Posted: 13 Aug 2012 01:57 PM PDT
Mensaje del Señor a Gustavo
LA SUMA IMPORTANCIA DE LA SANTA MISA
Domingo, 5 de agosto de 2012 a las 10 horas aproximadamente.
Buenos Aires – Argentina.
Se
aproximaba el momento más esperado y deseado por el alma durante la
celebración de la Santa Misa, recibir el Cuerpo de Nuestro Señor
Jesucristo. Momento que la criatura anhela para abrazar al Señor y
permanecer en ese estado de paz, amor y éxtasis toda la eternidad, pero
todo eso depende la criatura cuanto tiempo desea estar con Jesús, su
Dios. En el momento de presentar las ofrendas pedí a mi Ángel de la
Guarda, mi fiel amigo, que llevara mi ofrenda al Padre, todas mis
acciones y obras, mis intenciones, agradecimientos, pedidos y súplicas,
todo fue presentado y entregado en mi pobre y pequeño cofre, mi corazón
maltratado por mis pecados y errores. Pequeño cofre corroído y abollado
en cuyo interior poseía un contenido de escaso valor pero con la
seguridad de que en las manos de Dios, sería invaluable. El Ángel se
sumó junto con otros ángeles a presentar las ofrendas y se pusieron en
fila detrás de las personas que entregarían el pan y el vino al
sacerdote. Mientras sucedía la hermosa y bella escena, en mi diálogo
interior con Jesús, le pedía perdón por mis pecados y todas las ofensas
que le pudiera haber ocasionado, por mis debilidades y torpezas, mis
malas acciones y malos pensamientos, por mi dureza de corazón, falta de
caridad, por los pecados confesados y no confesados. Una vez detalladas
mis faltas, pedí por las almas más necesitadas de su infinito amor y
misericordia, pedí que tuviera compasión de las almas pecadoras, por los
no nacidos y por sus padres, por las almas del Purgatorio, por los
gobernantes y las naciones, por el mundo entero. Luego, me dispongo a
pedir y suplicar por mis seres queridos y familiares, que no pueden
asistir a la misa y recibir al Señor, más allá de los diferentes
motivos, así fuera por no conocer cuanto Dios los ama, por desgano o
rebeldía, por problemas o dificultades que impidieran encontrarse con
Él; que tuviera misericordia y que la ofrenda que presentara sea como si
fuera de ellos y que las gracias que recibiéramos los presentes en la
Misa no fuera solamente para nosotros, sino para las almas desprovistas,
que ellas también tuvieran la oportunidad de recibirlas aunque no fuera
por sus propios méritos y esfuerzos, sino que el Señor nos permitiera
suplantar y ponernos en el lugar de esas almas como ofrendas vivientes. A
medida que la presentación y los pedidos se sumaban al sacerdote, el
Señor Jesús se presenta diciendo:
“Hijo
mío, cuando la criatura se entrega en holocausto junto a las ofrendas
presentadas por los participantes y se unen al celebrante, todos se
hacen uno con él, haciendo que los pedidos y súplicas, obras y acciones
converjan en un solo punto, el sacerdote. Pero no todas las almas se
unen al celebrante, porque muchas de mis criaturas vienen a la Santa
Misa por costumbre y obligación, otras con desgano y otras para cumplir
conmigo, pero que tan grande padecimiento cometen estas almas a su
Señor, este tipo de acciones las aborrezco, no me uno a ellas ni
siquiera un instante, sino las rechazo, todas Mis gracias y regalos
celestiales son canceladas para ellas, ya que el alma no se prepara de
manera entregada y arrepentida, humillada para recibir a su Señor, ni
siquiera se reconoce pecadora, sino que orgullosamente y egocéntrica,
desea que le supla todos sus pesares y la colme de bienes, pero no de
los bienes espirituales sino terrenales, porque espera de Mi, un Dios,
que la llene riquezas y joyas sin esfuerzo alguno, todo como si fuera
por arte de magia. Este tipo de almas, a la hora de recibirme en la
Hostia Santa, el dolor de las Pasión se repite en Mi, ocasionada por la
misma criatura que me recibe, me trae el momento de la traición y las
flagelaciones durante el camino del Calvario. Todas las gracias que
estaban preparadas para ellas, salen de Mi Corazón y cuando intentan
penetrar el corazón de la criatura, hallan que las puertas de éste están
cerradas, las gracias vuelven de donde surgieron, como saetas ardientes
hiriéndome profundamente, Mi Corazón vuelve a sangrar por amor. El
mismo amor que iba destinado con los regalos celestiales retorna
velozmente hiriéndome, porque al ver que lo que estaba preparado para la
criatura, ésta lo rechaza sin vergüenza o estremecimiento alguno.
Entonces lloro desconsoladamente, siento el abandono de los míos, así
como durante mi agonía en el Huerto, al no encontrar ni siquiera a mis
apóstoles despiertos, nadie que me consolara o me asistiera con un
abrazo, una soledad total me rodeó, del mismo modo me encuentro frente
aquellas criaturas que solo vienen a recibirme indecorosamente.
