SI QUISIERAS AMARME, CUÁNTO GANARÍAS
CS-29
24-Jul-97
Jesús
Hijo Mío tan amado. Llegada la primera fase del amor
divino, el alma corrige lo que le hago parecer imperfecto;
aquellas cosas que quiero sean corregidas.
La primera es aquella al inicio de la ascesis, cuando el alma
pasa de alegría en alegría, de un entusiasmo a otro. Pero
además queda mucho camino que recorrer, por lo que Me
ocupo de impulsarlos hacia las otras metas, desconocidas a
ustedes, muy conocidas a Mí y sumamente importantes.
Ustedes permanecen en el ciego mundo y bajan del
entusiasmo al abatimiento. He aquí la segunda fase que se
asemeja al frío... Entonces Yo digo: valor, alma, ahora, haremos
un gran trabajo.
En esa situación, cada cual se regula de diferentes maneras,
porque la frialdad sensible produce varios efectos. Sin embargo
es señal de amor enfriarse en lo sensible y caldear la voluntad
de resistencia, de fe y de confianza; es señal de amor conocer
una parte de la apropiada nada, sin cometer impaciencias... Por
eso, en esta fase particular, Yo Me preocupo de ustedes mucho
más que en la primera, sabiendo que la naturaleza humana de
por sí excluiría todo lo que no le agrada en el querer y en el
entender.
Digo que son muchos los que no entienden Mi juego y por
eso Me dejan. Luego ustedes hablarán de que tal o cual no se
portaron bien y esto porque no aceptaron el combatir contra sí
mismos, principalmente y, también contra Satanás que, durante
las tentaciones, ayudaba a desistir del bien esa pobre alma que
Yo había destinado a ascender por medio de la prueba.
En conclusión, pueden creer que en toda fase del alma, ya sea
entusiasmo, ya frialdad, Yo no dejo de amar a Mi criatura, es
decir a ustedes, criaturas Mías, que están hechas por Mi,
semejantes a Mí en cuanto a la naturaleza espiritual y que
quisiera sublimar en la ascesis mística para hacerlos llegar a
metas mucho más altas y absolutamente seguras, mientras en la
tierra, en ustedes mismos, sin Mi ayuda, todas las metas son
inalcanzables o falaces.
Hombre, hombre, que resistes a tu Dios, ¿Qué palabras
podrás decir en tu excusa cuando te muestre cuánto te amé y
cómo Me prodigué para persuadirte del Amor? No obstante, te
suceden muchas cosas a las cuales no sabes dar una explicación
y en vez de mirarme a Mí, tú, hombre pequeño de verdad, te
irritas y dices muchas tonterías. ¿No podrías al menos callar?
No te pido que ambiciones en seguida las cosas que te son
molestas. Te pido mucho menos: que calles, es decir que no
hables con quienes antes que tú o se rebelaron contra Mí o Me
despreciaron de las muchas maneras que sabe hacerlo el
hombre...
Si en cambio quisieras amarme, ¡cuánto ganarías! ¿Y qué otra
cosa tengo que hacer, Yo que velo por ustedes día y noche,
siempre atento a sus intereses? Pero, ¿cómo es que creen que
propiamente la tierra es eterna? ¿Que la vida mortal dura para
siempre? ¿Que están ustedes llenos de la luz que no conduce al
error?
Oh, criatura, oh alma Mía, ¡qué lejos vives de la verdadera y
única realidad!
¡Déjame hacer a Mí que Soy tu Dios! Déjame que pueda
hacer con Mis manos tus cosas, a ti te está reservada una gran
cosa, créeme, grande porque nadie que haga lo que Yo quiero
queda imperfecto o bien impaciente y ciego, ya que Mi
Voluntad es paz y da paz; es perfecta, más aun perfectísima y
da perfección; es luz y da luz a todos, ahora y siempre... Confía
en Mí y aprende a esperar...
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