sábado, 15 de septiembre de 2012

MARIA DE LA DIVINA MISERICORDIA


Ningún hombre conoce la Verdad de los verdaderos contenidos del Libro del Apocalipsis. Solo Dios la conoce.

Viernes, 31 de agosto del 2012, a las 23:20 hrs.
 
Mi muy querida y amada hija, tú estás en la cúspide de una explosión, que verá Mi Misericordia derramada sobre el mundo en un evento, que cambiará la faz de la Tierra. Esta misión ha sido rápida.

Tú fuiste llamada de repente y con prisa mientras Yo Me movía para asegurar que al mundo le fuera dada la Verdad.

Poquísima gente entiende que así es como Dios llama a los profetas, desprevenidos, sin dejar tiempo para preparación de parte del profeta.

Esto significa que las palabras fluyen sin titubeos.
 
Ningún hombre tiene la habilidad de escribir mensajes como estos. Decir que este es el caso, es un insulto a Mi Padre y al Espíritu Santo.

Ningún hombre, a través de palabras humanas, enciende la Llama del Amor de Dios en las almas de Sus hijos, como estos mensajes lo hacen.
Solo Dios podría producir tal resultado.

Ningún hombre conoce la Verdad de los verdaderos contenidos del Libro del Apocalipsis. Solo Dios la conoce.

Solo Yo, el Cordero de Dios, tengo la autoridad de revelar lo que ellos contienen. Yo hago esto ahora a través de Mi mensajero, María de la Divina Misericordia, quien transmitirá Mis Palabras, no las de ella, a un mundo descreído.

Escuchen Mi Palabra ahora, porque ésta está siendo dada a ustedes para salvarlos, para advertirlos, para prepararlos y para purificarlos.

Estén listos cuando el momento llegue.

Yo vengo, a través de los Mensajes, para prepararlos. Ustedes no conocen el día o la hora, por lo tanto, deben preparar su alma, como si el momento para que Yo venga, fuera al día siguiente.

Siempre estén listos. Les pido que mantengan una mente clara y abierta cuando lean Mis Mensajes por primera vez, porque ésta, probablemente será la única vez que atestiguarán Mi Voz del Cielo, hasta el día que han estado todos ustedes esperando que llegue.
 
Les bendigo. Les invito a venir a Mí.

Cuando les pido que recen, simplemente les pido que confíen en Mí, en sus propias simples palabras.

En su propia manera, en sus pensamientos privados. Yo oigo todo, lo veo todo, Yo siento lo que ustedes sienten. Estoy con cada uno de ustedes, de pie a su lado, solo esperando por el día, cuando ustedes finalmente se rindan a Mi Llamado.

No tienen nada que temer de Mí, porque Mi Amor por ustedes sobrepasará cualquier oscuridad, que les mantenga distantes de Mí.

Vuélvanse a Mí y derramaré Mi Luz sobre ustedes.

Entonces les daré la paz que anhelan. Estoy esperando. Yo soy paciente.

Vengan a Mi cuando estén listos.

Les amo. Les bendigo.

Su Salvador Jesucristo

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