martes, 7 de abril de 2020

En cada acto que el alma hace en la Divina Voluntad, Jesús queda multiplicado como en las Hostias Sacramentales.



12-120

Enero 1, 1920
En cada acto que el alma hace en la Divina Voluntad,
Jesús queda multiplicado como en las Hostias Sacramentales.



(1) Continuando mi habitual estado, me parecía que mi siempre amable Jesús salía de mi interior, y mirándolo lo veía todo bañado en lágrimas, hasta sus vestidos, sus santísimas manos estaban cubiertas de lágrimas, ¡qué dolor!  Yo he quedado conmovida y Jesús me ha dicho:

(2) “Hija mía, qué trastorno hará el mundo, los flagelos correrán más dolorosos que antes, tanto que no hago más que llorar su triste suerte”.

(3) Después ha agregado:  “Hija mía, mi Voluntad es como una rueda, y quien en Ella entra queda encerrado dentro, y no encuentra abertura para salir de Ella, y todo lo que hace queda fijado al punto eterno y desemboca en la rueda de la eternidad.  ¿Pero sabes cuáles son los vestidos del alma que vive en mi Querer?  No son de oro, sino de luz purísima, y esta vestidura de luz le servirá como espejo para hacer ver a todo el Cielo cuantos actos ha hecho en mi Querer, porque en cada acto que ha hecho en mi Voluntad me ha encerrado a todo Yo, y esta vestidura estará adornada de tantos espejos, y en cada uno se verá todo Yo mismo, así que desde donde sea mirada, por delante, por detrás, por la derecha, por la izquierda, me verán a Mí y multiplicado en tantos por cuantos actos ha hecho en mi Querer.  Vestidura más bella no podría darle, será el distintivo exclusivo de las almas que viven en mi Querer”.

(4) Yo he quedado un poco confundida al oír eso, y Él ha agregado:

(5) “Cómo, ¿dudas de esto?  ¿Qué no sucede lo mismo en las hostias sacramentales?  Si hay mil hostias, mil Jesús hay, y a mil almas me doy en comunión todo entero; y si hay cien hostias, hay cien Jesús y me puedo dar en comunión sólo a cien.  Así en cada acto hecho en mi Voluntad, el alma me encierra dentro y Yo quedo sellado dentro de la voluntad del alma, así que estos actos hechos en mi Querer son comuniones eternas, no sujetas como las hostias sacramentales a consumirse las especies, y con el consumirse las especies mi Vida Sacramental termina; en cambio en las hostias de mi Voluntad no entra ni harina, ni ninguna otra materia, el alimento, la materia de estas hostias de mi Voluntad es mi misma Voluntad eterna unida con la voluntad del alma, eterna Conmigo, no sujetas estas dos voluntades a consumirse.  Entonces, ¿qué de extraño tiene el que se vea tantas veces multiplicada toda mi persona por cuantos actos ha hecho en mi Voluntad, mucho más que Yo he quedado sellado en ella, y ella tantas veces en Mí?  Así que también en Mí quedará multiplicada tantas veces el alma por cuantos actos ha hecho en mi Querer, son los prodigios de mi Querer, y esto basta para quitarte cualquier duda”.

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