Otra alma más dice a Sor Josefa:
“No saben cuán diferentes se ven las cosas de la tierra, cuando se ha pasado a la eternidad. Los cargos no son nada delante de Dios, tan sólo la pureza de intención con que se ejercen aun las más pequeñas acciones. ¡Qué poca cosa es la tierra y todo lo que ella encierra! Y a pesar de esto, ¡cuánto se la ama! ¡Ah, la vida, por larga que sea, es nada en comparación de la eternidad! No pueden figurarse los hombres lo que es un solo momento de purgatorio y cómo el alma se consume y se derrite en deseos de ver a Dios Nuestro Señor”.
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