Sucede
lo contrario en las almas que esperan ansiosamente a su Señor, que
esperan beber el agua fresca luego de una larga sequía, sabiendo que esa
agua los colmará y les dará alivio luego de tanta espera. Esas almas
son las que me traen consuelo y reparan el daño ocasionado por las almas
que me rechazan. Estas criaturas sabiendo y conociendo sus fragilidades
y miserias, imploran y confían en Mi, que todo lo puedo, que todo está
en Mi y que fuera de Mí no hay nada, para esas almas las gracias no son
negadas. Pero, lo que más me agradan de estas almas es saber que no
vienen por los regalos y gracias celestiales que recibirán, no vienen
por interés sino que vienen a recibirme por amor. Estas almas se parecen
a la novia que espera a su novio luego de un largo viaje, cuenta los
días de la semana, hace planes, se prepara y embellece para el día más
esperado para recibir a su futuro consorte. Se pone las ropas más finas,
los calzados más bellos y el perfume más caro, todo para recibir al
novio. El alma que corre a mi encuentro solo por amor como la novia
enamorada de su pareja, las puertas de Mi Corazón se abren al instante
para dejar fluir torrentes de gracias, nada puedo privarle, todo se lo
doy y confío. Oh, almas mías que vienen a amarme!. ¿No seré compasivo
con ellas si solo vienen a entregarme amor?. Como muestra de Mi infinita
compasión les entrego también amor desmedido y desbordado, para que el
alma nade en una fuente de amor y una vez que experimente tan
incomparable momento, desee repetirlo todo el resto de su vida. Mi amado
niño, una cosa más me agrada y suple las faltas de las almas pecadoras,
haciendo que la Justicia sea retirada para dar paso a la Misericordia,
es cuando el alma por amor se entrega como ofrenda por sus semejantes,
se entrega por amor por las almas descarriadas, colocándose junto con el
celebrante como pararrayo de la Justicia Divina. Entonces, la Santísima
Trinidad se derrite y humilla ante su criatura, su propia creación; al
observar la escena magnánima de la criatura que se entrega por amor,
silenciosamente como un cordero pascual. Por lo tanto, ya no me
encuentro solo a la hora del Sacrificio Perpetuo, sino que siento la
dulce compañía de almas que desean escoltarme y unirse a su Señor tan
solo por amor, imitándome y poniendo en práctica lo que les he enseñado.
El sacerdote comienza ha recitar las palabras de consagración del pan y
del vino, las ofrendas de mis fieles ovejas se unen en la ofrenda
mayor, desde el Cielo miramos si las ofrendas son agradables a Dios
Padre, si estas son apacibles, así hubiera una sola ofrenda de una sola
alma de los presentes agradable y el resto desechables, bajo y abrazo al
sacerdote, santificando y transformando el pan y el vino en Mi Cuerpo y
Sangre. Para el alma cuya ofrenda fue agradable a los ojos del Padre,
también la tomo en mis brazos santificándola, haciéndole experimentar
portentos celestiales en la tierra como anticipo del Cielo, esta alma
reconoce su fragilidad y todo lo espera de Mi, entra en un estado tan
íntimo, que la Divina Voluntad continúa su Fiat en toda la Creación,
completando la obra por aquellas almas que la rechazaron por causa del
pecado. Alma amada mía, he escuchado y visto tus súplicas, ofrendas y
pedidos, vi que te entregaste por amor a los tuyos y aquellas personas
que no conoces pero que necesitan de Mi Urgente Misericordia. Te
entregaste por cuanto dolor, sufrimiento o rechazo debas pasar, tan solo
deseas compartir el amor que te he dado y mostrarles que hay un Dios
que las amas incondicionalmente como Yo te amo a ti, que aún espera que
vuelvan como un niño arrepentido después de haber cometido su travesura.
Mi Amor Infinito me lleva a invitar a la criatura que se une a su Señor
en sacrificio durante la consagración del pan y el vino, a ser parte
del Cordero Pascual que se entrega por amor a los suyos ante el Padre,
una vez más el Altísimo retira su mirada de justicia para intercambiarla
por una de amor, justicia que pendía sobre las almas obstinadas de
recibir el Amor Eterno. Pasada la consagración y llegada la hora de la
entrega, repartiendo Mi Cuerpo a los presentes, la criatura que fue
abrazada para ser parte de Mi, la invito a entregarse y repartirse
conmigo a todas almas presentes durante la Santa Misa, pero no solamente
en la misa del lugar, sino en todos los lugares donde en ese instante
se celebra el Sacrificio Perpetuo. De este modo, Mi Cuerpo Místico se
une en fuerte cadenas e indestructibles, en cadenas de amor para abrazar
a toda la humanidad pecadora y rebelde, llamándola a conocer los
tesoros de la Voluntad Santa y aceptarla voluntariamente. Mis criaturas
amadas, deben saber que todo aquel que pida por sus seres queridos y
almas necesitadas de mis rayos tibios de Mi Infinita Misericordia, y se
entregue por amor conmigo en la Santa Misa, supliendo, abogando junto a
Mi Amada Madre Celestial, las gracias que estaban destinadas para el ama
suplicante también estarán destinadas para las almas carentes de ellas.
