almas en pecado mortal.

La próxima vez que alguien les atormente, les trate con crueldad y abuse mentalmente de ustedes, hijos, si pudieran recordar esto, entonces sobrepasarán su dolor.

Díganme esta Cruzada de Oración (75): Uno Mi Dolor a Ti, querido Jesús

Jesús, uno mi dolor y sufrimiento a aquellos
que Tu sufriste durante Tu Agonía en el Calvario.
Todo insulto que soporte te lo ofrezco a Ti.
Todo abuso y embestida verbal que sufra,
la ofrezco en honor de Tu Coronación de Espinas.
Toda crítica injusta a mí, la ofrezco en honor de Tu humillación frente e Pilatos.
Todo tormento físico, que soporte en manos de otros,
lo ofrezco en honor de Tu Flagelación en la Columna.
Todo insulto que soporte, lo ofrezco en honor de la terrible tortura física
que soportaste durante la Coronación de Espinas, cuando desgarraron Tu Ojo.
Todo el tiempo que yo Te imite,
impartaTus Enseñanzas y cuando sea despreciado en Tu Nombre,
permíteme ayudarte en el camino al Calvario.
Ayúdame a deshacerme del orgullo
y a nunca temer admitir que Te amo, querido Jesús.
Entonces, cuando todo parezca sin esperanza en mi vida,
querido Jesús, ayúdame a ser valiente,
recordándome cómo Tu gustosamente permitiste que fueras Crucificado
de esa manera tan vil y cruel.
Ayúdame a levantarme y a continuar como un verdadero cristiano,
un verdadero soldado en Tu ejército,
humilde y contrito en mi corazón,
en recuerdo del Sacrificio que hiciste por mí.
Toma mi mano, querido Jesús,
y muéstrame cómo mis propios sufrimientos pueden inspirar a otros
a unirse a Tu ejército con almas afines que Te aman a Ti.
Ayúdame a aceptar el sufrimiento y a ofrecerlo a Ti,
como un don para salvar almas en la batalla final,
contra la tiranía del maligno. Amén.


El sufrimiento, hija Mía, así de difícil como es, es un Don, que utilizo entregándolo sobre aquellos en que Yo confío en Mi Corazón, para que Yo pueda salvar almas.

Tu, hija Mía, has aliviado Mi sufrimiento grandemente por tu respuesta. Tomará algún tiempo sin embargo, antes de que Yo esté libre de la Cruz.

Esto solo puede suceder cuando Yo salve a cada alma posible con vida, en la Tierra hoy.

Tu Jesús

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