martes, 29 de mayo de 2012

MARIA DE LA DIVINA MISERICORDIA

A Mis discípulos modernos se les está dando una enorme misión

Domingo, 6 de mayo del 2012, a las 10:00 hrs.

Mi muy querida hija, muchos de los hijos de Dios creen que aquellos, que llevan vidas santas, son los favorecidos por Mi Padre. 

La verdad es que estas almas, santas y devotas como lo son, deben trabajar hacia la salvación de otras almas. 

Las otras almas son aquellos hombres, mujeres y niños ordinarios, que llevan vidas ocupadas, con poco tiempo para la oración. 

Muchos no rezan o se comunican Conmigo. Algunos no creen en Dios. Algunos sí. Muchas de estas almas llevan buenas vidas. 

Ellas tratan a las otras personas con amor y bondad de corazón. Ponen las necesidades de otros antes que las propias. Dan a la caridad. Ellos se aman unos a otros, pero no van a la Iglesia, no reciben los Sacramentos y no aceptan que Yo, Jesucristo, existo. 

Ustedes pensarán, no obstante, que ellos son almas perdidas. En verdad ellos no lo son. 

Ellos son hijos de Dios y Su Luz brilla a través de ellos. Ellos no están condenados. Ellos son amados. 

Con el tiempo, cuando se les muestre la prueba de Mi existencia, ellos inmediatamente Me abrazarán. 

Son solo aquellas almas, que están consientes de sus agravios a Mi Padre y que saborean las delicias de los pecados perversos y malignos, las que están perdidas. 

Aquellos que no pueden vivir sin cometer pecado mortal y cuyas almas están tan ennegrecidas, porque están posesas por Satán, que necesitan escapar de esta terrible oscuridad, las que no serán suficientemente fuertes de hacerlo.  

Ellas encontrarán casi imposible buscar Mi ayuda. Ellas pueden solo ser salvadas a través de las oraciones de Mis santos y devotos seguidores. 

A Mis discípulos modernos se les está dando una enorme misión igual a esa, pero más urgente que la dada a Mis apóstoles, cuando Yo ascendí al Cielo.

Su papel, Mis seguidores, es preparar estas almas para Mi Nuevo Paraíso, a través de sus oraciones. Las oraciones pueden convertirles.

Mi Misericordia es tan grande, que Yo perdonaré a esos pecadores, por la generosidad de Mis otros siervos leales, a través de sus sufrimientos y sus oraciones.

Nunca olviden el poder de sus oraciones. Este poder es un don a ustedes, para que puedan salvar las almas de sus hermanos y hermanas. 

Recuerden que Mi Padre Eterno ama a todos los pecadores, sin embargo, gran regocijo se lleva a cabo y lágrimas de alegría son derramadas, por cada pecador ennegrecido y perdido que sea salvado del fuego del Infierno.

Su amado Jesús

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