Toda alma que se entregada por amor junto a Mí en la Eucaristía se
transforma en abogada e intercesora como María, la Corredentora de todos
los bienes y gracias para la humanidad, Ella misma acompaña al alma
victima y le enseña de manera correcta como aprovechar todos los
beneficios que provienen de la Divina Voluntad y Divino Querer, como
hacerle llegar las gracias a las almas sedientas de amor según su estado
espiritual. El alma que se entrega junto a su Señor deja de ser esclava
para ser hermana del Señor e hija de Dios, el alma que se entrega por
amor junto a Mi, se convierte en Mi; en cada misa que me recibe y se da
en sacrificio junto Conmigo, la voy moldeando, borrando sus defectos y
convirtiéndola cada vez más a Mi imagen y semejanza de acuerdo a la
Divina Voluntad. Toda alma que se une a Mí, el Fiat retenido y
encarcelado en las criaturas desobedientes, es liberado para continuar
amorosamente el Plan Divino y la redención de la humanidad. El alma que
se une a mi es presentada por mi Madre y entregada a Mis manos, para que
Yo también la haga un instrumento de redención. El alma que se entrega y
se une a mi por sus seres queridos, cumplo la promesa que ninguno se
perderá sino los preservaré de la perdición eterna y en el día final de
sus vidas, vendré junto a Mi Madre a buscarlas para llevarlas al
Cielo. ¿Ven hijos míos, cuan importante es la Santa Misa?. ¿Comprenden
los que les digo?. Es un misterio tan infinito que ni los Santos han
podido detallar en su plenitud, porque es la misma Voluntad Divina que
se entrega por amor a los hombres en sacrificio, de la manera más simple
y delicada. Si la humanidad comprendiera todo lo que tengo preparado
para ella en la Eucaristía, vendría desesperadamente a buscarme para
recibir el alimento que colma toda hambre y sacia toda sed. El hombre se
vería liberado de las cadenas del pecado y una vez que haya probado el
manjar celestial acusaría al opresor de sus vidas, perdiendo poder y
control sobre la humanidad. Nuevamente deseo que los habitantes de las
naciones entiendan cuanto los amos y con palabras simples les hago
llegar un breve resumen de Mi entrega en la Misa. De hacerles saber
aunque sea por un instante de lo que el alma se priva por sí misma, del
alimento del Cielo que la conduce a la salvación eterna. El Fiat de la
Divina Voluntad grita desesperadamente por amor y salvación de las almas
y reparación de la Creación, reparación que es necesaria y urgente
porque el pecado del hombre cada día la hiere y lacera de muerte, ante
inmenso grito nacido de la misma Santísima Trinidad, la Divina Voluntad,
que es el Divino Querer y Hacer, se manifestará de dos maneras, a saber
mis amadas criaturas, esfuércense por intentar comprender lo que les
digo: Una es mediante la manifestación de los milagros, las gracias y
regalos celestialesy la segunda por medio de la Justicia. Bienaventurada
el alma que ha comprendido y aceptado la primera forma, pero pobre de
la criatura que por dureza, egoísmo y amor al mundo se hace merecedora
de la Justicia Divina, porque cuando las puertas de los milagros,
gracias y dones se cierren y se abran las puertas de la Justicia de
Dios, ya no tendrá oportunidad de cambiar de parecer. Si la humanidad no
descubre y no aprovecha los grandes designios en la Santa Misa, sin
llegar a cubrir la cantidad de amor necesario para salvar a la raza del
hombre, entonces el Divino Querer hará temblar los cimientos de los
habitantes de la tierra, haciéndose conocer en el Aviso como último
recurso para su salvación. El Aviso será la presencia de la Divina
Voluntad misma, haciendo tambalear al alma para reconozca quien es su
Creador y que todo lo bueno para su bien nace de Dios y de nadie más,
que su rechazo la conduce a la muerte. Una vez más, la mano de la
Santísima Trinidad se estira a su creatura tan solo por amor, llamándola
a despertar del pecado y así salvarla del fuego eterno. Todo depende de
la criatura en elegir, si desea por propia voluntad descartar el camino
de salvación durante el tiempo que dure el Aviso, entonces la Divina
Voluntad dará lugar a su segunda manifestación y será por medio de la
Justicia. Vengan mis amados niños a recibirme en la Santa Misa, que
vuestro Dios se humilla y se entrega por ustedes tan solo por amor, no
importa los pecados si veo en mis ovejas tan solo un destello de amor,
será suficiente para cubrir y borrar las faltas cometidas. Si vuestro
amor fuera pequeño como un grano de arroz, será suficiente para que Yo
lo haga crecer y llene con Amor infinito todo vuestro ser. Vengan mis
amadas creaturas, que no Soy un Dios de Castigo, Soy lento para el enojo
e inmensamente compasivo. Vengan que los espero para amarlas para toda
la eternidad. Vuestro Dios y Hermano, Jesús.”
“La humanidad no encontrará la paz y no comprenderá los designios de Dios hasta que no se sumerja y viva mi Divina Voluntad”.
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